Luna de enfrente

Luna de enfrente Guía de Estudio

La primera edición de Luna de enfrente, el segundo libro del escritor argentino Jorge Luis Borges, aparece bajo el sello de Editorial Proa por primera vez en 1925, con una circulación muy limitada: 300 ejemplares numerados, según se consigna en la portada. Para ese año, Borges es aún un autor joven, de 26 años. Su primer libro publicado es también un libro de poemas: Fervor de Buenos Aires (1923), y con él ya ha generado expectativas tanto entre la crítica como en el público.

Entre ambos poemarios se pueden trazar similitudes que resultan interesantes. Del mismo modo en que en Fervor de Buenos Aires la voz poética que construye Borges tiene una relación "íntima" con la ciudad de Buenos Aires, en sus propias palabras, también en Luna de enfrente la voz poética que construye el autor tiene un vínculo muy cercano con la ciudad. En este libro, Borges agrega la idea de que ahora esta intimidad "tiene algo de ostentoso y de público" (p. 55). El yo poético, entonces, tiene una relación intimista con la ciudad de Buenos Aires; relación que, sin embargo, tiene un elemento "público" y "ostentoso" (p. 55), que acaso se deba al hecho de que, en Luna de enfrente, se producen varios desplazamientos espaciales que generan una sensación de lejanía y extrañamiento. El yo poético no está anclado siempre en el mismo lugar; no es fijo. No es un yo poético que hable desde la ciudad de Buenos Aires únicamente. Muchas veces, aunque hable de ella, lo hace desde aquel otro lugar típicamente argentino de principios de siglo XX que se ofrece como contraste: las pampas. Otras veces, lo hace desde el otro lado del río, es decir, desde Montevideo (enfrente).

Tanto la ciudad (y, específicamente, la ciudad de Buenos Aires) como lo campestre, lo gauchesco, la llanura y las pampas serán elementos que Borges retomará una y otra vez a lo largo de su obra, así como también lo hará con otras cuestiones que aparecen ya aquí muy tempranamente en este poemario y que no pueden dejar de mencionarse: se trata de la nostalgia, el tiempo, el amor, la muerte, la literatura, el mar. Incluso la misma historia argentina y sus personajes (algunos que serán fundamentales en la obra de Borges, como Quiroga y Rosas), así como autores que Borges ficcionaliza y con cuyas obras se relaciona intertextualmente, como Joseph Conrad, muestran que tanto en sus contenidos como en sus formas las cuestiones que lo obsesionarían durante toda su obra ya están presentes en Luna de enfrente. Esto muestra, también, que el binarismo forma/contenido es indivisible, y lo es aún más en una obra como la de Borges, donde la forma cobra un rol protagónico.

En lo particular, este libro está compuesto por 17 poemas que siguen distintos patrones en cuanto a lo formal: algunos cuentan con rimas y métricas particulares, mientras que otros están más desregulados, escritos en lo que se suele llamar "verso libre". También las longitudes varían. Los títulos de los 17 poemas, casi todos con referencias directas a alguna de las cuestiones mencionadas arriba, y en particular a lugares (por la preeminencia de la espacialidad), son los siguientes (en orden): “Calle con almacén rosado”; “Al horizonte de un suburbio”; “Amorosa anticipación”; “Una despedida”; “El general Quiroga va en coche al muere”; “Jactancia de quietud”; “Montevideo”; “Manuscrito hallado en un libro de Joseph Conrad”; “Singladura”; “Dakar”; “La promisión en alta mar”; “Dulcia linquimus arva” (frase latina de Virgilio en su Égloga I, 3, que significa algo así como “abandonamos nuestros queridos campos”); “Casi juicio final”; “Mi vida entera”; “Último sol en Villa Ortúzar”; “Para una calle del Oeste”; y “Versos de catorce”.

En el prólogo a la primera edición, de 1925, Borges explica el título del poemario en los siguientes términos: "La luna (la luna que camina con claridad, leí antenoche en Fray Luis de León) es ya emblema de poesía. El enfrente no la deprime, pero la urbaniza, la chista, la vuelve luna aporteñada, de todos. Así me gusta y así la suelo ver en la calle".