El niño africano

El niño africano Resumen y Análisis Capítulos 10-12

Resumen

Capítulo 10

Tras recuperarse de la úlcera, Laye pasa las vacaciones en Kouroussa, y en octubre regresa a Conakry para volver a la escuela. Para su alegría, el Colegio Técnico ha sido reorganizado. Han construido nuevas aulas y hay un nuevo director y nuevos profesores, que han llegado directamente desde Francia. Gracias a ello, la educación alcanza el nivel alto que el protagonista esperaba, y, por eso, se siente feliz.

Por esa época, Laye conoce a Marie, una chica de su edad cuya familia es cercana a la del tío Mamadou. Marie visita con frecuencia la casa donde vive Laye y comienzan una amistad. Si bien ambos se comportan de manera inocente, las tías del protagonista fomentan un noviazgo y hacen muchos comentarios positivos sobre la chica. Les encantaría verlos comprometidos, aunque reconocen que todavía son muy jóvenes. Para el protagonista, es evidente que se quieren, pero sienten pudor y nunca hablan al respecto. Al rememorar estas situaciones, se pregunta si "amor" (150) es el término correcto para referirse a lo que ha sentido por Marie, ya que vive toda la experiencia como un niño, sin sentir deseo sexual. A pesar de haber sido iniciado en la vida adulta mediante la circuncisión, aun se ve infantil e inocente.

Laye sabe que muchos chicos gustan de Marie, y se enorgullece al observar que ella solo le presta atención a él. Juntos andan en bicicleta, pasan tiempo en la playa observando el mar y se imaginan visitando islas cercanas en algún momento. En este punto, él comenta que es una chica muy hermosa, mestiza y que tiene la piel muy clara. Así, pasan los tres años de su escolaridad en Conakry. Después de graduarse, Laye es uno de los pocos estudiantes elegidos para realizar unas pruebas que permiten obtener la habilitación profesional. Se trata de tres jornadas de exámenes difíciles con el objetivo de probar si está en condiciones de trabajar como mecánico certificado. Sus seres queridos lo acompañan en este momento de nervios. Marie también se preocupa y desea que le vaya bien. Para apoyarlo y conjurar la buena suerte, tanto su madre como sus tías visitan a los morabitos y hacen sacrificios religiosos. Cuando salen los resultados publicados en el Bolentín Oficial, Laye comprueba, con mucha alegría, que ha sido aprobado, y que, de hecho, ha obtenido la mejor calificación.

Capítulo 11

Al visitar Kouroussa, Laye nota que su madre ha hecho arreglos en la cabaña, adoptando varias cosas al estilo europeo, lo cual los hace sentirse más cómodos. En muchas ocasiones, el protagonista recibe a sus amigos en casa. Se amontonan en una misma cama, conversan, cantan y tocan la guitarra. El padre aprueba estas reuniones, pero la madre se muestra molesta. Varias veces aparece sin avisar y echa a cualquier chica que tenga la reputación de mostrarse sexualmente disponible.

En esta época, los mejores amigos del protagonista son Kouyaté y Check Omar. Los tres pasan mucho tiempo juntos y comparten comidas en las casas de cada una de sus familias. En cierto momento, el protagonista y Kouyaté se dan cuenta de que Check Omar parece enfermo: su piel ha cobrado un color grisáceo y su panza empieza a hincharse. El chico les asegura que está bien y que no siente ningún dolor. Sin embargo, Laye habla con su madre al respecto y esta, preocupada, se propone hablar con la madre de Check. Los chicos de la generación del protagonista confían menos que sus ancestros en los curanderos tradicionales, pero el muchacho enfermo toma remedios indicados por uno de ellos. De todas maneras, su enfermedad avanza y debe ser hospitalizado y tratado por profesionales que practican la medicina occidental.

Check Omar está cada vez más demacrado; su barriga sigue hinchada, dura y fría, como si estuviera muerto. Kouyaté y Laye permanecen al lado de la cama de su amigo, haciéndole compañía constante. En un momento muy triste, el chico enfermo les regala algunos de los pocos objetos que posee como una suerte de herencia. Ambos están presentes en la sala del hospital cuando Check fallece. Al escribir estas memorias, Laye siente que revive todas esas horribles noches en el hospital, pero ahora piensa en la muerte de un modo más sencillo, y está convencido de que cada quien tiene su momento para morir, y que este es el modo de seguir el camino de Dios.

Capítulo 12

El capítulo final de la novela narra los últimos tiempos de Laye en Guinea. El director de su escuela en Conakry le ha ofrecido, justo después de graduarse, una beca para continuar sus estudios en una universidad de Francia. Sin pensarlo demasiado y sin consultarlo con sus padres, el protagonista acepta la propuesta, con muchísimo entusiasmo. Pero al regresar a Kouroussa, se da cuenta de que la situación puede ser problemática. Si bien él supone que la oportunidad es motivo de celebración, su madre se indigna y se niega a aceptar que el hijo pase más tiempo lejos. La mujer siente que Francia es especialmente lejano y peligroso, y teme al recordar el tiempo que Laye pasó enfermo al llegar a Conakry.

