Final del juego

Final del juego Resumen y Análisis “Axolotl”

Resumen

El cuento comienza con el relato de un narrador en primera persona que cuenta que había habido un tiempo en el que iba mucho al Jardin de Plantes a mirar axolotl y que ahora ya era un axolotl. La transformación ya está terminada, la voz narradora es la conciencia de un hombre en el cuerpo de un axolotl. Cuenta que un otoño descubre el acuario del jardín y mira por primera vez a un axolotl.

Se queda una hora mirándolos y sale pensando en ellos. Va a la biblioteca y aprende que son formas larvales. Son criaturas mexicanas caracterizadas como “pequeños rostros rosados aztecas” (2016:139). Empieza a ir todos los días, se obsesiona con la quietud y la mirada sabia de los animalitos. Se apoya en la barra de hierro que bordea los acuarios y luego en el cristal de la pecera. Siente que están vinculados, que algo perdido los une.

En el medio de la narración de este joven que va a visitar a los axolotl se cuela otra voz en primera persona del plural, que nos remite al conjunto de los axolotl: “la parte más sensible de nuestro cuerpo” (2016:140) o “es que no nos gusta movernos mucho” (141). La voz narradora hace foco en los ojos de los axolotl, dice que es el único rasgo expresivo de sus rostros. Admite que sobre todo son sus ojos los que lo obsesionan. Pega su cara al vidrio para contemplarlos. Aunque golpeara el vidrio jamás conseguía una reacción.

Entiende que no son animales, descubre en sus miradas una misteriosa humanidad. Siente que sus miradas ciegas les piden ayuda. Se sorprende cuando comienza a consolarlos y entiende que captan sus esfuerzos por penetrar en sus vidas. Dice que son como testigos de algo. Considera que cada mañana el reconocimiento era mayor. Dice que no hubo nada sorprendente en la metamorfosis. De un minuto para otro, en lugar de contemplar la cara de un axolotl, comienza a mirar su propio rostro humano del otro lado de la pecera. Las conciencias entre el joven y el axolotl se intercambian.

La voz narradora confiesa que su miedo era sentirse enterrado vivo en un cuerpo atrapado en una pecera, rodeado de seres insensibles. Cuando otro axolotl le roza la pata, se da cuenta de que todos los axolotl tenían una conciencia como la suya. Se sugiere que las conciencias de estos animales era muy similar a la de los humanos.

El último párrafo es narrado en un presente en el que la conciencia del hombre ya habita el cuerpo del axolotl. Dice que su forma humana ya no volvía tanto al acuario. Dice que “los puentes están cortados entre él y yo, porque lo que era su obsesión es ahora un axolotl, ajeno a su vida de hombre” (2016:144). Dice que lo consuela pensar que el hombre, con su nueva conciencia de axolotl, fuera a escribir la historia de su conexión.

Análisis

El relato hace muchas veces foco en los ojos de este curioso animal y en el modo en que se mira con el protagonista. El guardián del acuario llega a decirle “Usted se los come con los ojos” (2016:142) y él reflexiona que era al revés, que ellos se lo comían. Se retoma el lugar común que piensa a los ojos como la puerta de entrada al alma y se describe el interior de los axolotl como un “diáfano misterio interior” (143). Hay algo imposible de definir en su manera de mirar. Cortázar explica la conciencia humana de estos animales enterrando vivo a un hombre en la mente de uno de ellos. El cuento humaniza a estos anfibios. El narrador incluso los piensa como hombres conscientes, quizás anticipando su fatal destino.

La barra de hierro y el cristal de la pecera son las primeras mediaciones que los separan. La obsesión de la voz narradora lo lleva a apoyar su cara contra el vidrio queriendo penetrar en la mirada del animal, y lo logra. Hay una grieta en esta distancia ejercida por el vidrio que da lugar a la transformación fantástica.

El momento de la metamorfosis se describe como “sin transición” y “sin sorpresa” (2016:143) porque sucede rotundamente. Sin embargo, la falta de sorpresa proviene de que las dos conciencias reclamaban comunicarse y para eso la metamorfosis era necesaria. La metamorfosis implica, en realidad, un intercambio de conciencias. El cuento plantea la incógnita de cómo continúa la vida el cuerpo humano del narrador, ahora dotado de la conciencia del axolotl.