Los juegos del hambre

Los juegos del hambre Resumen y Análisis Primera parte: Los Tributos, Capítulo I

Resumen

La narradora y protagonista de Los Juegos del Hambre, una chica de 16 años llamada Katniss Everdeen, se despierta y nota que su hermana pequeña, Prim, se ha ido de la cama que comparten para acurrucarse junto a su madre. Katniss lo entiende: es el “día de la cosecha”, la primera etapa de los horribles Juegos del Hambre, que explicará al lector a lo largo de los primeros capítulos.

En vez de despertar a su familia, Katniss sale de cacería, presentado sus alrededores al lector en el camino. Vive en una sociedad distópica construida sobre las ruinas de lo que alguna vez fuera Norteamérica, ahora llamada Panem. Este país está dividido en 12 distritos, cada uno de los cuales tiene una función específica dentro de la sociedad, y es gobernado desde el Capitolio, una ciudad tan deslumbrante como lejana. El Capitolio dirige un gobierno totalitario que controla a su población principalmente a través del ritual anual de los Juegos del Hambre. Aunque la sociedad no se explica en detalle sino hasta más adelante, es útil tener en cuenta ciertos datos. Después de que Norteamérica fuera destruida por infinidad de desastres, Panem fue fundada por el Capitolio. Setenta y cinco años antes del presente de nuestra historia, los distritos se alzaron en rebelión contra el control del Capitolio. En lo que ahora se conoce como los Días Oscuros, los doce distritos que aún están en pie fueron derrotados y el que fuera el Distrito 13 fue completamente destruido como una advertencia para los sobrevivientes.

Además, el Capitolio cuenta con una estructura aún más retorcida para mantener a sus ciudadanos a raya: los Juegos del Hambre. Cada año, cada distrito debe entregar dos “tributos”, un chico y una chica de entre 12 y 18 años, seleccionados a través de un sistema de lotería. Los veinticuatro jóvenes elegidos son entonces forzados a participar en una lucha a muerte en un gran estadio al aire libre hasta que solo quede un vencedor. Se supone que los Juegos deben ser vistos como un espectáculo, una grandiosa fuente de entretenimiento que todos los ciudadanos están obligados a seguir a través de su emisión televisiva y diversos eventos en vivo. A través de la dinámica de los Juegos vemos que los ciudadanos de Panem están completamente a merced del Capitolio, ya que los mantiene sumisos al hacerlos cómplices de las atrocidades en tanto audiencia del espectáculo.

Desde la rebelión, la sociedad se ha estratificado significativamente, especialmente en términos de castas económicas y sociales. Katniss se caracteriza no solo por vivir en el Distrito 12, el de la minería de carbón y último puesto en el escalafón social, sino por vivir junto a su madre y hermana en “la Veta”, el barrio más pobre de este distrito. En el límite de la Veta hay un gran campo descuidado llamado "la Pradera", luego del cual se extiende una valla que separa a la población del indómito bosque. Este es peligroso por la existencia de animales salvajes, y es ilegal explorarlo o cazar en él. Tanto el robo como la caza pueden ser castigados con la muerte si el criminal es atrapado por los agentes de la paz, la policía federal de Panem.

Pero estas cuestiones no preocupan a Katniss, quien mantiene a su familia cazando y recolectando hierbas en el bosque a pesar de las restricciones. Aprendió el oficio de su padre, un hombre a quien adoraba pero que falleció en una explosión en las minas cinco años antes del comienzo de la novela. Cuando la conmoción de la noticia dejó a su madre casi catatónica e incapaz de sustentar a sus hijas, Katniss no tuvo más remedio que recurrir a este oficio ilegal para mantener a su familia, recolectando comida no solo para alimentarse sino también para trocar bienes en el Quemador, un almacén abandonado que funciona como el mercado negro del distrito. Su madre ya se ha recuperado y ha vuelto a trabajar como sanadora, pero Katniss aún no la ha perdonado por dejar que sus hijas casi murieran de hambre. La familia de su madre contó en su momento con cierto prestigio social, pero ella lo perdió al casarse con el padre de Katniss, un simple minero.

Katniss se desliza bajo el vallado y se dirige al bosque, yendo a buscar su arco y flecha escondidos en el camino. El arma fue creada por su padre y ella se ha esforzado por dominar su uso. Se ha convertido en una cazadora consumada con un estoicismo premeditado. Aunque antes era abiertamente crítica de su sociedad, ha aprendido no solo a callarse por su seguridad sino a “poner[se] una máscara de indiferencia”. Su única alegría real yace en proteger a Prim y en cazar con su mejor amigo, Gale, un chico de 18 años.

