¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Resumen y Análisis Capítulo 7-9

Resumen

Capítulo 7

Isidore quiere preparar la cena para Pris y él, y conseguir que ella se ablande. La encuentra extraña, especialmente porque le parece imposible que alguien no sepa quién es el amigable Buster. Esta celebridad está casi las 24 horas en la televisión y también aparece en la radio. Incluso hace programas que se transmiten en las colonias, no solo en la Tierra. Además, Pris se atreve a criticar al mercerismo, la religión más importante en la Tierra. Luego, Isidore piensa que al fin y al cabo no es la única en criticar a Mercer: en el programa del amigable Buster hay algunas celebridades que se han burlado de sus seguidores.

Isidore trabaja manejando un camión para una hospital veterinario de animales eléctricos. Su tarea en este día consiste en retirar un gato de la casa de su dueño y llevarlo al taller para ser reparado. En el camino, el gato hace ruidos como si todo el sistema operativo estuviera por fallar. A pesar de que a otros pudiera parecerles ridículo, Isidore se siente conmovido por la “agonía” de los animales falsos. Isidore piensa que tal vez esa sensibilidad irracional es producto del deterioro de su mente y su condición de “cabeza hueca”. Decide parar en el camino para ver si lo puede apagar del todo antes de que el daño eléctrico sea irreparable. Cuando intenta buscar la caja de control o el circuito de cables para apagar al animal eléctrico, no lo consigue. Le parece admirable cómo han conseguido hacer animales tan parecidos a los de carne y hueso.

En el camino al taller, Isidore escucha un programa de radio del amigable Buster. Le resulta difícil entender cómo puede ser que Buster esté en la televisión y en la radio tantas horas al día. En el programa a veces hay burlas sobre Mercer y eso le desagrada a Isidore. Él cree que Mercer y Buster están compitiendo por las mentes de las personas; uno de ellos lo hace por medio de las cajas empáticas y el otro, por medio de burlas y pullas dirigidas al mercerismo.

Ya en el taller, le cuenta esta teoría a su jefe Hannibal Sloat, y este le dice a Isidore que, si es cierto que ambos compiten, parecería ser que Buster es quien está ganando la batalla. Isidore no está de acuerdo porque considera que Mercer siempre se renueva y que es eterno, así que tarde o temprano va a ser quien gane la batalla.

Luego de esta conversación, Sloat presta atención al gato que Isidore trajo para reparar. Una sola mirada le basta para darse cuenta de que no se trata de un gato eléctrico, sino de un gato de verdad. Isidore se siente horrorizado con la idea de haber dejado morir a un ser vivo. Sloat, en cambio, está decepcionado y un poco enojado porque considera que dejar morir a un animal es un desperdicio. Milt Borogrove, quien se ocupaba del mantenimiento de los animales eléctricos, le dice a Sloat que no se enoje con Isidore porque él tiene un punto: los animales eléctricos cada vez se parecen más a los vivos. Por otra parte, la muerte es algo natural en los seres vivos, solo que ellos no están acostumbrados a lidiar con ella porque se dedican a trabajar con seres eléctricos.

Sloat continúa enojado y le exige a Isidore que llame al dueño por videollamada y le deje saber lo ocurrido. Por primera vez en su presencia, Sloat lo llama a Isidore “cabeza hueca”. A Isidore no le gusta que lo llamen así y tampoco quiere hacer la videollamada, se siente poco digno e incapaz de hacerlo. Sloat insiste. Milt intenta defender a Isidore, pero no hay caso. Isidore de pronto se acuerda de que el dueño del gato había salido al trabajo entonces decide dejar de discutir y hacer la llamada con la esperanza de que nadie en casa conteste el teléfono. Hace la videollamada y del otro lado aparece una mujer, la señora Pilsen, esposa del dueño del gato. Cuando se entera de que el gato ha muerto, la mujer se siente devastada y sabe que su marido va a sentirse aún peor que ella. Isidore hace lo mejor que puede con la videollamada, pero Milt se compadece de él e interviene. Le ofrece a la señora Pilsen pagarle lo que vale el gato, elegir otro gato del catálogo Sidney o mandar a construir un gato eléctrico idéntico a “Horace”, el gato muerto. La mujer al final decide mandar a hacer una réplica eléctrica con la condición de que su marido nunca se entere de lo sucedido. Milt le explica que eso es imposible porque su marido se va a dar cuenta de inmediato de que el gato es eléctrico. La mujer insiste en que no será así porque es ella quien se ocupa del gato.

