El conde Lucanor

El conde Lucanor Resumen y Análisis Ejemplo VII. De lo que sucedió a una mujer a quien decían Doña Truhana

Resumen

El Conde Lucanor quiere saber si le conviene aprovechar una situación que se daría si se confirmara una razón que le dio un hombre y que conduciría a una serie de cosas buenas, una tras la otra. Al escuchar de qué manera se podría dar esta situación, Patronio le dice a su señor que siempre es mejor atenerse a las cosas ciertas que a las esperanzas vanas, y para explicar esto le cuenta lo que le acaeció a Doña Truhana.

Doña Truhana era una mujer “más pobre que rica” (p.35), que un día se dirigió al mercado llevando en la cabeza una olla de miel. En el camino, se puso a pensar que si vendía la olla podía comprar una partida de huevos de la que saldrían gallinas. Luego podría vender las gallinas para comprar ovejas, y así empezó a imaginar que obtendría cada vez más ganancias de sus compras hasta hacerse rica. Doña Truhana –cuyo nombre significa “persona sinvergüenza, que vive de engaños y estafas” y también “persona que procura divertir con bufonadas”– imaginó que sería más rica que todas sus vecinas y que andaría por las calles con sus hijas y sus hijos bien casados. Todo esto que imaginaba hizo que comenzara a reír, y con la risa cayó la olla de miel al suelo, quebrándose.

Si el Conde no quiere terminar triste como Doña Truhana, debe siempre creer y pensar en cosas razonables, y no alimentar esperanzas dudosas y vanas. El Conde estuvo de acuerdo y Don Juan escribió el ejemplo en su libro, junto a estos versos: “A cosas ciertas encomendaos / Y de esperanzas vanas dejaos” (p.37).

Análisis

Como en el caso del Ejemplo V, este breve ejemplo también es un consejo para una situación que el lector no conoce con certeza, porque el Conde Lucanor no dice de qué se trata cuando le pide consejo a Patronio. Lo único que sabemos es que sería una situación favorable para el Conde, pero que no ha ocurrido aún, y que se cumplirá “si Dios quiere que se haga” (p.35) como dijo el hombre que sucedería, dándole razones al Conde para convencerlo. También es similar al Ejemplo V en cuanto involucra a un tercero desconocido, este hombre que podría perjudicar al Conde, en este caso al llevarlo a realizar una empresa cuyo resultado último parece demasiado bueno para ser cierto.

La enseñanza de este ejemplo –de origen oriental, recolectado en Calila y Dimna– interpela el tema de la vanidad al presentarnos a una mujer que se deja llevar por su afán de riquezas, lo que le hace perder el sentido de la realidad. Su imaginación la lleva a concatenar una serie de cosas cada vez mejores que, hacia el final, son demasiado lejanas a lo que podría en efecto suceder. El pensamiento de Doña Truhana empieza por vender una olla de miel y termina en ser una mujer adinerada rodeada de hijos, hijas, nueros y nueras. La ironía que plantea el cuento es que esa imaginación la lleva a perder el objeto que disparó su fantasía: la olla de miel. Doña Truhana se lamenta por haber perdido la olla, pero no tanto por ser aquel su único bien de valor, sino por todo lo que había representado en su mente.

El fin didáctico de este ejemplo es atenerse a la sensatez y al uso de razón a la hora de emprender cualquier situación que parezca ventajosa, pero que podría estar guiada por “esperanzas vanas” (p.37).