Bodas de sangre

Bodas de sangre Símbolos, Alegoría y Motivos

La sangre (Símbolo)

La sangre, en esta pieza, tiene por lo menos cuatro significados importantes: el de lazo familiar; el de destino (aquello que se repetirá igual de generación en generación, que se hereda); de pulsión (como forma de referirse a los deseos y las pasiones individuales) y el de muerte (su derramamiento).

La simbolización de la sangre en la obra condensa todos los puntos claves de la tragedia: el lazo familiar que acarrea los destinos heredados por los individuos entra en conflicto con las pulsiones individuales y provoca la muerte. Es por eso que el término está en el título de la pieza, como elemento central para la historia.

Dicho nombre, Bodas de Sangre, juega con este sentido múltiple del término desde un comienzo: la boda sería el acto que "une las sangres" (las familias); las pulsiones individuales -que se llevan en la sangre- se contraponen a ese acto, y terminan llevando la muerte (a la sangre derramada), cumpliéndose el destino trágico que traían consigo los personajes (como "herencias" de su sangre). En este sentido, el título está utilizando los cuatro significados distintos del término, para leer en simultáneo todas estas cosas.

Las armas de filo (Motivo)

Las armas cortantes están representadas de distintas formas en esta obra, y ocupan un lugar central para su fundamento. Aparecen constantemente a través de distintas menciones.

Desde un comienzo, se introducen con una mención directa en boca de la Madre en el primer acto, cuadro I:

"La navaja, la navaja... Malditas sean todas y el bribón que las inventó. [...] Y las escopetas y las pistolas y el cuchillo más pequeño, y hasta las azadas y los bieldos de la era. [...] Todo lo que puede cortar el cuerpo de un hombre".

Desde entonces, la aparición de este elemento funciona como un presagio, un augurio de muerte, que anticipa el final de los hombres de la obra.

A medida que avanza el relato, el motivo sigue apareciendo mediante imágenes y alusiones, configurando un imaginario truculento en torno al tema de la muerte o el peligro de muerte.

En el tercer acto, el parlamento de la Luna juega con ciertos términos que se relacionan a la navaja, trayendo alusiones sensoriales. En el acto III, cuadro I, dice:

La luna deja un cuchillo
abandonado en el aire,
que siendo acecho de plomo
quiere ser dolor de sangre.
¡Dejadme entrar! ¡Vengo helada
por paredes y cristales!

Seguido de esto, agrega: "El aire va llegando duro, con doble filo".

Los términos filo, cuchillo, plomo, dolor, sangre, helada, conforman un universo simbólico muy relacionado con las armas de filo.

Finalmente, hay otra mención directa a este tipo de armas en el texto en verso que cierra el último acto, en el que la letra que cantan las mujeres gira en torno a la palabra "cuchillito", haciendo referencia a su capacidad de herir y matar a los hombres.

La Mendiga (Alegoría)

La Mendiga funciona como una alegoría de la Muerte, que se realiza a través de la personificación. Encarnada en una mujer anciana, tapada, que casi no se hace visible durante su parlamento, despliega su manto en el escenario cuando se desarrolla la escena de la matanza. Así, funciona como una personificación de la propia muerte.

Para construir esta alegoría de forma todavía más clara, la obra muestra al Novio tropeznaod con la Mendiga, que constituye una forma de mostrar que la muerte se interpone en su paso. Y luego, incluso la Mendiga le muestra el camino y lo acompaña por el bosque hasta su destino. Son estas formas alegóricas de mostrar al hombre acercándose a su destinada muerte.

La corona de azahar (Símbolo)

Como hemos mencionado en el Glosario, la corona de azahar es un símbolo destinado a vestir a la novia con los valores (y la promesa hacia el novio) de pureza, honra y virginidad. Se trata de un símbolo proveniente de la tradición árabe.

El caballo (Símbolo)

El caballo constituye un símbolo de la hombría, de la fuerza y vigor de los hombres.

El hilo rojo (Símbolo)

El hilo rojo que aparecen devanando las Muchachas luego de la escena del bosque constituye un símbolo de la finitud de la vida humana. Además, esta madeja es de color rojo, por lo que se relaciona directamente con el símbolo de la sangre que se desarrolla a lo largo de toda la obra .

El alfiler (Símbolo)

En la escena de la fiesta, las Muchachas increpan a la Novia sobre a quién le ha puesto primero el alfiler. Se refieren a un elemento tradicional de las bodas gitanas, que es una especie de atención o souvenir destinado a las invitadas mujeres, similar a lo que representan los anillos dentro de la torta de boda o el ramo de flores en otras tradiciones. Sirve para distinguir a las casadas de las solteras, y presagiar un pronto matrimonio para aquellas solteras a las que se les caiga primero el alfiler.

El bosque (Símbolo)

Como hemos mencionado en otras secciones, el bosque funciona como un espacio simbólico, cargado de significación y emotividad. Es en ese espacio, ligado con lo natural y con la tierra, más primitivo y separado del universo social, a donde Leonardo y la Novia huyen para esconderse, y donde el Novio aparece buscando su venganza. El bosque, aún más con la presencia de la Luna y la Mendiga, arma un esquema de elementos que exceden a la lógica de un espacio humano corriente (una urbanización como en la que se desarrolla toda la primera parte de la pieza), abriendo un escenario visitado por elementos celestiales (la Luna), misteriosos y oscuros (la Mendiga). El bosque permite la aparición de estos personajes casi surreales, que introducen en la escena nuevas dimensiones poéticas para expresar el desarrollo del final trágico.

La tierra (Símbolo)

La tierra, concebida como el espacio geográfico al que los personajes pertenecen, está expresada en boca de varios de ellos como un elemento que signa y diagrama parte de las características y el carácter de las personas. Esto lo vemos, por ejemplo, en las palabras de la Novia y la Criada durante los preparativos:

NOVIA.- Mi madre era de un sitio donde había muchos árboles. De tierra rica.
CRIADA.- ¡Así era ella de alegre!

La Luna (Símbolo)

La personificación de la Luna produce un símbolo que condensa varios significados al mismo tiempo. Dicha condensación tiene un gran valor expresivo para la obra.

La Luna como personaje simbólico representa, por un lado, la presencia y la importancia de las armas, el filo, el metal. En momentos de su parlamento en verso, la Luna habla como si fuera ella misma el filo de la navaja, jugando con la imagen de su resplandor plateado.

Por otro lado, la Luna representa un agente importante en la resolución del destino de los personajes. Como elemento astrológico, interviene, iluminando el bosque, en los acontecimientos, ayudando a que se produzcan. La figura de la luna sugiere así que el destino trágico de los hombres en la tierra está influido por fuerzas astrales.

De este modo, el símbolo concentra estos dos polos que hacen a una misma fuerza poética: las armas, por un lado, y el destino, por el otro. Esta imagen refuerza todavía más la idea de que el destino de los hombres está ligado al peligro de las armas.