Stoner

Stoner Resumen y Análisis Capítulos 9-13

Resumen

Capítulo 9

La popularidad de Stoner en la universidad continúa creciendo. Muchos estudiantes quieren asistir a sus clases, y sus seminarios se llenan antes incluso de que comiencen las inscripciones formales. Un día, un estudiante se presenta en su despacho para hacerle una petición. Se trata de Charles Walker, candidato a doctorarse y asistente del doctor Lomax. Walker llama la atención pues tiene la mitad izquierda de su cuerpo paralizada, y arrastra la pierna al caminar. Al igual que Lomax, en su rostro se adivina una cierta petulancia y desprecio hacia el mundo.

Walker le solicita especialmente a Stoner que lo deje ingresar a su seminario sobre la tradición grecolatina y la literatura de la Edad Media y del Renacimiento, puesto que Lomax se lo ha recomendado efusivamente. Stoner le explica que los cupos ya están llenos y le sugiere que se anote para el año siguiente. A esto Walker responde que en dos años debe doctorarse y para hacerlo debe cursar cuatro seminarios, pero solo le permiten hacer uno por cuatrimestre, por lo que si no puede anotarse en el de Stoner, se retrasará su graduación. Stoner termina aceptando, y le pide un compromiso sincero, a lo que Walker le responde que no se lamentará de la decisión.

El miércoles siguiente, Stoner llega unos minutos tarde al dictado del seminario, y Walker aun no está allí. El joven estudiante llega unos minutos después, cuando William ha comenzado la clase y todos los estudiantes comienzan a entusiasmarse con su exposición. Al entrar, se le caen sus libros y la dificultad que tiene para levantarlos desestabiliza al resto de estudiantes, que se distraen y luego les cuesta volver a entusiasmarse con la exposición del profesor.

Más tarde, durante la clase, Walker interrumpe a Stoner en repetidas ocasiones, para hacer comentarios petulantes e irónicos y tratar de poner a prueba al profesor. En un momento, mientras Stoner explica la concepción de la gramática para el Medioevo y el Renacimiento, Walker interrumpe para decir que Samuel Johnson decía que Shakespeare sabía poco latín y menos griego, en un intento de atacar la tesis sobre la influencia grecolatina en el Renacimiento. Stoner se limita a corregirlo y decirle que seguramente se refiere a Ben Jonson, y luego sigue con la clase, que, a pesar de las interrupciones del nuevo estudiante, resulta en extremo exitosa.

Después de la clase, Stoner se dirige al despacho de Hollis Lomax para informarse sobre su nuevo estudiante, y comprende que se trata del protegido de su colega, quien, de alguna manera, se ve identificado en la historia de vida de Walker, quien es “un inválido” (p.151) como él. Stoner también puede percibir el odio contenido en la forma de expresarse de Lomax, y el desprecio que siente por él y por el resto de profesores.

Hacia el final del semestre, cada estudiante debe exponer oralmente un informe sobre los diferentes temas elegidos para trabajar en el seminario. Walker debe abordar “El helenismo y la tradición latina medieval” (p.152). Sin embargo, el joven falta a algunas clases y luego comienza a pedir prórrogas. Stoner se las concede, pero se siente cada vez más molesto por el aire desafiante y burlón de su estudiante. En verdad, la actitud de Walker es tan pendenciera y molesta que todos los estudiantes del curso le retiran la palabra y dejan de escucharlo o de contestarle durante las clases.

Walker tampoco presenta su informe la clase que le corresponde, y Stoner le da ese espacio a una estudiante llamada Driscoll, una profesora de más de 25 años que está haciendo el seminario como oyente, puesto que se ha tomado un año sabático en la escuela donde enseña para hacer una maestría en la universidad, y el tema del curso le ha interesado. Driscoll realiza un excelente informe sobre la influencia en Shakespeare de Donato, un poeta latino del siglo IV D.C.. Al final de la clase, Stoner la felicita por su trabajo y le dice que es la mejor aproximación al tema que ha escuchado. Sin embargo, la estudiante no le responde, se sonroja y se escapa a toda prisa.

El miércoles siguiente es la última oportunidad que tiene Walker de presentar su informe. Stoner llega unos minutos tarde al aula y encuentra a su alumno sentado en el escritorio del profesor, por lo que toma asiento en la primera fila, al lado de Driscoll, y se prepara para escucharlo.

