¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Resumen y Análisis Capítulos 19-22

Resumen

Capítulo 19

El capítulo anterior termina cuando suena la alarma para alertar a los androides que hay un cazarrecompensas en el edificio. Irmgard le insiste a Isidore para que salga a defenderlos y a evitar que el cazarrecompensas llegue hasta ellos. Isidore sigue desorientado por la visión que tuvo en la caja empática y sale del departamento sin prestar atención a nada. Afuera del departamento encuentra un metro cuadrado de hierbajos y deposita allí la araña que recibió de Mercer.

Alguien se acerca al lugar donde Isidore deja ir a la araña y lo ilumina con una linterna. El hombre es Rick. Quiere saber por qué Isidore no se guardó la araña para luego venderla; según el catálogo de Sydney, las arañas cotizan bien. Isidore le dice que, si lleva a la araña de vuelta al departamento, va a terminar siendo mutilada porque le van a cortar sus patas. Con esta respuesta Rick comprende que está en el lugar correcto y que allí hay androides. Rick le muestra su credencial de cazarrecompensas. A Isidore le sorprende el aspecto de Rick porque se imaginaba a los cazarrecompensas más corpulentos y menos parecidos a un oficinista.

Rick intenta conseguir información sobre el lugar en el que se esconden los androides. Se da cuenta pronto que Isidore es un "cabeza hueca". Isidore le dice que no puede darle información sobre los androides porque había prometido cuidar de ellos. Sin querer, Isidore le da más información a Rick de la necesaria e, incluso, le cuenta sobre el anuncio de la estafa del mercerismo, una noticia que Rick todavía no conocía. A pesar de la revelación sobre Mercer, Isidore le advierte a Rick que, si mata a los androides, no podrá volver a fusionarse con Mercer nunca más. Rick decide no perder más tiempo con Isidore.

Rick entra al edificio abandonado para buscar a los androides. Utiliza un equipo que le permite oír hasta los más pequeños sonidos. Se aproxima al lugar donde cree que están los androides. De pronto un hombre lo intercepta y se presenta a sí mismo como Mercer. Le dice a Rick que debe cumplir la misión de retirar a los androides. De hecho, él está ahí para ayudarlo a vencerlos. El más peligroso de ellos está siguiendo a Rick para atacarlo en cualquier momento. Rick decide confiar en lo que dice Mercer y se da la vuelta para chequear las escaleras. En ese momento, ve a Rachael Rosen delante de él. Cuando logra ver con un poco más en detalle, nota que hay algo diferente en ella y supone que es la réplica de Rachael. Rick dispara y la mata.

Luego, sigue recorriendo el edificio hasta que identifica actividad cefálica en uno de los departamentos. Rick llama a la puerta y finge ser Isidore. Irmgard lo deja entrar y le dice debe administrarle el test Voigt-Kampff, pero Rick dice que ya es demasiado tarde para eso. Roy dispara, pero Rick logra esquivar el láser. Rick les dice que podría haberles hecho el test de empatía, pero ahora que han disparado contra él, ya no es necesario porque directamente están fuera de la ley. Rick se da cuenta de que el plan de los androides fue desde siempre conseguir que él entrara al departamento para tenderle una emboscada. El plan fracasa porque Rick dispara y mata a Irmgard en el instante. Roy pega un grito de angustia y Rick dice: “De acuerdo, usted la amaba … Y yo amaba a Rachael. Y el especial amaba a la otra Rachael” (p.263). Rick dispara y mata a Roy.

Una vez que todos los androides están muertos, Isidore entra a su departamento llorando porque en las escaleras vio a Pris Stratton muerta. Rick le pregunta por el videófono, pero Isidore no contesta y solo permanece de pie, inmóvil. Sin su ayuda, Rick encuentra el teléfono y llama al inspector Bryant.

