Veinte poemas de amor y una canción desesperada

Veinte poemas de amor y una canción desesperada Resumen y Análisis "Poema 10"

Resumen

El yo lírico comienza lamentándose porque su amada y él no han pasado juntos el crepúsculo. Luego de describir cómo vio el crepúsculo, le pregunta a su amada dónde estaba mientras no estaba con él, y se pregunta por el origen de su tristeza en la relación con la ausencia de ella. Finalmente, afirma que su amada siempre se aleja de él en las tardes.

Análisis

Este poema está compuesto por siete estrofas de métrica irregular y verso libre, sin rima. El yo lírico es la única voz, y durante todo el poema le habla a su amada.

La soledad del yo lírico y la posesión son los temas más importantes de este poema (ver la sección "Temas" de esta misma guía). Desde la primera estrofa, el yo lírico lamenta no haber estado con su amada durante el crepúsculo: “Hemos perdido aún este crepúsculo/ Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas” (p.45). Es importante destacar que el crepúsculo simboliza a lo largo de Veinte poemas de amor y una canción desesperada el momento de mayor vitalidad y plenitud del día antes de que llegue la oscuridad de la noche, lo que le da más importancia al lamento del yo lírico. Además, la palabra “aún” demuestra que este no es el primer crepúsculo que no comparten, como se confirmará sobre el final del poema.

Luego de describir cómo observó en su soledad el crepúsculo, y de ratificar su tristeza, el yo lírico le pregunta a ella dónde estaba, con quién, diciendo qué palabras, mientras no estaba con él. Aquí aparece con claridad la necesidad de posesión del yo lírico, que no solamente está invadido por la tristeza de no haber compartido el crepúsculo junto a ella, sino por los celos de que ella no haya estado junto a él.

Sobre el final de la quinta estrofa, el yo lírico se cuestiona por la relación que tienen para él el amor y la posesión: “Por qué se me vendrá todo el amor de golpe/ cuando me siento triste, y te siento lejana?” (p.46), pero no encuentra respuesta. Finalmente, el yo lírico afirma lo que insinúa en la primera estrofa: “Siempre, siempre te alejas en las tardes/ hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas” (p.46). Su amada siempre se va en el momento más importante del día, el momento en el que el amor debe llegar al éxtasis: el crepúsculo. Por su parte “corre borrando estatuas” funciona como metáfora para afirmar que el crepúsculo arrasa con todo, elimina con su pasión del presente lo que el tiempo construyó.

Como conclusión, se puede afirmar que el dolor del yo lírico consiste en no compartir el momento de mayor pasión del día junto a su amada, el momento en el que solamente importa el presente, mientras que ella lo comparte con otras personas (o así lo imagina él).