La conjura de los necios

La conjura de los necios Resumen y Análisis Capítulo 5

Resumen

I

Lana Lee lee en el periódico sobre un incidente: tres mujeres son arrestadas por atacar a un hombre que abordó a una de ellas. Tiene problemas en Noche de Alegría porque varios policías suelen entrar encubiertos al bar gracias a la pista del patrullero Mancuso. Lana intenta explicarle a Darlene cómo identificar a los oficiales vestidos de civiles.

La presencia policial y la sospecha de Jones son obstáculos para el negocio ilegal de pornografía que mantiene Lana con George. Cuando él llega al bar, Lana le pide que vuelva a la una de la tarde, cuando Jones está en su receso.

II

El señor González se alegra por haber contratado a Ignatius. Considera que es un trabajador diligente y confiable. En cambio, la señorita Trixie solo le trae más problemas. Ese día llega a la oficina vistiendo su pijama y el señor González le pide que vuelva a su casa a cambiarse.

Ignatius construye y pinta una cruz enorme para la oficina con la inscripción “dios y comercio” (2015:121).

III

El patrullero Mancuso es el hombre del que se trata la nota que ha leído Lana Lee. En su intento por arrestar a personas sospechosas, Mancuso se mete en problemas. Como castigo por este incidente, el sargento lo envía a trabajar a los baños de la estación de autobuses.

IV

Ignatius relata en su diario el ingreso a la fábrica de Levy Pants. Describe un lugar en pésimas condiciones, con mucho calor y mucha gente. Dice que “el techo agujereado amenaza con derrumbarse en cualquier momento” (2015:133) y que de los parlantes sale música jazz. Agrega: “Es la esclavitud de los negros mecanizada; ejemplifica el progreso que ha hecho pasar al negro de recoger algodón a cortarlo y coserlo” (2015:127).

En la fábrica, Ignatius intenta bailar pero se cae al piso. Eso genera que los obreros comiencen a conversar con él y le cuenten sobre el empleo. Ignatius se sorprende por los bajos salarios que reciben y entiende que en esa fábrica “se ha preservado para la posteridad la cárcel-fábrica de inicios de la era industrial” (2015:127).

Luego explicita sus deseos por escribir “una historia social de Estados Unidos desde mi ventajosa posición como observador” (2015:132) y recuerda cómo ha conocido a Myrna Minkoff en la universidad. También se propone derribar al señor González y firma el diario como “Gary, vuestro Chico Trabajador Activista” (2015:137).

V

El doctor Talc es un renombrado profesor de historia británica. Encuentra en una pila de ensayos en su escritorio una carta enviada por un estudiante que firma como “zorro”. La carta, que ha sido escrita por Ignatius, lo acusa de ser un ignorante y un fraude.


Análisis

El quinto capítulo desarrolla varios temas importantes en la novela. En primer lugar, la cuestión de la esclavitud moderna aparece tanto en Noche de Alegría como en la fábrica de Levy Pants. En el comienzo del capítulo, Lana conversa con George y le dice, respecto de la contratación de Jones: “No podría conseguir ni un esquimal ciego por lo que le pago a él. Le tengo en condiciones especiales, a precio de saldo. Y él cree que si intenta largarse puedo hacerle detener por vagancia. En conjunto, es un buen trato” (2015:116). Lana es consciente de cómo se aprovecha y explota a Jones. De todos modos, encuentra maneras para convencerse de que no es una mala persona. Siente que le hace un favor a Jones dándole un trabajo, lo que resalta su propio racismo. Le dice a George: “Yo, sabes, quiero ayudar a ese muchacho, sacarle de la calle” (2015:114).

En el caso de Levy Pants, Ignatius describe las pésimas condiciones de infraestructura del lugar y los bajos sueldos de los trabajadores. La comparación de la fábrica con una plantación esclavista es evidente porque todos los trabajadores de la fábrica son afrodescendientes. Ignatius dice: “los obreros gozan una vez más del clima de sus antepasados, un calor tropical algo ampliado por esos grandes artilugios que queman carbón y producen vapor” (2015:129). Compara el calor de los campos de algodón con el calor que generan las máquinas de la fábrica de telas. Luego destaca esta continuidad entre el algodón, las telas y la confección de ropa para vestir. Dice, irónicamente, que la fábrica “ejemplifica el progreso que ha hecho pasar al negro de recoger algodón a cortarlo y coserlo” (2015:127). Lo que Ignatius critica es la idea de progreso, la noción de que la sociedad se dirige linealmente hacia un mejor estadío cuando en los hechos eso no es real. En cambio, lo que la novela expone es la continuidad en la explotación de la población afrodescendiente.

