Los juegos del hambre

Los juegos del hambre Resumen y Análisis Tercera parte: El Vencedor, Capítulos XIX-XXII

Resumen

Capítulo XIX

Esta nueva regla está obviamente diseñada para Katniss. Se pregunta si la insinuación del amor de Peeta ha sido pensada para que el público exigiera un acuerdo de este tipo. Ella decide seguir el juego y sonríe a las cámaras.

A la mañana siguiente sale con cuidado, sabiendo que los profesionales estarán atentos. Su única pista es saber que Peeta, quien Cato cree que está gravemente herido, debe haberse establecido en algún lugar cerca de una fuente de agua. Katniss enciende un fuego para distraer a los profesionales y se dirige a buscar aguas distantes. En un momento dado, encuentra un rastro de sangre que sigue a lo largo de un arroyo. Pero es otro callejón sin salida, o al menos eso cree antes de que la voz de Peeta llegue de la nada. Mira hacia el arroyo y ve que los ojos de Peeta se abren desde el barro. Ha usado su talento de camuflaje para esconderse.

Katniss le da un poco de agua y él le cuenta que en verdad lo han herido en la parte alta del muslo izquierdo. Su herida y su debilidad resultan problemáticas: Katniss no puede sacarlo fácilmente de su escondite. Ella tira de él, pero sus gritos la disuaden. Poco a poco, ella lo hace rodar hasta el arroyo y luego se dispone a limpiarlo.

Sus heridas son graves. Está muy quemado, tiene cuatro picaduras de rastrevíspula y una fiebre intensa que Katniss trata con algunas píldoras de su mochila. Pero lo más grave de todo es el corte en su pierna, que es profundo, está inflamado y visiblemente infectado. La intensidad le recuerda a Katniss cómo, cuando a su madre le llevaban pacientes gravemente heridos, Katniss se alejaba corriendo, incapaz de manejar el espanto.

Trata de ocultar sus preocupación por la herida, pero no sabe qué puede hacer al respecto con sus limitados suministros. Usa el remedio de hojas que Rue le enseñó, pero tiene un efecto mínimo. Mientras tanto, Peeta le ruega en broma que le dé un beso, ya que se espera que estén enamorados. Peeta parece un poco molesto cuando se entera de que a Katniss le han dado regalos, mientras que a él no, pero afirma no sorprenderse ya que cree que ella es la favorita de Haymitch.

Se dirigen corriente abajo juntos, moviéndose extremadamente despacio debido a las heridas de Peeta. Finalmente, ella ve algunas rocas que forman una cueva y lo conduce dentro. En la cueva, ella hace una cama para Peeta, y disimula lo mejor que puede la entrada. Peeta intenta hablar con ella sobre los preparativos en caso de que muera pero, para callarlo, ella lo besa. Funciona. Además, es su primer beso.

Cuando sale a buscar aire, cae un paracaídas plateado. Espera que sea una medicina para la infección, pero es solo una olla de caldo. Cree entender el punto de Haymitch: "un beso equivale a una olla de caldo", ya que agrada a la audiencia. Si quiere más, tendrá que darles más.

Capítulo XX

Entre argumentos y besos, lentamente consigue que Peeta beba el caldo. Al darse cuenta de que no puede salir a cazar, ya que están muy cerca del arroyo y dejaron señales, se sienta a montar guardia. Cuando hace demasiado frío, se mete en el saco de dormir con él. No está segura de que aliarse con Peeta fuera el movimiento correcto, ya que ahora es más vulnerable que antes, pero confía en sus instintos.

A la mañana siguiente, la fiebre de Peeta ha bajado. Él es extremadamente dulce con ella, lo que ella admira, ya que es útil ante el público. Él le exige que duerma y lo deje vigilar y, exhausta, ella acepta. Cuando se despierta, más tarde esa tarde, atiende sus heridas y descubre que su pierna ha empeorado significativamente, lo que sugiere septicemia.

Katniss se dispone a recoger algunas verduras, notando el calor que hace. Cree que los Vigilantes deben estar aumentando la temperatura. Con todo lo que reúne, prepara una olla de estofado y la deja cocinar en el calor intenso. También pone trampas con la esperanza de atrapar alguna presa, ya que está demasiado preocupada como para dejar a Peeta solo durante una cacería.

Encuentra a Peeta descansando y enfermizo, y él le pide una historia. Incapaz de pensar en algo que no involucre a Gale (la idea de mencionar a Gale ante Peeta la pone nerviosa), decide contarle cómo encontró la cabra de Prim, Lady.

