Una habitación propia

Una habitación propia Guía de Estudio

Una habitación propia es considerada una de las primeras grandes obras de la crítica feminista en el siglo XX. La mayoría de sus impresiones sobre las condiciones de vida de las mujeres en un mundo de dominación masculina aún son válidas en el siglo XXI.

Gracias a los diarios de la escritora Virginia Woolf, tenemos información valiosa sobre el proceso de escritura de Una habitación propia. En febrero de 1928 escribe en su diario las primeras reflexiones sobre una conferencia que le han solicitado dar sobre las mujeres y la novela. En septiembre del mismo año anota consideraciones respecto de las limitaciones que deben enfrentar las mujeres escritoras.

A finales de octubre de 1928, Woolf pronuncia la conferencia "Mujeres y ficción" en Newnham y Girton, dos universidades de mujeres en Cambridge, Inglaterra. Luego expande el texto, y publica el ensayo titulado Una habitación propia, en forma de libro, el 24 de octubre de 1929. El libro vende muchas copias y Virginia Woolf recibe cartas de felicitación después de su publicación.

La escritora utiliza la ficción para responder a la pregunta acerca de la relación entre las mujeres y la novela. El relato transcurre en una universidad ficticia llamada Oxbridge que tiene puntos en común tanto con Oxford como con Cambridge, prestigiosas universidades de Inglaterra. También incorpora personas reales en su ensayo: además de los muchos escritores que analiza, la narradora es una versión apenas disimulada de la propia Woolf.

Para responder a su pregunta inicial sobre por qué existen tan pocas escritoras, Woolf hace foco en factores socioeconómicos, específicamente en la pobreza y la falta de privacidad que sufren las mujeres. Su mantra a lo largo del ensayo es que una mujer debe tener 500 libras al año y una habitación propia si quiere escribir de manera creativa.

Por último, es importante resaltar que el libro de Woolf ha sido traducido al castellano con dos títulos posibles. Utilizaremos la traducción titulada Una habitación propia, realizada por Laura Pujol, pero es importante recordar que el mismo ensayo ha sido traducido como Un cuarto propio por el escritor argentino Jorge Luis Borges.