La conjura de los necios

La conjura de los necios Resumen y Análisis Capítulo 14

Resumen

I

Después de la visita del señor Levy, Ignatius pasa el día encerrado en su habitación. Como no sabe que la señorita Trixie ha asumido la responsabilidad de la carta, tiene miedo de ser acusado por el señor Levy o por el señor Abelson. Se encuentra paranoico y deprimido.

La señora Reilly se preocupa por Ignatius y le dice por teléfono a Santa que ha decidido internar a Ignatius: “he estado todo el día pensando en lo del Hospital de Caridad y que por fin he tomado una decisión. Ahora es el momento” (2015:377). Santa le dice que llamará al hospital para que busquen a Ignatius.

Antes de irse a la casa de Santa, la señora Reilly se detiene en la habitación de Ignatius para despedirse. Lo besa y le dice que lamenta que todo tenga que terminar de ese modo. Luego exclama: “Recuerda que tu pobre mamá pensó siempre en tu bienestar” (2015:379) y se sube al auto.

Ignatius descifra, por el modo de despedirse de su madre, que ha puesto en marcha el plan de encerrarlo en el hospital psiquiátrico. Piensa que si está detenido, no es responsable ante las denuncias de Abelman (por difamación) o de Levy (por falsificación). Decidido a no terminar internado, Ignatius decide escapar. En ese momento, escucha tres golpes en la puerta y ve a Myrna Minkoff. Aunque está muy enojado con ella, se da cuenta de que es su única alternativa de salvación.

Myrna le dice que luego de leer su última carta ha salido a buscarlo, muy preocupada por su salud mental. Ignatius le dice que deben irse de inmediato, que ha sufrido un terrible estado de depresión y que su madre ha decidido huir y casarse, y que ahora lo quiere fuera de su camino. Luego afirma que el intento de arresto, el accidente automovilístico y todas las fantasías que le relató en las cartas han sido delirios por la situación con su madre. Recogen los cuadernos de Ignatius, algunas pertenencias y se suben al auto. Mientras se alejan de la residencia Reilly, pasa una ambulancia del "Hospital de Caridad". En la autopista, Ignatius toma el pelo de Myrna y lo presiona cálidamente contra su bigote mojado.


Análisis

En el capítulo final del libro, la señora Reilly toma finalmente la decisión de internar a Ignatius en el ala psiquiátrica del Hospital de Caridad. Su hijo ha pasado las últimas semanas encerrado en su habitación con una fuerte depresión. Es decir, la decisión de la señora Reilly no es ilógica considerando los síntomas de Ignatius. De todos modos, su motivación parece ser un deseo por ganar independencia de su hijo y así poder casarse con Claude. Cuando discute con su amiga Santa el plan de acción, esta comienza a planificar la boda de la señora Reilly con Claude. Dice: “En una semana, estarás enviando las invitaciones de boda. Y antes de que termine el año, vas a tener propiedades, ya verás, querida. Y tendrás una pensión del ferrocarril” (2015:378). Reaparece nuevamente la motivación económica para la unión con Claude. Se desprende de aquí que su decisión de internar a Ignatius se basa principalmente en la sensación de que él es un problema para ella y en su cansancio por el daño que le genera la relación que tiene con su hijo.

En última instancia, Ignatius se salva del pabellón mental del Hospital de Caridad gracias a Myrna Minkoff. Es irónico que este personaje, que a lo largo de la novela ha sido retratado como el némesis de Ignatius y la perdición de su existencia, sirva ahora como salvador. Antes de su llegada, Ignatius, inmerso en su estado depresivo, piensa en vengarse de Myrna: “Había que darle su merecido a aquella mozuela almizcleña. Fuese como fuese. Algún día. Tenía que pagar” (2015:376).

Luego, cuando Myrna llega a rescatarlo, Ignatius le dice todo lo que quiere escuchar porque necesita su ayuda. Por ejemplo, admite que el partido que ha diseñado es un delirio y su intento de arresto, una mentira. Le dice: “No sabes cuánto te agradezco que seas lo bastante sensible para analizar los delirios de mis cartas. Eran señales angustiosas escritas en un código que tú, gracias a Dios, supiste comprender” (2015:383). Ignatius le miente y la manipula porque la necesita. Este gesto de Ignatius da cuenta de sus poderes de manipulación -en sintonía con su enfermedad mental- que, en principio, ha utilizado para controlar y conseguir lo que necesita de su madre. En esta ocasión, hace lo suyo con Myrna.

Aunque son personajes muy distintos y tienen opiniones políticas y sociales extremadamente divergentes, Myrna aparece cuando Ignatius la necesita. La imagen final de la novela incluye la primera muestra de cariño por parte de Ignatius: “tomando la cola de caballo con una de sus manazas, la apretó cálidamente contra su húmedo bigote” (2015:389). Quizás, su aparente desprecio por Myrna es en realidad solo una máscara que usa para proteger sus verdaderos sentimientos de amor y afecto por ella. El final romántico pone el resto de las elecciones de Ignatius en una nueva perspectiva.