Harry Potter y la piedra filosofal

Harry Potter y la piedra filosofal Resumen y Análisis Capítulos 10-11

Resumen:

Durante el desayuno de la mañana siguiente, Harry y Ron tratan de imaginar qué puede haber dentro del misterioso paquete como para necesitar tanta protección. Durante su discusión, llega una carta junto a un gran paquete para Harry. Se trata de su nueva escoba, una Nimbus 2000, y está acompañada de una nota de la Profesora McGonagall que le solicita mantener el regalo en secreto, ya que los estudiantes de primer año, en general, no tienen permitido poseer escobas voladoras. Malfoy ve el paquete y se da cuenta de lo que es. Por eso, trata de acusarlo con el profesor Flitwick para que este castigue a Harry, pero el profesor simplemente lo felicita por sus habilidades para volar y por haber sido elegido como el nuevo Buscador del equipo de Gryffindor. Harry le agradece a Malfoy, puesto que si no hubiera sido por su intento de robarle la Recordadora a Neville, él nunca habría entrado al equipo de su casa.

Ese mismo día, Harry realiza la primera práctica junto al equipo de Gryffindor. Oliver Wood le explica las reglas del juego: cada equipo tiene tres Cazadores, un Guardián, dos Bateadores y un Buscador. Los cazadores hacen puntos al arrojar la Quaffle a través de alguno de los tres aros del equipo contrario, mientras que el Guardián trata de evitarlo. El trabajo del Buscador es atrapar la Snitch dorada, una pequeña pelota encantada que vuela alrededor de la cancha de juego y que le da al equipo que la atrapa 150 puntos adicionales, además de poner fin al partido. Durante la práctica, Harry logra atrapar cada pelota que Wood le arroja. El resto del equipo queda muy impresionado, y Harry está feliz de que sus primeras semanas en Hogwarts vayan tan bien.

Luego de dos meses, Harry comienza a sentirse a gusto como estudiante en el castillo. Pasa casi todo su tiempo en las clases, en las prácticas de Quidditch o estudiando magia. Durante una clase de encantamientos particularmente interesante, los estudiantes de primer año practican el hechizo de levitación tratando de hacer que las plumas que tienen se eleven hacia el techo. Ron tiene problemas con la pronunciación del hechizo y se enoja con el éxito de Hermione: ella es la única estudiante que logra hacer volar la pluma. Después de la clase, Ron le hace un comentario a Harry sobre lo mandona que es Hermione. Ella, que está cerca, lo escucha y abandona el lugar llorando.

Durante el banquete de Halloween, el Profesor Quirrel interrumpe la fiesta presentándose apurado y le informa a Dumbledore que hay un troll (o un "trasgo", en algunas traducciones) suelto en los calabozos. Todos los estudiantes son enviados entonces a las salas comunes de sus casas mientras los profesores descienden a los calabozos para encontrar al troll. Al darse cuenta de que Hermione no está en el banquete y que, según otras estudiantes, está encerrada en el baño de chicas, llorando, Harry y Ron deciden abandonar el grupo que está volviendo a la sala común de Gryffindor e ir a buscarla. En el camino hacia los baños, los niños se topan con el troll y deciden encerrarlo sin mirar bien dónde. Accidentalmente, la puerta que cierran tras el troll es la del baño de chicas, donde se encuentra Hermione. Entonces, los dos vuelven, abren la puerta y atacan al troll: Harry salta sobre su espalda y le clava su varita en la nariz, mientras que Ron utiliza el hechizo de levitación que no había logrado hacer en la clase de encantamientos para hacer volar el garrote que el monstruo tiene en sus manos y dejarlo caer sobre su cabeza. De esta forma, el troll queda inconsciente y momentos después llega McGonagall junto a otros profesores y encuentran a los tres estudiantes en el destruido baño. La profesora comienza a reprender a los dos niños, pero Hermione interviene y miente, diciendo que fue ella quien escapó de la sala común porque estaba segura de poder derrotar al troll. Harry y Ron escaparon para salvarla y, si no fuera por ellos, ella estaría muerta. McGonagall le cree a Hermione y le quita 5 puntos a Gryffindor por la travesura. Al mismo tiempo, le otorga 5 puntos a cada uno de los niños, por su valentía y también por haber derribado al troll. Después de este evento, Harry, Ron y Hermione se hacen buenos amigos y serán un grupo inseparable a lo largo de toda la saga.

La temporada de Quidditch comienza en noviembre y Harry se encuentra más sobrecargado que nunca por las clases y los entrenamientos. Su posición en el equipo de Gryffindor es un secreto, pero Harry descubre que los secretos en Hogwarts no significan demasiado: casi todo el mundo sabe que jugará como Buscador para su casa. La amistad con Hermione resulta especialmente útil para Harry durante la época de sobrecarga de tareas, puesto que la niña lo ayuda a completar todas sus tareas. También le presta un libro titulado Quidditch a través de los tiempos, para ayudarlo a que se prepare para su primer partido contra Slytherin.