En segundo lugar, es interesante cómo se expone la excentricidad y marginalidad de Ignatius. Su falta de conexión con los demás se vuelve evidente. Ignatius compara su situación de marginalidad con la de las personas de color: “nos hallamos fuera del círculo de la sociedad norteamericana. Mi exilio es voluntario, por supuesto” (2015:131). Ignatius distingue su exilio voluntario del forzado. Mientras reconoce su voluntad por mantenerse aislado y alejado de la masa social, registra que la población negra no tiene alternativas frente a las violaciones de los derechos civiles que debe enfrentar. Es decir, Ignatius es excéntrico y racista pero agudo en su diagnóstico: “Yo había tenido poca relación con ellos, en realidad, pues sólo me relaciono con mis iguales, y como no tengo iguales, no me relaciono con nadie” (2015:131). Se considera excepcional y eso le dificulta la relación con otras personas.

Significativamente, firma en su diario como “Gary, vuestro Chico Trabajador Activista” (2015:137). Una vez más cambia su nombre y crea un personaje para escribir, porque puede cambiar su identidad cuando lo hace. Luego comenta: “Nuestra nación necesita el escrutinio de un observador completamente objetivo como vuestro Chico Trabajador” (2015:132). Este comentario da cuenta de su idealismo ingenuo: la consideración de que puede ser un observador objetivo es una falacia. Ciertamente, la distancia que lo separa del resto de las personas le permite configurar un lugar de observador. Ignatius se mantiene en un plano ideal y no se involucra en las acciones. Sin embargo, eso no lo convierte en un observador objetivo; la subjetividad siempre irrumpe en la escritura.

De todos modos, en este capítulo se propone salir de su idealismo e involucrarse con los hombres de la fábrica. Tiene algunos objetivos que cumplir, como deshacerse del señor González y conseguir mejoras laborales para los trabajadores de Levy Pants. De todos modos, Ignatius es un héroe poco preparado para esta tarea. En primer lugar, no sabe nada sobre el grupo humano al que intenta ayudar. Su visión sobre la población afrodescendiente está basada casi enteramente en estereotipos. Dice, por ejemplo, que admira “el terror que son capaces de inspirar los negros en los corazones de algunos miembros del proletariado blanco” (2015:131). Además, ayudarlos a conseguir mejores salarios es una contradicción directa con su manera de pensar la clase y la sociedad de consumo. Dice, específicamente, que “muchos negros desean convertirse en miembros activos de la clase media norteamericana” (2015:133) y no entiende el porqué. Por último, su motivación no es muy altruista, ya que parece responder de algún modo a Myrna Minkoff. Aparentemente, su deseo por mostrarse superior a Myrna en los intentos por promover la justicia es más importante que su preocupación por el crecimiento de la clase media consumista.

Siguiendo con la excentricidad de Ignatius, en este capítulo vuelve a aparecer su veta medievalista. Por ejemplo, construye una cruz para adornar la oficina y proporcionar “una dimensión espiritual imprescindible” (2015:127). Como medievalista, Ignatius considera que la sociedad moderna ha perdido los valores de lo sagrado. Por eso, intenta incorporar una faceta religiosa a la ayuda que da a los trabajadores. Dice: “Sospecho que esa gente está pidiendo a gritos un oído compasivo, un guía leal” (2015:119).

Además, la excentricidad de Ignatius se evidencia también respecto del tema de la sexualidad. Cuando Ignatius escribe sobre Myrna, dice: “mi actitud rigurosa hacia el sexo le intrigaba” (2015:134). Su relación con ella es platónica porque Ignatius tiene una actitud incompatible con el disfrute físico o carnal. En contraposición, “la panacea de Myrna, para cualquier cosa, desde arcas caídas hasta depresión nerviosa, era el sexo” (2015:135). Aunque son dos personajes idealistas, Myrna disfruta de su sexualidad, mientras Ignatius es un personaje disociado del placer corporal.

En sintonía, en Noche de Alegría, vemos el uso del sexo como una herramienta para conseguir dinero. Tanto Darlene como Lana utilizan sus cuerpos como una herramienta de trabajo. Para Darlene, ser una bailarina exótica representa una oportunidad de elevar su status económico. Del mismo modo, Lana se fotografía el cuerpo desnudo para conseguir un ingreso de dinero extra.