La importancia de llamarse Ernesto

La importancia de llamarse Ernesto Resumen y Análisis Acto I (Segunda parte)

Resumen

Una vez a solas, Jack le confiesa a Gwendolen su amor. Ella dice saberlo hace tiempo, a la vez que muchas veces deseó que él se lo confesara, porque su idea fue siempre enamorarse de alguien que se llamara Ernest. Jack se siente feliz pero, al mismo tiempo, preocupado: pregunta a Gwendolen si lo amaría si su nombre no fuera Ernest. Ella dice que eso es una especulación muy alejada de la realidad, que Ernest es un nombre que produce vibraciones y que le sienta perfecto. Jack le dice que hay otros nombres bonitos, como “Jack”. Gwendolen dice que Jack es un nombre que no conmueve, y que todos los Jack a los que conoció eran feos. Además, dice, es un nombre común entre los criados. Dice compadecer a la mujer que se case con un hombre llamado así. Jack dice que deben casarse de inmediato. Ella acepta, aunque le señala que se nota que él tiene poca experiencia en proponer matrimonio.

Entra Lady Bracknell y, al encontrar a Jack de rodillas, le pide que abandone esa postura tan indecorosa. Gwendolen le informa que están comprometidos. Su madre le dice que ella no está comprometida con nadie, y que cuando esté comprometida, ella o su padre le informarán del hecho. Que el compromiso no es un asunto que una joven tenga permitido arreglar por sí misma. Le ordena a su hija que la espere fuera, que ella debe hacerle a Mister Worthing algunas preguntas.

Gwendolen sale y Lady Bracknell dice a Jack que él no está en su lista de jóvenes elegibles, pero que está dispuesta a incluir su nombre en ella si sus respuestas la satisfacen. Le pregunta si fuma, a lo que Jack responde que sí. Ella se contenta, diciendo que un verdadero hombre debe tener alguna ocupación, sea cual sea. Y que un hombre que desea casarse debe saberlo todo o no saber nada. Jack dice no saber nada. Lady Bracknell se alegra, la ignorancia le parece un delicado fruto exótico y, la teoría de la educación moderna, falsa. Le pregunta luego sobre su renta. Jack responde que es de ocho mil libras al año, además de su casa de campo. Esto satisface a Lady Bracknell, aunque le pregunta si también tiene una casa en la ciudad, más adecuada para el carácter sencillo y bueno de su hija. Jack le informa que sí, detallando la calle en la que se encuentra. Lady Bracknell pregunta de qué lado de la calle, y ante la respuesta de Jack se lamenta, pues es el lado que no está de moda. Luego Lady le consulta sobre sus padres, y Jack responde haber perdido a los dos. Cuando ella pregunta si eran grandes comerciantes o aristócratas, él confiesa no saber, porque fue abandonado de bebé, y encontrado y criado, por el difunto Mister Cardew, que le dio el apellido Worthing porque en ese momento tenía un boleto para viajar a un pueblo llamado Worthing. Lady Bracknell pregunta dónde lo encontró el Mister Cardew, y se sorprende ante la respuesta de Jack: fue encontrado envuelto en un bolso de mano, en el guardarropa de una estación de ferrocarril. Lady Bracknell, luego de una serie de preguntas sobre la estación de ferrocarril, le dice a Jack que no puede permitir que su hija, educada con el mayor cuidado, se emparente con alguien de semejante procedencia, ya que ésta no puede considerarse una base segura para sostener una posición reconocida en la buena sociedad. Cuando Jack le pregunta qué hacer, ella le aconseja adquirir parientes lo más pronto posible, y luego se despide.

Jack cuenta a Algernon lo sucedido y manifiesta su desprecio por Lady Bracknell. Luego le pide disculpas por hablar así de su tía, a lo que Algernon responde que, muy por el contrario, disfruta oír hablar mal de sus parientes, ya que éstos son sólo un montón de gente insoportablemente aburrida. Conversan hasta que Algernon le pregunta a Jack si le ha dicho a Gwendolen la verdad acerca de que se llama Ernest en la ciudad y Jack en el campo. Jack responde que no se le debe decir la verdad a una muchacha dulce, bonita y refinada. Algernon le pregunta qué le ha dicho entonces sobre su hermano Ernest, y Jack responde que nada, porque antes del fin de semana se deshará de él, informando que ha muerto en París. Algernon lo lamenta por Cecily, quien según Jack tiene mucho interés en Ernest, y luego dice que le gustaría conocer a la muchacha. Jack le dice que se encargará de que eso no suceda, puesto que Cecily es extremadamente bonita y tiene apenas dieciocho años. Algernon le pregunta si le ha informado a Gwendolen que tiene una pupila extremadamente bonita y de dieciocho años. Jack dice que no, pero que apuesta a que, apenas se conozcan, serán buenas amigas.