Cuando termina la llamada, Milt y Sloat organizan las cosas para mandar a hacer una réplica del gato. Sloat le dice a Isidore que hizo un buen trabajo en la llamada. Sugiere que sea Isidore quien llame a la empresa dedicada a hacer réplicas eléctricas de animales de verdad. Milt le insiste en que no deje que los de la empresa se lleven el cuerpo del gato muerto, sino que solo tomen las medidas y fotografías necesarias. Tanto Milt como Sloat reflexionan sobre la buena decisión de haberse dedicado a los animales falsos y no a los reales porque lidiar con la muerte y con la pena de los dueños diariamente les parece terrible.

Capítulo 8

Rick vuelve a San Francisco luego de su reunión en Seattle en la Asociación Rosen. En el departamento de policía, Harry Bryant le dice a Rick que su tarea es retirar primero a Polokov, el androide que hirió a Dave Holden. Polokov se hace pasar por un cabeza hueca, por lo que trabaja como recolector de basura. El servicio de recolección de basura es uno de los más importantes tras la Guerra Mundial Terminus porque la basugre es una de las amenazas más significativas para la supervivencia en la Tierra. La amenaza de la basugre es aún peor que la de la radiactividad.

Además de asignarle el trabajo de retirar a Polokov, Bryant también le informa que un agente de la policía soviética va a acompañarlo a completar su misión de retirar a los seis Nexus-6. Rick no quiere compañía porque está acostumbrado a trabajar solo, pero además le preocupa tener que compartir la recompensa. Bryant le dice que la recompensa será solo para él, pero que debe aceptar la compañía del agente soviético, Sandor Kadalyi. Al parecer, la policía soviética está igual de preocupada por la situación con los seis androides Nexus-6 fugados de Marte.

Rick va a la oficina municipal para buscar a Polokov en el trabajo. Allí le informan que ese día no se presentó a trabajar. Rick está seguro de que Polokov se encuentra ya muy lejos de allí porque sabe que lo están buscando. Considera que fue un error demorar la búsqueda luego de que el androide hirió a Dave Holden. Rick se acerca al departamento de Polokov, pero tampoco lo encuentra allí.

De vuelta en la oficina, Rick recibe un llamado de Rachael Rosen quien se ofrece a acompañar a Rick a cazar a los otros androides. Rachael argumenta que será más fácil que un androide se acerque a otro androide y, de esta manera, poder neutralizar todo peligro y retirarlos. Rick desconfía de todo lo que venga de la Asociación Rosen y le dice a Rachael que se pondrá en contacto con ella si es que considerara necesaria su ayuda. En realidad, Rick no piensa contactarse con ella, sino trabajar solo. Ella sabe que no tiene ninguna intención de llamarla así que elige darle una advertencia a Rick: los androides van a acabar con él antes de que él pueda acabar con ellos.

Rick quiere salir a continuar con su cacería, pero Bryant insiste en que espere la compañía de Kadalyi, el agente soviético. Rick se encuentra esperando al agente, cuando se presenta ante él un hombre grande y rojizo. Se presenta como Sandor Kadalyi. Rick nota que el agente tiene una pistola láser que nunca había visto antes. Kadalyi le muestra la pistola y le explica que la consiguió en Marte y que tiene la particularidad de solo disparar si quien aprieta el gatillo tiene un trasmisor consigo. Kadalyi, que es en realidad Polokov, intenta disparar, pero Rick se da cuenta de que en realidad se trata de un androide. Los dos hombres empiezan a forcejear y Polokov tiene a Rick del cuello. En ese instante, Rick logra liberar su antigua arma reglamentaria y le dispara al androide destruyendo su cabeza en mil pedazos.

Gracias a esta tarea cumplida, Rick sabe que va a recibir $1000. Llama a Iran, su mujer, al teléfono para darle las buenas noticias. Ella está demacrada porque ha programado su climatizador para una sesión de autorreproches y depresión. Rick se arrepiente de haberla llamado porque siente que ella no tiene nada para ofrecerle, no presta atención y tiene menos ganas de vivir que un androide.

Ahora Rick se concentra en el siguiente Nexus-6 al que hay que retirar: Luba Luft. Esta androide se hace pasar por una cantante de ópera. Rick se pregunta si será atractiva y reconoce que a veces se siente atraído por las mujeres androide.

Decide ir a buscar a Luba Luft al Palacio de la ópera.

