Viaje al centro de la Tierra

Viaje al centro de la Tierra Resumen y Análisis Capítulos 9-16

Resumen

Capítulo 9

Alex y Lidenbrock se embarcan en la goleta Valkyria, con su equipaje y cartas de recomendación. Pasan diez días en esta parte inicial de su viaje, pasando por Escocia de camino a Islandia. Yendo hacia el cabo de Portland, el barco se agita con las aguas del mar, lo que provoca mareos al profesor, pero finalmente puede echar el ancla para que los viajeros desciendan.

Lidenbrock ve el Sneffels a la distancia y se entusiasma. Ambos son recibidos por el gobernador de Islandia, el barón de Trampe. Se unen a ellos el señor Finson, alcalde de Reikiavik, y el señor Fridriksson, profesor de ciencias, con el que se alojan los viajeros. Axel, que no es políglota como su tío, solo puede comunicarse con el profesor por medio del latín.

Lidenbrock decide visitar la biblioteca y Axel opta por pasear por la ciudad, que le parece sombría y deprimente. Halla una pequeña iglesia protestante, pero no hay árboles y la vegetación es escasa. Las casas son diminutas y rudimentarias. Ve pocos habitantes, a los que considera “pobres exiliados relegados a esta tierra de hielo” (p.70). Los hombres no sonríen y las mujeres se ven tristes y resignadas.

Capítulo 10

Lidenbrock y Axel cenan en la casa de su anfitrión. Este último ha sido advertido por su tío de no decir nada sobre sus verdaderos planes. El señor Fridriksson cuenta que hay una enorme biblioteca en el pueblo, pero que los libros están en realidad dispersos entre los habitantes, porque todos quieren leerlos y compartirlos; el amor por el aprendizaje está en su sangre. A continuación, pregunta si Lidenbrock quiere ver algún libro en particular.

Tras pensarlo un momento, Lidenbrock pregunta si poseen obras de Arne Saknussemm. Fridriksson muestra admiración por el erudito, pero se ve obligado a reconocer que no quedan libros de Saknsusemm, porque este, acusado de herejía, sufrió persecución, y su obra fue quemada en Copenhague en 1573. Entusiasmado, Lidenbrock dice que ahora entiende por qué tuvo que ocultar sus descubrimientos, lo que hace que su anfitrión se pregunte si conoce algún secreto. Lidenbrock responde que no y desvía la conversación hacia la mineralogía. Casualmente, Fridriksson sugiere ir a ver el Sneffels, el impresionante volcán inactivo. Lidenbrock intenta disminuir su entusiasmo y finge no conocer el volcán. Como esta conversación se lleva a cabo en latín, Axel puede entenderla y se divierte. Fridriksson les dice a los visitantes que tendrán que viajar por tierra hasta la montaña, ya que en Reykjavik no hay barcos pequeños; también les procurará un guía.

Capítulo 11

A la mañana siguiente, Axel encuentra a su tío hablando con Hans Bjelke, su guía. Hans es muy alto e imponente, de comportamiento inteligente y tranquilo; también es un hábil cazador del ganso eidero. Esta seriedad le permite llevarse bien con Lidenbrock. Hans acepta llevar a los dos viajeros a Stapi, el pueblo situado en la base de la montaña. Llegar hasta allí les llevará entre siete y ocho días, más de lo que Lidenbrock y Axel habían previsto.

Axel hace un repaso de los objetos que llevarán a la expedición: un termómetro (insuficiente, para Axel, para medir las temperaturas extremas que sin duda encontrarán); un manómetro, que marca las presiones atmosféricas superiores a la del nivel del mar; un cronómetro; brújulas; un catalejo; lámparas Ruhmkorff; dos rifles y dos revólveres; herramientas; provisiones en forma de comida y ginebra (pero no agua, ya que utilizarán manantiales); un botiquín; tabaco; dinero y ropa.

Los hombres cenan con el barón de Trampe, el alcalde y un destacado médico antes de partir. Lidenbrock recibe un mapa topográfico de Islandia para que le sirva en sus investigaciones sobre mineralogía. Al día siguiente, Axel se despierta a las cinco de la mañana. Los caballos brincan y relinchan mientras Hans carga el equipaje. Todos se despiden.

Capítulo 12

El clima acompaña y Axel empieza a entusiasmarse por el viaje. No cree que vayan a descender realmente al centro de la Tierra, pero al menos esta etapa de la expedición le resulta fascinante. Hans conduce a los viajeros bordeando la orilla del mar. Los picos de las montañas sobresalen entre las nubes. Lidenbrock elogia a su caballo por ser valiente y fiable.

El campo parece desierto, con tan solo unas cuantas chozas pobres dispersas por el terreno. La disposición aislada de estas viviendas divierte a Axel, porque están atravesando una de las zonas más habitadas de Islandia.