La historia que ella le cuenta omite detalles que podrían incriminarla a ella o a Gale por cazar furtivamente fuera de las fronteras del Distrito, pero ella le revela a su lector la historia completa. En el décimo cumpleaños de Prim, Katniss esperaba una cacería especialmente lucrativa para cambiarla por un regalo. Afortunadamente, ella y Gale vieron un ciervo de buen tamaño, que ella mató, haciéndola sentir culpable. Pero la carne se vendió bien y, con el dinero, Katniss hizo una oferta al "hombre de las cabras" para comprar una de sus cabras heridas, la cual, de otro modo, sería vendida por su carne. La herida de la cabra parecía terminal, pero cuando Katniss se la llevó a su madre sanadora y a Prim, se alegraron de poder ponerse manos a la obra para curarla, y a Prim le encantó.

Peeta elogia la amabilidad de Katniss incluso cuando ella trata de minimizarla. Promete mostrar la misma gratitud por salvar su vida que Lady, la cabra. Mientras ella trata de bajarle la fiebre, las trompetas suenan de nuevo. Esta vez, Claudius Templesmith está invitando a los tributos a reunirse, no para un banquete ordinario, sino para una reunión donde cada uno de ellos podrá obtener lo que necesita "desesperadamente". Suponiendo que encontrará medicamentos contra la infección allí, Katniss planea ir, pero Peeta le exige que prometa no arriesgar su vida por él nuevamente.

Toman la sopa mientras Katniss planea cómo puede hacerlo dormir bastante como para escapar, sabiendo que él habla lo suficientemente en serio como para intentar seguirla. Ella no llega a ninguna solución hasta que, mientras recoge agua en la corriente, cae un paracaídas plateado. No es un medicamento contra las infecciones, sino un jarabe para dormir, que ella toma como una elección bastante cruel por parte de Haymitch. Pero el mensaje es lo suficientemente claro, por lo que mezcla el jarabe con algunas bayas y usa el brebaje para dejar inconsciente a Peeta.

Capítulo XXI

Después de camuflar considerablemente la entrada a la cueva y reunir un suministro de comida y agua para dejarle a Peeta, Katniss se acurruca junto a él para dormir, muy asustada, ya que los banquetes siempre acaban con cadáveres. Piensa en cómo la escuela probablemente haya sido cancelada en casa a esta altura de los Juegos, y se pregunta si hay un romance en ciernes entre ella y Gale.

La noche es extremadamente fría cuando decide partir, usando la chaqueta de Peeta y los calcetines de Rue para mantenerse caliente. Antes de irse, le da a Peeta un beso largo para complacer al público. Luego parte, preocupada de que su oído sordo la traicione. Una vez que llega cerca del claro, no ve a nadie esperando, ni tampoco encuentra regalos. Espera hasta que llegue la mañana, momento en el que una mesa redonda con varias bolsas emerge del suelo. Cada bolsa tiene un número marcado, que indica para qué distrito está destinado el regalo en particular. El regalo del Distrito 12 es una bolsa pequeña que, reconoce, podría caber alrededor de su muñeca.

Antes de que alguien pueda moverse, la Comadreja se lanza desde dentro de la Cornucopia, donde obviamente se estaba escondiendo, y corre hacia el bosque, agarrando su regalo en el camino. Admirando el ingenio, pero consciente de que el siguiente paso debe ser inmediato, Katniss sale corriendo hacia la mesa. Mucho antes de llegar, le lanzan un cuchillo, que evita hábilmente. Se da vuelta rápidamente y lanza una flecha hacia Clove, el lanzador de cuchillos, pero solo le roza el brazo. El siguiente cuchillo de Clove le da justo en la frente, derramando sangre en sus ojos y haciendo que se tambalee hacia atrás. Clove sigue el asalto abordando a Katniss y sujetándola en el suelo.

Por suerte para Katniss, Clove quiere saborear su victoria. Se burla de Katniss en lugar de matarla de inmediato, menciona cómo ella y Cato la quieren muerta, y se burla por la muerte de Rue. Se está preparando para hundir el cuchillo cuando Thresh llega de repente y tira de ella. Ha escuchado las burlas de Clove sobre Rue, y en represalia le aplasta el cráneo con una piedra grande. Él confirma con Katniss que ella era una aliada de Rue, y Katniss le cuenta sobre el pan. Thresh decide perdonarle la vida como compensación y, cuando escuchan a Cato gritar el nombre de Clove y acercarse, le dice que corra.

Katniss toma su regalo y se va al bosque, deteniéndose para mirar hacia atrás antes de desaparecer entre los arbustos. Ella ve que Thresh ha tomado el resto de los regalos y ha desaparecido en el campo que parecía ser un acantilado. Katniss regresa a la cueva, se detiene para limpiarse en el camino, y luego abre el paquete para encontrar una aguja hipodérmica que rápidamente usa para inyectar a Peeta. Después de eso, se desmaya.