Walker realiza una exposición de una hora en la que despliega todas sus habilidades retóricas y su vehemencia como orador para atacar la tesis de que Shakespeare había sido influenciado por Donato, y sostener que el genio creador del artista no puede explicarse ni rastrearse en las influencias de otros autores. Esto es, por supuesto, un ataque directo a todo el seminario de Stoner, y aunque la retórica de Walker puede ser admirable, su discurso está vacío de contenido y es una gran burla improvisada. Cuando Walker termina de hablar, Stoner despide a la clase sin dar lugar a la intervención de los estudiantes, en un intento inesperado para sí mismo de proteger a Walker de los ataques de otros estudiantes. Le pide al joven que permanezca en el aula. Luego sale y le pide disculpas a la señorita Driscoll por el ataque que ha recibido, pero ella se ríe y le dice que el ataque de Walker no estaba destinado a ella, sino a él, y luego se retira.

Stoner vuelve al aula y discute con Walker sobre lo que acaba de pasar. William quiere saber por qué su estudiante ha decidido realizar ese ataque, que además nada tiene que ver con el tema que le había asignado. Walker se excusa en que a los estudiantes se les había dado libertad en el abordaje de los temas, y afirma que él decidió trabajar el suyo de forma indirecta. Cuando Stoner le dice que ese informe solo pudo haberlo pensado tras la exposición de Driscoll, que había sido la semana anterior, Walker se escuda diciendo que creyó oportuno hacer cambios de último momento en su trabajo. Finalmente, el profesor le dice que deberá entregar el informe por escrito, para poder revisarlo y ver si alguna idea puede rescatarse y reelaborarse. Caso contrario, será reprobado en su seminario. Walker se indigna y le contesta que el disenso es positivo entre intelectuales. Argumenta que el profesor tiene problemas personales con él y por eso desea reprobarlo. Como a ningún otro estudiante le ha pedido su informe por escrito, él se niega a esta petición de Stoner. Finalmente, el profesor le dice que entonces lo tendrá que reprobar, y con eso da por finalizada la conversación. Mientras Stoner se marcha del aula, Walker le grita, totalmente fuera de sí, que deberá atenerse a las represalias que tomará contra él.

Capítulo 10

Dos semanas después del comienzo del segundo semestre, Stoner encuentra en su buzón una nota de Gordon Finch, que solicita una reunión con él. Cuando lo visita en su despacho, y luego de intercambiar las atenciones de rigor sobre la familia de cada uno, Finch le informa que un estudiante ha presentado una queja contra él, y Stoner comprende al momento que se trata de Walker. Stoner explica lo que ha sucedido: Walker no leyó nada de la bibliografía para su seminario, trató de falsificar su informe final y, cuando le dio la oportunidad de presentar otro o entregar una copia de lo que había presentado oralmente, se negó. Por eso, no tuvo más alternativa que reprobarlo. Finch comprende y dice que la queja es una estupidez, pero que hay que investigarla. Luego le cuenta a Stoner que, a partir del año siguiente, él se transformará oficialmente en el decano. Cuando se están por despedir, Finche pregunta, como apurado, si Stoner estaría interesado en ocupar el puesto de jefe del Departamento de Ingles, todavía vacante. Stoner se niega rotundamente, lo que por alguna razón tranquiliza a Finch.

A mediados de marzo, Walker debe rendir los exámenes orales que evalúan si un candidato puede continuar con su doctorado o no. La formalidad indica que el comité de evaluación debe estar constituido por el director de tesis del doctorando, un profesor con el que haya cursado un seminario y uno que sea ajeno a su especialidad. Como Walker solo ha cursado el seminario de Stoner, William está obligado a participar. Esto contradice enormemente a Stoner, pero Finch le dice que no hay nada que pueda hacer al respecto. Él también estará presente durante el examen, así como también el decano del Colegio de Graduados, Rutherford. El director de Walker es Lomax, y el tercer profesor es Jim Holland, un docente joven recientemente incorporado al departamento.

El día del examen, Stoner llega tarde al aula a propósito y encuentra a todos ya reunidos. Lomax comienza el examen pidiendo a Walker que exponga los lineamientos generales de su trabajo: se trata de una investigación sobre la obra de Percy B. Shelley, un famoso poeta romántico, y la influencia de otros autores sobre su poesía. La exposición de Walker es en extremo brillante, y tanto Stoner como Finch están confundidos. Sin embargo, cuando Holland realiza su primera pregunta, Walker duda y pide que se la repita. Lomax interviene entonces y reformula la pregunta, en parte contestándola y llevándola hacia un campo en el que Walker puede desempeñarse. Este mecanismo se repite con cada pregunta que hace Holland, quien termina totalmente confundido por las intervenciones de Lomax. Stoner ha comprendido la enorme farsa y está furioso.