El muchacho conversa al respecto con su padre, que ya ha aceptado que el destino de su hijo es salir de la comunidad y cree que debe aprovechar para estudiar en Francia. El hombre conversa con la madre y, aunque esta no deja de sentirse profundamente angustiada, termina por aceptar el viaje del protagonista.

En la secuencia final, Laye regresa a Conakry, donde comenzará su viaje. Allí, el director de la escuela le entrega un mapa de París con las rutas del subterráneo y con las instrucciones que debe seguir al llegar. Luego, él y Marie toman juntos un avión que se dirige a Dakar; ella se quedará allí estudiando, y él tomará otro avión hacia Francia. La chica le hace prometer que regresará a Guinea. Ambos se despiden entre sollozos y lágrimas. Por último, Laye pone su mano en un bolsillo y siente el mapa del subterráneo que ha guardado allí.

Análisis

En los capítulos finales de El niño africano, se pone de manifiesto que se trata de una novela de aprendizaje: desde el comienzo se ha narrado de manera cronológica el crecimiento físico, espiritual e intelectual de su protagonista de manera tal que hemos leído su transición de la niñez a la vida adulta. Este proceso tiene varias dimensiones. En primer lugar, se relata el modo en el que Laye va aprendiendo los valores y las tradiciones de su comunidad malinké-musulmana. En segundo lugar, recorremos su vida escolar y su pasaje por diversas instituciones. En estos últimos capítulos, la trayectoria académica del protagonista aparece coronada por la obtención de la habilitación profesional y la beca de estudios que le permite viajar a Francia. En tercer lugar, desde el comienzo el chico se pregunta cuál es su destino y qué hará en el futuro. Si bien al principio considera diversas opciones y se angustia al comprobar que probablemente no seguirá los pasos de sus parientes, hacia el final ha ganado independencia y se siente feliz por avanzar en los estudios a la manera occidental. En último lugar, este crecimiento se ve reflejado en el paulatino distanciamiento de Laye con respecto a su familia. El chico comienza a pasar más tiempo con los amigos; incluso, realiza actividades que la madre no aprueba, y también se atreve a tomar decisiones por su cuenta.

Así, por ejemplo, en el capítulo 11, Laye recuerda tiempos de vacaciones en Kouroussa. Tras haber sido circuncidado, tiene su propia cabaña y allí recibe a sus amigos, con quienes canta, toca la guitarra y se divierte hasta muy tarde por las noches. De todos modos, como para cualquier adolescente, este proceso tiene altibajos y fricciones. Así, a veces la madre no respeta su intimidad, entra a la cabaña repentinamente y echa a algunos invitados, en particular a las muchachitas: “Era solo a mis amigas que mi madre miraba de hito en hito, ¡y no tardaba en fichar las caras que no le gustaban!” (159). En otras palabras, el protagonista todavía debe lidiar con las tensiones del pasaje de la niñez a la adultez.

Este proceso que implica crecer y aprender también lo lleva a vivir experiencias novedosas y a entrar en contacto con sentimientos antes desconocidos. Por ejemplo, la relación que entabla con Marie es algo diferente para él, y por eso reflexiona sobre el tipo de conexión que los une. En efecto, comenta: "Marie me quería, y yo la quería a ella, pero no dábamos a nuestro sentimiento el dulce nombre, el temido nombre de amor. Y a lo mejor no era tampoco exactamente amor, aunque lo fuera también. ¿Qué era? ¿Qué era exactamente? Desde luego era algo grande, algo noble: una maravillosa ternura y una felicidad inmensa" (150). Esta intensidad, sin embargo, no deja de ser pura e infantil; “no está perturbada todavía por el deseo” (150), es decir, por la sexualidad. Así, el protagonista sigue inmerso en los tirones del crecimiento: todavía tiene características de niño, pero, a la vez, ya ha incorporado elementos de la vida adulta.

Otro momento determinante del crecimiento y la maduración de Laye es la muerte de su amigo Check Omar, una experiencia completamente negativa. El relato permite observar la mezcla de tradiciones y culturas en la comunidad del protagonista, ya que Check Omar es tratado tanto por la medicina ancestral malinké como por la medicina occidental. Infelizmente, ninguno de los tratamientos logra salvarlo. A su vez, a partir de este recuerdo triste, Laye retoma su espiritualidad y analiza el desarrollo de sus creencias. Ahora, como adulto, cree que morir es seguir el camino de Dios, y que, a su amigo, el momento de hacerlo le ha llegado mucho antes que a otros. Esta fe le permite lidiar con la angustia de haber perdido a un ser tan querido.

En la escena final de la novela, el protagonista toma un avión para dirigirse a Francia, donde realizará estudios universitarios con el apoyo de una beca que ha obtenido por ser un excelente estudiante. El director de su escuela secundaria en Conkary consigue esa beca y lo ayuda a organizar su viaje. Entre otras cosas, le entrega un mapa del sistema de metro (subterráneo) de la ciudad de París para que pueda orientarse al llegar a la capital francesa. En la imagen final del libro, Laye toca ese mapa guardado dentro de uno de sus bolsillos. El significado de este final indica que el muchacho ha crecido y que está listo para abandonar su comunidad, tal como ha presagiado el padre, viajando hacia Europa para adquirir nuevos conocimientos y una nueva visión del mundo.