Harry Potter y la piedra filosofal

Harry Potter y la piedra filosofal Resumen y Análisis Capítulos 6-7

Resumen:

Harry regresa a Privet Drive y pasa allí su último verano antes de comenzar la escuela. En vez de maltratarlo, ahora la familia lo ignora, y Harry se pasa la mayor parte del tiempo en su cuarto con Hedwig. El día en que debe viajar a Hogwarts, los Dursley lo llevan a King’s Cross, la estación de trenes en Londres, y lo dejan allí para que encuentre solo dónde queda la plataforma 9 y tres cuartos. Harry busca entre las plataformas 9 y 10 sin saber cómo encontrar la que busca entre esas dos. Finalmente, escucha a una mujer pelirroja que menciona Hogwarts a sus hijos y le pide ayuda. Ella le dice que debe caminar directo hacia la barrera entre las plataformas 9 y 10. Harry empuja el carro con sus valijas a través de la barrera y se maravilla al descubrir el Expreso de Hogwarts y la plataforma 9 y tres cuartos del otro lado.

Dos de los hijos de la mujer, mellizos y pelirrojos, ayudan a Harry a cargar su valija en el compartimento para los equipajes. Al hacerlo, descubren la cicatriz y se dan cuenta de que es Harry Potter. Se unen luego a sus hermanos para despedirse de su madre, mientras Harry se sienta en su compartimento. Cuando el tren abandona la estación, el más joven de los chicos pelirrojos, Ron Weasley, entra y le pregunta a Harry si se puede sentar en el mismo compartimento que él. Los niños se presentan y se cuentan la historia de sus vidas.

Como sexto hijo de una familia de magos, Ron está preocupado porque siente que siempre será eclipsado por el resto de familia. También le dice a Harry que son pobres y que a él siempre le toca usar lo que van descartando sus hermanos. Harry le dice que lo comprende, pues él también era pobre hasta el mes anterior y, lo que es peor, no sabía nada del mundo mágico. Ron le asegura que muchos estudiantes de Hogwarts vienen de familias muggles, y que no tiene por qué preocuparse.

Una vendedora golpea la puerta del compartimento. Como Harry nunca ha probado la comida de los magos, compra un poco de todo: tortas caldero, ranas de chocolate, pasteles de calabaza y grajeas Bertie Bott de todos los sabores. Las ranas de chocolate traen cartas coleccionables de magos famosos, y Harry encuentra la de Dumbledore, entre otras.

Una niña mandona con enmarañado cabello marrón entra al compartimento en compañía de Neville Longbottom, un niño regordete que ha perdido su sapo. La niña se presenta como Hermione Granger, y Harry y Ron tienen la inmediata impresión de que es una sabelotodo. Hermione proviene de una familia de muggles y está ansiosa por compensar su falta de trasfondo mágico. Por eso ha dedicado todo el verano a leer cada libro de magia que pudo comprar. Hermione está interesada en descrubrir la identidad de Harry, ya que ha leído sobre él en la Historia de magia moderna, El alzamiento y la caída de las artes oscuras y Grandes magos del siglo XX. A su vez, la niña manifiesta su interés por ser elegida para la casa de Gryffindor.

De nuevo solos, Harry y Ron hablan sobre el sistema de casas de Hogwarts. Todos los hermanos de Ron han estado en Gryffindor, y él debe estar a la altura de las expectativas de la familia. Sobre todo, los dos niños esperan no estar en Slytherin, puesto que es la casa a la que ha pertenecido Voldemort.

De pronto, el niño desagradable que Harry conoció en la tienda de túnicas entra al compartimento, escoltado por otros dos niños con aspecto malvado. El niño se presenta como Draco Malfoy y, luego de burlarse de Ron por su pobreza, le dice a Harry que es importante hacerse amigo de las personas correctas. Le ofrece a Harry su mano, pero este la rechaza, contestándole que prefiere elegir él mismo a sus amigos. Paralizado por la reacción de Harry, Malfoy inicia una pelea con los dos al intentar robarles sus ranas de chocolate. La rata que Ron tiene como mascota, Scabbers, le muerde la mano y este huye del compartimento con sus amigos.

El tren llega a Hogwarts y todos los estudiantes de primer año son escoltados por Hagrid a pequeños botes que los conducen hasta el castillo. Los estudiantes son recibidos por la Profesora McGonagall, quien les informa que el banquete de inicio de clases está precedido por la ceremonia de selección de casas. Harry y Ron tratan de imaginar de qué puede tratarse el examen de selección, y Harry espera que su falta de habilidad mágica no lo ponga en ridículo.

