Las uvas de la ira

Las uvas de la ira Resumen y Análisis Capítulos X-XIII

Capítulo X

Resumen

Madre Joad le dice a Tom que está preocupada por ir a California; teme que no salga bien, porque la única información que la familia ha obtenido proviene de los volantes. A pesar de estas reservas, Casy pide acompañar a los Joad a California. Quiere trabajar en los campos, donde pueda escuchar a la gente en lugar de predicarles. Tom dice que la predicación es un tono de voz y un estilo, ser bueno con las personas cuando no responden. Padre y el tío John saludan al resto de la familia con el camión ya listo y todos se preparan para irse. Los dos niños pequeños -Ruthie, de doce años, y Winfield, de diez- están allí con su hermana mayor, Rose of Sharon (Rosasharn) y su esposo.

Esa noche, los Joad tienen una reunión familiar y discuten una serie de temas: deciden permitir que Casy los acompañe, ya que es lo correcto para ellos. También continúan con sus preparativos, matando a sus cerdos para tener comida para llevar con ellos. Mientras Casy ayuda a Madre Joad a preparar la comida, él comenta que parece cansada, tal vez enferma. Madre Joad revisa sus pertenencias, cartas antiguas y recortes que ha guardado; quema estos artículos antes de la partida de la familia. Antes de que los Joad se vayan, Muley Graves se detiene para despedirse. Noah le dice que morirá en los campos si se queda, pero Muley acepta su destino. En otro caso de apego a la tierra, el abuelo se niega a irse; los Joads deciden darle una medicina que lo deja inconsciente y logran llevárselo con ellos.

Análisis

Este capítulo ilustra la dinámica de la familia Joad. La presencia de numerosos familiares de tres generaciones dificulta el mantenimiento del orden, como demuestra la reunión familiar. La familia Joad tiene al abuelo como jefe simbólico, pero este no ejerce ninguna influencia particular. Si algún miembro de la familia lidera a los demás, es Madre Joad, quien domina por la fuerza moral que todos le reconocen. Es ella quien emite el veredicto final que le permite a Casy irse con ellos a California. Si bien Tom Joad es el personaje principal de Las uvas de la ira, Madre Joad es el centro moral de la historia, y les recuerda a todos que tienen preocupaciones más importantes que sus propios intereses. Como ella indica, sería un error de su parte negar comida o cobijo a cualquiera.

Así y todo, Madre Joad parece ser la principal víctima del traslado a California. Casy se da cuenta de que se ve enferma por los eventos recientes y es la única en la familia que parece arrepentirse. Para los demás, este es sin duda un movimiento desafortunado, pero Madre Joad debe dejar atrás los recuerdos que atesora. Incluso el abuelo, cuando se niega a irse, lo hace de una manera eufórica. Madre Joad, en cambio, se siente abrumada por un gran cansancio.

La negativa del abuelo a irse destaca lo importante que es la tierra para los Joad y para otras personas como ellos. Para el abuelo, dejar el área donde nació y se crió es inimaginable. Sin embargo, no tiene opciones. Si se quedara, esencialmente dejaría de existir, al igual que Muley Graves.

Capítulo XI

Resumen

Las casas han quedado vacías. Solo están vivos los cobertizos para tractores hechos de hierro reluciente y plata. Sin embargo, cuando los tractores están parados, se les acaba la vida. El trabajo de estas máquinas es fácil y eficiente. En el tractor, a un hombre le crece un espíritu de desprecio, ya que es un extraño, un forastero, que tiene poca comprensión del milagro de la agricultura y ninguna relación con la tierra. Las casas abandonadas se desmoronan lentamente.

Análisis

Este capítulo proporciona una crítica más de los nuevos medios de producción que se están apoderando de las granjas. El destino de los tractores contrasta marcadamente con el de los agricultores que alguna vez trabajaron allí. Los tractores y sus conductores no tienen conexión con la tierra. Los agricultores, en cambio, tienen un profundo y antiguo afecto por la tierra en la que vivían y trabajaban; esta es parte de la razón por la que el abuelo, en el capítulo anterior, se niega a irse de Oklahoma.

