Cuentos y crónicas

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La mundialización de la cultura

Uno de los temas fundamentales de los cuentos y las crónicas de Rubén Darío es la mundialización de la cultura. Los artistas modernistas tenían como proyecto introducir las expresiones artísticas al proceso de globalización que se estaba gestando a fines del siglo XIX y principios del siglo XX gracias a los avances tecnológicos que facilitaban la conexión entre países, regiones y continentes.

En este sentido, el lector puede detectar a lo largo del libro menciones a diversos países y sus aspectos culturales, como en "Bajo las luces del sol naciente", crónica en la que Rubén Darío idealiza la sociedad japonesa, o "Los miserables", textos en los que analiza el mismo fenómeno social según las particularidades con las que se presentó en Francia, Estados Unidos y Argentina.

Estrechamente ligado a la idea de la mundialización de la cultura se halla el concepto de cosmopolitismo, una forma de vida propia de las personas que viajan, habitan en diferentes países y se identifican como ciudadanos del mundo. Los cuentos de esta obra, por ejemplo, versan sobre la vida cosmopolita. En "Cuento de pascua" y "El caso de la señorita Amelia", los protagonistas se encuentran en lujosas fiestas, en las que nunca faltan personajes de distintas nacionalidades, de gran sabiduría y de vidas sociales activas. Entre ellos se puede señalar a M. Wolfhart, un alemán políglota y sibarita cuya familia se ha dedicado al ocultismo, y el Doctor Z, quien viajó por el mundo en busca de sabiduría.

De esta forma, con la inclusión de diferentes culturas, locaciones y alusiones artísticas e históricas, la mundialización de la cultura atraviesa el libro de principio a fin. Este abordaje heterogéneo que realiza Rubén Darío forja la sensibilidad del artista cosmopolita que se percibe como ciudadano del mundo y busca participar de todas las expresiones culturales existentes.

La modernidad occidental

La modernidad occidental se aborda en Cuentos y crónicas de una manera compleja y contradictoria. En "Bajo las luces del sol naciente", Darío realiza una fuerte crítica al ideal de civilización europeo que fue impuesto brutalmente en Japón y que significó la destrucción de los valores tradicionales y el patrimonio cultural milenario de dicho país.

En "Hombres y pájaros", Darío destaca la corrupción moral que la modernidad instala en las calles parisinas. Luego, en "París nocturna", se abordan las dimensiones del exceso y de lo fugaz, propias de la modernidad, que exacerba los instintos y los deseos más bajos y despreciables del ser humano. En la crónica "Los miserables", el artista analiza las consecuencias de los métodos de producción capitalista y la pobreza que genera en tres países occidentales: Francia, Estados Unidos y Argentina. La modernidad trae aparejada la exacerbación de los mecanismos capitalistas, y estos producen toda una nueva clase social sumida en la miseria.

Como contrapunto, en todas las crónicas mencionadas se destacan también los aspectos positivos de la modernidad. Darío menciona el lujo embriagador de las metrópolis, el acceso a todo tipo de expresiones culturales, las organizaciones que buscan justicia social, las obras de beneficencia realizadas por iglesias e instituciones dedicadas a la caridad y la gente que vive pacíficamente y manifiesta su bondad en las plazas y los parques. Así, la modernidad occidental nunca se presenta como una decadencia absoluta, sino como una época cargada de contradicciones, tensiones y matices; un tiempo que despierta, al mismo tiempo, la fascinación y el rechazo de artistas e intelectuales, que destaca por su hermosura y majestuosidad, pero que también puede espantar con su bajeza.

La crisis del conocimiento

Rubén Darío expresa en sus textos la desconfianza que siente ante el paradigma racional heredado del positivismo como la única forma válida de comprender el mundo. Por tal motivo, se pueden encontrar personajes como el Doctor Z, en "El caso de la señorita Amelia", o M. Wolfhart, en "Cuento de pascua", que cuestionan la noción de saber e introducen en el cuento el factor de lo inexplicable. El Doctor Z cuenta la historia de una niña que no envejece, mientras que M. Wolfhart le da al protagonista del cuento una pastilla que lo hace alucinar y, así, observar una dimensión de la realidad oculta a la experiencia cotidiana.

Por otro lado, en "La extraña muerte de Fray Pedro", Rubén Darío propone un relato de carga moral en el que el protagonista sufre la muerte por adentrarse en el camino del conocimiento científico y alejarse de los preceptos de la religión. Esta es la forma en que el autor plasma su desconfianza ante la racionalidad y pone en duda la capacidad del pensamiento científico para comprender y explicar el mundo.

Cabe destacar también que la crisis del conocimiento y el desprecio por la racionalidad se manifiestan en la dimensión estética de los textos de Rubén Darío. En su proyecto artístico, el autor modernista se aleja de la búsqueda de objetividad propia de la literatura realista y pondera la belleza, la intuición artística y el goce estético como formas de explorar y comprender el mundo.

La religión

En sus textos, Rubén Darío pone de manifiesto la mirada religiosa que tiene sobre la realidad. El catolicismo es una dimensión fundante de la identidad del autor, tal como muchos críticos lo han demostrado; aunque en su vida cosmopolita Rubén Darío no practicó el catolicismo de forma constante, es innegable que la religiosidad atraviesa su forma de ver el mundo y se plasma de diversas formas en sus obras.

