El autor elabora una forma de intertextualidad con la obra de William Shakespeare a través de personajes simbólicos: el maestro Próspero, personaje con quien se empieza el ensayo, que representa la sabiduría; Ariel, símbolo del idealismo y la espiritualidad, y Calibán, que representa el materialismo. Rodó fue influenciado por su maestro, el filósofo francés Ernest Renan, quien publicó en 1878 un "drama filosófico" titulado Calibán, con los mismos personajes shakespearianos.[1] Sin embargo, a diferencia de Rodó, Renan usó Calibán para simbolizar la democracia, ya que este personaje rechazó su estado de esclavitud.
Rodó pertenece a la tendencia literaria del modernismo. Desde las primeras líneas de Ariel, destaca el lenguaje modernista del ensayo:
Aquella tarde, el viejo y venerado maestro, a quien solían llamar Próspero, por alusión al sabio mago de La tempestad shakespeariana, se despedía de sus jóvenes discípulos, pasado un año de tareas, congregándolos una vez más a su alrededor.