Los juegos del hambre

Los juegos del hambre Resumen y Análisis Segunda parte: Los Juegos, Capítulos X-XI

Resumen

Capítulo X

Katniss inmediatamente se esfuerza por ocultar sus emociones, a pesar de que la multitud muestra un gran apoyo para este nuevo giro de los acontecimientos. Evita a Peeta hasta que están de vuelta en su piso, momento en el que lo empuja contra un jarrón de flores que se rompe y le lastima las manos. Llega Haymitch y calma los ánimos, argumentando que la declaración de Peeta no hace más que ayudar a su causa, haciéndola parecer deseable y atractiva ante los patrocinadores.

Una vez que se reencuentran en la cena, las manos de Peeta están vendadas y Katniss maldice haber contraído una nueva deuda con él. Después de ver su desempeño en televisión, que Katniss reconoce efectivo, deben despedirse hasta el comienzo de los juegos al día siguiente. Effie les agradece, y luego Haymitch les da su consejo final: cuando suene el gong, huyan del grupo y hagan del agua su primera prioridad.

Esa noche, Katniss decide mantener sus uñas pintadas con llamas y luego, por primera vez, usa el camisón del Capitolio para dormir. Pero, a pesar de que necesita descansar para estar fuerte, no puede dormir. Sale al techo, donde encuentra a Peeta perdido en sus pensamientos. Cuando él le confiesa que sabe que no puede ganar, pero quiere morir "como él mismo", es decir, sin que el Juego comprometa su integridad, Katniss se ve avergonzada por su nobleza. Se convence a sí misma de que no hay reglas en el estadio, y de que sin duda ​​él tendrá que ceder eventualmente para sobrevivir, tal como planea hacer ella.

A la mañana siguiente, la suben a un aerodeslizador desde el tejado, donde le implantan un dispositivo de rastreo con una jeringa para que los Vigilantes puedan localizarla y televisar su historia. Después de un viaje de media hora y un último desayuno abundante, Katniss es bajada a unas catacumbas para la preparación final en la llamada "Sala de Lanzamiento". Después de una ducha, se viste con la ropa de tributo, un atuendo simple e igual para todos. Cinna la sorprende dándole la insignia de sinsajo que había olvidado. La consuela con ternura hasta que es levantada por un cilindro de vidrio hasta la superficie, donde la luz la cega y la sorprende la voz del famoso locutor, Claudius Templesmith, que da a todos la bienvenida a los 74º Juegos del Hambre.

Capítulo XI

Cada tributo se encuentra en su propio círculo de metal, todos equidistantes de la "Cornucopia", un cuerno dorado de gran tamaño en el centro del campo, rebosante de suministros que incluyen alimentos y armas. Hay otras herramientas dispersas por todo el campo. La regla (casi la única) establece que los tributos deben esperar 60 segundos antes de que un gong les permita salir, o serán explotados por minas terrestres. Después de eso comienza el "baño de sangre", en el que los tributos se apresuran por conseguir suministros y entran en sus primeros enfrentamientos

Katniss usa su minuto para observar su entorno. En un extremo de la llanura, el suelo parece caerse. Por un lado hay un lago y, por el otro, una frontera de bosques dispersos. El consejo de Haymitch sugiere que debería evitar recoger suministros y correr al bosque en busca de agua. Pero también está tentada a competir por los regalos, que incluyen un arco y una flecha que, cree, le deben haber dejado especialmente para ella. Está indecisa y mira a Peeta, varios círculos metálicos más allá, pero su incapacidad para leer lo que él está tratando de decirle es una distracción, y no está lista para correr cuando suena el gong.

Por lo tanto, se da por vencida en el plan de correr hacia la Cornucopia y en su lugar toma una mochila naranja cerca de ella. Otro chico llega al mismo tiempo, pero antes de que puedan pelear, le escupe sangre en la cara y ella ve que lo han matado con un cuchillo en la espalda. Una chica del Distrito 2 (más tarde identificada como Clove), se revela como una asesina experta en lanzar cuchillos. Katniss se apresura inmediatamente hacia el bosque, y sus instintos la llevan a levantar su bolso para proteger su cabeza, lo que le gana un cuchillo que de otro modo la habría matado. Antes de precipitarse en el bosque, se da vuelta para ver a varios tributos peleando en la Cornucopia y varios otros reducidos a cadáveres en el campo.