Llegado su turno, le dice a Walker que hará las preguntas más simples posibles, y comienza con una revisión de la literatura inglesa de la Edad Media hacia el presente realmente básica. Stoner pregunta primero por los principios de la versificación anglosajona. Walker contesta vagamente, y Lomax intenta intervenir, pero Stoner se lo impide, interrumpiéndolo y pidiendo al candidato que se limite a contestar lo que le pide. Stoner luego le pide a Walker que mencione alguna obra de teatro medieval que haya influido en el Renacimiento, algo que Walker tampoco puede hacer. Así sigue, preguntando por obras del Renacimiento y luego del Romanticismo, y demuestra claramente que Walker desconoce hasta lo más básico de un curso de literatura inglesa. Sobre los poetas románticos, Stoner le pide un comentario sobre “Bardos ingleses y críticos escoceses”, un poema de Lord Byron, y Walker le contesta, petulante, que ha comprendido su juego, puesto que ese poema lo escribió Keats y no Byron, lo que es un error que demuestra que Walker ni siquiera conoce a los poetas del movimiento sobre el que escribe su tesis.

Stoner da por concluido su turno, y el examen finaliza. Cuando los docentes se quedan solos, Lomax toma la palabra y expresa que Walker está aprobado. Holland duda, porque siente que los conocimientos de Walker son muy pobres, y Stoner lo desaprueba, alegando que el candidato no sabe ni lo más básico de la literatura inglesa. Lomax entonces estalla en cólera, les dice que su candidato se desempeñó muy bien en su parte del examen, pero que Stoner trató de abrumarlo y de engañarlo porque tiene una animadversión personal hacia él. Stoner le responde que sus preguntas fueron en extremo simples, y luego agrega que Lomax es el director de tesis de Walker y que es natural que hayan practicado sobre el tema de investigación, pero que, fuera de eso, Walker no sabe nada. Lomax toma esto como una afrenta personal y sugiere luego que le den al candidato un aprobado provisional, a lo que Stoner se niega y vota por la reprobación. Lomax pierde la paciencia y acusa a su colega de destruir la carrera de un estudiante, pero Stoner no cede. Finch entonces interviene y les dice que se tomarán dos días para pensar mejor y resolver la cuestión. Luego los despacha. Lomax se queda en el pasillo con Walker, mientras que el resto parte en grupo.

Al día siguiente, Finch llama a Stoner para hablar con él antes de que se presente Lomax para terminar de decidir el resultado del examen de Walker. Finch advierte que Lomax es íntimo amigo del rector y será, el año siguiente, el jefe de Departamento, y que tendrá poder sobre Stoner, por lo que sería bueno no ganárselo como enemigo. Nada de esto importa a Stoner, quien dice que sería calamitoso permitir que Walker diera clases en la universidad. Stoner luego le recuerda a su amigo algo que dijo una vez David Masters: que la universidad era un refugio contra el mundo. Walker, para Stoner, no busca refugio, sino que es él mismo el mundo, y si lo dejan entrar, ellos serán como el mundo. Finch sonríe y ya no trata de hacerle cambiar la opinión.

Lomax entra a la sala rígidamente y pregunta si Stoner ha recapacitado sobre su voto desacertado, a lo que este responde que no ha cambiado de opinión. Entonces, Lomax lo amenaza con realizar una acusación formal contra él: demandará a Stoner por discriminar a un estudiante y hacerlo reprobar en función de un odio personal que le tiene. Como pruebas, Lomax enumera versiones tergiversadas de sucesos que han tenido lugar en el seminario de Stoner. Frente a esta amenaza, Finch interviene y dice que nadie acusará a nadie. Dirigiéndose a Lomax, afirma que, si llega a haber una acusación, se encargará de hacer todo lo que esté en su poder, incluso mentir, para destruir su puesto en la universidad. Luego afirma que le avisará a Rutherford que se confirma la desaprobación del examen. Cuando Finch termina, Lomax se da media vuelta y se retira de la sala.

Diez días después se anuncia la designación de Lomax como jefe del Departamento de Inglés y, cuando se distribuyen los cronogramas de clases del año siguiente, Stoner descubre sin sorpresa que solo le han asignado cursos de primero y segundo año, y en los peores horarios posibles: distribuidos durante todo el día, con grandes baches entre uno y otro. De los cursos superiores que dictaba no recibe ninguno, incluso a pesar de que su último seminario fue un éxito rotundo. Stoner no presenta ninguna objeción.

En su casa, Edith está al tanto de todo lo que le sucede en la universidad, aunque él no le ha contado nada, y ante la sugerencia de Stoner de mudarse a otra ciudad, se niega tercamente. Como contradecir a Edith puede significar la pérdida de Grace, Stoner se resigna a continuar trabajando en Columbia, a pesar de las condiciones desalentadoras a las que debe enfrentarse, y la seguridad de que le será imposible ascender de puesto en el Departamento de Inglés.

Capítulo 11

Al inicio del primer semestre de 1932, Stoner comprende que ha perdido su batalla contra Lomax. En los pasillos de la universidad se hace evidente que los estudiantes conocen la batalla, y se arman grupos que toman partido por uno u otro profesor. Algunos estudiantes buscan a Stoner y lo siguen, aunque sea para que los vean con él y se sepa de qué lado están.

