Harry Potter y la piedra filosofal

Harry Potter y la piedra filosofal Resumen y Análisis Capítulos 4-5

Resumen:

El tío Vernon se acerca a la puerta con un rifle en las manos cuando vuelven a sentirse otra vez los llamados. Finalmente, la puerta es arrancada de sus goznes y revela la figura de un gigante: Hagrid, el Guardián de las Llaves de Hogwarts. Vernon lo amenaza con el rifle, pero el gigante simplemente se lo quita y dobla el metal sin esfuerzo. Luego se presenta y le regala a Harry un pastel de cumpleaños que saca de uno de sus bolsillos. Hagrid se alarma al darse cuenta que los Dursley no le han contado nada a Harry sobre Hogwarts ni sobre su pasado o su trasfondo mágico, especialmente en lo que respecta a la muerte de sus padres. Reprende a los Dursley por haber mantenido a Harry en la ignorancia y no haberlo dejado leer la carta de invitación a Hogwarts.

Petunia no puede contenerse y le contesta a Hagrid que le mintieron a Harry para asegurarse de que no se transformara en un extravagante mago, como su hermana. Al notar que Harry no entiende nada de lo que está sucediendo, Hagrid le cuenta la verdad sobre su nacimiento, su herencia mágica y cómo sobrevivió a la maldición asesina de Voldemort, a quien llaman Ya-Sabes-Quién. Lily y James Potter no fallecieron en un accidente sino que fueron asesinados por un mago oscuro de creciente poder en el mundo mágico. Eso explica el relámpago de luz verde que Harry recuerda. El niño trata de absorber toda esta información, pero piensa que Hagrid debe haberse confundido. ¿Cómo podría él, entre tanta gente, ser un mago? Hagrid se sonríe y le pregunta entonces si no le han sucedido cosas extrañas a lo largo de su vida, especialmente en momentos de furia o miedo. Harry recuerda cómo le creció una vez el cabello y cómo llegó sin darse cuenta al techo de las cocinas del colegio. Piensa también en la liberación de la boa constrictora, y entonces comienza a comprender su naturaleza.

El tío Vernon los interrumpe y le informa a Hagrid que no va a permitir que Harry asista a Hogwarts y se transforme en un loco como Dumbledore. Frente a este insulto, Hagrid pierde la paciencia y le hace crecer a Dudley una cola de cerdo usando una varita mágica que lleva transformada en un paraguas rosa. Hagrid se arrepiente rápido de su acción y le pide a Harry que no le cuente a nadie, pues de pequeño él ha sido expulsado de Hogwarts y se supone que no debería hacer magia.

La mañana siguiente, Harry se levanta convencido de que todo ha sido un sueño, pero queda fascinado cuando ve a Hagrid durmiendo en el sofá, porque eso significa que todo lo que recuerda es real y que él es un mago. Después de un desayuno veloz, Harry y Hagrid se dirigen a Diagon Alley (el Callejón Diagon, en algunas traducciones), en Londres, para comprar todo lo que Harry necesita para sus clases. Esto le preocupa de repente al niño, puesto que no tiene plata para pagar la escuela o los libros de magia, y sabe que los Dursley no lo ayudarán. Sin embargo, Hagrid le informa que sus padres le han dejado una herencia en el banco de los magos, Gringotts, y que la bóveda de los Potter será su primera parada en Diagon Alley.

En el camino, Harry revisa la lista de elementos que debe llevar a Hogwarts, y que incluye tres juegos de túnicas negras, un sombrero puntiagudo, una varita mágica, un caldero, un par de guantes de piel de dragón y muchos libros sobre encantamientos y teoría de la magia. Para poder acceder a Diagon Alley deben entrar al Leaky Cauldron (El Caldero Chorreante, en algunas traducciones), un famoso pub que sirve como acceso al mundo mágico. Toda la concurrencia del pub queda maravillada de conocer a Harry Potter, a quien empiezan a saludar cuando lo reconocen. Allí Harry se encuentra también con el Profesor Quirrel, un mago tartamudo y de aspecto nervioso que enseña Defensa contra las Artes Oscuras en Hogwarts.

En el patio trasero del pub, Hagrid golpea tres veces un ladrillo de la pared y se abre un portal que les permite el acceso a Diagon Alley. Primero se dirigen a Gringotts, donde son escoltados a la bóveda de Harry por un gnomo llamado Griphook. Mientras este coloca dinero en una bolsa para entregarle a Harry, Hagrid le explica cómo funciona el dinero mágico, que se compone de Galleons de oro, Sickles de plata y Knuts de bronce. Luego se dirigen a la bóveda 713, donde Hagrid debe buscar un misterioso paquete que esconde en su túnica y que debe llevar a Hogwarts. Cuando Harry le pregunta por el paquete, la respuesta que recibe es vaga. Hagrid le explica que se trata de asuntos del colegio y nada más.

