Una habitación propia

Temas

El acceso de las mujeres a educación

El título del ensayo proviene de la idea de Woolf de que "una mujer debe tener dinero y una habitación propia para poder escribir novelas". Woolf observa que las mujeres han sido apartadas de la escritura debido a su pobreza relativa, y que la libertad económica traerá a las mujeres la libertad para escribir: "Para empezar, tener una habitación propia... era algo impensable aun a principios del siglo diecinueve, a menos que los padres de la mujer fueran excepcionalmente ricos o muy nobles".[5] El título también se refiere a la necesidad de cualquier autor de tener licencia poética y la libertad personal para crear arte.

El ensayo examina si las mujeres eran capaces de crear, y la libertad que tenían para producir un tipo de trabajo de la calidad de William Shakespeare, atendiendo a las limitaciones que las mujeres escritoras, pasadas y presentes, enfrentan.

El padre de Virginia, Leslie Stephen, siguiendo el pensamiento de su época, consideraba que solo había que enviar a la escuela a los chicos de la familia. Woolf difundió la idea de que, dado que su padre no creía necesario invertir en la educación de sus hijas, ella fue privada de la experiencia de escolarización formal. Aun así, recientemente se ha descubierto en el archivo del King's College de Londres que Virginia y su hermana Vanessa asistieron al Departamento de Mujeres del King's College, donde cursaron clases de griego y alemán durante unos años. Con los temas tratados por Woolf en el ensayo, la autora está dirigiéndose a mujeres que tienen la oportunidad de aprender en un contexto formal y comunal. Woolf insiste a su audiencia sobre la importancia de la educación y al mismo tiempo les advierte de la precariedad de su posición como mujeres en la sociedad.

Judith Shakespeare

En una de las secciones Woolf inventa un personaje, Judith, "la hermana de Shakespeare," para ilustrar que una mujer con las habilidades de Shakespeare habría sido privada de la oportunidad de desarrollarlas debido a todas las puertas que estaban cerradas a las mujeres. Como Woolf, que se quedaba en casa mientras sus hermanos iban a la escuela, Judith permanece en el hogar mientras William va al colegio. Judith está atrapada en la casa: "Tenía el mismo espíritu de aventura, la misma imaginación, las mismas ansias de ver el mundo que él. Pero no la mandaron a la escuela." Con esta frase, Woolf resume todas las esperanzas de Judith Shakespeare en contraposición con las de su hermano, y con ese "pero" elimina cualquier posibilidad de que Judith pueda cumplir su sueño . Mientras William se dedica a aprender, los padres de Judith no le permiten abrir un libro, pues necesariamente habría tenido que descuidar alguna tarea del hogar a la que debía estar dedicándose. Judith se promete en matrimonio y, cuando se niega a desposarse, su padre le pega y la obliga a casarse. Mientras Shakespeare va estableciéndose en la vida, Judith se encuentra limitada por las expectativas sociales de ser mujer. Judith se suicida y toda su genialidad se pierde; al contrario, Shakespeare sigue su vida y deja su legado para el futuro.

Una historia de la escritura de las mujeres

En el ensayo, Woolf realiza un importante recuento histórico de escritoras hasta esa fecha. Examina las carreras de varias autoras, incluyendo a Aphra Behn, Jane Austen, las hermanas Brontë, Anne Finch, la condesa de Winchilsea y George Eliot. Además de estas, habla también de la destacada estudiosa y feminista Jane Ellen Harrison, y se inspira en ella. Harrison es presentada en el ensayo solo por sus iniciales, separadas por largos guiones, y Woolf se refiere a ella como "la famosa estudiosa… J ---- H---- ".

Habla asimismo de Rebecca West y cuestiona a Desmond MacCarthy (al que se refiere como "Z"), quien desestima a West como una "feminista acabada". Entre los hombres a los que les reprocha su visión de las mujeres figura F. E. Smith, primer conde de Birkenhead (al que se refiere como "lord Birkenhead"), que se oponía al sufragio femenino y de quien Woolf dice que "no se molestará en tener en repetir la opinión de lord Birkenhead sobre las mujeres escritoras". El ensayo también cita a Oscar Browning a través las palabras (posiblemente inexactas) de su biógrafo H. E. Wortham: "'… la impresión que le quedaba en la mente tras corregir cualquier clase de exámenes era que… la mujer más dotada era intelectualmente inferior al hombre menos dotado'"(10). Además de estos, Woolf se refiere sutilmente a muchos de los intelectuales más prominentes de su época.

Las cuatro Marys

La narradora de la obra es identificada en cierto momento como "Mary Beaton, Mary Seton, o Mary Carmichael", aludiendo a la balada del siglo XVI Mary Hamilton.[3]​ Al hacer referencia a la historia de una mujer a punto de ser colgada por vivir fuera del matrimonio y rehusar la maternidad, el narrador identifica a escritoras incluida ella misma como intrusas que existen en un espacio potencialmente peligroso. Es importante destacar que la heroína de Woolf, Judith Shakespeare, muere por su propia mano, después de quedarse embarazada de un actor. Como la mujer de Las cuatro Marys, está embarazada y atrapada por unas circunstancias vitales impuestas sobre ella. Woolf ve a Judith Shakespeare, Mary Beaton, Mary Seton, Mary Carmichael, como mujeres impotentes, empobrecidas que se encuentran en todas partes amenazadas por la sombra de la muerte.

Lesbianismo

En otra sección donde se describe el trabajo de una escritora ficticia, Mary Carmichael, Woolf intencionadamente invoca el lesbianismo: "Entonces, puedo deciros que las palabras que a continuación leí eran exactamente éstas: «A Chloe le gustaba Olivia...» No os sobresaltéis. No os ruboricéis. Admitamos en la intimidad de nuestra propia sociedad que estas cosas ocurren a veces. A veces a las mujeres les gustan las mujeres". Woolf hace referencia al juicio por obscenidad y el alboroto público producidos tras la publicación de la novela de tema lésbico El pozo de la soledad, de Radclyffe Hall, publicado en 1928. Antes de referirse al hecho de que a Chloe le gusta Olivia, el narrador tiene que asegurarse de que el señor Chartres Biron, el magistrado del juicio por obscenidad, no se encuentra entre el público: "No hay ningún hombre presente? ¿Me prometéis que detrás de aquella cortina roja no se esconde la silueta de Sir Chartres Biron? ¿Me aseguráis que somos todas mujeres? Entonces, puedo deciros que..."

El crítico feminista y estudioso de Woolf, Jane Marcus, cree que Woolf estaba proporcionando a Radclyffe Hall y otros escritores un ejemplo de cómo hablar sobre lesbianismo de manera lo suficientemente discreta como para evitar juicios por obscenidad; "Woolf ofrecía a su escritor y amigo una lección sobre cómo dar una charla sobre lesbianismo y escribir una novela lesbiana y poder salirse con la suya."[4]​ Marcus describe la atmósfera que reinaba en la universidad de las mujeres a la llegada de Woolf y durante su estancia con su amante Vita Sackwille-West y la tilda de "sáfica". Woolf se siente cómoda hablando de lesbianismo en sus charlas con las alumnas porque siente que una universidad femenina es un sitio seguro y esencial para tales discusiones.


This content is from Wikipedia. GradeSaver is providing this content as a courtesy until we can offer a professionally written study guide by one of our staff editors. We do not consider this content professional or citable. Please use your discretion when relying on it.