Steinbeck también continúa recordándole al lector que los tractores son inhumanos y que existe una gran diferencia entre la experiencia que los trabajadores viven con ellos y aquella que tenían con sus antiguos recursos de trabajo, como, por ejemplo, los caballos. No conforme con esto, Steinbeck incluso compara los tractores con cadáveres:

Cuando un caballo acaba su trabajo y se retira al granero, queda allí energía y vitalidad, aliento y calor, y los cascos se mueven entre la paja, las mandíbulas se cierran masticando el heno y los oídos y los ojos están vivos. En el granero flota el calor de la vida, la pasión y el aroma de la vida.Pero cuando el motor de un tractor se apaga, se queda tan muerto como el mineral del que está hecho. El calor le abandona igual que el calor de la vida abandona a un cadáver. Luego se cierran las puertas de hierro galvanizado y el conductor se va a casa, a la ciudad, que quizá esté a veinte millas de distancia, y no necesita volver en semanas o meses, porque el tractor está muerto (191).

Esta comparación entre lo que ocurre cuando un caballo y un tractor acaban su trabajo busca ilustrar el proceso de deshumanización que proponen los nuevos recursos de producción. En ese sentido, un tractor puede mejorar ciertos aspectos del trabajo en los campos, pero no tiene una conexión vital con la tierra, conexión que, para Steinbeck, es vital. Por otro lado, tenemos los caballos, animales que pueden no ser tan eficientes como los tractores, pero que son criaturas vivas que componen de manera orgánica ese campo sobre el que trabajan, y esta conexión es mucho más importante que ese margen de ganancia que los terratenientes buscan aumentar todo el tiempo y a toda cosa.

Capítulo XII

Resumen

La 66 es la ruta principal de migrantes que se extiende desde el río Mississippi hasta Bakersfield, California. Es un camino de huida para quienes buscan refugiarse del polvo y escapar de la pobreza. La gente sale en tropel hacia la ruta 66, arriesgándose a que sus autos destartalados se descompongan en el camino. Y los viajeros también enfrentan otros obstáculos, como, por ejemplo, el calor, la falta de agua y las enfermedades causadas por las pésimas condiciones en las que viajan. California es un Estado grande, pero no lo suficientemente grande como para soportar a todos los trabajadores que se acercan. Incluso se rumorea que los policías de frontera están pensando en no dejar entrar a todos los inmigrantes que buscan entrar a California. Por otro lado, comienza a instalarse la sospecha de que esos altos salarios que prometían los volantes podrían ser un engaño.

Análisis

En este capítulo, Steinbeck presagia una serie de problemas a los que se enfrentará la familia Joad en su viaje. Destaca los inconvenientes que la gente suele tener con sus coches, incluida la posibilidad de una avería, un problema que puede afectar tranquilamente al vehículo poco fiable de la familia Joad.

Partiendo de segmentos anteriores de Las uvas de la ira, este capítulo comienza a afirmar el desagradable hecho de que California puede no ser una panacea para los problemas de los Joad. Incluso si los Joad llegan a la frontera de California, es posible que los devuelvan. Hay tantos granjeros haciendo el mismo viaje que seguramente habrá un mercado laboral superpoblado entre los trabajadores migrantes en California. La llegada al Oeste no significa necesariamente que los problemas de los Joad se resolverán o que estarán en una situación mejor que la que enfrentaron en Oklahoma.

Por otro lado, es interesante observar que los problemas que presenta Steinbeck en este capítulo (y que se irán poniendo cada vez más de relieve conforme los Joad se acerquen a California) respecto de los contratiempos que pueden encontrarse los trabajadores migrantes en California responden a lo que el propio autor investigó para una serie de artículos que publicó en la década de 1930 en el San Francisco News sobre este tema.

Capítulo XIII

Resumen

Los Joad continúan el viaje. Al comenta que pueden tener problemas para cruzar las montañas en su automóvil, que apenas puede soportar el peso de la familia y sus pertenencias. El abuelo Joad se despierta e insiste en que no irá con el resto de los Joad. Se detienen en una estación de servicio, donde el propietario asume automáticamente que están arruinados y les dice que la gente a menudo se detiene para pedir gasolina.

El propietario afirma que cincuenta autos por día van al Oeste, pero se pregunta qué esperan encontrar los Joad cuando lleguen a su destino. Cuenta que una familia cambió la muñeca de su hija por gasolina. Casy se pregunta a dónde está llegando la nación, ya que la gente parece incapaz de ganarse la vida decentemente; dice que una vez usó su energía para luchar contra el diablo, creyendo que el diablo era el enemigo. Sin embargo, ahora cree que hay algo peor.

