Luna de enfrente

Luna de enfrente Resumen y Análisis "Al horizonte de un suburbio"

Resumen

En este poema, la voz poética se dirige en segunda persona a la Pampa, un territorio en el que no parece estar, pero que conoce y extraña.

Análisis

Este poema se va a diferenciar con rapidez del anterior en cuanto a su objeto y su especialidad, y lo hará desde el título mismo. Si el primer poema estaba situado y anclado en la ciudad, este poema se concentra en la "Pampa" (p. 58), es decir, en el campo. En este poema, el yo lírico le habla en segunda persona a la "Pampa", y es por eso por lo que cada una de sus cuatro estrofas comenzará con ese nombre seguido de los dos puntos, como si, justamente, de una carta o un llamado se tratase. El yo lírico se dirigirá a ella en la segunda persona, en un tono nostálgico y angustioso que oscila entre la cercanía y la lejanía, entre la intimidad y el desconocimiento. Parece que hubiera, entre el yo lírico y la Pampa, la distancia de un imposible, que sin embargo está presente en lo más íntimo. Los últimos versos así lo muestran.

En este poema no podemos ubicar espacialmente al yo lírico; no se sabe dónde está. No está en la Pampa, pues es a ella a quien llama y a quien le escribe (y, en algún sentido, solo se llama y se escribe con angustia a quien se tiene lejos), pero tampoco puede hallárselo anclado en ninguna otra parte.

Aquí se puede pensar una diferencia sustancial con el poema anterior, donde el yo lírico estaba claramente anclado en la ciudad y, más específicamente, en la ciudad de Buenos Aires. Aquí, tal claridad no existe. De hecho, la claridad que la luz había traído al poema anterior aquí está en falta. Como no es claro dónde está la voz poética, tampoco la voz poética tiene claridad sobre muchas cosas de las que escribe o dice.

En este sentido, los últimos dos versos son clave para pensar todo el poema siguiendo esta línea de lectura: "Pampa sufrida y macha que ya estás en los cielos, / no sé si eres la muerte. Sé que estás en mi pecho" (p. 58). Aquí se pueden analizar varios elementos de los mencionados arriba: el tono angustiado (y angustiante) de la voz poética, también acaso la nostalgia (quizás más presente en los versos inmediatamente anteriores, a los que abajo se harán referencia), pero, en especial, la ambigüedad y el desconocimiento que caracterizan todo el poema: el yo poético no sabe si la Pampa es la muerte; solo sabe que está en su pecho, y a ella le habla.

En los versos inmediatamente anteriores a estos dos últimos, el yo poético le dice a la Pampa: "Yo sé que te desgarran/ surcos y callejones y el viento que te cambia" (p. 58). Este elemento de cambio que se introduce aquí también es una novedad con respecto al poema anterior, en el que la calle era "la de siempre" (p. 57). Aquí, en cambio, el viento cambia la Pampa.

Es en ese cambio, en esa impermanencia, donde el yo lírico está y no está, o está aquí y está allá, o no termina de estar anclado en ningún lugar. Le habla, entonces, a la Pampa, pero no está en ella. ¿Le habla desde Buenos Aires? Tampoco es claro. ¿Qué quiere decirle? ¿Qué sabe de ella? A veces, ni el yo lírico sabe, como el "no sé" (p. 58) en el último verso muestra. Y, sin embargo, no hay dudas de que el suburbio está "en el horizonte" (p. 58), como el título mismo indica: el yo poético lo divisa y lo oye (p. 58). Siente a la Pampa suya y, a pesar de todo, sabe que está en su pecho (p. 58).