¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Resumen y Análisis Capítulos 4-6

Resumen

Capítulo 4

Rick Deckard se reúne con el inspector Bryant para enterarse de lo sucedido con Dave Holden. Al parecer, hay ocho androides Nexus-6 escondidos en el norte de California. Dave Holden había alcanzado a retirar a dos de ellos, pero durante las operaciones para retirar al tercero, recibió un disparo de láser. El responsable de herir al cazarrecompensas Dave Holden es un adroide que se hace llamar Max Polokov. Rick recibe las notas del Holden para poder seguir con la misión, ahora es él el encargado de retirar a los Nexus-6 que quedan.

Hay una preocupación en torno a esta misión y es que la herramienta para determinar si alguien es humano o androide podría fallar. En ese momento, el test vigente para distinguir a los humanos de los androides es el Voigt-Kampff, una versión mejorada del test de empatía original. El problema radica en que algunos estudios científicos sugieren que las personas que sufren de enfermedades mentales agudas como la esquizofrenia pueden dar un resultado equivocado en el test. Es decir, un humano con enfermedades mentales puede parecer un androide porque muestran la misma falta de empatía. En ese caso, los cazarrecompensas se enfrentan al riesgo de matar a una persona sobre la base del resultado inexacto del test Voigt-Kampff.

Antes de salir a buscar a los androides Nexus-6, Bryant envía a Rick a Seattle para reunirse con representantes de la Asociación Rosen, la compañía responsable por la fabricación de este modelo de androides.

Una vez en Seattle, en las instalaciones de la Asociación Rosen, Rick conoce a Rachael Rosen, quien hace de anfitriona. Ella conduce a Rick hacia las oficinas y en el camino le muestra los animales que pertenecen a la empresa. Rick ve un búho y un mapache, dos animales que Rick pensaba habían desaparecido, pero Rachael insiste en que son auténticos. De hecho, la empresa posee una copia actualizada del catálogo de animales Sidney tres días antes de que se publique oficialmente; seguramente es una copia de contrabando porque la Asociación Rosen tiene contactos con los vendedores de animales. Ver a estos animales despierta en Rick aún más desdén por su propia oveja eléctrica y reflexiona: “La tiranía de un objeto, pensó. No sabe ni que existo. Como los androides, carecía de la habilidad de apreciar la existencia de otro” (p.59).

Rick ha solicitado una muestra de androides y personas para realizar el test de empatía y determinar su validez. En las oficinas conoce a Eldon Rosen, el tío de Rachael. La empresa parece ser familiar. Una vez en el cuarto donde van a realizar las pruebas, Rachael se ofrece como voluntaria para ser la primera testeada. Evidentemente, todos en la empresa están preocupados del impacto económico que podría tener la prohibición de producir estos androides.

Capítulo 5

Rick testea a Rachael. La prueba consiste en una serie de preguntas que tienen como propósito despertar empatía en quien escucha. La empatía se manifiesta en una serie de reacciones físicas. Si el sujeto testeado manifiesta empatía, eso quiere decir que se trata de un humano; si no, entonces es un androide. La mayoría de las preguntas están relacionadas con animales. Rick le propone a Rachael los siguientes escenarios: alguien le da como regalo una billetera de piel de becerro, descubre una avispa en su brazo, ve a una mujer echada sobre una alfombra hecha de piel de oso, etc. En casi todos los casos, Rachael no manifiesta la empatía esperable de un humano. Rick concluye que Rachael es un androide. Eldon Rosen sostiene que ella es humana, pero Rick desconfía y demanda que se realice un análisis de médula ósea, pero Rachael dice eso no está dentro de la ley.

Eldon le explica que el motivo por el cual Rachael no pasó el test se debe al modo en el que fue criada, ya que nació y se crio en Salander 3, una nave espacial que dejó la Tierra antes de que todos los animales empezaran a desaparecer. Allí se educó sola con grabaciones de la biblioteca de la nave y rodeada de adultos que habían vivido en la Tierra cuando todavía era aceptable alimentarse, vestirse y utilizar productos de origen animal, y por eso no tenía las respuestas empáticas de los humanos que habían aprendido a valorar la vida de los animales como algo preciado. Rick se da cuenta de que todo esto es parte de una tramoya de la Asociación Rosen que desea que el test falle para argumentar en contra del trabajo de los cazarrecompensas. Si el test no sirve para distinguir humanos y androides, es probable que la policía cometa el error de “retirar” a una persona en lugar de a un robot. Rick siente que se dejó engañar y que la asociación consiguió comprometer su trabajo.

Eldon y Rachael empiezan a negociar con Rick para que él mienta al departamento de policía diciendo que el test funciona perfectamente para que así la asociación pueda seguir produciendo Nexus-6. Rachael le ofrece a Rick el búho que vieron en el camino a las oficinas.