Capítulo 20

El inspector Bryant le dice a Rick que enviará un coche patrulla para retirar los tres cuerpos de los androides. Luego de colgar el teléfono, Rick se dirige a Isidore y le recomienda que se vaya a vivir a otro lugar. Isidore dice que quiere irse a vivir a la ciudad para estar alrededor de otras personas. Rick le dice que quizá haya un departamento libre en su edificio, pero Isidore le dice que no quiere vivir cerca de él. El rechazo de parte de Isidore lleva a Rick a pensar en su trabajo: “se me exige hacer el mal” (p.266). Rápidamente descarta estos pensamientos y supone que una vez que haya llegado de vuelta a casa se va a sentir mejor.

En la azotea de su edificio, apenas estaciona su vehículo deslizante, Rick ve que su mujer lo está esperando con una mirada extraña. Iran le da la mala noticia de inmediato: la cabra ha muerto. Lo primero que piensa Rick es que la cabra se enfermó y en ese caso se puede reclamar la garantía. Iran le explica que en realidad la cabra murió porque una mujer menuda de pelo oscuro y ojos grandes la había arrojado desde la azotea por el costado del edificio. Rick comprende que esa mujer es Rachael y que lo hizo por “un motivo de androide” (p.267).

Después de esa conversación, Rick decide irse a pesar de que Iran le pide que le haga compañía porque se siente mal luego de la noticia sobre la verdad detrás del mercerismo. Rick no cambia de opinion y se va en su vehículo flotante. Piensa en cómo ya no es posible ver las estrellas desde la Tierra y vuela en su vehículo, alejándose de San Francisco: “rumbo a la inhabitada desolación que se extendía al norte. Al lugar donde no iría ningún ser vivo, a menos que sintiera que se acercaba su final” (p.268).

Capítulo 21

Rick llega a un paraje desolado. Piensa en la misión que acaba de completar y siente que no hay otros cazarrecompensas que hayan conseguido algo parecido: retirar a seis Nexus-6 en veinticuatro horas. Le entran ganas de llamar a Dave Holden, pero no consigue hablar con él porque cuando llama al hospital, le informan que el médico le ha prohibido a Dave hablar por teléfono.

Rick se siente solo y necesita procesar lo que ha sucedido. Se pregunta cómo es que ha logrado matar a los seis y salir ileso. Lo que más le intriga es la rapidez de sus reacciones. Siente que lo que ha hecho va en contra de sí mismo: “todo en mí se ha vuelto innatural. Soy un desconocido para mí mismo” (p.271). Rick echa a andar hasta que llega a una colina y empieza a ascender. De repente, el aire a su alrededor se torna caliente, siente que lleva mucho tiempo caminando. Está completamente solo, tanto que entiende que “no existía nadie que pudiera hacer de cronista de su degradación” (p.272). En un punto del camino, empieza a sentir piedras que alguien arroja contra él y que no son de goma o de espuma, sino auténticas piedras que lo hieren y le causan dolor. Cuando está por llegar a la cima, cree ver a Mercer y lo llama, pero luego se da cuenta de que es su sombra.

Desciende de la colina y va hasta su vehículo. Una vez allí intenta calmarse luego de la experiencia que ha vivido, pero sigue sorprendido de haberse fusionado físicamente con Mercer sin la ayuda de la caja empática.

Intenta llamar al inspector Bryant, pero no consigue hablar con él. La señorita Marsten, la secretaria de Rick, le cuenta que en el departamento lo consideran el mejor cazarrecompensas de todos los tiempos y que Bryant quiere que Rick reciba una mención honorífica por la misión que acaba de completar. Además, la señorira Martsen le dice a Rick que Iran llamó preocupada por él. Rick empieza a decir cosas que su secretaria no entiende del todo. Comparte con ella la experiencia de haber sido Mercer. La señorita Martsen le recuerda que al parecer Mercer es un fraude, a lo que Rick contesta: Mercer no es un fraude… A menos que la realidad también lo sea” (p.275).

