Don Quijote de la Mancha (Primera parte)

Don Quijote de la Mancha (Primera parte) Resumen y Análisis Primera parte, Capítulos 1 - 2

Resumen

Capítulo 1: Que trata de la condición y ejercicio del famoso y valiente hidalgo don Quijote de la Mancha

En un lugar de la Mancha vive un hidalgo que tiene cerca de cincuenta años. Su nombre es probablemente Quijada, Quesada o Quejana. Es de condición humilde y vive junto a un ama de llaves de más de cuarenta años, una sobrina de menos de veinte y un joven que lo ayuda en las tareas del campo. Es un gran aficionado a leer libros de caballerías. Siente predilección por los que ha compuesto Feliciano de Silva. Le gusta desentrañar sus juegos de palabras y buscar el sentido de sus frases enigmáticas. El hidalgo ha comenzado a perder la cordura a causa de esta tarea. También le gusta que estos libros siempre terminen con la promesa de una próxima aventura, y más de una vez él mismo ha querido poner fin a esa historia interminable.

El cura y el barbero del pueblo discuten con él sobre quién es el mejor de los caballeros de estos libros. Por otra parte, el hidalgo ha comenzado a creer que sus historias son reales. Entonces se le ocurre la idea de hacerse él mismo caballero andante, salir a buscar aventuras ejercitando todo lo que aprendió en los libros y ganarse la fama eterna.

Para llevar a cabo su plan, limpia las armas que habían sido de sus bisabuelos, y construye con escasos recursos una celada que le falta a la armadura. Luego piensa durante cuatro días qué nombre le pondrá a su caballo, al cual considera mejor que el Bucéfalo de Alejandro y Babieca del Cid, a pesar de toda evidencia en su contra. Decide llamarlo Rocinante, por la sonoridad del nombre y porque es significativo, ya que cree que su caballo es el mejor de los rocines del mundo.

Más tarde piensa con qué nombre se hará conocer y decide llamarse don Quijote. Luego, por imitar al caballero Amadís de Gaula, y para honrar a su patria, añade el nombre de esta al de él, de lo que resulta “don Quijote de la Mancha”.

Por último, decide buscar una dama de quien enamorarse, puesto que esto es esencial para un caballero que tendrá así a quién halagar con sus victorias. Finalmente recuerda a una labradora de quien estuvo enamorado, Aldonza Lorenzo. A ella le da el título de “señora de sus pensamientos” y la nombra Dulcinea del Toboso, ya que es oriunda de Toboso. Ese nombre le resulta musical y significativo como todos los demás que ha elegido.

Capítulo 2: Que trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso don Quijote

Sin avisar a nadie y sin que nadie lo vea, don Quijote hace su primera salida armado y con su caballo, una mañana calurosa del mes de julio. Luego recuerda que como aún su condición no es la de caballero, no puede combatir contra ningún caballero. Entonces quiere hacerse armar caballero. Avanzando sin más dirección que la que elige su caballo, imagina las palabras con las que en el futuro algún escritor describirá su primera partida. También se dirige al cronista futuro para rogarle que no se olvide de mencionar a su caballo.

Durante el primer día no ocurre nada significativo y el narrador desmiente lo que dicen otros autores sobre aventuras que tuvieron lugar en esa ocasión. El narrador dice que se basa en lo está escrito en los anales de la Mancha.

A la noche don Quijote llega a una posada y la confunde con un castillo. A las mujeres que están allí las llama “doncellas”, lo cual a ellas les provoca risa. Luego les habla, pero ellas no entienden su lenguaje. El ventero del lugar, viendo el aspecto del hombre y sus armas “desiguales” le habla con calma y le dice que allí encontrará todo menos una cama. Don Quijote confunde al hombre con alguien que está a cargo del castillo, y le dice que le basta con lo que tengan para ofrecer.

Luego las mujeres lo ayudan a sacarse las piezas de la armadura, pero no pueden quitarle la celada que estaba sujeta con cintas. Él se niega a cortarlas, por lo que come con la celada puesta. Como es viernes, solo hay unas raciones de un pescado que llaman “truchuela”. Don Quijote las confunde con truchas pequeñas, por lo que cree que son aún mejores. El plato que le sirven es paupérrimo. Las mujeres ayudan a don Quijote a llevar la comida a su boca, pues esta tarea le resulta difícil con la celada puesta. Él piensa en la necesidad de recibir la orden de caballería, pues es lo único que le falta para comenzar la aventura.

Análisis

La novela comienza describiendo a su protagonista, un hidalgo cuyo nombre se presenta como incierto: “Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben, aunque por conjeturas verosímiles se deja entender que se llamaba Quejana. Pero esto importa poco a nuestro cuento: basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.” (p. 27). El narrador presenta así la novela como basada en fuertes historiográficas de diversos autores, con lo que pretende dar muestras de su fiabilidad. Esto crea un efecto de verosimilitud, es decir, hace que la historia parezca más verdadera. El tema de la verosimilitud literaria está muy presente en la novela, y veremos más adelante que otros personajes la consideran uno de los aspectos importantes que contribuyen a la belleza de una obra.

El lugar de los hechos tampoco se presenta con precisión, aunque en este caso se trata de una omisión que el narrador hace adrede: “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme” (p. 27).