Finalmente, los tres hombres llegan a un pequeño asentamiento llamado Ejulberg, donde descansan. A continuación, tienen que cruzar un fiordo de una milla (1,6 km) de ancho, pero el caballo de Lidenbrock no se anima a atravesar esa parte del mar. Para su suerte, encuentran un transbordador y cruzan el fiordo con los caballos y el equipaje en una hora. Así llegan a Gardä.

Capítulo 13

En Islandia el sol no se pone durante junio y julio y Axel observa que las noches están llenas de luz. Él y sus compañeros son hospedados en la casa de un campesino, donde pasan un rato agradable con el hombre, su mujer y sus diecinueve hijos. La comida le resulta extraña a Axel, pero tiene tanta hambre que devora todo.

Los tres hombres parten enseguida hacia la siguiente etapa de su viaje. Ahora la tierra se vuelve más árida y dura y las montañas se extienden eternamente. El sombrío paisaje se hace más inquietante cuando los viajeros ven a un hombre con lepra deambulando. Axel se siente muy melancólico.

Esa noche, Lidenbrock y los demás descansan en una cabaña abandonada y fría. Al día siguiente, las características del entorno son las mismas, pero los viajeros ven vapores que se elevan por encima de la tierra desde las aguas termales. Llegan a un pueblo de la costa y pasan allí un día antes de seguir adelante.

Capítulo 14

Ya en Stapi, una pequeña parroquia y asentamiento, Axel observa las nuevas características del paisaje. Está compuesto por basalto, una roca ígnea que adopta patrones geométricos como pirámides, conos y líneas. Axel ha oído hablar de famosas construcciones de basalto, pero nunca las había visto en persona. Parte del basalto se ha derrumbado y tiene la apariencia de ruinas clásicas.

En Stapi, Axel y los demás se alojan con un párroco, a quien Axel halla bastante tosco, muy parecido a la gente del campo a la que debe atender. Este hombre, que no es un erudito sino un cura rural, no impresiona a su tío. Los caballos son remplazados y Lidenbrock le informa a Hans que la exploración llegará hasta los límites más lejanos del volcán. Hans asiente, pero no dice nada.

Los nervios de Axel están a flor de piel. Tiene pesadillas y siente que no puede soportar más sus temores. Le cuenta sus preocupaciones a su tío, quien se limita a decir que ha estado pensando en los peligros del viaje, especialmente en la posibilidad de una erupción del Sneffels, pero que sus inquisiciones lo han llevado a la conclusión de que esto no sucederá. Axel se da cuenta de que ha sido derrotado por argumentos científicos y vuelve a la cama.

Cuando llega el momento de partir, el párroco y su mujer extienden una cuenta enorme por su pésimo hospedaje, que Lidenbrock paga sin protestar.

Capítulo 15

El Sneffels es una montaña de cinco mil pies (1500 metros) de altura con un doble cono; parece un gigante con un gorro blanco nevado. A lo largo del fiordo de Stapi, el suelo se vuelve fibroso y herbáceo. Axel se interesa por “las curiosidades mineralógicas encontradas en aquel vasto gabinete de historia natural” (p.104) y por la geología de Islandia. Llega a la conclusión de que la isla se generó por incendios subterráneos, surgiendo de las aguas hace relativamente poco tiempo. Una tremenda presión debió empujar el cráter hacia arriba, por lo que deduce que el interior debe estar al rojo vivo. Hans se mueve con cautela, trazando un camino por el que los viajeros puedan regresar. Las laderas son rocosas y escarpadas, pero encuentran una especie de escalera para ascender. Alex nota que su tío no se aparta de su lado y lo cuida.

A las siete de la tarde, llegan al nivel de la montaña donde hay nieve. El clima es frío y ventoso. Axel está agotado, pero Hans dice que no pueden detenerse todavía porque están en la trayectoria del “mistour”, una poderosa tromba de piedra pulverizada. Se alejan tan rápido como pueden, hasta llegar a la cumbre del Sneffells a las ince de la noche.

Capítulo 16

Sorprendentemente, Axel duerme bastante bien y se despierta con un sol frío pero brillante. Se encuentran en la cima sur de los dos picos del Sneffels y desde allí pueden ver los glaciares, los ríos y los infinitos picos cubiertos de nubes. Axel se siente embriagado “con las voluptuosidades de las alturas” (p.111), y piensa en elfos y en silfos. Es hora, anuncia Lidenbrock, de trasladarse al cráter, un cono invertido de una milla (1,6 km) de diámetro y dos mil pies (600 metros) de profundidad. Sin embargo, las pendientes son suaves, por lo que es fácil descender. Axel está preocupado, pero ya no hay vuelta atrás.

En algunas partes del cono hay glaciares y de vez en cuando los hombres se ven obligados a atarse por si alguno cae. Por fin llegan al fondo del cráter y Axel mira hacia arriba para ver la apertura, empequeñecida. Hay tres chimeneas en el fondo, por donde alguna vez salieron en erupción el vapor y la lava. Lidenbrock las inspecciona alegremente. De repente, Lidenbrock llama a Axel para que se acerque, con una voz llena de alegría, porque encontró el nombre de Arne Saknussemm grabado en una roca.