Luego de terminar la llamada con su secretaria, Rick se pone a pensar en que debió matar a Rachael cuando tuvo la oportunidad. Piensa que Rachael tenía razón cuando dijo que acostarse con ella lo iba a cambiar, pero se equivocó en el modo en que lo cambió. En lugar de haber desarrollado empatía, Rick pudo matar a los androides, incluida Pris, sin titubear.

Rick interrumpe sus pensamientos y está por hacer una llamada a su mujer cuando algo hace que permanezca inmóvil.

Capítulo 22

Rick cuelga el auricular y va a buscar algo que se había movido entre las piedras. Le parece imposible, pero lo que encuentra en la mitad de la nada es un sapo. Rick nunca había tenido la oportunidad de ver uno porque habían sido de los primeros animales en extinguirse. No solo era valioso por ser un animal extinto, sino que también eran el animal favorito de Mercer.

Rick piensa en qué les ha sucedido a otras personas que han descubierto animales que se creía extintos. Esas personas reciben estrellas honoríficas de las Naciones Unidas y dinero como recompensa. Rick levanta el sapo y se lo lleva con él. Cree que el motivo por el que pudo ver al sapo entre las piedras es porque la fusión que consiguió con Mercer es permanente y ahora él ve como ve Mercer. En San Franciso, Iran espera a su marido mientras se decide por algún estado de ánimo en el climatizador Penfield.

Rick entra al departamento. Le muestra el sapo a Iran. Ella lo toma en sus manos y de pronto siente algo duro en la panza del sapo: se trata de un panel eléctrico. Al principio, Rick está afectado por la noticia de que no es un animal auténtico, pero luego piensa en que los objetos eléctricos también tienen vida.

Rick se siente culpable por su trabajo y le pregunta a Iran si ella piensa que él hizo mal en retirar a esos androides. Ella le dice que no piensa que hizo mal y que ya no opina que él es un poli que asesina. Ambos coinciden en que la lección de Mercer es que a veces hay que hacer cosas que están mal para conseguir un fin bueno. Mercer vivió una experiencia parecida cuando los Asesinos lograron que dejara de usar la facultad de invertir del tiempo, y él empezó a caminar por la colina mientras ellos le arrojaban piedras.

Rick está exhausto y se duerme al instante. Iran aprovecha para llamar a la tienda de accesorios de animales eléctricos y compra todo lo que necesita un sapo verdadero. La tienda le ofrece hacer mantenimiento periódico al sapo e Iran acepta diciendo: “Quiero que funcione perfectamente. Mi marido le tiene mucho cariño” (p.285).

Análisis

En la novela se cuestionan los límites entre lo que es real y lo ficticio a través de la figura de Mercer. La caja empática es un ejemplo de cómo esos dos universos que debieran estar bien delimitados funcionan en la novela de una manera muy particular. La caja empática es una manera artificial de vivir la experiencia de la empatía, pero lo que sucede en la simulación de la caja empática tiene consecuencias concretas en la realidad. Lo que parece una mera simulación cruza la frontera e invade lo real cuando las personas salen de la caja empática con heridas, sangre e incluso animales que han traído de vuelta con ellos.

La presencia de Mercer al final de la novela es paradójica. Por un lado, hacia el final del libro Buster anuncia que el mercerismo en una estafa, haciendo referencia a que se trata de un experimento de los estudios de cine de Hollywood. No obstante, el mercerismo cobra más importancia que nunca, e incluso personajes como Rick, que no eran demasiado devotos, defienden que el mercerismo es inmortal. A pesar de los intentos por desacreditar a Mercer, su figura está más vigente que nunca porque él ofrece esperanza. Tanto la araña como el sapo son símbolos de resiliencia. La araña, por un lado, se recupera de la tortura que experimentó en manos de los androides, pero también es depositada por Isidore en unos hierbajos que crecen en la mitad de los escombros. La araña y su nueva casa simbolizan la tenacidad de la vida por resurgir aún en los contextos más hostiles. El sapo, en cambio, simboliza la aceptación de todas las formas de vida y abre la esperanza de una humanidad más coherente, que cuida de aquello que crea.

