La importancia de llamarse Ernesto

La importancia de llamarse Ernesto Metáforas y Símiles

"La ignorancia es como un delicado fruto exótico: si se le toca se le caen las flores" (Lady Bracknell, Acto I, p.44) (Símil)

Lady Bracknell realiza un culto a la ignorancia, a la vez que despotrica contra la educación formal puesta en práctica en la modernidad. Para ilustrar su pensamiento, recurre a un símil que equipara la ignorancia a un fruto, cuya belleza reside en un encanto que, de intentar tocar -es decir, modificar mediante la educación-, se pierde.

"Las flores son muy corrientes aquí, como la gente en Londres" (Cecily, Acto II, p.92) (Símil)

El símil propuesto por Cecily, en su diálogo con Gwendolen, se inserta dentro del tono pasivo-agresivo de la escena, en donde los ataques de una muchacha a la otra aparecen disimulados por la cordialidad. La comparación que Cecily hace entre lo corriente de las flores en el campo con lo corriente de la gente en la ciudad apunta a realizar un señalamiento peyorativo acerca de Londres, de donde es proveniente Gwendolen. Diciendo que en Londres la gente es “corriente”, no sólo sugiere la masificación que caracteriza al área urbana en contraposición a la tranquilidad del campo, sino que también está utilizando “corriente” como adjetivo calificativo, refiriendo así que los londinenses -como Gwendolen- son seres comunes, poco especiales.

"Las mujeres jóvenes están verdes" (Miss Prism, Acto II, p.68) (Metáfora)

La metáfora utilizada por Miss Prism busca subvertir la analogía que comúnmente cataloga a la juventud como el momento de mayor esplendor, usualmente representada con la imagen de la primavera. Diciendo que las mujeres jóvenes están “verdes”, en oposición a la madurez de las mujeres más avanzadas en edad, Miss Prism procura reconfigurar la jerarquía del sistema que analoga las edades de las personas con los ciclos de la naturaleza. Según su teoría, la juventud no se corresponde con el esplendor de la naturaleza ni su florecimiento: el “verde” refiere al fruto que no ha alcanzado aún el estado correcto. La “madurez”, en esta línea, sería tanto en el cuerpo humano como en los frutos naturales, el momento de esplendor.