Hans decide echarse a dormir, mientras Lidenbrock se pasea y Axel se pierde en sus pensamientos. Solo una de las chimeneas es la ruta seguida por Saknussemm, aquella en la que se arroja la sombra del Scartaris los últimos días de junio. La mañana siguiente amanece nublado y la falta de sol impide determinar el camino. Pasan unos días tensos en los que Lidenbrock se impacienta esperando el acontecimiento. Finalmente, sale el sol, que ilumina la chimenea del medio. Son la una y trece de la tarde cuando Lidenbrock indica: “¡Es aquí! Al centro de la Tierra” (p.115).

Análisis

En estos capítulos, Lidenbrock y Axel pasan un tiempo en Islandia, alistándose para su viaje y emprendiendo el camino hasta descender en el Sneffels. En Copenhague, Lidenbrock se entretiene ante la idea de que nadie sepa lo que van a hacer y se burla irónicamente del señor Fridriksson fingiendo ingenuidad, mientras Axel intenta tranquilizar su mente y prepararse para la aterradora travesía. De camino en barco rumbo a Islandia, Lidenbrock siente vergüenza por sufrir mareos, lo que resulta irónico dado que él antes se había burlado del vértigo de su sobrino en el campanario. A continuación, Verne describe detalladamente el paisaje estéril y desolador del campo islandés de una forma que presagia el solitario y a veces traicionero camino hacia el centro de la Tierra. El leproso errante, el párroco tosco y la cabaña abandonada le agregan un aspecto extraño y lúgubre al viaje.

En esta sección se presenta un nuevo personaje: el estoico y silencioso Hans, un buen complemento para el locuaz Lidenbrock. Hans es un acompañante leal y útil, que salva la vida de los otros dos en múltiples ocasiones. Su firmeza, combinada con su intelecto e intuición, lo convierte en la persona más importante del viaje; está claro que Lidenbrock y Axel habrían perecido en algún momento sin la ayuda de Hans.

En el capítulo 9, Axel hace referencia a un personaje de Shakespeare para describir su estado mental: “Efecto de la disposición en que se encontraban mis nervios, creía ver la sombra de Hamlet errar sobre el legendario terrado” (p.64). El drama de Hamlet, que tiene sus fuentes en una antigua leyenda escandinava, es significativo para la novela de Verne por su evocación a los fantasmas, la locura, la muerte, los sueños, y la indagación de la naturaleza humana. Hamlet es un personaje torturado que busca la verdad, como Lidenbrock se obsesiona con hallar descubrimientos científicos. Por su parte, Axel será llevado por las maravillas que se presentan en el viaje a estados cercanos al delirio que pondrán en riesgo su vida.

Lo que esta sección deja en claro es que lo que transcurre en el mundo subterráneo es tan solo una parte de los eventos de Viaje al centro de la Tierra. Más de dos docenas de capítulos suceden en Hamburgo, cuando Axel y Lidenbrock descifran las runas, y en el viaje por Dinamarca e Islandia hasta llegar al Sneffels. Es posible que Verne haya optado por este diseño narrativo para demostrar la hazaña que supuso para los aventureros llegar al cráter; también es posible que haya querido remarcar, de esta manera, el nerviosismo y la duda de Axel y la emoción y la fe de Lidenbrock. Nosotros, como lectores, tenemos más tiempo con nuestros protagonistas antes de que se pongan a prueba sus temples; la expectativa crece en nosotros (y en ellos) a medida que se recorren las distancias hasta el anhelado destino.

Existe una interesante tensión entre el Axel-narrador y el Axel-personaje. Si al principio el Axel-personaje se muestra temeroso y preocupado, el Axel que narra revela su conocimiento y sentido del descubrimiento, con los que parece adoptar muchas de las características de Lidenbrock, como la subjetividad apasionada. Ejemplos de esto se pueden ver cuando Axel dice, al principio del viaje, que “estaba entregado a la felicidad del excursionista que se entrega al deseo y a la libertad” (p.85), o más adelante, cuando mira deslumbrado —y ya sin vértigo— las altas cumbres de las montañas: “me olvidé quién era y dónde estaba, para vivir la vida de los elfos o de los silfos, imaginarios habitantes de la mitología escandinava; me embriagué con las voluptuosidades de las alturas, sin acordarme de los abismos en que dentro de poco me sumergiría mi destino” (p.111). De esta forma, podemos relacionar los momentos más fantasiosos de Axel con el despertar de su deseo de aventura y de su coraje, que será un factor determinante en el final de la trama, cuando sea él quien incite al resto a tomar decisiones arriesgadas para cumplir con el objetivo del viaje.

Viaje al centro de la Tierra puede leerse como una alegoría del viaje al interior del yo. En este sentido, el momento en que los viajeros esperan que el sol salga para que ilumine el camino a seguir puede interpretarse como una puesta a prueba de la psique de los personajes antes de permitirles entrar en los recovecos profundos de su inconsciente.