Harry Potter y la piedra filosofal

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El amor

El amor juega un rol fundamental en Harry Potter y la piedra filosofal, así como también en el resto de la saga. Rowling establece claramente el poder del amor desde el principio de su narración al explicar que la capacidad de Harry de sobrevivir a la maldición de Voldemort es un resultado directo del amor que su madre le profesaba. Al sacrificar su propia vida para salvar a su hijo, Lily Potter le dio a Harry una protección mágica que lo escudó de la maldición de Voldemort y que casi destruye al mago oscuro. Como el Profesor Dumbledore le indica, Voldemort es incapaz de comprender el amor, particularmente en comparación con la fuerza de sus artes tenebrosas, y por eso fue tomado por sorpresa cuando el amor de Lily Potter dotó a Harry de un escudo protector.

La propia habilidad de Harry para amar y ser amado es un rasgo clave en la psicología del personaje, lo distingue de Voldemort y le asegura al lector que Harry jamás será seducido por las Artes Oscuras. El amor de Harry por sus padres lo llena de determinación para vencer a Voldemort y rebelarse contra cualquier manifestación de las Artes Oscuras. Así, la capacidad de amar que demuestra Harry le sirve para construir y sostener un sistema de apoyo y protección basado en sus amigos, algo que Voldemort nunca conseguirá quebrantar.

El libre albedrío

El libre albedrío o la capacidad de elegir es uno de los temas más importantes que Rowling desarrolla a lo largo de la novela. Desde el comienzo del libro, Rowling describe las misteriosas conexiones entre Harry y Voldemort: sus varitas gemelas, su conexión con las serpientes, incluso algunos aspectos de su apariencia. Así, en cierto sentido Harry parece condenado a seguir los pasos del Señor Oscuro, un destino que ya se esboza cuando el Sombrero Seleccionador muestra la posibilidad de colocarlo en Slytherin. Sin embargo, Harry se niega a interpretar un rol pasivo cuando se trata de su propio futuro, más si eso tiene que ver con repetir los pasos del mago que ha matado a sus padres. Por eso, en lugar de aceptar cualquier decisión del Sombrero Seleccionador, Harry se niega a ser colocado en Slytherin y es enviado a Gryffindor.

Como el Profesor Dumbledore le explica luego, son las elecciones hechas por uno mismo las que determinan en qué tipo de personas nos convertimos. Nada es inamovible cuando se trata del futuro personal, sino que, como Harry demuestra, cada uno tiene la oportunidad de cambiar el curso de su vida, tanto a través de elecciones significativas como de aquellas que podrían parecer irrelevantes, como la amistad que Harry demuestra hacia Ron, cuando podría haber elegido la de Malfoy.

La importancia de la rebeldía

A lo largo de toda la novela, Harry, Ron y Hermione rompen muchas reglas de la escuela durante sus aventuras. Harry, particularmente, está siempre dispuesto a romper las reglas de Hogwarts siempre y cuando sea por una causa que él considera mayor y justa. A pesar de que Rowling admite que las reglas impuestas en la escuela son para mantener a los estudiantes sanos y salvos, también presenta la ruptura de estas reglas como una cualidad heroica de la personalidad de Harry, quien es capaz de pensar por sí mismo y, dependiendo de la situación, juzgar si debe plegarse a ellas o no. A su vez, Harry siempre está dispuesto a aceptar las consecuencias de sus actos de rebeldía.

Es importante constatar que Harry nunca rompe las reglas por el simple hecho de hacerlo: lo hace solo cuando cree con vehemencia que esas acciones son necesarias. Su naturaleza desprendida y compasiva siempre se pone de manifiesto en sus razones para romper las reglas. Por ejemplo, una de las primeras ocasiones en las que Harry rompe las reglas es durante la clase de vuelo de Madam Hooch, cuando persigue a Malfoy para recuperar la Recordadora de Neville. Harry no desobedece a Madam Hooch para pavonearse frente al resto de estudiantes sino para defender a Neville y recuperar lo que le pertenece.

La humildad

Uno de los rasgos principales que diferencia a Harry de los personajes con cualidades malginas, como Voldemort o Draco Malfoy, es su humildad. A pesar de su reputación como "El-Niño-Que-vivió" y sus habilidades para el Quidditch, Harry mantiene un perfil modesto a lo largo de toda la saga. La atención que recibe por su fama y su historia solo lo hace sentirse inseguro e incómodo; Harry siente que nunca será lo suficientemente extraordinario como para merecer esa estima y esa reputación. Su humildad, en parte, es un resultado directo de su crianza con los Dursley. Como nunca fue tratado como alguien especial, Harry creció en un contexto donde el respeto no era algo garantizado, sino más bien algo por lo que se debía luchar. Cuando Dumbledore deja a Harry con los Dursley, sabe que estos lo maltratarán. Sin embargo, también puede imaginar que, al crecer alejado del mundo mágico que lo endiosaría, se asegura de que Harry crecerá sin desarrollar un orgullo y una arrogancia desmedidos.

