El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo

El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo La importancia lingüística y las traducciones de 'El Señor de los Anillos'

La Tierra Media y El Señor de los Anillos, antes que un proyecto literario es, para Tolkien, un proyecto lingüístico. Esto puede observarse en el estilo, aun cuando leemos traducciones y no el original en inglés. Al ser tan importante la exploración lingüística del autor, la obra en su lengua original -inglés- tiene una riqueza en extremo particular de la que las traducciones rara vez pueden dar cuenta. El español lo intenta en sus traducciones, pero es mucho lo que se pierde en el camino. Por ejemplo, las canciones y los poemas que se nutren del trasfondo cultural de cada pueblo tienen en inglés un ritmo particular, dado principalmente por la aliteración, una métrica y un uso de las estructuras que remite a la antigua poesía anglosajona y que se pierde por completo en la traducción al español.

Veamos el siguiente ejemplo: en Rivendel, Bilbo recita un poema que escribió para Aragorn:

No es oro todo lo que reluce,

ni toda la gente errante anda perdida;

a las raíces profundas no llega la escarcha;

el viejo vigoroso no se marchita.


De las cenizas subirá un fuego,

y una luz asomará en las sombras;

el descoronado será de nuevo rey,

forjarán otra vez la espada rota. (p. 293)

Si comparamos este poema con el original en inglés, se hace evidente que solo se trata de una traducción de sentido, pero que no mantiene la métrica ni rima y la aliteración de sonidos de la original:

All that is gold does not glitter,

Not all those who wander are lost;

The old that is strong does not wither,

Deep roots are not reached by the frost.

From the ashes a fire shall be woken,

A light from the shadows shall spring;

Renewed shall be blade that was broken,

The crownless again shall be king

(Tolkien, 2007: 322).

La cadencia de este poema -como la de muchos otros en El Señor de los Anillos- está dada en inglés por la reiteración de sonidos (gold-glitter, wander-wither, roots-reached, ashes-shall-shadow-shall, blade-broken, crownless-king). La musicalidad que otorga la repetición de sonidos es algo que no se traduce a la versión en español y que, por lo tanto, reduce la experiencia lingüística que implica la lectura de la novela. Y esta es una pérdida importante y digna de mención, porque todo proyecto escritural épico debe proponerse un profundo trabajo con el lenguaje. En palabras de Liliana Bodoc:

Para hacer literatura fantástica tenemos a nuestra disposición la maravillosa ambigüedad del lenguaje. Quien opte por describir y narrar episodios fantásticos debe inmiscuirse con el lenguaje en su valor lírico. Con esto no quiero decir que debamos hacer poesía, en sentido estricto, digo que para contar lo improbable debemos usar un lenguaje improbable. Digo que para contar lo imposible debemos adentrarnos en las alternativas más extremas de la forma escrita. Digo que para construir mundos inexistentes no podemos usar el lenguaje como un mero instrumento que dé cuenta de un argumento, sino como una potencia simbólica que hace verosímil lo extraordinario (Bodoc, en Arrizabalaga et al., 2011: 119).

Es indiscutible la potencia simbólica que se expresa en la dimensión lingüística de Tolkien, quien además de escritor era un filólogo erudito. Así, cabe señalar que muchos nombres de personajes o criaturas remiten, en su versión original, a ítems léxicos del inglés antiguo. Por ejemplo, los ents, personajes importantes en el segundo volumen de la saga, recuperan el término ent, que en inglés antiguo significa "gigante". Este anclaje en una tradición lingüística milenaria se pierde por completo en la traducción al español. Algo similar sucede con Ella-laraña, también en el segundo volumen. En este caso, el personaje en inglés se llama Shelob (She = ella y Lob = araña en inglés antiguo). En este caso, el español recoge el juego de composición léxica (ella + la + araña), pero pierde su conexión con el pasado, al no remitir a un uso arcaico del término "araña"; como se trata de una criatura milenaria que ha sido olvidada por casi todas las criaturas vivas, el nombre Shelob vehiculiza esa dimensión de lo antiguo y olvidado, mientras que Ella-laraña no lo consigue. Con todo ello, queda clara la importancia de la dimensión lingüística para toda la saga.