Ficciones

Ficciones Preguntas de Ensayo

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    ¿Qué características particulares presentan los relatos fantásticos que componen Ficciones?

    En Borges, el relato fantástico no presenta los rasgos formantes ni las funciones típicas. Sus relatos no buscan generar desconcierto y, finalmente, miedo en el lector (como el fantástico gótico, por ejemplo), sino que son, en verdad, una forma de cuestionar las posibilidades de la realidad. Borges consideraba que el relato fantástico, y la literatura en general, podía considerarse una rama de la metafísica, es decir, una forma de reflexionar sobre la existencia, el ser y su relación con el mundo.

    Los cuentos fantásticos de Borges proponen al lector consideraciones sobre el tiempo, el espacio y la estructura del universo. Por ejmplo, "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius" muestra cómo la literatura modifica la realidad hasta el punto de volverse un componente esencial de ella. "La lotería en Babilonia", por otra parte, reflexiona sobre las leyes que organizan el mundo y las sociedades y se pregunta si existe un orden universal, o si todo se rige por el azar. Otros cuentos, como "El jardín de los senderos que se bifurcan", exploran la posibilidad de infinitas líneas temporales que creen constantemente universos y realidades paralelas, algo que la física del siglo XX seguirá considerando y planteando.

    Todos estos aspectos mencionados hacen que los relatos fantásticos de Borges presenten un abordaje totalmente original del género.

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    ¿Qué rasgos fundamentales comparte la mayoría de los cuentos de Ficciones?

    La mayoría de los relatos de Ficciones son fantásticos y tienen algunos rasgos en común, asociados a su estructura y a los temas que desarrollan.

    En primer lugar, todos ellos proponen reflexiones de carácter filosófico sobre los temas que interesaban al autor: el tiempo, el destino, el azar y la creación artística.

    A su vez, hay un rasgo estructurante propio de Borges que se manifiesta en todos ellos: la intertextualidad. En la literatura, se comprende la intertextualidad como las marcas que aparecen en un texto y hacen referencia a otros textos de la cultura. La literatura propone, muchas veces, un diálogo abierto entre obras literarias y épocas a través de los textos. Borges, que siempre se consideró mejor lector que escritor, componía sus obras en diálogo constante con la literatura que había leído. Así, sus textos siempre presentan abundantes referencias a filósofos y escritores de ficción. Muchas veces, es posible trazar el tema del relato borgeano en esas citas. Otras, las referencias son irónicas y abren el juego al humor.

    Este procedimiento recubre a sus textos con una serie de capas de sentidos que complejizan muchísimo sus textos y hacen posibles lecturas en diversos planos. Cuanto más ahonda un lector en las referencias que Borges incluye, más significados y juegos de sentido puede encontrar en ellos. Ejemplos fundamentales de este procedimiento, por citar los más representativos, son "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius", en los que una supuesta cita de la Enciclopedia Anglo Americana dispara el argumento; "Pierre Menard, autor del Quijote", en el que Borges establece una relación directa con el Quijote de Cervantes, y "El fin", que es una suerte de final propuesto para el Martín Fierro.

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    ¿Qué nociones sobre la literatura se desprenden de los cuentos de Ficciones?

    Los relatos de Borges están atravesados por sus reflexiones sobre la literatura, la lectura y la escritura. Algunos de sus cuentos son famosos y han sido estudiados ampliamente por la teoría literaria.

    El más aclamado en este sentido es "Pierre Menard, autor del Quijote", en el que Borges trabaja sobre la noción de autoría del texto, sobre la originalidad y la lectura. Pierre Menard quiere escribir el Quijote de Cervantes (una obra igual, palabra por palabra) en el siglo XX. Ese nuevo Quijote, escrito, leído e interpretado en 1900, presentaría interpretaciones totalmente diversas a las del libro del siglo XVII. Borges ilustra esto con una cita sobre la verdad, que en el Quijote pasa por simple reivindicación de la historia, pero que, leída en el siglo XX como si fuera escrita en el siglo XX, toma un sentido totalmente diferente.

    De ese texto se desprenden sutilmente algunas nociones que luego dan lugar a la teoría de la recepción: los sentidos de un texto se co-construyen y actualizan en el proceso de lectura, y no dependen solamente de lo que el autor ha vertido a su libro, sino también del conocimiento y el bagaje cultural del lector. También las nociones de autor y de originalidad se ponen en duda cuando el foco está puesto en la interpretación que el lector hace de un texto.