Fuera de Gringotts, Hagrid lleva a Harry a la tienda de túnicas de Madam Malkin. Mientras le prueban las túnicas, Harry conoce a un desagradable niño que también está por comenzar su primer año en Hogwarts. El niño habla sobre la importancia de ser un mago de sangre pura y menciona las casas de Slytherin y Hufflepuff. También habla sobre el Quidditch. Sintiéndose inseguro en su ignorancia, Harry le pregunta luego a Hagrid de qué se trata todo eso que el niño mencionó. Hagrid le explica entonces que el Quidditch es un deporte mágico –con la importancia que tiene el fútbol para los muggles –y que Slytherin y Hufflepuff son dos de las cuatro casas de Hogwarts. Luego le asegura que no debe preocuparse, puesto que en Hogwarts va a aprender todo lo que tiene que saber.

Los dos personajes continúan sus compras. Hagrid le regala a Harry una lechuza para su cumpleaños, a la que el niño llama Hedwig. La última parada es la tienda de varitas de Ollivander. El señor Ollivander le hace probar a Harry una buena cantidad de varitas, informándole que es la varita la que elige al mago, y no a la inversa. Finalmente, Harry prueba una varita hecha de madera de acebo y pluma de fénix que echa chispas cuando la mueve, indicando que es la correcta. Mientras el señor Ollivander envuelve la varita, le dice a Harry que hay algo muy curioso, puesto que de ese mismo fénix solo se hizo una varita más: la que eligió a Voldemort y causó la muerte de los padres de Harry, así como su cicatriz en la frente.

Análisis:

La llegada de Hagrid implica el primer encuentro que Harry Potter sostiene con un miembro del mundo mágico al que perteneció de niño. Hagrid no solo realiza esta primera introducción a un nuevo mundo, sino que le cuenta la verdad sobre la muerte de sus padres. El conocimiento de Voldemort y la maldición que mató a sus padres va a convertirse en un aspecto crucial de la psicología de Harry y la principal determinación que lo lleva a enfrentarse a Voldemort conforme avanza el relato.

Harry pronto se da cuenta de que toda su vida hubiera sido diferente de no ser por Voldemort. No solo habría crecido en el mundo de los magos, sino que los Dursley habrían sido reemplazados por sus padres, dos individuos que lo amaban y que podrían entender los cambios a los que ahora se enfrenta. Con la revelación de Tía Petunia sobre su hermana, Harry también entiende a sus tíos por primera vez. Su rechazo y su crueldad no era simple odio hacia su persona, sino uno que ya le tenían a sus padres y a todo lo que ellos representaban con su modo de vida “anormal”.

Sin embargo, el primer instinto de Harry es pensar que Hagrid tiene que estar equivocado. A pesar de los extraños eventos que le han pasado en su vida, Harry no cree ser lo suficientemente especial como para ser un mago. Es completamente ordinario, condenado para siempre a usar la ropa que Dudley descarta y a ser un paria social en la escuela. La modestia y la humildad que Harry demuestra en esta escena son aspectos constantes de la psicología de su personaje a lo largo de toda la saga. Harry nunca se considera merecedor de la atención que recibe constantemente como “El-niño-que-vivió” y, como resultado, va a embarcarse en todas aquellas aventuras que puedan probarle a sí mismo que puede vivir a la altura de las expectativas sociales que se generan a su alrededor.

Esta es otra de las razones por las que la decisión de Dumbledore de dejar a Harry con los Dursley se transforma en una ventaja. Debido a la fama que Harry tiene en el mundo mágico como aquel que ha derrotado a Voldemort, existía la posibilidad de que el muchacho se volviera un mago egocéntrico y arrogante. Al contrario, el trato que recibe de los Dursley durante once años lo convence de que es una persona totalmente ordinaria. El triunfo sobre Voldemort, de bebé, fue inusual, y él no lo atribuye a ninguna habilidad personal en particular. Sin embargo, con la llegada de Hagrid, Harry puede escapar de los Dursley por primera vez y comenzar su periplo hacia el descubrimiento de su potencial como mago.

Este abordaje psicológico de los personajes puede complementarse con una lectura en clave heroica. El arquetipo del héroe, tal como lo ha analizado Joseph Campbell en su obra El Héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito, es una figura fuertemente enraizada en la psiquis humana que se manifiesta en múltiples relatos de las culturas más diversas a lo largo y ancho del mundo. El héroe arquetípico es un sujeto que destaca sobre el resto de la sociedad por sus características especiales y que, en un momento dado de su vida, recibe el llamado de un mensajero que desencadena la aventura.