Capítulo 9

Rick llega al Palacio de la ópera. Están ensayando la obra La flauta mágica de Mozart. A Rick le gusta la cultura, la ópera y esta obra en especial. Considera que sus gustos le pueden ayudar a hacer un mejor trabajo como cazador que el que hacía Dave Holden. Escucha algunas de las piezas musicales y piensa en la muerte prematura de Mozart a los treinta y pico, lo que lo lleva también a reflexionar en su propia mortalidad. Además, se cuestiona su rol en la vida porque reconoce que es parte de un proceso de entropía en la que las compañías como la Asociación Rosen construyen algo que él deberá destruir y que ese ciclo se repite una y otra vez. Luba Luft hace de Pamina en La flauta mágica y es muy talentosa. Rick piensa en que él deberá destruir ese trabajo que tan bien hizo la Asociación Rosen. Incluso Rick piensa en su propia inferioridad con respecto a algunos de estos androides. Considera que si los androides hubiesen seguido siendo claramente inferiores a los humanos, no habría necesidad de destruirlos.

Luego del ensayo, Rick va al camarín de Luba Loft y le explica que es parte del departamento de policía y que debe realizarle un test de personalidad. Ella asume que lo que sucede es que sospechan que ella es un androide. Durante la prueba, Luba hace muchas preguntas mostrando que no comprende de qué va el test. En la mayoría de los casos, pretende no entender las palabras en inglés porque ella es alemana a pesar de hablar un inglés sin acento. En otros casos, encuentra la manera de modificar el sentido de las preguntas y confundir a Rick. No contesta prácticamente ninguna de las preguntas del test Voigt-Kampff. En un momento durante la entrevista, Luba, quien se encuentra nerviosa, arranca un disco de su mejilla. Rick se agacha para alcanzárselo, pero cuando se incorpora ve que Luba lo apunta con una pistola láser. Es la segunda vez que Rick se encuentra en desventaja con los androides y piensa que tal vez Rachael tenía razón en que iba a necesitar ayuda. Luba acusa a Rick de hacer preguntas con un tenor sexual y quiere denunciarlo por acoso. Todavía apuntando su pistola, llama a la policía.

Rick se da cuenta que ella misma no sabe que es un androide y que llamar a la policía es un error de su parte porque sin duda la van a retirar. No obstante, cuando llega el agente Crams, Rick se da cuenta de que el que se encuentra en problemas es él. El agente Crams le dice a Rick que él conoce a todos los cazarrecompensas del departamento de policía y que él no es uno de ellos. Rick decide llamar a su jefe por videollamada para que aclare la situación con Crams, pero pierde la conexión. Ahora es Crams el que llama al departamento y pregunta por Rick Deckard y Harry Bryant, pero le responden que esas dos personas no trabajan allí. El agente Crams decide arrestar a Rick y se lo lleva a la estación de policía. En el vehículo flotante, Rick se da cuenta de que están yendo en la dirección equivocada. Rick le pregunta sobre esto a Crams y este le responde que el lugar donde Rick cree que está ubicada la estación de policía está abandonado hace mucho tiempo.

Rick sabe que se encuentra en problemas y que es probable que los androides estén por matarlo. Cram, en cambio, trata de convencer a Rick de que tal vez es él mismo un androide a quien le han implantado memorias falsas.

Análisis

John Isidore representa la mejor cara de la humanidad por la capacidad que tiene de empatizar con todos los seres de una forma espontánea y desinteresada. Rick, en cambio, representa a esa parte a la que solo le interesa su propio bienestar y el acceso a bienes de consumo. Si bien por momentos Rick parece comprender qué papel cumple como engranaje dentro de la sociedad, por lo general, actúa movido por fuerzas ajenas a él, especialmente por la lógica del consumo.

A pesar de que esta sociedad supuestamente considera que la empatía es el valor supremo, Isidore, quien encarna ese valor en su versión más elevada, ocupa un lugar marginal en la sociedad. Rick, por su parte, accede a ciertos lujos y todavía cuenta con ciertos privilegios, a pesar de ser una persona egoísta.

El capítulo en que Isidore enfrenta la muerte del gato nos ayuda a comprender mejor su personalidad y los vicios de la sociedad en la que vive. En el camino al taller, Isidore no puede ignorar los sonidos de “agonía” del gato. Isidore está convencido de que el gato es eléctrico, pero igual siente empatía por él y no puede permanecer impávido mientras lo escucha deteriorarse progresivamente. En un momento dado, Isidore se cuestiona a sí mismo por sentir pena por los animales eléctricos y considera que tal vez es parte de la involución que experimenta a medida que la radiactividad lo afecta más y más, y sus capacidades intelectuales disminuyen. Su jefe, Hannibal Sloat, pierde toda consideración por Isidore cuando cae en la cuenta de que no distingue entre un ser vivo y uno artificial. Al parecer, en esta sociedad, esa distinción es esencial y la norma es no sentir demasiado por los seres que fabrica. Sin embargo, si nos centráramos únicamente en los principios del mercerismo, Isidore es superior a muchos otros personajes que lo rodean precisamente porque es capaz de sentir compasión por todos los seres sin distinción. La capacidad empática de Isidore se destaca en el capitulo cuando debe decirle a la dueña del gato lo que ha sucedido. Isidore se siente horrorizado por la muerte del gato, mientras que, si bien al principio parece estar afligida, la dueña del gato rápidamente supera su muerte, ordenando un gato eléctrico para reemplazarlo. Al igual que en otras partes de la novela, Dick establece una clara conexión entre la falta de empatía y la sociedad de consumo: la pérdida de una vida se supera comprando.