La religión está tematizada en crónicas como "Mi Domingo de Ramos", en la que el autor describe con un lenguaje lírico una procesión católica de la que participó en su infancia, o en cuentos como "La extraña muerte de Fray Pedro", donde Darío presenta como un sacrilegio el desplazamiento de la religión en pos del pensamiento científico. Como puede observarse, la religión y la fe son para el autor la contrapartida del discurso científico y racional que severamente critica a lo largo del libro.

El amor y el erotismo

En consonancia con las preocupaciones del movimiento modernista, Rubén Darío destaca en sus cuentos y crónicas el erotismo y el amor. Muchas veces a través de los personajes, y otras por medio de los paisajes o de las reflexiones de los narradores, queda claro que el ojo del escritor prioriza las descripciones sensuales. Esto puede comprobarse en sus cuentos, entre los que destaca "El caso de la señorita Amelia". En este caso, la gran revelación del protagonista, el Doctor Z, es que la respuesta ante la búsqueda de conocimientos se halla en el amor, y que el mundo solo puede comprenderse a través del goce estético. Por tal motivo, luego de recorrer el mundo en busca de sabiduría, su viaje termina donde empezó, con su enamorada Amelia. En "Cuento de pascua", el protagonista sigue por la Plaza de la Concordia a la elegante mujer que tanto llamó su atención en la fiesta y manifiesta el goce sensual que ella le genera.

En las crónicas, la sensualidad, el erotismo y el amor se presentan de formas diversas. En "A una bogotana", el protagonista observa a una pareja bailar y rememora con dolor su pasado amoroso, pero expresa su patente deseo de volver a amar. Por su parte, en "Primavera apolínea", Rubén Darío desarrolla su pasado militante, que concluye cuando descubre que la verdadera potencia transformadora está en el amor y no en las luchas sociales. Finalmente, en "Poemas de arte", las representaciones de los escenarios fantásticos y las criaturas mitológicas están cargadas de un erotismo exquisito y refinado que recuerda a muchos poemas de Darío cuyos temas son el amor y la sensualidad.

De esta forma, el amor y el erotismo se presentan como la respuesta, la esperanza y el norte de muchos personajes de Rubén Darío, y como base del proyecto estético de buena parte de sus textos.

La política y la ideología

La política y la ideología se presentan en la obra de manera compleja e incluso contradictoria. Rubén Darío expresa sus preocupaciones sociales en diferentes crónicas, en las cuales se vislumbra una concepción política del arte como medio para la emancipación de las clases populares. Un ejemplo de esto se halla en la crónica "Los miserables", donde el autor expone una problemática social, la miseria, y le adjudica la culpa al sistema capitalista.

Como contrapartida de esta concepción política del arte, este también se presenta como una expresión elevada y sagrada que debe mantenerse por fuera de cualquier interés ideológico y militante. Esta valoración, tradicionalmente aristocrática, se cristaliza en sus críticas a la mercantilización del arte y a la concentración de dinero en unos pocos. Dichas ideas se desarrollan principalmente en "París nocturno", donde el narrador denuncia que los artistas contemporáneos solo buscan la ganancia económica, y que la figura del artista independiente es casi inexistente.

"Primavera apolínea" es la crónica que condensa a la perfección esta tensión ideológica. El narrador realiza una suerte de autobiografía y le cuenta al lector que durante su adolescencia se interesó por la militancia socialista y por la justicia social. Sin embargo, continúa el narrador, en su juventud conoció el amor y comprendió que este sentimiento es más fuerte e importante que cualquier lucha social. Por ello, como poeta decide entregarse a la experiencia estética y darle preeminencia en su vida.

El viaje

El viaje resulta esencial para la construcción de los cuentos y las crónicas de Rubén Darío. Para condensar el espíritu cosmopolita y concretar el proyecto modernista de la mundialización de la cultura, el autor sitúa sus textos en diferentes partes del mundo. Así, "París nocturna" y "Hombres y pájaros" suceden en Francia, mientras que "Primavera apolínea", "A una bogotana" y "Curiosidades Literarias" transcurren en Centroamérica y América del Sur. Crónicas y cuentos como "Bajos las luces del sol naciente" y "El caso de la señorita Amelia" tienen lugar, en su totalidad o momentáneamente, en un país asiático, y otras crónicas condensan varias geografías, como "Los miserables", situada en Francia, Estados Unidos y Argentina.

Por otra parte, el lector puede encontrar a lo largo del libro diferentes personajes con un estilo de vida cosmopolita, que viajan por diferentes partes del mundo. Son varios los personajes en los que la dimensión del viaje es fundamental para la construcción de su identidad. Algunos ejemplos son el Doctor Z, de "El caso de la señorita Amelia", que viajó por todo el mundo en busca de sabiduría; el joven poeta de "Primavera Apolínea", que vivió en diferentes países de América y de Europa; o M. Wolfhart, de "Cuento de pascua", el alemán políglota que conoce el protagonista en Francia.

Cabe destacar que la dimensión del viaje no solo es espacial, sino también temporal y cultural. En sus textos, Darío se mueve entre la historia clásica, la modernidad capitalista e industrial de Occidente, el exotismo de los pueblos asiáticos y hasta las ensoñaciones que lo llevan de regreso a su niñez. Así, Cuentos y crónicas despliega culturas y épocas diversas y manifiesta la visión del mundo cosmopolita propia del modernismo.