Don Quijote de la Mancha (Primera parte)

Don Quijote de la Mancha (Primera parte) Símbolos, Alegoría y Motivos

La espada y las espuelas (Símbolos)

La espada y las espuelas son símbolos de los caballeros. Un rasgo distintivo del caballero es que lleva la espada ceñida a la cintura, mientras que los escuderos la llevan al cuello (al menos hasta principios del s. XIV). Por otro lado, las espuelas de los caballeros se distinguían por ser de oro, mientras que las de los escuderos eran de plata. En la Edad Media, en la ceremonia en la que se adquiría la investidura de caballero, usualmente una doncella ceñía la espada al caballero neófito y calzaba sus espuelas. Ese rito se parodia en el capítulo 3 de la novela. Allí el ventero de la posada oficia la falsa ceremonia a pedido de Don Quijote, y las mujeres que trabajan para él ciñen la espada y calzan las espuelas al huésped imitando el ritual:

Hecho esto, mandó a una de aquellas damas que le ciñese la espada, la cual lo hizo con mucha desenvoltura y discreción, porque no fue menester poca para no reventar de risa a cada punto de las ceremonias; pero las proezas que ya habían visto del novel caballero les tenía la risa a raya. Al ceñirle la espada dijo la buena señora:—Dios haga a vuestra merced muy venturoso caballero y le dé ventura en lides (...) la otra le calzó la espuela, con la cual le pasó casi el mismo coloquio que con la de la espada. (p. 39)

El proceso inquisitorial (Alegoría)

En los capítulos 5 y 6 se presenta una alegoría a los actos públicos de la Inquisición, donde se llevaba a cabo la lectura y ejecución de la sentencia de los condenados por herejía. En esta alegoría los acusados son los libros de don Quijote, que se comparan con herejes y, como tales, se los condena a la hoguera. Vemos que la sobrina de don Quijote deseaba que "quemaran todos estos descomulgados libros, que tiene muchos que bien merecen ser abrasados, como si fuesen de herejes" (p. 48). El cura está de acuerdo y añade: "que no se pase el día de mañana sin que dellos no se haga acto público, y sean condenados al fuego" (p. 48). Luego, continúa la alegoría del proceso inquisitorial cuando el cura revisa uno a uno los libros de don Quijote "para ver de qué trataban, pues podía ser hallar algunos que no mereciesen castigo de fuego." (p. 50). Más tarde el narrador añade sobre el deseo de las mujeres de la casa de don Quijote de que el cura quemara los libros: "tal era la gana que las dos tenían de la muerte de aquellos inocentes" (p. 50). Cuando el cura arroja al fuego el primer libro leemos: "el bueno de Esplandián fue volando al corral, esperando con toda paciencia el fuego que le amenazaba" (p. 51), de manera que el libro Las sergas de Esplandián aparece personificado, continuando con la alegoría. En el mismo sentido, en el capítulo 47, el cura le habla al canónigo sobre el escrutinio que hizo en la biblioteca del hidalgo distinguiendo entre los libros "que había condenado al fuego" y los que había "dejado con vida" (p. 353).

Ciprés, tejo y adelfa (Símbolos)

Los pastores que se dirigen al entierro de Grisóstomo usan coronas de ciprés, tejo y adelfa en señal de duelo. El ciprés es un símbolo fúnebre y funesto. En la antigüedad el árbol del ciprés estaba ligado al culto de Plutón y del mundo subterráneo. El tejo es un árbol muy longevo y venenoso que se usa también como símbolo fúnebre. Además simboliza la vida eterna. La adelfa es símbolo de desamor, amargura y muerte. También en algunas ocasiones representa a la mujer desdeñosa. Esta planta es conocida por su belleza, pero también por sus efectos mortales, ya que es venenosa. Acá puede asociarse con Marcela, mujer hermosa, indiferente con los hombres y por quien Grisóstomo muere de amor. El narrador menciona estos símbolos para indicar que los pastores están de luto: "Y no hubieron andado un cuarto de legua, cuando al cruzar de una senda vieron venir hacia ellos hasta seis pastores vestidos con pellicos negros y coronadas las cabezas con guirnaldas de ciprés y de amarga adelfa" (p. 83); "En estas pláticas iban, cuando vieron que, por la quiebra que dos altas montañas hacían, bajaban hasta veinte pastores, todos con pellicos de negra lana vestidos y coronados con guirnaldas, que, a lo que después pareció, eran cuál de tejo y cuál de ciprés" (p. 87).

La inscripción amorosa sobre la corteza de un árbol (Motivo)

La inscripción amorosa en las cortezas de los árboles es motivo literario de larga tradición. Pedro relata el amor apasionado que despierta Marcela entre los hombres del lugar enfatizando los hechos con este motivo:

No está muy lejos de aquí un sitio donde hay casi dos docenas de altas hayas, y no hay ninguna que en su lisa corteza no tenga grabado y escrito el nombre de Marcela, y encima de alguna una corona grabada en el mesmo árbol, como si más claramente dijera su amante que Marcela la lleva y la merece de toda la hermosura humana. (p. 81)

Podemos encontrar el mismo motivo, por ejemplo, en las Bucólicas de Virgilio: "Tengo ya bien decidido sufrir el amor en los bosques, / entre cobijos de fieras, y en árboles tiernos grabarlo. / Y cuando crezcan, con ellos también creceréis los amores." (Virgilio, Bucólicas 10, 52-54, p. 241). También lo encontramos en Las Heroidas de Ovidio: "Guardan mi nombre en todo este distrito / las hayas con las letras, que parecen / decir Enone, y léome en tu escrito. / Y cuanto más aquellos troncos crecen, / mis nombres tanto más crecen en ellos, / y siempre en sus cortezas permanecen. / Creced, hayas; subid, árboles bellos, / en honor de mi nombre y de mi estado, / títulos que me ilustra el poseellos." (Ovidio, Las Heroidas, V, p. 63).

La cruz (Símbolo)

La cruz es un símbolo del cristianismo. Zoraida le muestra al cautivo una cruz hecha de caña desde la ventana de su casa para darle señales amigables, después de entregarle un lienzo con monedas. El cautivo, al comienzo, interpreta mal este símbolo, puesto que cree que quien le hace el regalo es una mujer cristiana. Más tarde se entera de que aunque Zoraida es mora, quiere adoptar la religión cristiana. Ella no habla el idioma español y el cautivo no habla el árabe, así que el símbolo les sirve para poder comunicarse. Ella también utiliza este símbolo en una carta en idioma arábigo que le escribe al cautivo, al final de la cual dibuja una cruz.