Muerte de un viajante

Muerte de un viajante Resumen y Análisis Acto I (Tercera parte)

Resumen

Happy baja de su habitación en pijama y encuentra a su padre hablando solo. Willy le cuenta que ese día por poco atropelló a un chico en Yonkers. Luego grita y se lamenta por no haberse ido con Ben a Alaska cuando apareció la oportunidad. Ante las preguntas de Happy, Willy dice que Ben es el éxito personificado, que sabía lo que quería y lo consiguió, y se hizo millonario a los veintiún años. Willy se lamenta: todo se viene abajo, no puede ni conducir.

Aparece Charley, con una bata sobre el pijama, preguntando si todo está bien, y luego hace una seña a Happy para que salga. A solas ya con Willy, Charley le propone jugar a las cartas. Por momentos, Willy trata a Charley con soberbia y algo de desprecio. El hombre no se toma a pecho los insultos y en determinado momento le ofrece a Willy un empleo. Loman se ofende, alegando que ya tiene uno. Charley le dice que es ridículo que siga así, y luego le pregunta cómo arregló el techo, para cambiar de tema, pero Loman le dice que un hombre que no sabe cómo se arreglan las cosas de la casa es repugnante. Charley le pide que no lo llame así. Willy exhala, diciendo “Estoy muy cansado, Ben” (p.119), y en ese momento aparece en el escenario Ben, con un piloto y paraguas. Charley le pregunta a Willy por Ben y Willy dice que unas semanas atrás recibieron una carta de su mujer, en África, anunciando que había muerto. A partir de entonces, Willy habla con Ben y con Charley intercaladamente. Ben incita a Willy a ir con él a Alaska, y Charley, no comprendiendo algunos comentarios de Willy (en realidad, en la mente de este, están dirigidos a Ben) le dice que seguramente en Alaska hubiera muerto de frío. Ben y Willy hablan de su madre, ya fallecida, y Willy continúa jugando a las cartas con Charley hasta que se pelean y Charley sale dando un portazo. Willy queda conversando con su hermano, preguntándole cómo consiguió tanto éxito.

Entonces entra en escena Linda, joven, presentándose ante Ben. Willy hace preguntas sobre el pasado y Ben cuenta que años atrás se fue hacia Alaska, a buscar a su padre, pero que poco después se dio cuenta de que se dirigía a África. Allí, entró a la selva, a las minas de diamantes, y dos años después era rico. Willy llama a sus hijos, que aparecen como jovencitos, para que escuchen de qué estirpe familiar provienen. Willy y Ben hablan del padre de ambos, que era inventor y vendía sus inventos. Willy le cuenta a Ben que cría a sus hijos como hombres robustos, y Ben hace que Biff le pegue. En la pelea, Ben lo arroja al piso, le apunta al ojo con su paraguas y luego le advierte que nunca pelee limpio con desconocidos. Luego Ben empieza a irse y Willy se agita, intentando demostrarle las capacidades de sus hijos: les ordena que vayan a una obra en construcción cercana y traigan una bolsa de arena. Los niños obedecen, pero entra Charley y les advierte que si roban algo de ese edificio el vigilante llamará a la policía. Willy le sigue contando a Ben lo valientes que son sus hijos, y Charley advierte que de valientes están llenas las cárceles. “¡Y la Bolsa también, amigo!” (124), agrega Ben. Willy admira el estado atlético de Ben y se burla de Charley y su hijo Bernard, que no pueden ni clavar un clavo. Luego ruega a Ben que se quede más tiempo: su padre murió cuando él era un niño y nunca pudo hablar con él.

Análisis

En esta pieza se ofrecen, al menos con claridad, dos concepciones del éxito. Una de ellas consiste en el éxito como algo asociado a lo tangible, material, producto de la dedicación y el trabajo concretos. Esta concepción aparece encarnada en la obra en Charley y, luego, también en Bernard. En contraposición, la otra noción del éxito se sostiene en un imaginario más fantasioso, mágico, encantador: esto es lo emulado por los discursos de Willy y aparece encarnado en su máxima expresión en Ben, cuya historia se presenta construida en un imaginario muy ligado al asombro y la fantasía.

WILLY: ¿Qué sabéis vosotros? ¡Ben partió con un hatillo a la espalda y acabó con una mina de diamantes!

HAPPY: Algún día me gustaría saber cómo lo hizo.

WILLY: ¿Dónde está el misterio? ¡Sabía lo que quería y fue a buscarlo! ¡Se metió en una jungla y cuando salió, a los veintiuno, era rico!

