Ficciones

Ficciones Metáforas y Símiles

"Diríase que ayer nos reunimos ante el mármol final y entre los cipreses infaustos" ("Pierre Menard, autor del Quijote", p. 41) (Metáfora)

Esta metáfora es una imagen común en la obra de Borges: el mármol final hace referencia a la tumba y, junto a los cipreses infaustos, se completa la imagen del cementerio. En su poética, el frío mármol o el mármol final aparece siempre como una imagen de la muerte.

"Una remota nube, liviana como un pájaro; luego hacia el Sur, el cielo que tenía el color rosado de la encía de los leopardos" (Las ruinas circulares, p. 64) (Símil)

En esta descripción, Borges hilvana una serie símiles que construyen exóticas imágenes de la naturaleza: la nube que aparece liviana como un pájaro y el cielo del color de la encía de los leopardos. Esta última asociación impacta particularmente, tanto por su belleza como por la sorpresa y la maravilla que genera en el lector.

"Luego, las humaredas que herrumbraron el metal de la noche; después, la fuga pánica de las bestias" ("Las ruinas circulares", p. 64) (Metáfora)

Esta es otra imagen que nos habla de la complejidad y la intertextualidad de Borges. En esas "humaredas que herrumbraron el metal de la noche", que hacen referencia a cómo el humo esconde y apaga las estrellas, pueden detectarse los resabios de las kenningars, metáforas del alemán antiguo muy usadas en los relatos épicos, como en Beowulf, donde, por citar un ejemplo, se describe el mar como "el camino de las ballenas".

"Diez minutos después el sueño lo anegó como un agua oscura" ("El milagro secreto" p. 179) (Símil)

El sueño es uno de los temas principales en la obra de Borges, y aparece asociado a muchas metáforas y símiles. En este caso, el sueño se asocia a un agua oscura en la que el personaje se sumerge y olvida.

"Habituado a vivir en el presente, como los animales, ahora miraba el cielo y pensaba que el cerco rojo de la luna era señal de lluvia" ("El fin", p. 194) (Símil)

En este ejemplo, Borges utiliza un símil entre Recabarren y los animales para ilustrar la naturaleza contemplativa de aquel: como los animales, Recabarren no realiza juicios sobre el mundo ni da opiniones sobre lo que ve u oye; simplemente se limita a contemplar el mundo tal cual es, con total indiferencia.

"De la otra pieza le llegaba un rasgueo de guitarra, una suerte de pobrísimo laberinto que se enredaba y desataba infinitamente" ("El fin", p. 193) (Símil)

En este caso, Borges asocia la música que se desprende de la guitarra a un laberinto que se enreda y desata infinitamente. El laberinto es uno de los principales símbolos en su obra y ha sido motivo de diversos estudios.

Sin profundizar en sus significados, el laberinto propone una imagen del mundo compleja que actúa como camino y, a la vez, como cárcel para el humano. Los laberintos de Borges no son solo construcciones; pueden ser también vastos desiertos (Como en “Los dos reyes y los dos laberintos”) o la idea de lo diferente, de lo diverso, como le sucede al minotauro de Creta en el cuento “La casa de Asterión”, para quien el laberinto no es la construcción en la que vive, sino el mundo exterior y los hombres, que le son totalmente ajenos y monstruosos.

En “El Fin”, la búsqueda de los personajes, esa persecución inevitable del destino, es una forma de perderse en un laberinto hasta dar con la salida.

"(...) vio largas nubes luminosas que parecían de mármol. Y todas estas cosas eran casuales, como sueños de la llanura" (pp. 210-211, "El Sur") (Símil)

En este pasaje, la visión de la llanura se asemeja a un sueño: todos los elementos cobran una dimensión profunda, simbólica, asociada a la psicología del personaje. La llanura queda personificada, también, como un ente capaz de soñar. En este sentido, el sueño es creación: en el sueño de la llanura se gestan las nubes, los pastizales, los pocos árboles y el ganado. Todo ello le pertenece al ente que sueña.