Entran al salón de banquetes y Harry queda absorto por su belleza: hay miles de velas que flotan sobre cuatro largas mesas y el cielorraso está encantado para que muestre el cielo nocturno. La Profesora McGonagall coloca un sucio sombrero de mago sobre un banco frente a los estudiantes de primer año. Cada nuevo estudiante debe colocarse el Sombrero Seleccionador y esperar a que él grite el nombre de la casa que le corresponde. Antes de ello, el sombrero canta una canción sobre las casas, y luego comienza a llamar a los estudiantes. Cuando llega el turno de Harry, él le pide silenciosamente al Sombrero que no lo envíe a Slytherin. El Sombrero Seleccionador tiene en cuenta esta petición y lo coloca en Gryffindor.

Una vez que la ceremonia se ha completado y los estudiantes de primer año han sido ubicados en las mesas de sus casas, Dumbledore da un breve discurso de bienvenida y comienza el banquete. La comida es deliciosa y abundante, y Harry y Ron comen todo lo que pueden. Durante el postre, los miembros de Gryffindor cuentan sus vidas y Neville cuenta cómo su familia tenía miedo de que él no poseyera ninguna habilidad mágica hasta que su tío lo arrojó por la ventana y Neville rebotó contra el suelo. En un momento dado, Harry observa la mesa de los profesores, nota que uno de ellos lo observa y siente un lacerante dolor en la frente. Quien lo observa es el Profesor Snape, que enseña pociones. Al final de la fiesta, Dumbledore dice unas palabras finales a los estudiantes, incluyendo la advertencia de que está prohibido ingresar al corredor del tercer piso, y luego envía a los estudiantes a las salas comunes de sus casas.

Análisis:

El viaje de Harry a King’s Cross es su primer paso hacia la adultez y una nueva vida. Cada aspecto de su existencia, hasta el momento, había sido determinada por los Dursley, desde la ropa que usaba hasta el helado que le dejaron tomar aquel día en el zoológico. Las únicas veces que Harry pudo liberarse de este contexto controlador fue a través de la magia. Por ejemplo, la vez que su tía Petunia le corto el pelo y este volvió a crecerle durante la noche. Cuando sus tíos lo dejan en la estación, no esperan que Harry pueda arreglárselas solo para encontrar la famosa plataforma 9 y tres cuartos.

Sin embargo, Harry se sorprende a sí mismo y excede todas las expectativas que los Dursley tienen sobre él. A pesar de que debe consultar a la señora Weasley, encuentra la plataforma y luego un asiento en el Expreso de Hogwarts. El rechazo de sus tíos a creer en la existencia de la plataforma pone en evidencia su ignorancia y estrechez mental, pero también sugiere que la vida de Harry con los Dursley no es su verdadero destino. Harry tiene el coraje de rechazar diez años de inseguridades y corre contra la barrera entre las plataformas 9 y 10, abriendo la puerta al mundo mágico que lo espera.

El Expreso de Hogwarts introduce en la vida de Harry sus primeras interacciones sociales. Hasta ese momento, los únicos intercambios de Harry con sus pares en Little Whinging implicaban escapar de la banda de Dudley. Los chicos de la escuela tenían demasiado miedo como para ser sus amigos. Sin embargo, Harry no solo está repentinamente expuesto a potenciales amigos, como Ron Weasley, sino que, de hecho, tiene la posibilidad de elegirlos. Cuando Draco Malfoy entra al compartimento, por ejemplo, Harry tiene la opción de aceptar su amistad y convertirse en un miembro de su banda. Esto le presenta un posible dilema: unirse a Malfoy y formar parte, por primera vez, de un grupo que le evitaría sufrir los abusos a los que se ha acostumbrado durante toda su infancia (aunque a costa de transformarse él en uno de los abusadores) o rechazar la amistad de Draco y tratar de construir amistades sobre una base de respeto e igualdad. Demostrando su nobleza de espíritu, Harry no duda al elegir la posible amistad con Ron antes de formar parte de un grupo de abusadores. Aliándose con Ron, quien, a pesar de no tener este grandes cualidades, Harry parece dispuesto a aceptarlo como su igual.

Significativamente, la decisión de Harry de rechazar a Malfoy es una sutil manera de rechazar también las estructuras de interacción sociales elegidas por Voldemort. Como sus futuras interacciones con Quirrel van a revelar, Voldemort no hace amigos cercanos como Ron, sino que se sitúa siempre como el cabecilla de una sociedad constituida por sujetos subordinados a su poder. Como se verá luego, la de elegir a Ron como su primer amigo verdadero será una de las decisiones más importantes de Harry durante el primer año en Hogwarts.

La ceremonia de selección en Hogwarts también destaca la importante decisión que Harry hace en relación al desarrollo de su personalidad. Cuando el Sombrero Seleccionador describe a Harry -“Difícil, muy difícil. Lleno de valor, lo veo. Tampoco la mente es mala. Hay talento, oh caramba, sí, y una buena disposición para probarse a sí mismo” (p. 105) –no menciona la casa de Slytherin. Es posible que el Sombrero no tenga intención de colocar a Harry allí. Sin embargo, este no quiere dejar esa importante decisión ligada a la suerte: nunca ha tenido el control sobre ningún aspecto de su vida y se niega a tomar una actitud pasiva cuando se trata de su futuro en el mundo mágico.