El perro de los Joad se aleja del coche y es atropellado en la carretera. Los miembros de la familia continúan su viaje y comienzan a preocuparse cuando llegan a la línea estatal. Sin embargo, Tom les asegura que él solo estará en peligro si comete un delito. De lo contrario, nadie sabrá que ha violado su libertad condicional al abandonar su estado natal. En su siguiente parada de la noche, los Joad conocen a los Wilson, una familia de Kansas que también está yendo a California. El abuelo se queja de una dolencia y llora, lo que hace que el resto de la familia tema que sufra un derrame cerebral. La abuela le dice a Casy que ore por el abuelo, aunque ya no sea predicador. De repente, el abuelo comienza a temblar y se desploma; muere abruptamente. Los Joad ahora enfrentan una elección: pueden pagar cincuenta dólares por un entierro apropiado para el abuelo o hacer que lo entierren como a un pobre. Deciden enterrar al abuelo ellos mismos y dejar una nota para que la gente no asuma que fue asesinado. En una muestra de solidaridad, los Wilson ayudan a los Joad a enterrar al abuelo. Un verso de las Santas Escrituras está incluido en la nota sobre su tumba.

Después de enterrar al abuelo, los Joad hacen que Casy diga algunas palabras. En general, las reacciones a la muerte son variadas. Rose of Sharon consuela a la abuela, mientras que el tío John curiosamente no se conmueve por el giro de los acontecimientos. Casy admite que sabía que el abuelo se estaba muriendo, pero no dijo nada porque sabía que podía hacer poco al respecto. Luego, agrega que, para él, el abuelo murió porque los Joad se vieron obligados a arrancarlo de su tierra. Más tarde, cuando deben continuar el viaje, los Joad y los Wilson deciden ayudarse mutuamente, distribuyendo el peso de sus pertenencias entre sus dos autos para que ambas familias puedan llegar a California.

Análisis

La primera parada que hacen los Joad refuerza la idea de que es posible que no encuentren trabajo cuando lleguen a California debido a un mercado laboral saturado. Pero incluso cuando se enfrentan a una situación desesperada, los Joad están mejor que algunos viajeros; en última instancia, pueden pagar la gasolina.

Casy reitera la idea de que la nación se enfrenta a un enemigo casi invencible. Aunque no identifica explícitamente a este enemigo, sus características indican que es el sistema capitalista, el cual ya fue vilipendiado anteriormente en la novela. Casy describe al enemigo como un sistema que impide que la gente normal se gane la vida decentemente. Para Casy, este mal es demasiado poderoso para combatirlo de manera efectiva, más difícil de combatir que el propio diablo.

Al principio del viaje, los Joad sufren una pérdida fatídica, aunque menos significativa que la pérdida de un miembro real de la familia: la muerte del perro. Su desaparición temprana, que ocurre antes de que los Joad lleguen a la frontera de Oklahoma, presagia las pérdidas adicionales que puede sufrir la familia. Steinbeck anticipa aún más los problemas que los Joad pueden enfrentar cuando Tom menciona posibles violaciones de su libertad condicional. Solo está en peligro si comete otro crimen, pero su temperamento agresivo mantiene vivo ese riesgo.

La muerte del perro es seguida por la muerte de un miembro real de la familia. A pesar de su apariencia dura de ira y amargura, el abuelo es de hecho sensible al desarraigo de su tierra. Dado que él era el miembro de la familia que más se oponía a irse de casa, es probable que esta separación haya acelerado su fallecimiento. Casy establece una correlación directa entre la muerte del abuelo y el viaje de los Joad, reforzando la idea de que estas personas tienen una conexión personal significativa con la tierra que cultivaron: "Y el abuelo no ha muerto esta noche. Murió en el momento que lo sacasteis de su tierra. (...) Él era aquella tierra y lo sabía" (228).

A lo largo de la novela, Casy frecuentemente debe realizar los deberes de un predicador. Aunque sostiene que ya no cree en la predicación, se ve obligado a desempeñar su antiguo papel, ya sea orando por el abuelo durante el derrame cerebral o diciendo unas palabras de despedida después de su entierro. A pesar de su desencanto con la religión, está claro que Casy todavía tiene espíritu de predicador. Así y todo, en sus palabras de despedida para el abuelo Joad, él reitera su creencia de que las personas son la fuente de la santidad.

El acuerdo entre los Joad y los Wilson para ayudarse mutuamente en el camino a California es un desarrollo significativo de la trama, ya que es en la acción colectiva donde estas familias encuentran su fuerza. Así y todo, vale la pena destacar que este ejemplo de cooperación que nos brinda la novela es, en realidad, el primero de muchos. Conforme avanza la novela, se pone cada vez más de relieve la intención del autor de subrayar la importancia de ese sentido de comunidad, que permite que las personas unan sus fuerzas y luchen por sus derechos. Así, el sentido de comunidad será lo que permita que los trabajadores se organicen y luchen por mejores condiciones laborales.