La conjura de los necios

La conjura de los necios Resumen y Análisis Capítulo 7

Resumen

I

Ignatius sale a buscar trabajo. Encuentra un garage en donde funciona Vendedores Paraíso, Incorporated, un puesto de venta de salchichas. Ingresa para comer un bocadillo de salchicha y conoce al señor Clyde, el dueño del local.

Luego de su cuarto bocadillo, Ignatius dice que debe continuar con su búsqueda laboral y el señor Clyde le comenta que él necesita empleados. Le cuenta que los vendedores suelen ser asaltados y le insiste a Ignatius para que tome el empleo. Ignatius se niega, ofendido. Cuando intenta irse, el vendedor le reclama el dólar que le debe, pero Ignatius dice que no tiene más dinero. Clyde lo amenaza con llamar a la policía y luego con un tenedor. Le propone trabajar con un carrito por una hora para compensar el dólar que le debe, e Ignatius acepta.

Ignatius se viste con el uniforme blanco y recibe un carrito y doce salchichas. En lugar de vender los productos, pasa la hora comiéndose las salchichas él mismo.
George, el compañero de Lana, se cruza con el carrito de Ignatius y le pide un bocadillo de salchicha, pero Ignatius no quiere venderle; dice que tiene pocas salchichas y las debe reservar. Empuja el carro hacia George y llama a la policía a los gritos. George se va, enojado, y lo llama “maricón” (2015:170).

Cuando regresa al garage de Paraíso sin dinero y sin las salchichas, inventa que ha sido robado. El señor Clyde es escéptico, pero termina creyéndole. Ignatius acuerda volver al día siguiente a trabajar.

II

Jones está diseñando los pasos de su plan de sabotaje en Noche de Alegría. Por ejemplo, en lugar de barrer deja surcos de polvo en el piso. Como los agentes de policía han dejado de ir al bar, Lana no necesita que Darlene baile en el escenario. Prefiere que vuelva a trabajar en el bar instando a los clientes a consumir tragos, ya que es más barato tener una empleada por comisión que pagarle un salario. Cuando Lana le dice a Darlene que no puede seguir siendo una bailarina exótica, esta se angustia y le ruega a Lana que le dé otra chance. Quiere montar un número de baile en vivo con su pájaro. Jones encuentra aquí una oportunidad para el sabotaje, e insiste con Darlene hasta que Lana cede.

Lana consigue un globo terráqueo y tiza para posar en las fotos que le entrega a George.

III

Luego de enterarse del nuevo empleo de Ignatius, la señora Reilly llama a su amiga Santa. Dice que siente vergüenza porque su hijo, con toda su educación e inteligencia, se rebaja a ser un vendedor ambulante. Santa empatiza con su amiga y le cuenta que su sobrino, el patrullero Mancuso, también tiene problemas en su trabajo. Todavía no ha atrapado a un personaje sospechoso y se ha resfriado por pasar el día en el baño de la terminal de autobuses.

Ignatius le presta a Mancuso un libro de Boecio titulado La consolación por la filosofía. La señora Reilly confía en que el libro pueda ayudar al patrullero, pero Santa desconfía de todo lo que proviene de Ignatius. Para distraer a la señora Reilly, Santa insiste en organizar un encuentro con su admirador, el señor Robichaux.

Mientras tanto, Ignatius lee en la bañera la última carta de Myrna. Está escrita sobre un flyer que corresponde a una conferencia de Myrna titulada “El sexo en la política: la libertad erótica como arma contra los reaccionarios” (2015:182). Myrna le dice a Ignatius que sus alucinaciones paranoicas se deben a su “actitud patológica hacia el sexo” (2015:183). Ignatius le escribe una respuesta y predice que solo tendrá un espectador en la conferencia. Cierra la carta informando sobre su nuevo trabajo en la industria de comercialización de alimentos.