Lane anuncia la entrada de Gwendolen, quien informa a Jack que es posible que nunca se casen, pero que no por eso perderá su eterna devoción por él. Le dice que la historia de su romántico origen la conmovió profundamente, a pesar de que la madre se la haya contado en un tono desagradable. Y además, siente fascinación por su nombre. Le pregunta cuál es su dirección en el campo y promete escribirle diariamente. Jack le dice que estará en la ciudad hasta el lunes y luego acompaña a la muchacha. Ambos salen.

Algernon pide a Lane una copa de jerez y le informa que, al día siguiente, irá a “bunburyzar”, y que no volverá hasta el lunes. Le pide a Lane que le prepare sus smoking y los trajes de Bunbury. Luego mira lo que se escribió en el puño de la camisa, y sonríe.

Análisis

El principal conflicto de la obra es la negativa de Lady Bracknell a consentir la boda entre su hija y Jack, consecuencia del desprecio que le produce el origen del protagonista. Dicho conflicto es introducido en este primer acto, y, con él, uno de los temas abordados en la obra: el del matrimonio como herramienta para el estatus social. Lady Bracknell declara abiertamente que serán ella y su marido quienes elijan al futuro esposo de su hija.

GWENDOLEN: Me he prometido con Mister Worthing, mamá.

LADY BRACKNELL: Perdona, pero tú no estás prometida con nadie. Cuando estés prometida con alguien, yo o tu padre, si su salud se lo permite, te informaremos del hecho. Un compromiso no es una cosa que debe decírsele a una joven como sorpresa, agradable o desagradable, según el caso. No es un asunto que pueda permitírsele arreglar por sí misma… Y ahora tengo que hacerle unas cuantas preguntas, Mister Worthing. Mientras se las hago, tú, Gwendolen, espérame abajo en el coche. (pp.42-43)

El personaje de Lady Bracknell representa un estereotipo de mujer de alta sociedad en la Inglaterra victoriana. Ella privilegia las apariencias, la posición social de las personas, y cree en ideales como el concepto de “buena familia” que aseguran la dignidad de sus hijos. Los parlamentos de Lady Bracknell se estructuran como una serie de pronunciamientos y sentencias que evidencian su ideología, a la vez que esta aparece exacerbada, por la pluma de Wilde, en virtud de constituir el carácter cómico del personaje.

Mister Worthing, confieso que estoy algo asombrada por lo que usted acaba de decirme. Nacer, o al menos ser criado en un saco de mano, tenga asas o no, me parece un desprecio a la decencia de la vida familiar, que recuerda uno de los peores excesos de la revolución francesa. Y supongo que sabrá usted cuál fue el resultado de aquel infortunado movimiento. En cuanto al lugar donde fue encontrado el saco de mano, el guardarropa de una estación de ferrocarril, podría servir para ocultar una indiscreción social -probablemente ha sido usado con ese fin antes de ahora-; pero no puede considerarse como una base segura para sostener una posición reconocida en la buena sociedad. (p.48)

Lo que se pone en escena con los parlamentos de Lady Bracknell es la jerarquía de valores en los que se sostiene la ideología de la alta sociedad inglesa en la época: nada de lo que preocupa a Lady Bracknell en relación al posible marido de su hijo tiene que ver con la calidad de la persona en sí misma, sino en su fortuna y su posición social. Este personaje, ligado a la aristocracia londinense, se revela intransigente en la decisión de que su hija se ligue a un hombre -y por lo tanto a una familia- de indudable prestigio social. Mister Worthing posee fortuna, pero esto no es suficiente cuando su origen familiar es incierto.

En la misma línea, lo que Lady Bracknell sugiere en su parlamento es un pensamiento común al interior de la clase social que el personaje representa en la época victoriana. La “decencia de la vida familiar” aparece incompatible con cuestiones como la “indiscreción social”, es decir, los valores positivos no radican sino en conservar ciertas apariencias exigidas para pertenecer a determinado status. Mister Worthing, al ser adoptado y por lo tanto desconocer a su familia genética, no cumple con uno de los pilares fundamentales para acceder a un buen posicionamiento en la sociedad, que tiene que ver con pertenecer a una “buena familia”. Lady Bracknell concibe el matrimonio de su hija como una forma más de mantener cierto posicionamiento que el origen de Worthing no ofrece: “Ni se imagine usted que yo y lord Bracknell podemos ni soñar en permitir que nuestra hija única, una muchacha educada con el mayor cuidado, se case en un guardarropa y tome parentesco con un bulto de viaje” (p.48). Cuando Jack le pregunta a la mujer qué le aconseja hacer para “asegurar la felicidad de Gwendolen” (p.48), la respuesta de Lady Bracknell evidencia que todo status se basa mucho más en apariencias que en la realidad: "Le aconsejaría, Mister Worthing, que intentara adquirir algunos parientes lo más pronto posible, y que hiciera un esfuerzo para presentar al menos a uno de sus progenitores, de cualquier sexo, antes que termine por completo la temporada" (p.48).