El trato de los humanos hacia los androides muestra que los primeros no se han hecho cargo de la vida que generan. Por otra parte, han dotado a los androides de una serie de características humanas, como la libertad, pero luego los han condenado a la esclavitud. El daño, para esa altura, ya está hecho y los androides ya son una amenaza para los humanos. Por eso Mercer y Rick comprenden al final que los androides deben ser destruidos: si bien el acto en sí está mal, responde a un propósito ulterior necesario. Al empezar a cuidar de sus creaciones con la misma devoción que se cuida la vida, se abre la esperanza de romper el ciclo en el que se encuentra la humanidad tras haber creado seres tan semejantes a sí misma de una manera tan irresponsable.

En estos últimos capítulos vemos que los androides son seres complejos que alcanzan a experimentar emociones humanas como el amor que siente Roy por Irmgard, pero también son capaces de extrema crueldad como lo que hace Rachael con la cabra de Rick. Sin embargo, ese abanico de emociones y comportamientos demuestra precisamente qué tan humanos son estos robots. Rick mismo reconoce la autenticidad de los sentimientos de Roy cuando escucha el grito de angustia por su muerte.

El cambio que ha experimentado el protagonista desde el incio de la novela es notable. Cuando empieza la novela, Rick es una hombre egoísta y poco empático, pero al final es capaz de hacer algo extraordinario: experimentar la empatía absoluta, la fusión física con Mercer, sin la necesidad de nada externo, ya que lo hace sin la ayuda de la caja empática. Rick es un personaje que experimenta una serie de revelaciones, pero al final vive una verdadera epifanía cuando se convierte él mismo en Mercer. Al principio Rick está interesado en vivir emociones plácidas o aquellas que le sirven para avanzar con su trabajo, rechaza las emociones que considera negativas y no puede entender por qué Iran elige sentir culpa o depresión. Más adelante, no está convencido de compartir su alegría por la cabra con otros seguidores del mercerismo porque, a su vez, tendrían que sentir la tristeza de otros; así es como lo plantea Rick: “Tendrán nuestra alegría, pero perderemos. Cambiaremos lo que sentimos por lo que sienten. Perderemos nuestra alegría” (p.209). En cambio, al final de la novela, Rick se fusiona con Mercer de tal manera que se convierte en algo permanente y ve el mundo como lo vería Mercer, es decir, es capaz de encontrar vida y apreciarla -como con el sapo-, pero también está dispuesto a sentir el dolor que le infligen los Asesinos. Ya no busca solo su satisfacción.

A pesar de mostrarnos su cambio notable, la novela no termina con un personaje que se ha redimido del todo. Sigue pensando a menudo en su propio provecho, como cuando piensa en el premio que puede llegar a recibir por haber descubierto un sapo. Además, experimenta cierto grado de decepción cuando Iran le hace caer en la cuenta de que el sapo es mecánico. Precisamente lo que explora la novela es la complejidad de los seres humanos y los androides por igual, y cómo en ellos conviven los mejores y los peores sentimientos. Por ese motivo, Rick no es un héroe que aparece del todo transformado; en él van a seguir conviviendo todas sus virtudes y defectos.

El universo que plantea Philip K. Dick es en gran medida sombrío y distópico, pero la novela termina más bien de manera esperanzadora. La araña que revive, la experiencia empática que vive Rick al fusionarse con Mercer, su decisión de cuidar del sapo aunque este sea eléctrico, incluso la vigencia del mercerismo a pesar de la caída de su ídolo, todo esto apunta a la capacidad humana de reponerse de ciertos vicios que tiene como sociedad, por ejemplo, esa desenfrenada pulsión de consumo que deviene en un individualismo nocivo. La solución para los problemas que surgen en esta sociedad es la comunión entre sus miembros y la inclusión de todos los individuos que la componen.