Análisis

Los temas del trabajo, del sexo y de la relación entre Ignatius y su madre son importantes en el séptimo capítulo. Ignatius comienza su segunda experiencia laboral en Vendedores Paraíso, Incorporated. Tanto este como su empleo anterior tienen en común que son trabajos con poca supervisión y bastante libertad en el día a día. En Levy Pants, llegaba una hora tarde y retrasaba sus tareas para llevar adelante proyectos personales (como construir la cruz). Podía realizar estas tareas bajo la supervisión del señor González sin sufrir represalias. Incluso podía visitar la fábrica y charlar con los trabajadores. Del mismo modo, en su empleo en Vendedores Paraíso puede trabajar sin una autoridad que lo monitoree. Puede elegir su propio recorrido y pasar varias horas del día solo. Ignatius lo reconoce, sabe que es “un trabajo en el que había poca supervisión y en el que nadie le acosaba” (2015:173). De todos modos, le advierte a su jefe, el señor Clyde: “no puedo predecir la hora a que llegaré” (2015:173).

La libertad que goza Ignatius en su trabajo contrasta fuertemente con las condiciones de los trabajadores de color en la novela. Los empleados de la fábrica de Levy Pants trabajan bajo un régimen que Ignatius describe como la “esclavitud de los negros mecanizada” (2015:127). Similarmente, en Noche de Alegría, Jones tiene un empleo con condiciones muy precarias y bajo la amenaza constante de Lana. También varía la posibilidad que tienen de cambiar de trabajos. Ignatius cuenta con la seguridad de tener un hogar y una madre que hace la comida aunque se quede sin empleo. En cambio, Jones y los trabajadores de la fábrica ganan apenas lo suficiente para sobrevivir, y no logran ahorrar dinero como para poder buscar otro empleo. Además, incluso pudiendo costear el tiempo sin trabajo para la búsqueda de otro empleo, la oferta de trabajos es muy baja. Esta situación puede explicar la divergencia entre el desdén de Ignatius por la clase media y los intentos de los trabajadores negros por formar parte de este estrato social.

Por otro lado, el sexo cumple un rol importante en este capítulo, y una vez más se utiliza como herramienta de avance social. Es decir, Lana utiliza su cuerpo y su sexualidad para conseguir dinero a través de la venta de imágenes pornográficas, mientras Myrna Minkoff usa el sexo como una forma de activismo político.
Myrna condena la “actitud patológica hacia el sexo” (2015:183) que tiene Ignatius.

Es fácil entender la postura anti-sexo que tiene el protagonista a la luz de sus ideas medievalistas y sus características excéntricas. Las relaciones sexuales suponen un encuentro con un otro e Ignatius es un personaje aislado, hermético, que no quiere conectar con otros seres humanos. Además, sus ideas medievalistas y religiosas van en contra de la exploración corporal ligada al placer y tienen más que ver con la abstinencia y el ascetismo. En este sentido, Ignatius ve el mundo moderno como exageradamente concentrado en el sexo.

Por otro lado, la relación entre Ignatius y su madre expone en este capítulo matices relevantes. Por ejemplo, la decepción que siente la señora Reilly por el nuevo empleo de su hijo se desprende de la noción de éxito que existe en la sociedad estadounidense. Ignatius no está a la altura de las expectativas de su madre. De todos modos, es significativo que su madre se encuentre tan desdichada cuando la actitud de Ignatius mejora mucho considerando el comienzo de la novela, cuando divide su tiempo entre su cama, la televisión y el cine. Además, la propia señora Reilly no se encuentra dentro de la población económicamente activa. Aun enfrentando una importante deuda por el accidente del auto, no considera buscar un trabajo. En cambio, pasa los días en su casa tomando moscatel y hablando con Santa por teléfono.
Una vez más, se incluyen escenas con ironías ridículas. Por ejemplo, cuando el señor Clyde le vende una salchicha a Ignatius, le dice que “procure no tocar el agua con las manos. Es como ácido” (2015:162). Luego aclara: “Yo no me atrevo a comerlas, la verdad” (2015:162). Es risible e irónico que un vendedor de alimentos no confíe en los productos que él mismo pone a la venta.