Harry Potter y la piedra filosofal

Harry Potter y la piedra filosofal Los siete desafíos como ritos de paso en la narrativa de Rowling

En el anteúltimo capítulo de Harry Potter y la piedra filosofal, Harry, Ron y Hermione deben superar una serie de desafíos para obtener la Piedra Filosofal. Cada una de estas pruebas enfatiza una habilidad en particular, en general asociada al profesor de Hogwarts que la ha creado. El primer desafío implica acceder a la puerta trampa que es custodiada por un monstruoso perro de tres cabezas. El segundo desafío es escapar de la asfixia que producen los apéndices de una planta llamada "Lazo del Diablo". Para superar el tercer desafío es necesario encontrar la llave adecuada para abrir la puerta entre cientos de llaves que vuelan en la sala. El cuarto desafío propone un juego de ajedrez sobre un tablero gigante, en el que las figuras han sido encantadas y pueden reducir a los humanos que caigan en una mala jugada. El quinto desafío se resuelve mediante la lógica: hay que resolver un acertijo para descubrir cuál de las siete pociones es la que permite atravesar el fuego que protege la siguiente puerta. La sexta prueba implica recuperar la Piedra Filosofal que se esconde en el Espejo de Oesed. El séptimo e inesperado desafío será, en el rito de pasaje que Harry supera, el enfrentamiento con Voldemort.

Harry, Ron y Hermione aportan al rito sus diversas habilidades complementarias. Como estudiantes de primer año, ninguno de ellos tiene mucha experiencia con la magia, y no podrían llegar a la Piedra Filosofal por su cuenta. Por eso la amistad es tan importante: los niños deben apoyarse los unos en los otros para avanzar desafío a desafío. El conocimiento mágico de Hermione les permite superar el Lazo del Diablo sin contratiempos. En la siguiente prueba, es la habilidad de Harry como Buscador la que les permite encontrar la llave y avanzar hacia la sala contigua. Al enfrentarse al ajedrez viviente, es la habilidad excepcional de Ron la que les permite salir victoriosos, aunque el muchacho pelirrojo debe sacrificarse para lograrlo. En la anteúltima sala, otra vez es Hermione la que logra, por medio de la lógica, superar el desafío. Finalmente, frente al Espejo de Oesed, son la humildad y el valor de Harry las habilidades que ponen en juego y le permiten obtener la Piedra Filosofal. En el enfrentamiento contra Voldemort que se suma como la última prueba, Harry también logra salir victorioso, en este caso gracias a la protección que ha dejado en él el amor de su madre.

A través de esta muestra de camaradería y lealtad, Harry, Ron y Hermione evitan que Voldemort utilice la Piedra Filosofal y recupere su antiguo poder. Después de haber pasado los desafíos y de la derrota de Voldemort, los tres estudiantes ganan, como recompensa, la copa del campeonato anual de casas. Tras el banquete, los tres regresan a sus hogares para pasar las vacaciones de verano y volverán a Hogwarts para cursar el segundo año de sus estudios. Sin embargo, la superación exitosa de las pruebas tiene para los tres niños un significado mucho más profundo que la mera derrota de su enemigo. Aunque los profesores de Hogwarts solo quisieran proteger la Piedra Filosofal, crearon también una situación en la cual Harry, Ron y Hermione atraviesan un ritual poco ortodoxo hacia la adultez, y demuestran que están listos para acceder a la madurez que conlleva este proceso.

En la tradición de muchas sociedades se prepara a los jóvenes para ingresar a la adultez a través de rituales y desafíos que están hechos para que puedan demostrar sus habilidades individuales, la maduración de sus cuerpos y su capacidad de transformarse en miembros activos de la comunidad adulta. En Esparta, por ejemplo, los niños de trece años eran enviados a las montañas para probar su fuerza, su resistencia y su habilidad para sobrevivir en condiciones extremas. Si sobrevivían, eran considerados merecedores de integrarse a la comunidad y se les permitía continuar su entrenamiento para convertirse en guerreros espartanos. Análogamente, los jóvenes adultos de la tribu Luiseña (Centro América) debían someterse a pruebas extremadamente difíciles y muchas veces asociadas al dolor para demostrar su valía. Estas pruebas incluían yacer en hormigueros de hormigas rojas y tomar alucinógenos. En cada uno de estos casos, la dificultad y el dolor enfatizaban la importancia de la transición del niño hacia la adultez.

Incluso en las sociedades contemporáneas, muchas comunidades sostienen ciertos rituales para marcar el final de la transición hacia la adultez. Por ejmplo, en la tradición judía, los niños y las niñas de trece años deben llevar a cabo una compleja ceremonia religiosa llamada Bar Mitzvah para demostrar que están preparados para cumplir con las obligaciones de los mandamientos judios. A pesar de que esta ceremonia no implica un desafío físico, sí requiere mucha dedicación y trabajo duro para poder completarse exitosamente.

Considerando este trasfondo cultural que tienen los ritos de paso, las pruebas que superan Harry, Ron y Hermione en los calabozos de Hogwarts se asocian a los rituales tradicionales. Cada uno de estos desafíos evalúa una serie de habilidades en los tres estudiantes, pero todos requieren que los tres pongan a prueba sus habilidades de supervivencia, su inteligencia y su fuerza física, todas cualidades loables en el mundo mágico y necesarias para quienes deseen ocupar puestos importantes en la comunidad mágica.

A su vez, existe otro rito de paso que se realiza en Hogwarts y que se asocia más a los ritos de sociedades contemporáneas: los exámenes finales. Sin embargo, esta forma canónica en la actualidad parece no tener la misma importancia para los niños que los desafíos que deben superar en los calabozos del colegio.

Al final de la novela, Dumbledore reconoce que los tres niños han superado esta suerte de rito de paso al concederles la cantidad de puntos necesaria para que la casa de Gryffindor le gane el campeonato a Slytherin. Repentinamente, el banquete se transforma en una celebración dedicada a los logros de los tres estudiantes. Al final, la superación de las pruebas y este pasaje hacia la adultez demuestra que, realmente, los tres son merecedores del protagonismos que tendrán en las seis novelas siguientes que completan la saga.