Luna de enfrente

Luna de enfrente Preguntas de Ensayo

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    ¿De qué manera se podría pensar el mar como un motivo a través del poemario? ¿Qué imágenes se asocian al mar y con qué tienen que ver?

    El mar es un motivo que aparece a través del poemario de manera recurrente, tanto en poemas que están explícitamente situados en el mar como espacio o describiéndolo específicamente, como en otros en que simplemente es una imagen que se evoca. Poemas como los del primer caso, por ejemplo, son "Manuscrito hallado en un libro de Joseph Conrad", "Singladura", "Dakar" y "La promisión en alta mar"; poemas como los del segundo caso son "Amorosa anticipación", "Una despedida" o "Mi vida entera". Muchas imágenes se asocian al mar, a veces en líneas similares, a veces contradictoras; quizás el mar sea un espacio que pueda contener contradicciones: en lo "indescifrable" ("Singladura", p. 65) del mar y su "lenguaje" (p. 65), coexisten la soledad, la intimidad y la compañía; la ceguera y la mirada; la ira y la aceptación; lo indescifrable y la persistencia (p. 65).

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    ¿Cómo se ponen en juego el campo y la ciudad a través de los distintos poemas?

    Los espacios del campo y la ciudad, con diferentes nombres y variantes, aparecen a través de todo el poemario como entidades que están "en el pecho" (p. 58) del yo lírico. Eso mismo dice la voz poética de "Al horizonte de un suburbio", poema en el que se dirige a la "Pampa" (p. 58) en segunda persona. Sin embargo, la ciudad en la que empieza y en la que termina (es decir, aquella en la que está en el primer y en el último poema: la ciudad de Buenos Aires) también está siempre consigo, y la relación que se establece entre campo y ciudad no es tanto una de antagonismo, sino una en la que ambas están-ahí todo el tiempo. De este modo, aun cuando retorna a Buenos Aires ve a la ciudad abrirse "clara como una pampa" (p. 73).

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    ¿Por qué podría hablarse de una voz poética nostálgica en varios poemas del libro? Dar ejemplos y explicarlos.

    Hay una voz poética nostálgica que marca el tono del poemario, y que se inscribe en él desde el primer poema. En "Calle con almacén rosado" (p. 57), la voz poética es un yo lírico que presenta un tono nostálgico y errante. Se trata de un yo que ha caminado "toda la santa noche" (p. 57) y ahora está "en esta calle que es cualquiera" (p. 57), pero que es "cualquiera" (p. 57) en un sentido muy particular: esta calle podría ser cualquiera de la ciudad de Buenos Aires, ciudad con cuya luz el yo poético "intimó" (p. 57). Esta ciudad y esta calle es lo único que el yo lírico ha visto y conoce y aquello que, recién ahora, después de mucho tiempo, puede detenerse a mirar, a pesar de haber pasado allí toda su vida. Se trata de la misma nostalgia que aparece cuando el yo lírico piensa en sus recorridos por las pampas, por Montevideo, por las noches o las orillas. También de la nostalgia con que habla cuando examina su vida toda en "Casi juicio final", que concluye: "Aún están a mi lado, sin embargo, las calles y la luna. / El agua sigue siendo dulce en mi boca y las estrofas no me niegan su gracia. / Siento el pavor de la belleza; ¿quién se atreverá a condenarme, si esta gran luna de mi soledad me perdona?" (p. 69).

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    ¿Cómo se vinculan imágenes luminosas y oscuras a través del poemario? Establecer una comparación con ejemplos concretos de distintos poemas.

    En el poema que abre el libro, el yo lírico confiesa que no ha "mirado los ríos ni la mar ni la sierra" (p. 57), pero que sí "intimó conmigo la luz de Buenos Aires" (p. 57). Aquí se produce una iluminación literal, puesto que esta luz que "raya el aire" (p. 57) es la que le permite "atestiguar" (p. 57) esta calle y los recuerdos que le trae, pero también es metafórica: funciona aquí como iluminación en el sentido epifánico de la palabra. El yo poético tiene, en el momento climático de este poema, una revelación.

    Estas luces, sin embargo, aparecen casi siempre en el ocaso. Como las epifanías, las luces también se pierden y dan paso a lo oscuro: la noche por la que el yo lírico deambula, a veces errante, a veces reflexivo, a veces solitario, como en "Una despedida" (p. 60), "Jactancia de quietud" (p. 62), "Montevideo" (p. 63) y otros.

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    En poemas como "Casi juicio final" y "Mi vida entera", se agrega un tono piadoso, tierno inclusive, al tono nostálgico que recorre el poemario. ¿De qué manera se puede apreciar esto textualmente?

    En "Casi juicio final", hacia el principio del poema, el yo lírico expresa que "en [su] secreto corazón [se] justific[a] y ensalz[a]" (p. 69). A partir de allí, se suceden varios versos en los que narra cosas que ha hecho, algunas de ellas de una moralidad que (se) presenta como ambigua. Sin embargo, a partir de allí, recupera cuestiones relacionadas sobre todo con la contemplación de la naturaleza que le permiten atenuar todo lo antedicho. En los versos finales, especialmente, se atenúa el malestar por las acciones del pasado, como si, encontrándose ante el juicio final por su vida toda, el yo lírico fuese absuelto: "Aún están a mi lado, sin embargo, las calles y la luna. / El agua sigue siendo dulce en mi boca y las estrofas no me niegan su gracia. / Siento el pavor de la belleza; ¿quién se atreverá a condenarme, si esta gran luna de mi soledad me perdona?" (p. 69). En "Mi vida entera", otra vez la vida toda pareciera estar sometida a juicio, a escrutinio, a análisis; de nuevo, la mirada piadosa, tierna, (se) absuelve: "Creo que mis jornadas y mis noches se igualan en pobreza y en riqueza a las de Dios y a las de todos los hombres" (p. 70).