Una habitación propia

Una habitación propia Ironía

“Cuanto podía ofreceros era una opinión sobre un punto sin demasiada importancia: que una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas” (7) (Ironía verbal)

Este enunciado, en el comienzo del primer capítulo, supone una ironía porque quiere significar lo contrario a lo que dice. No se trata de un asunto menor, sino que se trata de la tesis principal del ensayo.

Este enunciado forma parte de una retórica inteligente que pone en marcha la narradora: a través de varias atenuaciones irónicas capta la atención de la audiencia. En el mismo capítulo dice: “Cuanto puede hacer es dar a su auditorio la oportunidad de sacar sus propias conclusiones observando las limitaciones, los prejuicios, las idiosincrasias del conferenciante” (8). Una vez más, suaviza a la audiencia para que esté más permeable a sus ideas. La ironía es un recurso que se utiliza para este fin.

“¿Qué habían estado haciendo nuestras madres para no tener bienes que dejarnos? ¿Empolvarse la nariz? ¿Mirar los escaparates? ¿Lucirse al sol en Montecarlo?” (39) (Ironía verbal)

Una ironía verbal se da cuando se quiere decir lo contrario de lo que efectivamente se dice. En este caso, la narradora no considera que las mujeres no tienen dinero por estar en la playa de Montecarlo. Por el contrario, estas preguntas funcionan como disparadores para explorar el motivo real de la pobreza de las mujeres. En el primer capítulo, Woolf establece que el principal factor que explica el empobrecimiento de las mujeres es la familia, es decir, las tareas de cuidado asociadas al núcleo familiar. Luego repara en que la sociedad patriarcal no tiene espacio para las mujeres en el mercado de trabajo.

Las ironías verbales son recurrentes en el ensayo y dan cuenta del carácter oral de la primera versión del texto. Como hemos dicho, el ensayo se desprende del texto enunciado por Woolf en una conferencia.

"Sin este poder, la tierra sin duda seguiría siendo pantano y selva. Las glorias de todas nuestras guerras serían desconocidas" (65) (Ironía verbal)

En el segundo capítulo, la narradora utiliza una metáfora y compara a las mujeres con espejos que agrandan la imagen de los hombres. A continuación realiza dos enunciados irónicos, que significan lo contrario de lo que dicen. La narradora no quiere decir que sin las mujeres los varones no hubiesen realizado guerras o construido grandes civilizaciones. Por el contrario, sugiere que las mujeres funcionan como espejos que permiten engrandecer a los hombres y, en este sentido, están involucradas en los grandes sucesos históricos del mundo.

A esta luz, la ironía refuerza la hipótesis del ensayo que señala que las mujeres deben conseguir independencia económica. Se sugiere que solamente a través de la independencia las mujeres pueden dejar de agrandar los egos de los varones.

Los hombres están enojados mientras tienen todo el poder y el dinero

La narradora destaca esta ironía en el segundo capítulo. Al visitar la biblioteca del Museo Británico y leer varios libros escritos por hombres, encuentra que escriben enojados. Luego se pregunta, con ironía, qué podría enojarlos, si son los más beneficiados en una sociedad patriarcal.