En este acto, en que Lady Bracknell enfatiza en la importancia que tiene para ella la familia, aparece también un contrapunto ofrecido por el personaje más escéptico de la pieza. Algernon, así como había cuestionado la moral del matrimonio, no tiene más que sentimientos de irritación acerca de la cuestión familiar: “Los parientes son simplemente un montón de gente aburrida, que no tienen ni el más remoto conocimiento de cómo hay que vivir ni el más leve instinto de cuándo deben morir” (p.49), confía a su amigo. Este tipo de declaraciones ofrece una perspectiva opuesta a la de Lady Bracknell: ella reviste a lo familiar de una importancia fundamental, en base a conceptos como aristocracia, nobleza y decencia, mientras que su sobrino describe a la “familia” despojando al concepto de cualquier atributo idealista: no son más que un grupo de gente, básicamente aburrida. Más ligadas a la perspectiva de Lady Bracknell, las declaraciones de Gwendolen sobre el nombre “Ernest” evidencian la importancia que tienen para la muchacha las apariencias, en tanto construcciones ideales indiferentes respecto a su correlato real: "Pues bien: mi ideal fue siempre enamorarme de alguien que se llamara Ernest. En el momento en que Algernon me dijo que tenía un amigo llamado Ernest, supe que estaba predestinada a amarle" (p.39).

Lo que interesa a la muchacha de Mister Worthing y su razón para aceptar su propuesta matrimonial nada tienen que ver con lo que él ofrece como persona, como tampoco con un sentimiento genuinamente amoroso: ella “supo”, al enterarse de que su primo tenía un amigo llamado Ernest, que iba a enamorarse de él. El tema de la apariencia domina la escena en tanto se evidencia como lo único que sostiene y motiva las relaciones interpersonales, incluso en campos como el del amor. Gwendolen es tan intransigente respecto al nombre de su futuro marido como Lady Bracknell lo era en relación a su estatus social.

JACK: Bueno, Gwendolen, creo realmente que hay muchos otros nombres bonitos. Creo que Jack, por ejemplo, es un nombre encantador.

GWENDOLEN: ¿Jack?.. No; Jack es un nombre con poca música, si es que tiene alguna. No conmueve. No produce absolutamente ninguna vibración… He conocido a varios Jack, y todos, sin excepción, eran más feos de lo usual. Además, Jack es el nombre familiar de John, y es corriente entre los criados. Compadezco a la mujer que se case con un hombre llamado John. (...) Realmente, el único hombre que ofrece seguridad es Ernest. (p.40)

El momento constituye una de las muchas ironías dramáticas de la pieza. En este caso, el espectador sabe aquello que Gwendolen ignora, es decir, que el nombre del hombre con el que está hablando es Jack. La gracia de la escena radica en el modo en que Gwendolen desprecia dicho nombre, llegando a afirmar que le producen compasión las mujeres que se casan con hombres llamados así. Es justamente la intransigencia de Gwendolen en torno a este punto la que lleva a Jack a decidir agilizar los tiempos: "Gwendolen, debo bautizarme inmediatamente… Quiero decir que debemos casarnos inmediatamente. No hay tiempo que perder" (p.40).

De algún modo, la advertencia de Jack a Algernon al inicio del acto, acerca de que Bunbury le iba a terminar causando problemas, se revela ahora como una proyección de la propia ansiedad y terror en Jack: él mismo se ha metido en problemas a causa de su doble identidad. Sin embargo, Jack aún ignora otro gran problema que le traerá haber inventado a su ficticio hermano Ernest: Algernon se hará pasar por él para seducir a su pupila, Cecily. Este primer acto termina con un indicio de lo que sucederá en el siguiente. Las didascalias finales apuntan una última acción de Algernon: “Jack le mira indignado y abandona la habitación. Algernon enciende un cigarrillo, lee lo que escribió en el puño de la camisa y sonríe” (p.57). Por el modo en que se suceden los hechos y el interés que Algernon demostró anteriormente por Cecily, se deduce que lo que este personaje escribió en el puño de su camisa es la dirección de la casa de campo de Jack, información que Algernon escuchó cuando su amigo se la confió a Gwendolen.