El conde Lucanor

Moralejas de los cuentos del conde de Lucanor

No penséis ni creáis que por un amigo hacen algo los hombres que les sea un peligro.

Con la ayuda de Dios y con buen consejo, sale el hombre de angustias y cumple su deseo.

Por críticas de gentes, mientras que no hagáis mal, buscad vuestro provecho y no os dejéis llevar.

Quien se sienta caballero debe imitar este salto, no encerrado en monasterio tras de los muros más altos.

El que esté bien sentado, no se levante.

Quien te encuentra bellezas que no tienes, siempre busca quitarte algunos bienes.

Los males al comienzo debemos arrancar, porque una vez crecidos, ¿quién los atajará?

En realidades ciertas os podéis confiar, más de las fantasías os debéis alejar.

Si no te piensas bien a quién debes prestar, sólo muy graves daños te podrán aguardar.

Estando vuestras tierras protegidas de daño, evitad las argucias que urden los extraños.

Por padecer pobreza nunca os desaniméis, porque otros más pobres un día encontraréis.

Cuanto más alto suba aquel a quien ayudéis, menos apoyo os dará cuando lo necesitéis.

No sientas miedo nunca sin razón y defiéndete bien, como un varón.

A quien te haga mal, aunque sea a su pesar, busca siempre la forma de poderlo alejar.

Amarás sobre todo el tesoro verdadero, despreciarás, en fin, el bien perecedero.

Movidos por el temor, no decidáis atacar, que siempre sabe vencer quien siempre sabe esperar.

Si por descanso y placeres la buena fama perdemos, al término de la vida deshonrados quedaremos.

Cuando tu provecho pudieras encontrar no debieras hacerte mucho de rogar.

No te quejes por lo que Dios hiciere pues será por tu bien cuando Él quisiere.

Al que antes tu enemigo solía ser ni en nada ni nunca le debes creer.

Jamás aventures o arriesgues tu riqueza por consejo de hombre que vive en la pobreza.

No amonestes al joven con dureza, muéstrale su camino con franqueza.

Por dichos y por obras de algunos mentirosos, no rompas tu amistad con hombres provechosos.

No comas siempre de lo ganado, pues en penuria no morirás honrado.

Por palabras y hechos bien podrás conocer, en jóvenes mancebos, qué llegarán a ser.

El verdadero hombre logra todo en su provecho, mas el que no lo es pierde siempre sus derechos.

Evitad la mentira y abrazad la verdad, que su daño consigue el que vive en el mal.

Desde el comienzo debe el hombre enseñar a su mujer cómo se ha de portar.

Aunque muchas cosas parezcan sin razón, miradas más de cerca, ¡qué verdaderas son!

Soporta las cosas mientras pudieras, y véngate sólo cuando debieras.

Por quien no agradece tus favores, no abandones nunca tus labores.

Si algo muy provechoso tú puedes hacer no dejes que con el tiempo se te pueda perder.

A quien te aconseja encubrir de tus amigos más le gusta engañarte que los higos.

Si Dios te concediera honda seguridad, intenta tú ganarte feliz eternidad.

Nunca te metas donde corras peligro aunque te asista un verdadero amigo.

Si desde un principio no muestras quién eres, nunca podrás después, cuando quisieres.

Con la ira en las manos nunca debes obrar, si no, da por seguro que te arrepentirás.

Tened esto por cierto, pues es verdad probada: que la holganza y la honra no comparten morada.

A quien por codicia su vida aventura, sabed que sus bienes muy poco le duran.

Si de cualquier manera la guerra has de tener, abate a tu vecino, no al de mayor poder.

Haz siempre el bien, mas con recta intención, si deseas el cielo, si buscas salvación.

Si algún bien hicieres que importante no fuere, como el bien nunca muere, hazlo mayor si pudieres.

Si deseas evitar tan grandes desventuras no te dejes convencer por las falsas criaturas.

Porque el Bien con sus armas siempre vence al Mal, sabed que al hombre malo nadie debe ayudar.

Nunca dejes de hacer lo que es debido, aunque algunos no se porten bien contigo.

Mala muerte le espera, mala vida le aguarda al que en Dios no confía, ni goza en su esperanza.

Haz siempre el bien sin levantar recelos, que así siempre tu fama se extienda por los cielos.

Si alguno no quiere en lo tuyo ayudar, cuando algo te pida, responde que lo harás.

Nunca podría el hombre tan buen amigo hallar sino Dios, que lo quiso con su sangre comprar.

Por este mundo vano, fugaz, perecedero, no pierdas nunca el otro, mucho más duradero.

Obra bien por vergüenza si quieres bien cumplir, que es la vergüenza madre de todo buen vivir.

A los justos y humildes, Dios los ensalza: a quienes son soberbios, Él los rechaza.


This content is from Wikipedia. GradeSaver is providing this content as a courtesy until we can offer a professionally written study guide by one of our staff editors. We do not consider this content professional or citable. Please use your discretion when relying on it.