Capítulo XXII

Se despierta con el sonido de la lluvia, descubre que su cabeza ha sido vendada y la hinchazón de Peeta ha disminuido. Peeta ha preparado comida y ha apañado la cueva para minimizar las goteras. Mientras la alimenta, ella le cuenta todo lo que hasta ahora ha mantenido en secreto, sobre Rue, los suministros y, finalmente, sobre el regalo de Thresh. Hablan un poco sobre lo que significa tener una deuda, y Katniss le dice a Peeta cuánto significó el pan que le regaló tantos años antes. Las presiones comienzan a afectar a Katniss, por lo que Peeta la anima a dormir más.

Esa noche se despierta de nuevo y juntos comen lo poco que les queda. Peeta le cuenta a Katniss sobre el área en la que se encuentra Thresh: está llena de pastos altos en los que Thresh se escondió desde el comienzo de los Juegos. Ninguno de los profesionales se sintió seguro de intentar cazarlo en un territorio tan impredecible. Katniss se ve provocada a comparar a Peeta, que es inteligente pero seguro, con Gale, que probablemente no se desanimaría por una dificultad como esta.

Debido a su creciente hambre, Katniss decide redoblar el romanticismo con la esperanza de atraer más regalos. Trata de abrirse a él emocionalmente, y él responde pidiéndole que no muera por él. Su solicitud le hace darse cuenta de lo mucho que realmente lo atesora, y después de una conversación personal, comparten un beso más cálido que ninguno que hayan compartido hasta ese momento.

Esa noche, se abrazan fuertemente en el saco de dormir y se despiertan a la mañana siguiente para descubrir que el clima no está mejorando. Obviamente está diseñado por los Vigilantes, destinado a hacerlos pasar hambre. Para seguir tentando a Haymitch a enviar regalos, Katniss hace más preguntas personales, lo que lleva a Peeta a compartir que la ha amado desde que la vio por primera vez. Resulta que su padre, el panadero, estaba enamorado de la madre de Katniss, pero ella se escapó con su padre minero porque "hasta los pájaros [se detenían] a escuchar" cuando cantaba. Katniss está impresionada con lo bien que Peeta vende el ángulo romántico, pero por primera vez comienza a sospechar que sus palabras "suenan a verdad", y se pregunta si eso sugiere sentimientos verdaderos detrás de lo que ella piensa que son mentiras para la cámara. Su intimidad continúa hasta que ella inicia un beso, que es interrumpido por un sonido metálico en el exterior. Miran hacia fuera y encuentran un paracaídas que contiene un verdadero banquete de comida.

Análisis

Aunque es muy claro para el lector que el afecto de Peeta por Katniss no es fingido, ella mantiene su distancia emocional al elegir creer que todo está motivado por el espectáculo. Está igualmente claro que su camaradería con él le está proporcionando un gran apoyo emocional a lo largo de los Juegos, pero ella se niega casi por completo a reconocerlo. Se está haciendo evidente una tendencia: Katniss, quien hace mucho tiempo abandonó su inocencia infantil para proteger a su familia, es más capaz de abrazar su lado emocional cuando cuida de alguien. Esto es cierto con Rue y Prim y ahora para Peeta. Su insistencia en no estar endeudada no solo indica su tendencia a pensar en términos de vida estoica y pragmática, sino también la incomodidad que le provoca tener que confiar en los demás. La historia de la cabra también ilustra cómo se nutre de proteger a los otros.

Sin embargo, por tercera vez, es su amabilidad y humanidad lo que le salva la vida. Ciertamente estaría muerta a manos de Clove, de no ser porque Thresh la salva y la deja vivir como retribución por su relación con Rue. Del mismo modo, su afecto hacia Peeta les otorga premios de patrocinadores, aunque ella lo atribuye únicamente a la popularidad de su historia de amor. La larga e íntima conversación entre Katniss y Peeta en el Capítulo XXII está llena de ironía dramática, ya que el lector observa a Katniss acercarse a Peeta mientras se convence a sí misma de que todo es un espectáculo. La metáfora de la música como emoción también aparece en la conversación: tanto Katniss como su padre enamoran a los demás con su canto.

El tema de la identidad cobra cada vez más protagonismo a medida que Katniss se acerca a Peeta. Cuanto más lo hace, más piensa en Gale e insiste en compararlos. De alguna manera, se ve obligada a elegir entre dos identidades: una amiga amable del chico del pan o una cazadora fuerte e insensible.

Katniss se niega a ceder y todavía es muy consciente de la audiencia, pero su ética se está volviendo más evidente. La amabilidad de Thresh, aparentemente desinteresada, y no en su propio beneficio, la confunde, aunque podemos ver que está comenzando a entenderlo. Ciertamente puede percibir la diferencia entre su moral y la de Clove, quien habría disfrutado desmembrándola.