Desafortunadamente, el profesor Snape le confisca el libro a Harry la noche antes del partido. Harry decide ir a la oficina de Snape para recuperarlo, y cuando llega escucha a Snape hablando con Filch. Sin hacer ruido, se asoma a la sala y ve cómo Snape se está levantando la túnica para mostrarle a Filch una sangrienta herida que tiene en la pierna. Cuando Snape ve a Harry, comienza a gritarle que se retire, y el niño huye. Cuando regresa a la sala común, le cuenta a sus amigos lo que ha visto, y aventura que Snape debe haber sido herido por el perro de tres cabezas que se encuentra en el tercer piso.

El día del primer partido de Quidditch Harry está extremadamente ansioso. Cuando el juego comienza, el equipo de Gryffindor lleva la delantera y Harry casi logra atrapar la Snitch. Sin embargo, la Nimbus 2000 que monta pierde el control repentinamente y comienza a dar sacudidas por el aire, tratando de derribar a Harry. Hermione y Ron están aterrados por la seguridad de Harry, y la niña se da cuenta de que alguien debe estar hechizando la escoba de su amigo con un poderoso conjuro de magia oscura. Entonces, nota que Snape está mirando la escoba sin parpadear mientras murmura algo que bien podría ser una maldición. Hermione entonces se escabulle hasta donde está su profesor y, escondida, le prende fuego la túnica. En su camino se choca con el Profesor Quirrel, que también está contemplando el partido. Cuando Snape nota el fuego pierde la concentración y, momentos después, el hechizo sobre la escoba de Harry se rompe y este recupera el control. Segundos después, Harry ve la Snitch y la atrapa con la boca, haciéndole ganar el partido a Gryffindor.

Esa tarde, los tres chicos se dirigen a tomar el té con Hagrid. Ron y Hermione le cuentan al hombretón que Snape es el responsable del embrujo de la escoba de Harry, pero Hagrid no está convencido de ello. Les pregunta entonces por qué creen que Snape trataría de matar a Harry, y este le cuenta entonces sobre la pierna herida del profesor y el perro de tres cabezas que hay en el corredor prohibido. Hagrid deja escapar accidentalmente que él es el dueño de esa bestia, Fluffy, y que su perro es el guardián de un secreto que solo Dumbledore y Nicolas Flamel conocen.

Análisis:

El episodio del troll en Halloween es el evento tras el cual Hermione pasa a formar parte del grupo de amigos protagonista. Hasta este punto, la niña había sido descripta como una molesta sabelotodo y el lector era empujado a compartir el punto de vista negativo que Ron tenía sobre ella. Cuando Hermione escapa llorando después de escuchar a Ron burlarse de ella, al lector se le permite observar un rasgo de su psicología: más que una estudiante pedante que solo irrita a sus compañeros, Hermione es en verdad una niña insegura y solitaria. Repentinamente, el juicio de Ron sobre ella parece demasiado pesado. A medida que la narración avanza, Rowling se interna en la psicología de sus personajes, y aquellos perfiles que habían sido esbozados en función de unas pocas características comienzan a complejizarse y a cobrar una interesante profundidad. Hasta el momento, Hermione había sido definida por su cualidad de sabelotodo, y el lector no había tenido ocasión de conocerla mejor.

En narratología, se denominan indicios a aquellos hechos a través de los cuales el lector puede comprender mejor los rasgos psicológicos del personaje. Tras la derrota del troll, cuando los profesores encuentran a los tres niños y les piden explicaciones, Hermione toma la palabra y asegura tener la culpa de todo, puesto que pensó que podía enfrentarse a la criatura y derrotarla con sus conocimientos mágicos, pero que habría muerto si sus amigos no la hubieran seguido e intervenido en la escena. Con esta mentira, Hermione pone muchas cosas de manifiesto: esta mentira es una forma de agradecerles a Harry y a Ron por haberla salvado pero, más importante, es también su forma de reconocer que ha sido pedante en el trato con los demás niños y de demostrar que está dispuesta a cambiar ese aspecto de su personalidad. Así, la acción y el diálogo son indicios que sirven para que el lector construya el perfil psicológico de los personajes.

Hasta el capítulo anterior, la idea de rebelarse contra las reglas había aparecido en Harry y en Ron por primera vez, pero no es sino hasta que Hermione se hace cargo del episodio del troll frente a los profesores que Rowling profundiza sobre este tema a partir de la tensión que se produce en Hermione entre lo que las reglas le exigen y lo que, de pronto, su sistema de valores le indica que es lo correcto. Harry y Ron ya han demostrado una actitud un tanto laxa hacia las reglas de Hogwarts: si bien no las quebrantan por el simple hecho de rebelarse, los niños ya las han desobedecido en más de una ocasión. Cuando Hermione les miente a sus profesores para salvar a sus dos amigos del posible castigo, revela que se maneja con el mismo principio causal que Harry: las reglas deben romperse si el fin justifica los medios. El concepto de Hermione de justificación causal, sin embargo, se diferencia del de Harry y Ron y está mucho más restringido por su estricto sistema valores, pero revela al lector que este personaje tendrá mucho más para ofrecer a lo largo de la narración.