Pronto aparece la mención a los libros de caballerías, a los que se le atribuye la pérdida de cordura del protagonista. Estos habían alcanzado gran fama en España. Muchos de sus protagonistas aparecen ya entre los textos preliminares, como autores ficticios de los poemas laudatorios. Aquí se mencionan Belianís de Grecia, Palmerín de Inglaterra, Amadís de Gaula y El caballero del Febo. Durante la época en que se compuso Don Quijote, el lugar que en la Edad Media había ocupado la caballería lo ocupaban los ejércitos profesionales, de manera que el caballero andante ya no existía más que como personaje de aquellos libros, y sus costumbres eran imitadas en torneos de armas solo por diversión. Por esto, la idea del hidalgo de hacerse caballero andante resultaba, ya para el público de entonces, totalmente irrisoria.

También resulta humorística la composición de su armadura, ya que el hidalgo añade trozos de cartón a un morrión (una especie de casco que cubre la parte superior de la cabeza), para que parezca una celada, esto es, una pieza de armadura que cubre la cabeza entera.

Respecto de la elección de los nombres que hace don Quijote para él, para su caballo y para su a amada, hay que destacar la importancia que le da a su sonoridad. Esto se explica por la determinación del hidalgo a convertirse en un caballero famoso inmortalizado en algún libro. Esta intención está presente desde el comienzo. También al añadir su procedencia al nombre con que quiere hacerse conocido, don Quijote “de la Mancha”, tiene muy presente este uso en la literatura. En esto imita a Amadís de Gaula.

La elección de una dama de quien enamorarse persigue el mismo fin literario. Es indispensable en cualquier libro de caballerías, que el caballero ame a una dama. Allí el héroe dedica cada una de sus victorias a la dama de quien está enamorado, a quien llama “señora” por analogía a la relación feudal entre un vasallo y su señor. Así, don Quijote también llama “dulce señora” (p. 30) a su amada, cuando se imagina que se presentará ante ella un gigante a quién él habrá vencido en una batalla y se pondrá a su disposición.

En el capítulo 2 comienza la primera salida de don Quijote. Él imagina las palabras y el estilo literario con las que el narrador de sus hazañas describirá esta salida a los campo de Montiel:

-¿Quién duda sino que en los venideros tiempos, cuando salga a luz la verdadera historia de mis famosos hechos, que el sabio que los escribiere no ponga, cuando llegue a contar esta mi primera salida tan de mañana, desta manera?: "Apenas había el rubicundo Apolo tendido por la faz de la ancha y espaciosa tierra las doradas hebras de sus hermosos cabellos, y apenas los pequeños y pintados pajarillos con sus arpadas lenguas habían saludado con dulce y meliflua armonía la venida de la rosada aurora, que, dejando la blanda cama del celoso marido, por las puertas y balcones del manchego horizonte a los mortales se mostraba, cuando el famoso caballero don Quijote de la Mancha, dejando las ociosas plumas, subió sobre su famoso caballo Rocinante y comenzó a caminar por el antiguo y conocido campo de Montiel. (pp. 31 - 32)

Vemos que palabras que don Quijote imagina que usará el cronista de sus aventuras se parecen a las de los libros de caballerías que lee. El narrador lo señala más adelante cuando dice que don Quijote imagina estos parlamentos “imitando en cuanto podía su lenguaje” (p. 32). Por otro lado, don Quijote recurre al tópico del amanecer mitológico, presente en muchos libros de caballerías. Apolo, el dios griego de las artes e identificado con el sol, aparece personificado en el amanecer. De esta manera el hidalgo establece además un paralelo entre la salida del sol que ilumina el mundo y su propia salida.

Sin embargo el estilo y el vocabulario que don Quijote imagina dista mucho de parecerse al que el narrador de hecho utiliza. Además, el narrador presenta las palabras de don Quijote poniendo en evidencia la distancia entre ellas y la realidad. Así por ejemplo, dice el narrador: “Luego volvía diciendo, como si verdaderamente fuera enamorado —¡Oh princesa Dulcinea…” (p. 32).

El narrador, lejos de presentar a don Quijote con ribetes heroicos, lo describe como alguien que ha perdido el juicio y se burla de él con frases mordaces como: “el sol entraba tan apriesa y con tanto ardor, que fuera bastante a derretirle los sesos, si algunos tuviera” (p. 32). Esto resalta el contraste entre el relato que don Quijote imagina “cuando salga a la luz la verdadera historia de mis famosos hechos” (p. 31) y el que en efecto se hace de ellos.

Por otra parte, en este capítulo se hace evidente que toda la realidad circundante se amolda, en la percepción de don Quijote, a lo que él ha leído en los libros de caballerías. Vemos que su realidad está distorsionada, porque confunde la venta con un castillo, al ventero con un castellano, a las mujeres que trabajaban allí con doncellas. Además, hay varios malentendidos, y algunos se deben a la diversidad de los lenguajes de los personajes. Esto le da a la novela su carácter polifónico. Por ejemplo, el hidalgo confunde las truchuelas que le ofrecen (un pescado también conocido como “abadejo”), con truchas pequeñas. Las diferencias en el lenguaje acá se hace explícito: “un pescado que en Castilla llaman abadejo, y en Andalucía bacallao, y en otras partes curadillo, y en otras truchuela” (p. 34).La imagen del hidalgo comiendo con ayuda de las mujeres es irrisoria: “era materia de grande risa verle comer” (p. 35). Esta imagen hilarante y grotesca anticipa el tono paródico del capítulo siguiente, en donde el hidalgo se hará armar caballero.

Respecto de la ortografía, en varias oportunidades encontramos una “f” al inicio de palabras que hoy se escriben con “h”. Este cambio se debe a una evolución de la lengua española. Por ejemplo encontramos la palabra “fermosura” (p. 27) por “hermosura”.