Las uvas de la ira

Las uvas de la ira Elementos Literarios

Genero

Novela.

Configuración y Contexto

Sur de los Estados Unidos, 1930, en medio de la Gran Depresión y el 'Dust Bowl'.

Narrador y Punto de Vista

Narrador omnisciente en tercera persona. Si bien se producen algunos cambios en el punto de vista, este se centra en Tom Joad.

Tono y Estado de Ánimo

El tono es dramático e irradia permanentemente un sentimiento de desesperanza, aunque en la escena final adquiere un matiz casi optimista.

Protagonista y Antagonista

La familia Joad en su conjunto es la gran protagonista de la novela. Los bancos, las corporaciones, la policía, es decir, todos los instrumentos de poder del capitalismo son los antagonistas.

Conflicto Principal

Por las consecuencias de la Gran Depresión, que el 'Dust Bowl' recrudeció, la familia Joad se ve obligada a dejar su Oklahoma natal y migrar hacia California en busca de un futuro mejor.

Climax

Cuando el reverendo Casy muere, Tom Joad decide seguir sus pasos y encabezar la rebelión de los trabajadores. Madre Joad entiende que su hijo ya tomó su decisión y lo deja ir, aceptando el hecho de que ya queda poco y nada de esa unión familiar que ella tanto ha predicado.

Presagio

En el capítulo VI, Tom Joad les cuenta a Casy y Muley Graves que los cuatro años en prisión no lo han cambiado significativamente. Esto funciona como un presagio de lo que ocurrirá casi al final de la novela, cuando Tom golpee a un ayudante de sheriff y se convierta, una vez más, en prófugo de la justicia.

Atenuación

N/A

Alusiones

En 'Las uvas de la ira' abundan las referencias geográficas de diferentes partes de Estados Unidos. En ese sentido, quizás la alusión más frecuente que encontramos en el texto sea la de la ruta 66, que cruza prácticamente todo el país a lo ancho y aquella que toman los Joad para ir a California en busca de un futuro mejor. Asimismo, también encontramos alusiones a la Gran Depresión y el 'Dust Bowl'.

Imágenes

Ver sección "Imágenes".

Paradoja

'Las uvas de la ira' propone una paradoja que, lamentablemente, a casi un siglo de que Steinbeck escribiera su novela, sigue vigente en nuestros tiempos: a pesar de que hay gente que muere de hambre, toneladas de alimento son desperdiciadas todos los días en el mundo. En la novela, el narrador lo expone de una manera bastante explícita, cuando hace referencia, en el capítulo XXV, a cómo los terratenientes tratan de mantener los precios de sus productos: "Los frutos de las raíces de las vides, de los árboles, deben destruirse para mantener los precios y esto es lo más triste y lo más amargo de todo. Cargamentos de naranjas arrojados en el suelo. La gente vino de muy lejos para coger la fruta, pero no podía ser. ¿Cómo iban a comprar naranjas a veinte centavos la docena si podían salir y recogerlas? Y hombres con mangueras arrojan chorros de queroseno en las naranjas y se enfurecen ante semejante crimen y se enfadan con la gente que ha venido a por la fruta. Un millón de personas hambrientas, que necesitan la fruta... y el queroseno rociado sobre las montañas doradas" (479-480).

Paralelismo

"La 66 sale de Oklahoma City; El Reno y Clinton, hacia el oeste siguiendo la 66. Hydro, Elk City y Texola; allí acaba Oklahoma. La 66 atraviesa el Panhandle de Tejas. Shamrock y McLean, Conway y Amarillo. Wildorado y Vega y Boise, y termina Tejas. Tucumcari y Santa Rosa, por las montañas de Nuevo Méjico hasta Albuquerque, a donde llega la carretera después de pasar por Santa Fe. Luego siguen las gargantas del Río Grande hasta Los Lunas y más hacia el oeste por la 66 hasta Gallup y la frontera de Nuevo Méjico" (194).

En este ejemplo de paralelismo, Steinbeck repite la estructura "La 66", creando así un efecto rítmico-secuencial, a partir del cual nos trasmite la vasta extensión de la ruta.

Metonimia y Sinecdoque

En el capítulo XI, el narrador propone una reflexión sobre la humanidad a través de una sinécdoque: "El hombre, que es más que sus reacciones químicas, caminando sobre la tierra, torciendo la reja del arado para esquivar una piedra, soltando la esteva para dejarse resbalar por una roca que sobresale, arrodillándose en la tierra para almorzar; el hombre que es algo más que los elementos que lo componen, conoce la tierra que es más que un análisis de componentes" (192). En este caso, reflexiona sobre un todo (la humanidad) a través de una parte de ese todo (el hombre).

Personificación

En el capítulo XXIX, se hace una descripción de cómo se va formando la tormenta. En ella, el narrador explica: "Sobre las altas montañas de la costa y por los valles marcharon las
nubes grises desde el océano. El viento soplaba furioso y en silencio, alto en el aire, y hacía susurrar a los arbustos y rugía en los bosques" (582). En esta breve cita, podemos apreciar varios ejemplos de personificación: las montañas marchan, el viento sopla, el silencio ruge, los arbustos susurran; todas acciones humanas atribuidas a objetos concretos o conceptos.