Puede considerarse que una amistad basada en una mentira no es un elemento apropiado para una novela destinada a un público infantil, pero Harry y Ron no se hacen amigos de Hermione simplemente porque ella los salvó del castigo. En verdad, esa mentira resalta la importancia de ser leales a los amigos. A pesar de que Hermione no es aún tan cercana a Harry y Ron, sí es leal hacia ellos frente a las consecuencias institucionales que sus actos pueden acarrear. La idea de la amistad y la lealtad es un tema crucial en la narración, y más adelante esto quedará en evidencia frente a los desafíos que los tres amigos deberán superar hacia la resolución de la trama de este primer libro de la saga.

Durante el primer partido de Quidditch, Rowling aprovecha la oportunidad para realizar una distinción tajante entre el bien y el mal por primera vez en la narración. A pesar de que Malfoy y otros miembros de la casa de Slytherin han demostrado poseer personalidades poco bondadosas e incluso malévolas, ninguno de ellos estaría realmente dispuesto a usar magia oscura sobre Harry. Cuando su escoba voladora es hechizada, queda claro que hay fuerzas más poderosas manifestándose en el argumento, más allá de las rivalidades entre estudiantes y las casas a las que pertenecen. Harry, entonces, va a oponerse a un enemigo poderoso que permanecerá oculto hasta el último capítulo del libro. Así, todo el relato de la saga se articula con una estructura agonista en su base (Harry vs Voldemort, el bien vs el mal), pero esta lógica polarizada se desdibuja y difumina en las acciones concretas que rodean a los niños en Hogwarts.

Notablemente, la primera sospecha de Harry es hacia Snape: él parece ser la fuente de esta misteriosa magia oscura. Esta es una sospecha que parece basarse en hechos bastante dudosos y ambiguos. Snape es realmente un candidato para cumplir el rol del villano en la novela, principalmente por el odio con que trata a Harry durante las clases de pociones. Sin embargo, la construcción de Snape como el villano es demasiado evidente y hasta un tanto injusta por parte de Harry y sus amigos. En el mundo de Rowling no hay un esquema maniqueista absoluto: el bien y el mal no son valores totales, y todos los personajes presentan psicologías más complejas y ambiguas, aun cuando algunos de ellos resultan más transparentes que otros.

Una cosa quiere expresar Rowling con el juego que establece entre la responsabilidad que Harry y sus amigos le atribuyen a Snape y el verdadero antagonista, que no se conocerá hasta el último capítulo: las apariencias engañan, y las enemistades de base pueden confundir a los personajes y nublarles el juicio: el hecho de que Harry sospeche tanto de Snape y lo considerara su enemigo por la forma en que este lo trata durante sus clases nubla el juicio de Harry y lo predispone a creer que es él quien está intentando robar la Piedra Filosofal. En este mismo sentido, el juego de pistas y huellas que siguen los tres niños también está sesgado por el prejuicio y, como se demostrará al final, está errado en sus supuestos básicos.

Desde el arquetipo del héroe que se ha estado desarrollando en los capítulos anteriores, estos dos capítulos representan dos pruebas más que Harry debe superar: en primera instancia, el enfrentamiento con el troll, un enemigo que está más allá de sus posibilidades y que, sin embargo, logran vencer gracias a una mezcla de suerte y talento y, en segundo lugar, el primer partido de Quidditch, donde Harry se juega su reputación como el Buscador más joven de los últimos cien años. Especialmente en esta última prueba, Harry está comprometiendo su imagen personal frente a todo el colegio, y por eso es un desafío tan importante. El hecho de resistir en su escoba voladora a pesar de la maldición que la hechiza, y luego atrapar la Snitch dorada, pone de manifiesto el talento superior de Harry para el vuelo y lo hace merecedor de los elogios y la fama que recibe. Sin embargo, como se ha mencionado anteriormente, el héroe solo no puede superar todas las pruebas, y necesita muchas veces de la intervención de un ayudante o de una ayuda mágica.

En el partido de Quidditch esa función de “ayudante” es cumplida por Hermione, quien detecta a Snape murmurando la maldición sobre Harry y toma la iniciativa de distraer al mago para salvar a su amigo (en verdad, luego sabremos que lo que salva a Harry es el choque accidental de Hermione contra Quirrell, que es el verdadero antagonista). Sin embargo, es injusto otorgar a Hermione el rol de “ayudante”, puesto que su personaje cobrará protagonismo a lo largo de toda la saga y las relaciones que se establezcan entre ella y Harry superarán ampliamente la estructura de héroe-ayudante. Lo mismo ocurrirá con Ron. En este sentido, como novela posmoderna, Rowling plantea la necesidad de la cooperación y coloca a los tres amigos en condiciones de igualdad. Cada uno de ellos demostrará tener sus habilidades particulares y sus puntos débilies.