Los detectives salvajes

Los detectives salvajes Resumen

Los detectives salvajes narra la historia de dos jóvenes poetas, Arturo Belano y Ulises Lima, que, a mediados de la década del 70, buscan a una mujer desaparecida en 1929 en México D.F. Esta mujer se llama Cesárea Tinajero y fue en aquellos tiempos miembro activo del primer grupo vanguardista que hubo en la literatura mexicana: el estridentismo. Este movimiento, fundado por Manuel Maples Arce, Germán Lizt Azurbide, Arqueles Vela entre otros, nace al calor de la Revolución Mexicana y de las vanguardias europeas de la época, y muere aproximadamente en 1927.

De Cesárea Tinajero apenas quedan rastros: se sabe que fue la única mujer del grupo, se cree (no queda más que un poema suyo, inacabado) que escribía una suerte de poesía visual, se tiene la certeza de que abandonó el estridentismo entre 1925 y 1926, y que fundó su propio movimiento literario, el realismo visceral. Los jóvenes que la buscan, Ulises Lima y Arturo Belano, son ellos también fundadores de una suerte de “segunda vuelta” del realismo visceral en los años 70.

Al mismo tiempo, la búsqueda de Cesárea es tan solo una de las líneas argumentales, si es que así puede llamárselas, de este texto estructuralmente tan complejo. Esta línea se desarrolla ante todo en las partes I y III. La II, por lejos la más extensa, es una recopilación de 96 testimonios en boca de 51 narradores diferentes unidos solamente por el hecho de haber conocido en algún momento de su vida tanto a Arturo Belano como a Ulises Lima. Los detectives salvajes se trata entonces de la vida y la búsqueda de Arturo Belano y Ulises Lima. Seguimos las pistas de Ulises y Arturo tanto por México como por su viaje a Europa mientras la novela repone de esta forma el ambiente literario de los años 70 en el DF y también las vidas de los poetas latinoamericanos que migraban a Europa en busca de ampliar sus horizontes.

En la Parte II dan testimonio jóvenes vanguardistas, poetas amigos, escritores reconocidos, escritores olvidados; también gente a la que han conocido en el camino: en la ruta, en bares, en trabajos, en la cárcel, por la calle, en fiestas. Cada testimonio tiene, además, una historia que contar que, muchas veces, se desprende de la novela. De esta manera nos enteramos no sólo de la vida de los real visceralistas de primera mano, Arturo y Ulises, sino también de otros real visceralistas: Piel Divina, San Epifanio, Xóchitl, Rafael Barrios, Jacinto Requena son algunos de los personajes que no sólo dan testimonio sino que también recorren los testimonios de otros personajes menores.

Además, un testimonio en particular, dividido en 13 módulos, abre, cierra y acompaña toda la Parte II: el de Amadeo Salvatierra. En su declaración el viejo escritor estridentista hace un extenso relato de la noche en la que lo entrevistaron Amadeo y Ulises. El testimonio de Amadeo es el único que une la Parte II con las que la enmarcan y va dando indicios sobre Cesárea Tinajero. Repone, además, la situación en la que a los jóvenes se les ocurre salir en busca de la poetisa o cuando vieron por primera vez un poema suyo.

Los detectives salvajes es una novela que reúne muchas pequeñas historias atravesadas por la aventura, el viaje, el crimen, la poesía, la política o la locura. Pero, sobre todo, retrata, parafraseando a Bolaño, la felicidad y la derrota de toda una generación.