Ariel

Ariel Guía de Estudio

Ariel es la obra más celebrada y discutida de José Enrique Rodó, y la que lo consagra como escritor. Se publica en febrero de 1900 en Montevideo, con una primera tirada de 700 ejemplares a la que le seguirán muchas reediciones. Es un ensayo filosófico de carácter didáctico, en el que Rodó monta una situación ficcional de enseñanza, la de un maestro que educa a sus discípulos, para transmitir a los jóvenes latinoamericanos su idealismo y advertirlos contra el materialismo del estilo de vida moderno estadounidense. Ariel es, junto con El hombre mediocre (1913) de José Ingenieros, el sermón laico canónico de este período finisecular.

El ensayo aparece en una época en la que predomina el positivismo, una corriente de pensamiento que confía en el progreso a partir de la razón y del conocimiento científico. La filosofía positivista cree en la necesidad de estudiar científicamente al ser humano y, en su afán de equiparar las ciencias sociales con las naturales, ha servido para justificar la discriminación racial por la suposición de que algunas razas humanas son superiores que otras. En este contexto, el Ariel de Rodó se propone desmentir la perspectiva racista imperante, que supone que la raza latina y mestiza es inferior a la anglosajona, denunciando la concepción materialista que tiene el positivismo de la evolución humana.

Ariel se inscribe en la corriente estética del modernismo, que tiene su auge entre 1880 y 1910. Encabezado por el poeta nicaragüense Rubén Darío, el modernismo es el primer movimiento de renovación literaria que se considera original de Hispanoamérica por producirse allí antes que en España. Surge como una respuesta artística al sentimiento decadente de fin de siglo, que expresa malestar ante las consecuencias negativas del proceso de modernización, como el aislamiento del individuo. Frente a los valores que la civilización occidental había considerado fundamentales, como la razón y la verdad científica, el modernismo propone el predominio de la belleza como medio de acceso al conocimiento. Bajo estas premisas, Ariel toma la forma de un ensayo que recurre a la literatura como instrumento didáctico para la enseñanza moral y espiritual del ser humano.

Desde su primera aparición, Ariel tuvo una recepción favorable y en general entusiasta. Fue alabado y también criticado por escritores como Eduardo Gómez de Baquero, Juan Varela, Leopoldo Alas y Miguel de Unamuno. El ensayo dio lugar a la aparición del “arielismo”, una forma de dar nombre al pensamiento de Rodó, que se empezó a expandir por España y Latinoamérica, si bien tuvo especial injerencia en la juventud uruguaya de aquella época. En su intento de contrarrestar la influencia del utilitarismo anglosajón, el arielismo reivindica la originalidad latinoamericana, a la que coloca en consonancia con determinados ideales que rescata de la cultura grecolatina, de la moral cristiana y de la tradición hispánica. Pero a Rodó no le interesa eliminar de suyo todo el proceso de modernización. Por el contrario, la propuesta de su Ariel es alentar a la juventud a superar el pesimismo de su época hallando cierta compatibilidad entre la modernidad contemporánea y la búsqueda de la idealidad.