Veinte poemas de amor y una canción desesperada

Veinte poemas de amor y una canción desesperada Resumen y Análisis "Poema 3"

Resumen

El yo lírico comienza describiendo el éxtasis que lo atraviesa al estar unido junto a su amada y la naturaleza en una perfecta armonía. Luego, aparece el miedo a la soledad cuando siente que ella se va volviendo silenciosa y distante mientras llega el final del atardecer.

Análisis

Este poema está compuesto por cuatro estrofas de versos alejandrinos, es decr, versos de catorce sílabas. Tiene rima consonante variada, o sea, no todos los versos riman y, los que sí lo hacen, no siempre ubican la rima en los mismos lugares de las estrofas. El yo lírico es la única voz del poema. Desde el principio hasta el final, le habla en segunda persona a su amada.

En las primeras dos estrofas aparece la comunión absoluta entre la amada y la naturaleza (ver sección "Temas" de esta misma guía). El yo lírico comienza describiendo con felicidad distintos elementos naturales que, sobre el final de la estrofa, se unen a su amada como si, en realidad, fuera ella quien le da vida a la naturaleza: “caracola terrestre, en ti la tierra canta!/ En ti los ríos cantan y mi alma en ellos huye” (p.17). Además, el yo lírico se muestra plenamente enamorado y dispuesto a hacer por su amada lo que ella desee. Esto también aparece expresado en relación con la naturaleza: “Márcame mi camino en tu arco de esperanza/ y soltaré en delirio mi bandada de flechas” (p.17).

Sin embargo, en la tercera estrofa esa felicidad absoluta comienza a desvanecerse y darle lugar al miedo de ser abandonado: “En torno a mí estoy viendo tu cintura de niebla” (p.17). La naturaleza comienza a ser amenazante; la cintura de ella es de niebla, lo que significa que él no puede atraparla ni poseerla, ya que la niebla se escurre. Aparece el silencio de la amada como un elemento que arruina el momento que él tanto anhela compartir con ella: “y tu silencio acosa mis horas perseguidas” (p.17). Las “horas perseguidas”, además, dejan entrever que el yo lírico tiene que esforzarse para conseguir pasar ese momento con ella. El recurso utilizado aquí por Neruda es la hipálage, que es una figura retórica que consiste en aplicar a un sustantivo un adjetivo que corresponde a otro sustantivo. En este caso, el adjetivo “perseguidas” se le atribuye al sustantivo “horas” cuando la perseguida, en realidad, es la amada.

En la última estrofa se acentúa el miedo a la soledad del yo lírico cuando la voz de ella es adjetivada como “misteriosa” y el atardecer comienza a morir. La última imagen del poema alude a la fragilidad del amor, relacionándola con la violencia y la fragilidad de la naturaleza: “Así en horas profundas sobre los campos he visto/ doblarse las espigas en la boca del viento” (p.17). En este caso, el viento simboliza la destrucción y las espigas, la fragilidad del amor.