    Otras nociones que también se esbozan en Ficciones son las de intertextualidad e hipertextualidad. Todos los cuentos contienen referencias más o menos explícitas a otros textos y el lector puede trazar esas conexiones entre todos ellos. A su vez, "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius" propone un mecanismo que prefigura de alguna manera la hipertextualidad propia de del siglo XXI, esa capacidad de vincular y saltar de un texto a otro que Internet hace posible: en dicho relato, Borges pasa de la Enciclopedia Anglo Americana a los atlas, de allí a un tomo de la Enciclopedia de Tlön, que lo lleva a conectar su lectura con una noticia sobre el descubrimiento de toda la enciclopedia completa en una biblioteca abandonada, y todo ello lo conecta luego con elementos que encuentra en su vida cotidiana. Este proceso de hiperconexión prefigura una nueva forma de leer que se ha desarrollado en los últimos treinta años gracias a la mecánica del hipervínculo que Internet hace posible. De estas ideas de intertextualidad e hipertextualidad se desprende la noción de la literatura como un diálogo constante entre diferentes obras, autores y épocas: Borges escribe desde una tradición de lecturas y la originalidad de sus obras radica, en parte, en la recuperación y el abordaje que propone de todos esos otros autores que lo precedieron.

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    ¿Qué significaciones cobran los motivos del espejo y el laberinto en Borges?

    Los laberintos y los espejos en Borges son extremadamente polisémicos, es decir, presentan muchos significados y abren la posibilidad a un sinfin de formas de interpretación.

    Los espejos vehiculizan la idea de diversos planos que reflejan y en los que se refleja la realidad. La literatura, por ejemplo, es espejo de la realidad en tanto que le otorga al lector una visión particular del mundo. El hombre también es un espejo de la divinidad (para el cristianismo, Dios hizo al hombre a su "imagen y semejanza"). Los sueños también son imágenes especulares de ciertos aspectos de la vida, y el universo puede ser el espejo de una creación divina tanto como un hombre puede serlo de todos los hombres.

    En este sentido, el espejo abre el juego a la idea del reflejo, de la variación y la inversión de planos de significado muy diversos. En "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius", por ejemplo, todo el argumento se desprende de la contemplación de un espejo y una frase proferida por Bioy Casares: "Los espejos y la cópula son abominables, porque multiplican el número de hombres" (p. 14). Borges juega con la idea de la multiplicación que propone a partir de este juego e inventa una enciclopedia (la de Tlön) que es un reflejo alterado de la Enciclopedia Anglo Americana, que es a su vez un reflejo mínimamente alterado de la Enciclopedia británica. Este juego se repite en el plano ficcionado de Tlön, donde existen los Hrönir, objetos que nacen a partir del recuerdo que se tiene de un objeto ideal. Las copias de los Hrönir repiten un objeto base pero con alteraciones.

    Los laberintos, por su parte, no se refieren simplemente a las obras arquitectónicas hechas para perder a los hombres, sino que se transforman en una metáfora de la búsqueda de sentidos y de la incapacidad de obtenerlos en el mundo. En su famoso cuento "La casa de Asterión", Borges vuelve sobre el mito de Teseo y el Minotauro desde la perspectiva de este último, y plantea allí que, para la criatura mitológica, el extraño palacio en que vive no es un laberinto, sino que el laberinto es el mundo (y los hombres con sus "caras planas", que lo contemplan como a un monstruo). Esta idea es fundamental para comprender la noción de laberinto en Borges: la vastedad inabarcable del mundo es la que pierde a los hombres. En "El jardín de los senderos que se bifurcan", por su parte, el laberinto que pierde a los hombres es el tiempo y la posibilidad de que este se ramifique en infinitas realidades.

    Como puede observarse, tanto los laberintos como los espejos abren el juego a la reflexión filosófica a partir de la literatura.

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    ¿Qué aproximación se presenta a los temas de la civilización y la barbarie en esta obra de Borges?

    Desde que Sarmiento lo postulara, la lucha entre civilización y barbarie ha sido una imagen fundamental para comprender la constitución de la nación argentina y sus contradicciones. En Borges confluían la sangre inglesa, por parte de su madre, y el criollismo de la familia de su padre. Su abuelo, Francisco Borges, fue coronel durante las guerras civiles que sucedieron a la independencia de la Argentina, y su nieto escritor exalta en más de un texto este pasado patricio de su familia, en el que encuentra un culto al coraje que él mismo dice no poseer y admirar. Al mismo tiempo, Borges creció en la biblioteca de su padre, donde la alta cultura se manifestaba en cientos de libros de filósofos y escritores europeos. Así, Borges creció experimentando en carne propia esa exaltación de los valores "bárbaros" del criollismo, como el duelo a cuchillo, y ese culto por la literatura que representa la civilización.

    En Ficciones, el cuento "El Sur" pone de manifiesto, a través del personaje de Juan Dahlmann, este contraste de mundos que confluyen en Borges. Dahlmann se interna en un sur mítico donde recupera, a la hora de su muerte, el sentido magnificado de la historia de su familia, que pone de manifiesto la tensión propia de la historia argentina.