En relatos épicos tradicionales, el mensajero puede ser, por ejemplo, el heraldo de un rey que llega pidiendo ayuda (como sucede en el relato épico anglosajón Beowulf) y al que el héroe responde arrojándose a la aventura. Otras veces, los mensajeros son personajes que ofician de mediadores entre el mundo de los hombres y el de los dioses, y propician en el héroe una suerte de iniciación mística. En Harry Potter, Hagrid se presenta como el mensajero del mundo mágico y funciona como un disparador de la aventura que cambia la vida del héroe para siempre. La carta de invitación a Hogwarts es ese mensaje que propicia la aventura: “Me doy cuenta de que ya es tiempo de que leas tu carta. Harry extendió la mano para tomar, finalmente, el sobre amarillento, dirigido con tinta verde esmeralda a: Señor H. Potter, El piso de la cabaña en la roca, El Mar” (p. 49). Una vez que el héroe responde a la llamada, debe superar la primera prueba, a partir de la cual se sumergirá en un mundo de significaciones magnificadas, donde cada gesto que realice se transformará en un gesto paradigmático, ejemplar, capaz de ordenar la cultura y de servir como guía para las comunidades que representa. En Harry Potter, Hagrid, como la figura del mensajero, no solo introduce el mundo mágico en el que Harry de zambullirá en los siguientes capítulos, sino que revela también al héroe su trasfondo especial. En los relatos míticos tradicionales, esta revelación conecta muchas veces al héroe con las fuerzas sagradas y pone de manifiesto su carácter único y especial. En Harry, este trasfondo especial se vincula directamente a su supervivencia a la maldición asesina de Voldemort. Algo singular hay en Harry, aunque él lo desconozca y se considere ordinario, que le ha permitido sobrevivir y derrotar al Señor Oscuro, y que, le guste o no, ha marcado su vida.

En los siguientes capítulos se abordarán otros aspectos del camino del héroe aplicados al personaje de Harry Potter. Sin embargo, lo más interesante de esta novela es pensar cómo en ella se combinan los elementos de un relato heroico tradicional con las narrativas contemporáneas sobre la adolescencia y los ritos de paso hacia la mayoría de edad. Por eso es válido preguntarse: ¿Se trata Harry Potter de una saga de fantasía épica, con los elementos tradicionales del mito del héroe? La respuesta es que no. Harry Potter no es una saga épica ni trabaja sobre el mito del héroe como lo hacen las épicas clásicas. Lo que hace es tomar elementos propios del mito heroico y resignificarlos en una ficción heterocósmica (es decir, que propone un mundo nuevo, con una lógica interna y con sus propios sistemas) que visita los lugares comunes de la cultura occidental contemporánea: la amistad, el amor, la adolescencia, el poder y la complejidad psicológica.

Harry Potter tiene mucho de exploración psicológica en el panorama de crisis de valores sociales e individuales de la posmodernidad. De hecho, si hay algo que sí puede afirmarse de esta saga es que cuestiona –aunque con ambigüedad –la figura monolítica del héroe masculino exitista, y propone otras formas de pensar lo heroico. Por ejemplo, lo hace en relación a la lealtad, la humildad y la modestia. La saga no deja de llamarse Harry Potter y de girar en torno a la figura de su protagonista. Sin embargo, Harry no habría llegado muy lejos sin la ayuda de sus amigos, especialmente de Hermione y de Ron, por lo que no es representado como la figura del héroe infalible, sino más bien como una personalidad compleja, llena de imperfecciones y debilidades, que necesita de sus amigos para sobrevivir y desarrollarse plenamente.

Una vez introducido por Hagrid a su historia familiar y a su trasfondo tan particular, las experiencias de Harry en Diagon Alley lo ayudan a desarrollar su conocimiento sobre el mundo mágico. Por primera vez en su vida, siente que realmente pertenece a algún lado. No es un extranjero como lo era en Little Whinging sino un mago más, un miembro de un grupo selecto en el cual es libre de desarrollarse y lograr el éxito en sus propios términos. Rowling también usa el episodio de Diagon Alley para introducir un tema importante del libro: la conexión de Harry con Voldemort. La narración ya había presentado a estos dos personajes en oposición durante el primer capítulo del libro, y ahora queda claro para el lector que Harry se va a enfrentar a Voldemort en algún momento de la historia. Durante la visita de Harry a la tienda de Ollivander, sin embargo, Rowling sugiere que la relación entre Harry y Voldemort va a ser más profunda que el mero contraste entre el héroe y el villano. Esto también es una diferencia clave con respecto a los relatos agonistas tradicionales, donde el bien y el mal se ubican en polos opuestos. En Harry Potter esto no sucede. Entre Harry y Voldemort existen más conexiones de las que el niño desearía. Si bien todavía es muy pronto en el relato como para conocer la profundidad de esta conexión, algo queda claro: las líneas que separan el bien del mal no son tan claras en el mundo mágico.