Durante su excursión se encuentra con Gale, quien le regala un poco de pan fresco, y bromean juntos. Su afecto por él es ineludible, aunque ella insiste que no hay romance entre ellos. Mientras disfrutan los últimos momentos antes de tener que presentarse en la plaza del pueblo para averiguar quiénes serán elegidos como tributos este año, Gale le sugiere que escapen juntos. Para Katniss la idea es imposible, ya que siente el deber de cuidar de Prim y de su madre. Gale y Katniss pescan juntos y recolectan verduras que luego llevan al Quemador. Allí hacen trueque con Sae la Grasienta y otros, a cambio de pan, sal y parafina.

Algunos bienes los intercambian directamente con clientes particulares, principalmente de la clase mercantil pero también con el alcalde Undersee, quien se deleita comprándoles fresas. Cuando se detienen en su casa para vendérselas son recibidos por su hija Madge. Aunque es una chica agradable, sus privilegios (ejemplificados por su caro vestido adornado con un broche de oro) irritan a Gale, quien le habla fríamente y con sorna.

Katniss nos explica el resentimiento de Gale. Cada niño de entre 12 y 18 años debe entrar su nombre en el sorteo del distrito de forma proporcional a su edad. Además, Panem utiliza un sistema en el que los niños pueden ingresar sus nombres más veces de las estipuladas a cambio de teselas, cupones intercambiables por un mísero suplemento anual de grano y aceite. Claramente, este sistema margina a los ciudadanos más pobres, que necesitan estos suplementos para sobrevivir y que, por lo tanto, es más probable que resulten sorteados. Tanto Katniss como Gale han tenido que añadir sus nombres múltiples veces desde sus 12 años, mientras que alguien como Madge siempre ha podido mantenerse sin necesidad de aumentar sus probabilidades de resultar elegida. Katniss llega a la conclusión de que esta injusticia no es accidental, sino una forma más en la que el Capitolio promueve la desconfianza entre los ciudadanos para limitar las posibilidades de unidad en los distritos.

Gale y Katniss se reparten el resto de los bienes, y luego Katniss vuelve a su casa para prepararse para la cosecha. Esta es la primera cosecha de Prim, a quien Katniss ha prohibido obtener teselas, por lo que su nombre aparece una sola vez mientras que el de Katniss figura veinte veces. Aun así, mientras preparan un estofado y se engalanan para la cosecha, a Katniss la preocupa su impotencia. Beben algo de leche de la cabra de Prim, Lady, y luego se dirigen a la plaza, donde la asistencia es obligatoria para todos los ciudadanos.

Hay equipos de filmación por todos lados, primer indicio de la ubicuidad del espectáculo televisivo que son los Juegos del Hambre. Sobre el escenario, el alcalde Undersee y Effie Trinket, la representante del Capitolio para el distrito, comienzan las festividades. El alcalde cuenta la historia de Panem y los Juegos del Hambre y lee el Tratado de la Traición que dio fin a la guerra, así como la lista de los pasados vencedores del Distrito 12. En 73 años sólo ha habido dos, y el único vivo actualmente, Haymitch Abernathy, sube al escenario mientras leen su nombre. Es un alcohólico, y está lo suficientemente borracho como para tropezar con las sillas. Es un momento vergonzoso, especialmente cuando se tiene en cuenta que está siendo grabado y transmitido a todo Panem.

Katniss está extremadamente nerviosa, y busca consuelo en la mirada de Gale a través de la plaza antes de oír la peor noticia posible: cuando Effie Trinket lee el nombre del tributo femenino resulta ser el de su hermana, Primrose Everdeen.

Análisis

Aunque resultaría sencillo encasillar Los Juegos del Hambre en una historia de aventuras, sus alusiones son mucho más profundas. Desde el principio mismo de la novela queda clara su mordaz crítica a nuestra sociedad y sus divisiones económicas. Igualmente destacable es la complejidad en la caracterización de la narradora, que se desarrollará a lo largo de esta novela y sus dos secuelas siguiendo su crecimiento personal y los crecientes conflictos.

Los conflictos de personalidad de Katniss son con los que el lector más empatiza, ya que es la narradora de la historia. Utiliza el tiempo presente, una decisión efectiva para mantener en vilo al lector respecto de su supervivencia. De haber narrado la historia en pasado, nos indicaría que debe haber sobrevivido a los juegos. La narración también logra transmitir un sentido de ironía dramática a lo largo de la novela, ya que podemos aprender mucho sobre Katniss tanto de lo que elige contarnos como del modo en que lo hace.