Rick solicita que Rachael se someta a una pregunta más del test Voigt-Kampff. Rick observa la reacción de Rachael cuando le dice que su portafolio está hecho de piel de bebés. Ya no le quedan dudas, Rachael es un androide, y la Asociación Rosen estuvo muy cerca de engañarlo. A Eldon Rosen no le queda más que admitir con pesar que Rachael es un androide y que ella misma no lo sabe. Además, admite que el búho es mecánico también.

Capítulo 6

John Isidore baja por las escaleras del edificio abandonado en el que vive. Escucha la voz del amigable Buster, una celebridad que aparece todo el tiempo en televisión. Isidore intenta comunicarse, se presenta y trata de ganarse la confianza del nuevo inquilino. Golpea la puerta del departamento. Una mujer delgada, de pelo oscuro, con hermosos ojos abre la puerta. Al principio parece desfigurada por el miedo, pero luego Isidore puede apreciar su belleza. El departamento está sumamente desordenado.

Isidore se decepciona al darse cuenta de que la chica no presta demasiada atención al cubo de margarina que trajo de regalo para ser cortés con su nueva vecina. La muchacha parece perdida. Isidore le habla del amigable Buster. Le pregunta a la chica si le gusta su programa de televisión tanto como a él. Pero, nuevamente, la muchacha parece no comprender de qué habla Isidore. De todas maneras, ella parece estar entrando en confianza con Isidore. Le ofrece invitarlo a su casa cuando esté mejor instalada y él se ofrece a darle una mano en ese mismo momento. Ella le dice que prefiere hacerlo por su cuenta.

Le dice a Isidore que seguramente se meta a otros departamentos para buscar muebles y objetos que le sirvan. A Isidore no le parece esa una buena idea porque los departamentos abandonados tienen los objetos que los muertos y las personas que migraron dejaron atrás, el edificio entero es “una montaña de basugre” (p.85). Ella no entiende qué quiere decir con esa palabra. Isidore define así: “La basugre son objetos inútiles, como el correo comercial o las cajas de cerillas cuando has prendido la última, los envoltorios de chicle o la prensa del día anterior. Cuando no hay nadie, la basugre se reproduce a sí misma” (p.85). Isidore elabora aún más el tema de la basugre y sostiene que la ley primera de ese desperdicio es que “la basugre desplaza a aquello que no es basugre” (p.85).

Entre las cosas que le dice Isidore a la muchacha, se le escapa que él es una persona “especial”, un “cabeza hueca”. Esta revelación hace que ella se torne muy fría y distante con él. Incluso le dice que uno de los problemas con el mercerismo es que aceptan a las personas “especiales” como él. Isidore anuncia que, si es así como piensa ella, prefiere retirarse. Pero ella lo detiene para pedirle ayuda con los muebles a la tarde, cuando él regrese de trabajar. Él accede.

Cuando Isidore está por irse, la mujer se presenta como Rachael Rosen. Isidore reconoce el famoso apellido, pero cuando le pregunta si pertenece a la Asociación Rosen, ella cambia su nombre y le dice que se llama Pris Stratton.

Análisis

Los androides en esta novela cumplen la función de dobles de los humanos, es decir, son su doppelganger. Los androides se parecen mucho a las personas en su aspecto y su modo de actuar, pero en ellos aparece exacerbado uno de los defectos de la humanidad: su falta de empatía.

La novela incluye muchos ejemplos de modos en los que a las personas les falta empatía: limitan las posibilidades de las personas clasificadas como “especiales”, crean seres que se parecen muchísimo a las personas, pero los tratan como esclavos, son capaces de engañar e incluso destruir para lucrar económicamente. La ironía que radica en todo esto es que la sociedad ha empezado a valorar la empatía sobre todas las cosas. En la sociedad retratada en la novela conviven todos los vicios que probablemente llevaron a que estallara la Guerra Mundial Terminus con una nueva conciencia que reconoce la empatía como el único modo de sobrevivir como especie. Precisamente la extrema individualidad es lo que llevó a que la Tierra quedara devastada y abandonada, pero el único modo de sobreponerse a esa devastación es a través de un sentido de comunidad, de comunión con otros. Al perseguir y eliminar a los androides las personas están buscando eliminar en la humanidad el individualismo y la falta de empatía. En definitiva, los seres humanos se ven reflejados en los androides y no les gusta del todo lo que ven.