Durante varias horas, ella continúa moviéndose por el bosque. Se alegra de de ver conejos, ya que prometen no solo presas para cazar más tarde, sino también la existencia de una fuente de agua distinta del lago cerca del campo de inicio. Todo el tiempo es consciente de que bien podría estar saliendo en televisión. Horas después escucha los primeros disparos del cañón, cada uno de los cuales significa la muerte de un tributo.

Una vez que está lo suficientemente lejos como para justificar el descanso, examina el contenido de su mochila. Hay algunos alimentos pequeños no perecederos; un saco de dormir diseñado para el frío; algo de yodo para purificar agua; un par de gafas de sol y otros suministros de supervivencia. Mientras tanto, comienza a registrar los síntomas de su sed y teme deshidratarse.

Llega la noche y, después de poner algunas trampas, se protege trepando a un árbol que sus oponentes más grandes nunca podrían escalar, incluso si la vieran. Se amarra de forma segura para poder dormir y, desde esa posición, mira la recapitulación nocturna. Cada noche suena el himno de Panem y luego se proyectan en el cielo imágenes de los tributos muertos de ese día. Está aliviada de que la cara de Peeta no esté entre ellas. De los que aún están vivos también están los cinco chicos "profesionales", la chica a la que apodó "Comadreja", un chico extremadamente grande llamado Thresh y la pequeña Rue.

Hace frío por la noche, y su saco de dormir resulta crucial para mantenerla confortable. Puede dormir pero la despierta el sonido de ramas que se rompen cerca. Se da cuenta de que alguien está encendiendo una fogata, un error extremadamente estúpido que pronto atrae a los tributos profesionales. Ve que estos han formado una alianza, lo cual no es raro en las primeras etapas de los Juegos. Después de escuchar los gritos de quien hizo la fogata, los Profesionales se reúnen cerca de Katniss y se sorprenden de no escuchar un cañonazo. Se preguntan si efectivamente han matado a la chica, y discuten hasta que uno de ellos se ofrece como voluntario para regresar y acabar con ella. Sin embargo, la mayor sorpresa de Katniss es darse cuenta de que es Peeta quien hizo esa oferta.

Análisis

Estos son algunos de los capítulos más emocionantes desde el punto de vista de la aventura, ya que revelan por primera vez los pulidos instintos de supervivencia de Katniss en todo su esplendor.

Mientras tanto, el conflicto de Katniss entre el desapego estoico y sus emociones continúa aumentando. Obviamente, su confusión sobre los motivos de Peeta nunca ha sido mayor que después de su confesión a Caesar Flickerman. Y tras sus declaraciones en la azotea, ella no sabe cómo entender su sensibilidad separada de una posible táctica. Lo que está sucediendo es que ella comienza a desagradarle su propio estoicismo de supervivencia, pero no puede lidiar con esa idea y, por lo tanto, dirige su frustración hacia Peeta. Se siente casi reivindicada cuando cree que él se ha aliado con los profesionales, pero aún alberga la tristeza de sentirse traicionada. En otras palabras, sus emociones, simbolizadas por su deseo de mantener sus uñas pintadas con el diseño de la llama, son cada vez más difíciles de controlar.

El diseño de la llama también habla de su creciente fervor revolucionario. El deseo confesado por Peeta de morir "como él mismo" realmente cala hondo en Katniss, ya que ella se había decidido por distanciarse estoicamente de sus compañeros tributos. Aunque no es notorio al principio, el idealismo de Peeta alimenta su fervor revolucionario, generando una indignación que la hace reconducir su odio hacia el Capitolio e identificar a los tributos como parte de su comunidad y como posibles aliados.

Ella incluso le seguirá el juego al espectáculo. Su conciencia de la potencial audiencia que podría estar observándola se vuelve cada vez más importante. La brutalidad de los juegos se está volviendo más evidente para el lector al vislumbrar cuán manipulado está y qué manipulador es el Juego para aumentar su valor como entretenimiento.

El uso de nombres significativos continúa en esta sección. Las personas importantes asociadas con el funcionamiento de los Juegos tienen nombres explícitamente romanos: Caesar (César) Flickerman, Claudius (Claudio) Templesmith, y, en libros posteriores, Séneca Crane y Plutarch (Plutarco) Heavensbee. En el caso de César y Claudio, sus apellidos también describen su trabajo: Flickerman podría traducirse al español como "hombre centelleante", y Templesmith como "forjador del templo". Es una convención de nomenclatura hábil, que vincula temáticamente a los Vigilantes del Capitolio con los romanos, mientras contrasta con los nombres del Distrito 12, que tienden a sonar como plantas y flores.