Katniss es un ejemplo de héroe estoico: es muy consciente de las injusticias del mundo que la rodea, ya que ha tenido que madurar rápidamente para poder mantener a su madre y a Prim, pero por este mismo motivo se ha visto obligada a reprimir sus comportamientos infantiles y sus respuestas emocionales ante el régimen totalitario. La definición contemporánea del estoicismo refiere al hecho de ocultar las emociones, pero la tradición estoica que se remonta a la antigua Grecia es mucho más profunda. Para la filosofía clásica, un estoico es alguien que se arma de valor para desprenderse de todo con el fin de alcanzar la verdadera libertad. Con el tiempo, Katniss aprenderá a aceptar esta filosofía y al mismo tiempo se dará cuenta de que tiene un costado emocional muy empático que también juega a su favor.

No obstante, en el Capítulo I aprendemos que Katniss ha elegido adoptar una “máscara de indiferencia” para prevenir que sus comentarios contra el Capitolio le generen problemas, y principalmente para evitar convertirse en una mujer derrotada por sus emociones e incapaz de mantener a su familia, como le sucedió a su madre tras la muerte de su padre. Por el contrario, ella ha evitado la ternura y las emociones profundas desde ese trágico momento. Se obliga a no considerar la posibilidad de un romance entre ella y Gale, aunque para el lector es evidente que esto es inverosímil. Tampoco se permite ser traviesa o bromear fuera de su relación con el joven, pero como lectores no debemos olvidar que, por más fuerte que sea, es tan solo una niña de 16 años. En vez de permitirse la alegría de la niñez, ha proyectado todas sus esperanzas de inocencia en su hermana Prim, a quien protege todo lo posible de las dificultades que supone vivir en el Distrito 12. Así que mientras Prim puede mantener su inocencia, Katniss se ha convertido precozmente en adulta, comerciando en el Quemador, manteniendo a su familia y deshaciéndose de sus posesiones infantiles. Todos estos atributos son establecidos en el Capítulo I para ser luego desafiados a lo largo de la aventura.

Seguimos la historia a través de Katniss, pero esta tiene implicaciones mucho mayores de lo que ella podría saber. Los Juegos del Hambre se puede ver fácilmente a través de una lente marxista, ya que en el fondo hay una crítica cruel de cómo se mantienen las divisiones de clase no solo a través de la amenaza de castigo, sino también a través del espectáculo, utilizado para desviar a las masas de confrontar la verdadera injusticia en el mundo que habitan.

Las divisiones de clase son extremas en Panem. No solo la división entre los ricos (a quienes no vemos de cerca hasta el Capítulo IV, en el Capitolio) y los pobres es enorme, sino que se reconoce abiertamente a través de la separación en distritos. Se acabó el "individualismo salvaje" que históricamente se asocia con América del Norte, donde un ciudadano puede trabajar duro y hacer lo que quiera a través de la inteligencia, la habilidad y la fuerza de voluntad. En cambio, el Capitolio ha creado un sistema donde cada distrito se ve obligado a comprometerse con una industria. No es casualidad que la movilidad social que asociamos con los Estados Unidos se haya cambiado por lo que se asemeja a un sistema de gremios medieval, donde los niños no tienen más remedio que entrar en la ocupación de sus padres. Los trabajadores de cada distrito tampoco pueden ver los frutos de su trabajo. Esto es evidente porque el Distrito 12, que proporciona carbón, una fuente de energía, pero se ve privado de electricidad continua. Los materiales son producidos por la clase trabajadora, pero luego son apropiados por una autoridad superior. Por lo tanto, no hay posibilidad de que el Distrito 12 alguna vez sea más próspero, a pesar de que ocupa el lugar más bajo en la escala social.

Incluso dentro del Distrito 12, las divisiones de clase son evidentes: Katniss es de los más pobres entre los pobres; vive en "la Veta". Algunos resentimientos salen a la luz en este capítulo, especialmente cuando ella y Gale confrontan a la hija del alcalde. Finalmente, el indicador más cruel de las divisiones de clase en Panem es el uso de teselas, el sistema de intercambio de entradas adicionales en la lotería de la cosecha a cambio de suministros de alimentos. Este sistema es un flagrante "impuesto a la pobreza" que garantiza que los pobres nunca puedan salir de su pobreza y, de hecho, sean castigados por ello. Recuerda al famoso dicho del escritor del Renacimiento de Harlem James Baldwin: "Cualquiera que haya lidiado con la pobreza, sabe extremadamente lo caro que resulta ser pobre”.

