Una habitación propia

Una habitación propia Símbolos, Alegoría y Motivos

La habitación propia (Símbolo)

La habitación propia es un símbolo que se relaciona con la independencia financiera y la libertad intelectual que Woolf considera fundamental para escribir ficción. Cuando dice que las mujeres deben tener un cuarto propio, se refiere a un espacio que les permita aislarse de las demandas de la feminidad tradicional, como las tareas de cuidado de los hijos, los ancianos y el hogar. El ensayo propone que sin privacidad no existe la posibilidad de escribir ficción.

Significativamente, la privacidad para una mujer de clase media de principios del siglo XX representa un lujo que implica dinero. En todo el ensayo la postura materialista de Woolf es evidente: sin dinero no existe la independencia económica, y sin independencia económica no existe la libertad de pensamiento necesaria para escribir ficción. En este sentido, el cuarto propio simboliza las condiciones de posibilidad necesarias para que las mujeres desarrollen carreras artísticas.

William Shakespeare (Símbolo)

En el ensayo de Virginia Woolf, William Shakespeare funciona como un símbolo del poeta ideal, incandescente y andrógino.

En el tercer capítulo, la narradora se pregunta por qué no existe una poeta que tenga un genio equivalente al de Shakespeare. Es decir que la carrera artística del dramaturgo inglés funciona como una medida de lo que se considera un “gran artista”. Luego agrega que su mente es incandescente. Utiliza esta metáfora para describir la mente de un artista que no filtra, en su producción literaria, los obstáculos que debe atravesar en su carrera artística. Una vez más, se utiliza la figura del dramaturgo inglés como prototipo y como unidad de medida.

Posteriormente, en el sexto capítulo, la narradora enuncia que Shakespeare tiene una mente andrógina. Lo utiliza como un ejemplo para explicar una teoría sobre cómo deberían funcionar los cerebros de los artistas. Entiende que, a diferencia de la mayoría de los escritores de su época, con mucha consciencia sobre su género, Shakespeare escribe desde una mente andrógina que mezcla, en equilibrio, un componente femenino con otro masculino.

Judith Shakespeare (Símbolo)

Judith Shakespeare es un personaje ficticio. La narradora inventa a una supuesta hermana del dramaturgo inglés para imaginar cómo habría sido su vida. Judith representa la escritura silenciada por el patriarcado y, luego, el mesías que salvará la escritura femenina.

En primer lugar, Judith funciona como un símbolo que le sirve a la narradora para exponer el impacto que la independencia financiera tiene sobre la libertad intelectual y, a su vez, el efecto que la libertad intelectual tiene sobre la libertad creativa. En contraposición con la historia de William Shakespeare, Judith tiene que desperdiciar su talento y silenciar su escritura por ser mujer. En primer lugar, no tiene dinero, así que depende de su familia para costear su educación. Sin embargo, como su padre no quiere que desarrolle una carrera artística, no puede introducirse en el mundo del teatro. Fundamentalmente, la narradora destaca que el género de William le brinda muchas ventajas (educación, conexiones, oportunidades) que dan como resultado una vida que no sería posible para Judith.

Con el desarrollo del ensayo, la figura de Judith Shakespeare adquiere tintes mesiánicos. Es decir que su figura ficticia encarna la posibilidad -en el futuro- de que exista una mujer con dotes artísticos que igualen los de William Shakespeare. En el final del ensayo, Woolf afirma que hay una parte de Judith en todas las mujeres y que, con tiempo, privacidad y dinero, Judith podrá revivir. Es un símbolo mesiánico porque representa una esperanza para las mujeres. Su llegada (o su retorno) implicaría que existen las condiciones necesarias para el desarrollo de una carrera artística para las mujeres.

Gato sin cola (Símbolo)

En el primer capítulo, la narradora visita la universidad de Oxbridge, ve por la ventana a un gato sin cola y recuerda los días anteriores a la guerra. Lo describe como a un “animal abrupto y truncado” (21) que interrumpe su reflexión. Este gato es un símbolo de cómo la sociedad inglesa se ha transformado desde los horrores de la Primera Guerra Mundial. Inglaterra ya no es lo que era: la narradora sugiere que hay algo poético o musical que se ha perdido por la guerra. Entonces, el gato le recuerda cómo sufren la escritura, la música y el arte en general luego de la empresa bélica.

Interrupciones (Motivo)

A lo largo del ensayo, la narradora interrumpe el hilo de sus reflexiones por distintos motivos. Sin embargo, en cada caso, las interrupciones generan que cambie de tema y no termine el desarrollo del tópico anterior. Este mecanismo refuerza la importancia de la privacidad para el proceso de la escritura.

Este motivo funciona como una manera de ejemplificar que las interrupciones condenan a las mujeres a perder la concentración y perjudican sus producciones escritas. Por ejemplo, en el primer capítulo, cuando la narradora encuentra el gato sin cola, interrumpe el tema en el que ha estado reflexionando y cambia de tópico. La visión del gato cambia la dirección de su texto y muestra los efectos que tienen las interrupciones en la mente de las escritoras.