Otro tema que estos capítulos exploran es la manipulación a la que es sujeta la población a través de los medios de comunicación, el mercado y la religión. El amigable Buster ha sido mencionado desde el primer capítulo de la novela precisamente porque en la vida de estas personas él es omnipresente. No solo está en la televisión todo el día, sino que también aparece en la radio. Otros personajes que frecuentan su programa también parecen trabajar muchas horas para la televisión. John Isidore es una de las personas que consume los programas de Buster constantemente. Sin embargo, Isidore reflexiona sobre lo que consume y, dentro de sus capacidades intelectuales, hace una lectura crítica y lúcida de la función que cumple Buster en la sociedad. Isidore percibe que hay una competencia entre Buster y Mercer por la atención de la población y, específicamente, por la mente de las personas. Isidore percibe que ambas personas proponen modelos opuestos para la sociedad. Por ejemplo, en los programas de Buster bromean y ridiculizan las experiencias de la caja empática. En este sentido, la televisión en el universo de Dick no supone un método para escapar la realidad, sino una herramienta para crear una realidad o impactar efectivamente en el sentir y el actuar de la población.

Finalmente, cabe mencionar que el tema del individualismo en contraposición con el sentido de comunidad también se ve reflejado en lo que le está sucediendo a Rick. En el tercer capítulo de la novela, Rick reflexiona sobre la diferencia entre los predadores carnívoros solitarios y los animales más bien gregarios. Para estos últimos, la empatía es cuestión de vida o muerte, necesitan de la empatía porque necesitan del colectivo. Para Rick, los androides son predadores solitarios y carecen de empatía. Esa delimitación que hace Rick entre humanos y androides es lo que le permite eliminar cualquier vestigio de culpa en su trabajo. Sin embargo, en estos capítulos vemos como Rick se muestra como un “cazador solitario”. En primer lugar, no quiere saber nada de compartir su misión con el agente soviético Sandor Kadalyi o con Rachael. Por otra parte, celebra haber matado a su presa cuando recibe $1000 de recompensa. En las dos situaciones en las que se encuentra al límite de la muerte, con Polokov y con Luba, Rick adopta también la actitud de “matar para sobrevivir”. En definitiva, los androides son un espejo de los seres humanos, son sus dobles en quienes los peores vicios parece haberse naturalizado.

Así como las actitudes de Rick terminan difuminando los límites entre el ser humano y los androides con relación al carácter individualista o gregario, el personaje de Luba Luft tiene una función parecida en el sentido de que establece fuertes conexiones entre los humanos y los androides. Luba Luft se convierte en un catalizador del cambio de actitud de Rick precisamente porque es un androide que ha conseguido parecerse a los humanos en un grado supremo, incluso comparte con Rick el gusto por la ópera. Cuando Rick la escucha cantar en el ensayo de La flauta mágica, siente tanta admiración por su talento que lo lleva a pensar en su propio rol dentro de la dinámica humanos-androides. Rick reconoce que su trabajo consiste en destruir lo que la Asociación Rosen construye, es decir, él es parte de un ciclo de creación-destrucción. En el caso de Luba Luft, al tratarse de un androide con tanto talento, más admirable que muchas cantantes humanas, esa destrucción empieza a generarle cierta incomodidad a Rick. De todas maneras, el punto de inflexión se da cuando él sospecha que Luba Luft no se sabe a sí misma androide. El dilema moral de retirar a un androide que no se sabe a sí mismo distinto de un ser humano ya no le permite a Rick encontrar una justificación tan sencilla para su rol como destructor. De hecho, su propia experiencia delirante al final del capítulo 9 con el agente Crams le hace sentir que se encuentra en una realidad alterna y la cuestión que le plantea Crams sobre si no será él, Rick, un androide con memorias implantadas, lo acerca mucho más a la situación en la que se encuentra alguien como Luba.