El lugar sin límites

El lugar sin límites Resumen y Análisis Capítulo 7

Resumen

En este capítulo, continúa la analepsis. En la fiesta en honor a don Alejo en casa de la Japonesa Grande, Manuela baila frente a los hombres y, al final de su espectáculo se deja caer al lado del patrón. Bailan juntos, lo que hace que ahora todos quieran bailar con ella en ronda. Los hombres aprovechan su turno para tocarla y burlarse de ella. Deciden llevarla al canal y tirarla al agua. Sin duda, el trato es brusco y burlón, pero Manuela participa con gusto. Cuando sale del agua sin su vestido rojo, los hombres se sorprenden con su anatomía.

De vuelta en casa de la Japonesa, don Alejo quiere que la fiesta continúe. Mientras las hermanas Farías cantan, don Alejo y los demás le cuentan a la Japonesa lo que vieron. Empiezan a bromear sobre el cuerpo de Manuela y la Japonesa asegura que puede seducirla, a pesar de que en el canal ella ha dejado en claro que el sexo no le interesa, y que "este aparato no sirve nada más que para hacer pipí".

De allí surge una apuesta en la que don Alejo desafía a la Japonesa para que seduzca a Manuela, con ellos como testigos. La Japonesa le pide a don Alejo la propiedad de la casa como premio. Don Alejo le dice que la casa no vale nada, pero al final acepta las condiciones.

La Japonesa se acerca a Manuela, que se encuentra en la cocina, al lado de las brasas para entrar en calor, pues se encuentra mojada todavía. Las dos hablan de la brusquedad de los hombres y la dueña del prostíbulo empieza a tocar a Manuela. Ella se resiste y la Japonesa le cuenta sobre la apuesta. Al principio, no quiere saber nada y reacciona con desagrado. Para convencerla, la Japonesa le propone dividir el premio entre ellas: las dos recibirán la mitad de la propiedad de la casa y todo lo que el negocio genere.

Manuela no se siente en condiciones de rechazar esa oferta, puesto que recuerda todas las veces en las que fue echada de prostíbulos por ser demasiado fiestera o aquella vez en la que tuvo que dejar su casa, cuando todavía era niño.

Análisis

El tema central que se desarrolla en este capítulo es la violencia machista. Manuela es víctima del rechazo y la fascinación que sienten los hombres a su alrededor. Ella, sin embargo, dice estar acostumbrada y se entrega a los malos tratos. Las actitudes groseras que no toleró antes de su espectáculo, las tolera y festeja cuando vienen durante y después de su performance.

La violencia que se ejerce contra Manuela empieza en el baile. Don Alejo, tan admirado por todos los demás hombres, la invita a bailar y, en ese momento, los demás también se interesan, en parte por imitar al patrón. De todas maneras, cada baile es una oportunidad para tocar a Manuela, arremangarle el vestido y exponerla. Es evidente que el espectáculo no es el baile en sí, sino la ambigüedad sexual de la travesti.

Una vez en el canal, la violencia se recrudece. Por ejemplo, uno de los hombres intenta orinar en dirección de Manuela. Este trato aparece ciertamente naturalizado, no solo por quienes participan sino también por Manuela misma, que dice estar acostumbrada. El momento en el que Manuela sale del agua desnuda, el asombro y la fascinación morbosa por ella crece, dado que los hombres ven que ella tiene un miembro masculino de gran tamaño. Los hombres bromean acerca de mantener en secreto lo que saben sobre los genitales de Manuela para que las mujeres del pueblo no lo persigan, pero Manuela se apresura a aclarar que su miembro no tiene otro uso que el de orinar. Con este intercambio, la novela problematiza la identificación de género y la mirada sesgada desde el machismo, porque los comentarios de los hombres reducen el género a la genitalidad, al transformar a Manuela en "competencia", o en un hombre seductor, únicamente por el tamaño de su miembro.

Asimismo, la apuesta también es una forma de violencia hacia Manuela, ya que se basa en poner a prueba su orientación sexual y nuevamente pensar en ella desde su genitalidad. La Japonesa, a pesar de prestarse e incluso proponer la apuesta, parece sentir lástima por Manuela. Cuando se acerca a ella en la cocina, la toca como “buscando la herida para cubrirla con la mano”. Por momentos, la actitud de la mujer con Manuela es ambigua, porque parece haber atracción o cariño hacia ella.

Sin embargo, lo que sin dudas motiva a la Japonesa a seducir a la Manuela, es la posibilidad de ser propietaria. Más importante aún, es que, de ganar la apuesta, sería propietaria de una casa que perteneció a los Cruz. Para Manuela, la motivación de acceder parece ser la estabilidad que le ofrece la Japonesa. Acá conocemos con un poco más de detalle su pasado. Por ejemplo, nos enteramos de que, siendo todavía un niño, tuvo que dejar su casa tras ser encontrado con otro chico, mostrando el abandono que ha experimentado siempre por su orientación sexual.

Si bien la Japonesa le ofrece la mitad de la casa para convencer a Manuela de que participe de su apuesta, parece tener otras razones para compartir con alguien su casa. La relación que cree poder establecer con Manuela le parece una buena alternativa a las relaciones negativas que asocia con los hombres. Dice: “mejor unida a la Manuela que con otro que la hiciera sufrir”, y así muestra que, desde su perspectiva, en una relación "amorosa" o "romántica" con un hombre la mujer está destinada a “descuartizarse sola noche a noche”. Con esa hipérbole, la Japonesa expresa la intensidad del dolor que generan las relaciones amorosas en la sociedad en la que vive, regida por distintas formas de violencia machista.