El protagonista de la novela es un hombre imperfecto. De ningún modo Rick representa un modelo ideal de persona. Por un lado, es capaz de justificarse a sí mismo la destrucción de los androides. Por otro, sostiene una actitud desdeñosa hacia la oveja eléctrica porque esta no puede darle ningún tipo de reconocimiento. Cuando ve a los animales que creía extintos en el predio de la Asociación Rosen, no se emociona de que estén vivos, sino que siente codicia y celos. A pesar de que en esa sociedad la vida es valorada por encima de todo precisamente porque han experimentado tanta pérdida a partir de la guerra, lo que verdaderamente parece motivar a las personas a cuidar de los animales es el estatus que les otorga ese gesto, no el auténtico deseo de cuidar de la vida de otro ser.

En el capítulo 6 empezamos a ver con mayor claridad que el verdadero antagonista de la obra no es un androide, sino una corporación. La actuación de Eldon cuando Rick llega al predio de la empresa muestra qué tan lejos está dispuesta a ir una empresa con tal de no perder económicamente, ya que recurren al engaño e incluso al soborno. Sin duda, la Asociación Rosen está planteada como una organización inescrupulosa, solamente movida por intereses económicos. La impotencia de Rick, un funcionario de la policía, frente a los engaños de la asociación muestra la debilidad de las instituciones gubernamentales que ocupan un lugar secundario con relación a las corporaciones. De todas maneras, Rick no está exento de los vicios de una sociedad que valora el lucro por encima de otros valores. La Asociación Rosen utiliza lo que sabe de Rick, su deseo de poseer un animal de verdad, para intentar sobornarlo. Rick vive inmerso en una sociedad de consumo y el único motivo por el que trabaja es para tener dinero y así poder acceder a ciertos lujos que a su vez le otorgan un mejor nivel social. Es decir, Rick puede ver la falta de valores de la Asociación Rosen, pero todavía no es capaz de reconocerse parte del mismo sistema de valores en una sociedad consumista como la retratada en la novela en la que prima la lógica de demanda y oferta.

La crítica al consumismo está también presente en la novela a través del concepto de “basugre”, en inglés “kipple”. Cuando John Isidore ve el departamento de Pris desordenado y repleto de los objetos que habían dejado atrás los antiguos inquilinos, él le explica a Pris el concepto de basugre. Esta palabra se refiere a la acumulación de objetos que ya no se usan y que se han vuelto obsoletos. Isidore repara en lo que él llama la Ley Primera de la basugre y eso es que el desperdicio trae más desperdicio, que la basura inservible crece y desplaza todo lo que no es basura. En definitiva, la basugre es el producto de una sociedad híper consumista. La mayoría de las personas acumulan basugre, que lo ocupa todo y expulsa a todo lo que no sea basugre. Isidore, en cambio, ha logrado controlar la basugre a través del equilibrio, sin permitir que el desperdicio se acumule. A pesar de ser un “cabeza hueca” y un “simple”, John Isidore es más sabio y lúcido que los demás personajes de la novela.

Precisamente en esta interacción en la que Isidore habla sobre la basugre vemos las dificultades que surgen en la comunicación entre los humanos y los androides. Pris Stratton evidentemente está ocultando algo sobre ella misma, algo que queda claro para los lectores cuando cambia su nombre al final del capítulo. Pris piensa que Isidore, al ser un “cabeza hueca”, va a admitir esa incongruencia. Sin embargo, Isidore se da cuenta de que hay algo extraño en esa mujer a pesar de que no puede determinar exactamente de qué se trata. Pris se esfuerza por ocultar su verdadera identidad y percibimos en ella una extrema vulnerabilidad. Incluso el aspecto físico refuerza esta idea: ella es muy delgada y se presenta ante Isidore sin nada que le cubra el torso, es decir, se encuentra absolutamente expuesta. De todas maneras, Pris intenta sostener una interacción lo más normal posible con Isidore, pero es evidente que no maneja del todo bien los códigos sociales de los humanos. Por ejemplo, contesta con absoluta insensibilidad cuando Isidore le explica que él es bienvenido en el mercerismo, aun cuando en otros espacios sociales es rechazado. A Pris le parece que uno de los defectos del mercerismo es su apertura para con los “simples” y se lo deja saber a Isidore sin ningún tacto.

La insensibilidad de Pris no desalienta a Isidore a quien solo le interesa cuidar de alguien y serle útil a otro. Isidore representa la forma más pura de la humanidad porque su empatía es auténtica y no está condicionada por el otro. Por otro lado, Rick desea un animal de verdad porque quiere que este lo reconozca como ser vivo, quiere cuidar de un animal no por un motivo altruista, sino por egoísmo. Para casi todos en esta sociedad, la empatía está reservada para los vivos aunque es la población en general la que demanda robots -humanos y animales- para satisfacer sus necesidades. Es decir, crea seres que se le parecen en casi todos aspectos a la vida, pero luego los maltrata, desdeña y, tarde o temprano, los destruye. Por el contrario, Isidore siente el deseo de ayudar desde un lugar auténtico sin importar quién esté del otro lado.