(p. 117)

La dimensión romántica y de extrema grandiosidad que alcanza generalmente la narración que Willy hace de Ben parece sugerir que la historia de ese personaje se compone más de la imaginación de Willy que de elementos de la realidad. En efecto, Ben es el único personaje de la obra que no aparece en el presente de la acción a la manera en que lo hacen los demás: muerto poco tiempo atrás, Ben aparece en recuerdos o en calidad de fantasma, como interlocutor imaginario dentro del deteriorado estado mental del protagonista. Así, tanto en las palabras del personaje mismo como en el relato que hace de él Willy, Ben representa en la obra una noción fantástica de éxito, conseguido más por una suerte intangible que por dedicación y trabajo.

La clase de éxito que representa Ben es la que Willy admira y aspiraría conseguir. “El éxito personificado” (p.117) llamará Willy a su hermano. Esa clase de éxito nada tiene que ver con la que podría representar Charley. La relación entre Willy y él es compleja, en tanto el primero es demasiado orgulloso como para aceptar el trabajo que Charley le ofrece y que, sabemos, Willy necesita. A pesar de que Charley se dirige a su vecino y amigo con piedad y delicadeza, cuidando de no herir la frágil susceptibilidad de su interlocutor, Willy no demora en ofenderse ante el ofrecimiento. Y sintiéndose, probablemente, humillado, no tarda tampoco en comenzar a insultar a Charley. En una búsqueda desesperada por recobrar su orgullo, Willy señala la falta de hombría, de virilidad en su vecino: “Un hombre que no sabe manejar las herramientas no es un hombre. Eres repugnante” (p.119). Con ese tipo de agresión busca señalar en su vecino una inferioridad respecto de sí mismo: definiendo al hombre como aquella persona que sabe manejar herramientas, establece una jerarquía en la que él se instala como dominante, y se evade así de otras comparaciones más incómodas, como por ejemplo aquella que sitúa socialmente al hombre como aquel que goza y provee económicamente, y que colocaría a Charley por encima de él.

En cierto sentido, la escena refuerza la idea de que la problemática conducta de Happy responde en gran medida a una introyección de los valores enarbolados por su padre. Willy parece no poder aceptar trabajar para Charley del mismo modo que Happy tiene problemas para recibir órdenes de hombres a quienes considera inferiores en términos de virilidad o destreza física.

En esta parte del acto, tanto en la escena del presente como en la del pasado yace dicha contraposición de valores. Willy muestra con orgullo ante Ben a sus hijos adolescentes fuertes y fornidos, y, para demostrarle a su hermano las aptitudes de su descendencia, le ordena a Biff traer un saco de arena que se divisa a lo lejos. Esa bolsa de arena es propiedad privada de una obra en construcción cercana. “¡Oye, si roban algo más de ese edificio, el vigilante llamará a la policía!”, advierte Charley, lo cual asusta a Linda: “(a Willy): No permitas que Biff…” (p.124). El abanico de perspectivas en torno al asunto se completa con las risas de Ben, quien se burla de Charley y aprueba el entrenamiento al que Willy somete a sus hijos.

WILLY: Si vieras la madera que trajeron a casa la semana pasada… Por lo menos una docena de tablas carísimas, de dos metros de largo por veinticinco centímetros de ancho.

CHARLEY: Escucha, si ese vigilante…

WILLY: Les hice pasar por el aro, ¿comprendes?, pero me han salido dos tipos valientes.

CHARLEY: De valientes, Willy, las cárceles están llenas.

BEN: (da una palmada en la espalda de Willy mientras se ríe de Charley): ¡Y la Bolsa también, amigo!

(p.124)

En esta ocasión, el fragmento del pasado devela que el comportamiento delictivo de Biff parece encontrar su raíz en esta asociación que su padre establece entre la aptitud para robar y la hombría o la superioridad frente a otros -“¡Vamos, Biff! ¡Adelante, demuéstrale lo que vales!” (p.122)-, asociación incentivada por Ben. El peligro de inculcar este valor es advertido por Charley, y así se presenta un antagonismo de nociones, representada por este personaje y Ben, que explica también el carácter de Willy, en su desmedida admiración y necesidad de aprobación por parte de su exitoso hermano y en su correspondiente desprecio por la actitud precavida de su vecino. Willy asocia al éxito con la suerte, la hombría e incluso a cuestiones que pueden considerarse inmorales, como el acto delictivo, y no puede en cambio ver las virtudes del esfuerzo y la disciplina, encarnada en personajes como Charley y Bernard. Mientras admira el éxito de Ben, ligado a la temeridad, no imagina que el trabajo duro y la dedicación puedan ser críticos en el área.