La humildad de Harry se convierte en un tema de particular importancia cuando enfrenta a Voldemort en los calabozos de Hogwarts. Ni Voldemort ni el Profesor Quirrel pueden obtener la piedra filosofal del Espejo de Oesed ya que están pensando en utilizarla para su propio beneficio. Harry, en cambio, piensa en recuperar la piedra solo para salvar al mundo mágico del retorno de Voldemort: con su naturaleza humilde, nunca se le ocurriría usar la piedra filosofal para su propio beneficio, y es por eso que el espejo se la entrega.

La amistad

En la novela, Rowling expresa la importancia de la amistad, particularmente cuando se trata de sobreponerse a diferentes desafíos y dificultosas tareas. Antes de llegar a Hogwarts, Harry está completamente solo: no tiene ni un ambiente familiar que lo contenga ni amigos en el colegio que le brinden afecto. Sin embargo, en Hogwarts logra crear rápidamente un grupo de amigos y, en particular, una relación de amistad más íntima con Ron y Hermione. Para la mayoría de estudiantes, un núcleo sólido de amigos ayuda a sentirse bien en medio de la presión de las clases y la lejanía familiar durante el año escolar.

En el caso de Harry, Rowling traza un paralelo entre la amistad y los desafíos que le impone la nueva vida: Harry logra llegar al Espejo de Oesed solo gracias a la ayuda de Ron y de Hermione. Estos dos amigos son capaces de resolver algunos de los desafíos contra los cuales Harry hubiera fracasado, especialmente el ajedrez gigante de la Profesora McGonagall y el desafío de las pociones del profesor Snape. En este caso, la amistad entre los tres niños le salva la vida a Harry y le permite evitar que Voldemort encuentre la piedra filosofal.

La amistad de Harry con Ron y Hermione también es significativa porque sirve para diferenciar a nuestro protagonista de Voldemort. A pesar de que este último es muchísimo más poderoso que Harry, prefiere estar solo y aislado de todos los que lo rodean, a quienes siempre mira con desprecio. Incluso el profesor Quirrel, que toma sangre de unicornio para mantenerlo vivo, no es más que un sirviente para el señor oscuro. Debido a esta incapacidad de sentir afecto y rodearse de pares, Voldemort estará siempre solo y no tendrá a nadie en quien apoyarse. Harry, por el contrario, siempre tiene un grupo de amigos que lo apoya y que le brinda ayuda, ofreciéndole aquello que a él le falta.

La muerte

Hacia el final del libro, el profesor Dumbledore le dice a Harry que "la muerte no es más que la siguiente gran aventura" (p.245). Rowling no describe la muerte como algo a lo que hay que temer, sino más bien como una parte natural del ciclo de la vida, que debería ser aceptada como condición de la humanidad. La muerte puede ser vista también como algo hermoso. Por ejemplo, al sacrificar su propia vida por Harry, Lily Potter le otorgó una protección maravillosa y la oportunidad de vivir libre de la tiranía de Voldemort. Su muerte también le dio a Harry un propósito en la vida y la determinación de detener a Voldemort antes de que regrese para dañar y someter al mundo mágico.

A pesar de que ninguno de los personajes principales muere a lo largo de la novela, Rowling hace una distinción clara entre el proceso de muerte natural y los intentos de Voldemort de vencer la muerte y obtener la inmortalidad. Luego de su intento de matar a Harry, Voldemort pasa los siguientes diez años existiendo como una sombra, ni vivo ni muerto. El señor oscuro obtiene una extraña y retorcida forma de la inmortalidad, pero su negación a aceptar el orden natural de la vida y de la muerte pone de manifiesto su naturaleza maligna, oponiéndola a la pureza de corazón de Harry.

El poder

El tema del poder se transforma en otro rasgo diferenciador entre Harry y Voldemort. El principal objetivo del mago oscuro durante su reino de terror en Gran Bretaña era alcanzar el poder absoluto tanto en el mundo mágico como en el mundo muggle. Incluso después de haber sido casi destruido, cuando su maldición chocó contra la protección que Lily Potter depositó en su hijo, el objetivo de Voldemort sigue siendo alcanzar el poder absoluto, primero mediante el robo de la piedra filosofal y la obtención de la inmortalidad, y luego mediante el mismo control tiránico que había implementado antes de su caída. Harry, por otra parte, no tiene ningún interés en obtener poder. Su naturaleza pura y modesta lo empuja a no desear nada más que la compañía de sus padres muertos y un poco de atención de aquellos que lo rodean. De hecho, es debido a esta falta de ambición de poder que el Espejo de Oesed le entrega la piedra filosofal.

Con respecto al poder, Rowling propone a Dumbledore como la contracara de Voldemort. El director de Hogwarts es un mago extremadamente poderoso, el único al que Voldemort teme. Sin embargo, en lugar de usar su vasto conocimiento de la magia para obtener el poder y dominar el mundo mágico, a Dumbledore el poder no puede ni seducirlo ni corromperlo. El único poder que desea es el de ayudar a jóvenes magos y brujas a desarrollar sus habilidades mágicas de forma segura y en pos del beneficio comunitario.