La gravedad de la injusticia plantea la pregunta de por qué la sociedad no se rebela, especialmente si consideramos que son una población capaz de hacerlo. Se rebelaron una vez y perdieron, pero las cosas parecen haber empeorado. Es a partir de esta pregunta que la declaración social más extrema de la novela se hace evidente, una declaración que acusa no solo al brutal Capitolio por las injusticias de Panem, sino a toda la sociedad en sí. Es una gran ironía que la civilización de Panem se mantenga mediante el uso de una práctica tan incivilizada como los Juegos del Hambre. Sin embargo, el Capitolio es tan competente en envolver los Juegos en rituales y tradiciones (la ceremonia de la cosecha presenta innumerables ejemplos), que esta brutalidad se convierte en la fuerza social que los une. La población, obligada a mirar estos juegos, se deleita en ellos hasta el punto de que ya no cuestionan su brutalidad. Katniss, nuestra heroína, a pesar de estar llena de un amor profundo por su familia y su amigo Gale, nunca parece cuestionar los Juegos en este Capítulo.

La crítica aquí deriva de la teoría del "espectáculo", la idea de que las masas de nuestra sociedad están distraídas por el entretenimiento omnipresente para que no se den cuenta de las injusticias verdaderamente terribles que se perpetran. En otras palabras, aunque los pobres en nuestro mundo son una fuerza poderosa en número, se les impide rebelarse a través de un mundo basado en mercancías, en entretenimiento televisivo vacío y en tradiciones que no cuestionan. Este es el caso de los Juegos del Hambre, donde los juegos tienen el aire de un reality show extremadamente popular. Collins sugiere que nos dejamos distraer por entretenimientos vacíos e incivilizados que solo representan las bajezas de la humanidad, mientras que el mundo se está volviendo más injusto cada día, la brecha de riqueza aumenta, se cometen atrocidades en nombre de la justicia y las mentiras se sirven en bandeja través de estos entretenimientos. Nuestra fascinación por los detalles de los Juegos, que Collins describirá para nosotros de forma casi vouyerista a lo largo de la saga, es un reflejo de nuestra propia voluntad de dejarnos cautivar por tal espectáculo.

Finalmente, vale la pena considerar la influencia de la historia y la literatura griega y romana en la novela, todo lo cual se establece en este primer capítulo. El primer indicador es la conexión entre los Juegos del Hambre y las luchas de gladiadores. Aunque estas últimas a menudo se retratan como heroicas en el imaginario popular, la verdad es que fueron eventos horribles y violentos, donde los peldaños más bajos de la sociedad eran puestos en un ring para luchar hasta la muerte mientras miles de personas observaban complacientes, sin darse cuenta de la separación irónica entre la gran civilización romana y la brutalidad incivilizada que patrocinaba. Los juegos en Roma se hicieron cada vez más frecuentes y violentos a medida que el imperio romano se expandía y proporcionaba más esclavos para trabajar y, por lo tanto, dejando más ciudadanos desempleados. Con el fin de evitar un levantamiento de las clases bajas, los emperadores romanos vendían los juegos como una gran tradición romana, orquestando un "espectáculo" para mantener a la gente a raya.

Otra conexión con la antigua Roma está en la tradición del estoicismo, siendo el escritor Séneca uno de sus máximos representantes. Uno de los preceptos del estoicismo es la idea de que, al estar dispuesto a renunciar a todo, uno puede encontrar la libertad y la grandeza. Este concepto implica un fuerte vínculo entre Roma y Katniss. Al final del primer capítulo, cuando Katniss efectivamente ofrece su propia vida por la de Prim, es el primer paso hacia esta forma de heroísmo estoico. Además, al final de la novela, un personaje llamado Séneca la ayuda a concretar una realización importante, producto de su estoicismo.

Los nombres también se eligen cuidadosamente según su significado. El nombre genérico de la planta por la que se nombró a Katniss Everdeen es Sagittaria, de "sagitta", la palabra latina que significa "flecha". Sagitario es un signo zodiacal que está asociado tanto con el tiro con arco como con el fuego. En capítulos posteriores, el fuego se convertirá en el símbolo de Katniss en los Juegos. Panem, por otro lado, es el nombre del país en el que se desarrolla la historia, y aunque el nombre evoca lo panamericano, "panem" también es una palabra latina que significa "pan". Esta es una referencia a la expresión "panem et circenses", o "pan y circo". En los últimos días del imperio romano, se manipulaba a la población cada vez más estratificada para que se mantuviera sumisa a través de la provisión de alimentos baratos y espectáculos entretenidos, al igual que sucede en Panem. Finalmente, las "tesselas" de la época romana antigua eran unas fichas intercambiables por grano, y también se las usaba como boletos de teatro y como dados.