Una habitación propia

Una habitación propia Metáforas y Símiles

“Habían sido escritos a la luz roja de la emoción, no bajo la luz blanca de la verdad” (60) (Metáfora)

Se utiliza la metáfora de la luz roja para describir el modo en el que los varones escriben sobre las mujeres. La narradora crítica la manera en la que las mujeres aparecen representadas tanto en la literatura como en la historia. Propone que el punto de vista masculino tiene un punto ciego a la hora de representar a las mujeres. En este sentido, el color rojo se presenta en contraposición al blanco. Mientras el blanco aparece más cercano a una representación verdadera, el colorado se distancia de una “verdad”.

Luego, esta metáfora aparece nuevamente en el quinto capítulo, cuando la narradora lee a Mary Carmichael. En la novela de Carmichael se describe una escena en la que dos mujeres interactúan a solas. La narradora se sorprende porque el punto de vista no es masculino. Dice que “quería ver cómo se las arreglaba Mary Carmichael para captar estos gestos jamás plasmados, estas palabras jamás dichas o dichas a medias, que se forman, no más palpables que las sombras de las polillas en el techo, cuando las mujeres están solas y no las ilumina la luz caprichosa y colorada del otro sexo” (156).

“Durante todos estos siglos, las mujeres han sido espejos dotados del mágico y delicioso poder de reflejar una silueta del hombre de tamaño doble del natural” (65) (Metáfora)

La narradora se pregunta por qué los hombres están enojados si el sistema patriarcal determina que ellos son los poseedores del dinero y del poder. Luego de leer varios libros descubre que, a lo largo de la historia, las mujeres han servido como modelos de inferioridad que engrandecen la superioridad de los varones. Considera que este juego de poder se trata de un problema de autoestima. El estatus de superioridad de los varones depende del sometimiento de las mujeres. En este sentido, la metáfora del espejo sirve para explicar que la superioridad masculina se desprende de una comparación entre las mujeres y los varones.

“Realmente, la herencia de mi tía me hizo ver el cielo al descubierto y sustituyó la grande e imponente imagen de un caballero, que Milton me recomendaba que adorara eternamente, por una visión del cielo abierto” (72) (Metáfora)

Se utiliza la metáfora del cielo abierto para expresar la libertad de pensamiento que la narradora obtiene luego de conseguir su independencia económica. La imagen del príncipe refiere a un hombre proveedor que sostiene económicamente a una mujer. En cambio, la narradora puede ver el cielo sin intermediaciones porque no depende económicamente de un hombre. Gracias a la herencia de su tía, gana independencia económica y de pensamiento y puede pensar directamente en las cosas.

Esta metáfora refuerza la postura materialista de la narradora. Sin independencia económica no hay libertad de pensamiento ni una obra de arte valiosa.

“La obra de imaginación es como una tela de araña: está atada a la realidad, leve, muy levemente quizá, pero está atada a ella por las cuatro puntas” (77) (Metáfora)

Esta metáfora sirve para explicar la relación entre la literatura y las condiciones en la que es escrita. La metáfora se desarrolla para conformar una alegoría: "A veces la atadura es apenas perceptible; las obras de Shakespeare, por ejemplo, parecen colgar, completas, por sí solas. Pero al estirar la tela por un lado, engancharla por una punta, rasgarla por en medio, uno se acuerda de que estas telas de araña no las hilan en el aire criaturas incorpóreas, sino que son obra de seres humanos que sufren y están ligadas a cosas groseramente materiales, como la salud, el dinero y las casas en que vivimos".

Woolf estudia las condiciones materiales de las mujeres a la hora de escribir ficción: el dinero con el que cuentan, el lugar de la casa en el que tienen privacidad, las ideas sociales respecto de su labor. Por eso debe explicar que el contexto en el que surge una obra de arte es muy importante y forma una red como una tela de araña.

“Era desde luego un monstruo extraño lo que resultaba de la lectura de los historiadores primero y de los poetas después: un gusano con alas de águila, el espíritu de la vida y la belleza en una cocina cortando sebo. Pero estos monstruos, por mucho que diviertan la imaginación, carecen de existencia real” (77) (Metáfora)

Woolf estudia el modo en el que las mujeres son representadas en la literatura y en la historia. Encuentra grandes diferencias entre la importancia que tienen los personajes femeninos en la ficción con las vidas precarias y sin derechos que viven las mujeres en la historia. En este sentido, define a las mujeres como seres extraños y mixtos. Luego, utiliza la metáfora de la mujer-monstruo. Los monstruos representan una idea muy amplia, pero por lo general se definen peyorativamente como seres híbridos o mixtos. En este sentido, entendemos la comparación de las mujeres con los monstruos: hay algo mixto en el modo de representar a las mujeres en el mundo patriarcal que las vuelve monstruosas.