Su decisión de pertenecer a Gryffindor (o, más bien, de no pertenecer a Slytherin) también ayuda a diferenciarlo de Voldemort. A pesar de su conexión tácita y de las similitudes entre sus varitas, Harry no es una versión joven de Voldemort. Si no hubiera nunca escuchado hablar de él, Harry quizás hubiera sido seleccionado para Slytherin y podría haberse vuelto un mago extremadamente exitoso. Sin embargo, los lazos entre Slytherin y Voldemort son los que producen el rechazo de Harry por esta casa; está determinado a evitar cualquier camino que pueda unirlo al mago oscuro que asesinó a sus padres. De hecho, al asesinar a Lily y a James Potter, Voldemort se aseguró de que Harry nunca siga un camino que pudiera llevarlo a las artes oscuras.

Existe otra dimensión por la que Harry evita pertenecer a Slytherin y que, aunque apenas se esboza en esta primera novela, será de gran importancia en el desarrollo de la saga: la noción de supremacía racial que se asocia al tema de la sangre pura y la impura. En el discurso de Malfoy en la tienda de Madam Malkin y luego en el Expreso de Hogwarts, sumado a lo que Harry ya ha comprendido de Voldemort, pone de manifiesto el rechazo que siente Harry hacia un discurso clasista y supremacista que resalta la pertenencia a determinada clase social o a determinado trasfondo histórico como una cualidad superior que debe buscarse en las personas. “No necesito preguntarte quién eres. Mi padre me dijo que todos los Weasleys son pelirrojos, con pecas, y más hijos de los que pueden mantener. (…) Muy pronto vas a descubrir que algunas familias de magos son mucho mejores que otras, Potter. No querrás hacerte amigo de los de la clase incorrecta. Yo puedo ayudarte con eso” (p. 95). A la prepotencia de Malfoy se le suma su clasismo, que es lo que Harry rechaza rotundamente: para el muchacho criado con los Dursley, de dónde procede una persona no es un rasgo importante para determinar su valor. La casa de Slytherin le da importancia a la pureza de la sangre de los magos y, al igual que Voldemort, desprecia a aquellos cuyo trasfondo es mestizo o no-mago. Frente a este discurso, Harry va a rodearse de amigos que pertenecen a estas clases denostadas por Slytherin, y va a encontrar que es en esos trasfondos coyunturales donde se forjan las personalidades más sólidas y valiosas.

Desde una lectura en clave mítica, la llegada a Hogwarts implica la entrada del héroe en un mundo magnificado que lo marca profundamente y para siempre. Este primer paso implica lo que se conoce como el cruce del umbral: el héroe cruza una puerta simbólica y se adentra en otro mundo. Para que ese pasaje sea efectivo, el héroe debe superar una primera prueba. Si lo logra, entrará entonces en lo que se denomina El camino de las pruebas: toda su vida ahora cobrará un nuevo sentido, y el héroe deberá recorrer un largo camino que lo pondrá a prueba una y otra vez. La superación de estas pruebas se transformará en el ejemplo que el héroe entrega a la sociedad como modelo de conducta.

En Harry Potter, acceder a Hogwarts también implica un cruce de umbrales entre dos mundos, y ese pasaje está marcado por la prueba del Sombrero Seleccionador: Harry debe someterse al Sombrero que le indicará a qué casa va a pertenecer. Esta simple ceremonia que los alumnos suelen realizar sin grandes contratiempos –aunque si con grandes expectativas– para Harry se transforma en un desafío personal, puesto que el Sombrero Seleccionador ve en él cualidades propias de la casa de Slytherin, a la que Harry no quiere pertenecer: “¿En Slytherin no, eh? –dijo la vocecita–. ¿Estás seguro? Podrías ser grandioso, sabes, lo tienes todo en tu cabeza y Slytherin te ayudaría en el camino a la grandeza, ¿no hay dudas, no? Bueno, si estás seguro, mejor que seas ¡Gryffindor!" (p. 105). Esto no es capricho: Slytherin representa el polo opuesto de los valores sobre los que se sostiene el sistema ético de Harry, además de ser la casa a la que perteneció el asesino de sus padres y su gran enemigo.

Por eso, ser elegido para Gryffindor es la primera prueba que coloca a Harry en el camino correcto, y el niño la vive como la primera superación fundamental en el mundo de los magos. A partir de ese momento, Harry gana confianza en sí mismo y se adentra en un camino de pruebas que se extenderá a lo largo de toda la novela y luego a lo largo de la saga. Como se verá en los próximos capítulos, otros elementos intervienen en el camino del héroe tradicional que también se manifiestan en Harry Potter, por lo que, como se ha dicho anteriormente, si bien no se trata de un relato épico, está claro que Rowling juega con elementos de la épica y los articula en una nueva constelación de símbolos que dialogan con los problemas de la adolescencia y la posmodernidad.