Don Quijote de la Mancha (Segunda parte)

Don Quijote de la Mancha (Segunda parte) Símbolos, Alegoría y Motivos

Los lectores de la primera parte de 'Don Quijote de la Mancha' (Motivo)

A lo largo de toda esta segunda parte de la novela, don Quijote se va cruzando con varios personajes que han leído El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, es decir, ese primer libro que relata las aventuras de sus dos primeras salidas. Sin ir más lejos, son ellos, los lectores del primer libro, los que muchas veces motivan las aventuras que don Quijote y Sancho viven en esta segunda parte.

En principio, podemos nombrar a los duques, grandes lectores del primer libro que montan una serie de simulacros para exaltar la locura de don Quijote y Sancho y divertirse a expensas de ellos.

Por otro lado, tenemos a don Jerónimo y don Juan, dos caballeros que don Quijote se cruza en una venta y que también son grandes lectores del primer libro. Sin ir más lejos, cuando el Caballero de los Leones los escucha conversando, ellos hablan justamente de las muchas diferencias que hay entre El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha escrito por Cervantes y su versión apócrifa, la escrita por un tal Avellaneda.

Luego de dejar la venta, don Quijote y Sancho se cruzan con Roque Guinart, un bandolero catalán que, además de robar y matar, también es un gran lector de la primera parte del Quijote. Roque está tan maravillado con el caballero andante que no duda en enviarle una carta a su amigo en Barcelona, don Antonio Moreno, otro gran lector de la primera parte, como él mismo se autoproclama:

Bien sea venido a nuestra ciudad el espejo, el farol, la estrella y el norte de toda la caballería andante, donde más largamente se contiene; bien sea venido, digo, el valeroso don Quijote de la Mancha: no el falso, no el ficticio, no el apócrifo que en falsas historias estos días nos han mostrado, sino el verdadero, el legal y el fiel que nos describió Cide Hamete Benengeli, flor de los historiadores (1019-1020).

Estos personajes nombrados aquí no son los únicos; a lo largo de toda esta segunda parte, don Quijote se cruza con muchos otros que también han leído sus aventuras en ese primer libro escrito por el historiador Cide Hamete.

La muerte de don Quijote (Símbolo)

La muerte de don Quijote, que se nos anticipa desde el prólogo de esta segunda parte, simboliza la indignación de Cervantes respecto del Quijote apócrifo de Avellaneda. Sin ir más lejos, es el propio Cervantes quien dice que matará a su héroe para evitar que en el futuro aparezcan otros autores que se quieran valer de la popularidad del personaje que él inventó para cosechar éxitos literarios.

Por otro lado, la muerte de don Quijote también simboliza el final del camino del héroe, que transitó diversas aventuras; aventuras que lo transformaron hasta el punto de hacerlo recobrar la cordura hacia el final del texto, justo antes de morir. Si bien don Quijote no encarna la figura del héroe tradicional, sí podemos establecer un paralelismo con respecto al hecho de que recorre un camino plagado de aventuras, sufre un proceso de transformación en ese camino y acaba alcanzando la mejor versión de sí -que, en su caso, es la versión más cuerda-.

La cueva de Montesinos (Símbolo)

La cueva de Montesinos tiene una fuerte carga simbólica que podemos asociar al Infierno. Don Quijote desciende a la cueva de Montesinos como el Dante de la Divina Comedia desciende al Infierno, y como Eneas desciende al Averno (infierno) en la epopeya latina la Eneida. Ese Infierno, a su vez, simboliza la muerte y resurrección del héroe; es decir, el héroe muere para renacer como un ser nuevo, renovado de vitalidad y valor. Esto le sucede a don Quijote luego de resurgir de la cueva de Montesinos. Don Quijote desciende a la cueva de Montesinos para enfrentar a sus propios demonios, para sentirse solo y apartado del mundo; para morir y resurgir con esa renovada vitalidad que necesita el héroe para las aventuras que vendrán.

Los leones (Símbolo)

En el capítulo XVII concluye la aventura de don Quijote con los leones. Tradicionalmente, este animal simboliza esa ferocidad mortal que el héroe debe desafiar para probar su coraje. Representa el máximo peligro al que un caballero puede exponerse y, como tal, la mayor prueba de valor a la que se puede enfrentar. Ahora bien, no debemos olvidar que el Quijote es, en esencia, un texto paródico y, como tal, busca deformar de manera cómica muchos de los valores y conceptos que propone. Sin ir más lejos, estos leones -africanos, gigantes, hambrientos, mortíferos- se muestran mansos y pacíficos. Don Quijote se adjudicará una victoria como resultado de un enfrentamiento que no ocurrió, reflejando ciertos destellos de cordura en medio de la alienación que todavía lo hace sentir un caballero andante.

Los caminos (Motivo)

Cada vez que don Quijote y Sancho acaban una aventura, se lanzan al camino para seguir adelante hasta que aparezca la próxima. Sin ir más lejos, desde la aldea de don Quijote hasta Barcelona -última ciudad a la que llegan y desde la cual emprenden el regreso a casa- hay no menos de seiscientos kilómetros, es decir, que él y Sancho recorren en total más de mil doscientos kilómetros sobre Rocinante y el rucio por diversos caminos de España. Por otro lado, son varias las aventuras que viven amo y escudero en medio de esos caminos. En uno de esos caminos, por ejemplo, se encuentran con las labradoras que están ensayando para la obra que van a representar junto con sus amigos y familiares en su aldea; y que don Quijote querrá proteger como buen caballero andante que es. También en medio de un camino, don Quijote se convertirá en el Caballero de los Leones, cuando desafíe a uno de estos animales para probar su valor. Roque Guinart, el bandolero catalán, gran lector de la primera parte del Quijote, encontrará a don Quijote y Sancho en medio del camino hacia Barcelona, junto a unos árboles con personas colgadas.

Dicho esto, vale la pena una aclaración: los caminos les ofrecen a don Quijote y Sancho aventuras espontáneas, inesperadas, a diferencia de las que les proponen personajes como los duques o el propio Roque Guinart, quienes, para su propia diversión, montan complejas ficciones para que el caballero andante y su escudero desplieguen toda su locura.