Stoner se presenta un día en el despacho de Lomax y le pide que dejen atrás el pasado, para no dividir al departamento ni a los estudiantes. Sin embargo, Lomax le contesta que de ninguna manera olvidará lo que ha sucedido. No piensa dirigirle la palabra y agrega que, si por él fuera, lo expulsaría, pero que no tiene ese poder. También le dice que no vuelva a presentarse en su despacho sin antes pedir una cita con su secretaria.

Stoner se resigna a la nueva realidad y retoma el hábito de pasar casi todo el tiempo en su oficina de Jesse Hall. Con tanto tiempo libre, se propone realizar todas las lecturas por placer que no ha podido hacer en los últimos años, pero rápidamente comprueba que, mientras lee, sus pensamientos están en otra parte y no puede concentrarse. También comprende que ha llegado a una edad en la que se plantea si vale la pena vivir su vida, y siente una tristeza que viene del paso del tiempo y la acumulación de experiencias. También lo satisface, con ironía, reconocer que lo que ha aprendido en su nueva vida es que, con el tiempo, todo se vuelve inútil y carente de sentido.

Capítulo 12

Durante todo ese año, Stoner vuelve a experimentar ese extrañamiento sobre el mundo que había sentido al comenzar sus estudios de literatura. Sin embargo, ahora es tan fuerte que hasta logra disociarse de su propia realidad y contemplarse a sí mismo como si fuera un extraño que le resulta familiar. A sus 42 años, no ve nada en su porvenir que le interese disfrutar.

Una tarde, Katherine Driscoll, su alumna del seminario del año anterior, se presenta en su oficina con el borrador de su tesis y le pregunta si puede leerlo, tal como él había ofrecido el año anterior. Stoner promete que para el viernes la habrá leído, y le da cita en su oficina a las tres de la tarde.

Durante toda la semana y sin saber bien por qué, Stoner pospone la lectura, como si revisar aquellas páginas implicara revivir el conflicto con Walker del año anterior. El viernes llega y todavía no la ha tocado. Toda la mañana pasea la tesis de clase en clase y al mediodía se encierra en la biblioteca para al menos echarle un vistazo antes de su reunión con Driscoll. Cuando comienza a leerla, queda tan atrapado por los argumentos de la joven profesora que pierde la noción del tiempo. Al terminar de revisarla, mira la hora y comprueba que son las cuatro y media, y que el horario de su cita ha pasado hace tiempo. Al regresar a su oficina, una secretaria le dice que una alumna lo estuvo esperando durante una hora antes de marcharse. Stoner entonces decide llamar a Driscoll para pedirle disculpas, pero en la guía de personal encuentra solo su dirección, por lo que termina presentándose esa misma tarde en su departamento. Driscoll lo atiende titubeante, pero lo invita a pasar. Su departamento está compuesto por una pieza pequeña con una cama, un escritorio, una silla y una cantidad importante de libros desperdigada por todas partes.

Stoner habla con su ex-alumna de lo brillante que le parece su tesis y la alienta a continuar. Cuando se quedan sin nada decir, la incomodad entre ambos se hace patente y Stoner entonces se retira. Durante las semanas siguientes, Stoner se dedica a encontrar excusas para volver a visitar a Driscoll. Busca argumentos que la ayuden con su tesis, retira libros de la biblioteca, transcribe citas del latín que luego tendrá que ayudarle a traducir, y con todas esas estrategias termina visitándola dos o tres veces a la semana. A esa altura, Stoner ya ha reconocido su amor por la muchacha, y vive con felicidad ese romance unilateral, sin jamás poner de manifiesto su interés romántico por la muchacha. Driscoll se muestra agradecida por la ayuda de Stoner pero, a la vez, siempre está un poco tensa en su presencia. Tras unas semanas, se hace evidente que ya no tienen tanto de qué hablar en relación a la tesis, y Stoner entonces se propone, para no quedar mal frente a la joven, dejar de visitarla paulatinamente. Una semana la visita solo una vez y, a la siguiente, se abstiene por completo.

Un día, en la universidad, escucha a un colega mencionar que la muchacha está faltando a sus clases porque está enferma. Preocupado, Stoner elige un libro y se dirige a la casa de Driscoll para ver cómo está. La muchacha lo atiende, le ofrece café y cuando Stoner le dice que no quisiera molestarla ella parece enojarse y le contesta de modo brusco que no es molestia.

Mientras toman el café, Driscoll le dice que han pasado semanas sin que él la visite, por lo que Stoner se excusa, alegando haber tenido mucho trabajo. Luego, la muchacha le confiesa que no está enferma, sino extremadamente triste, y ante sus palabras sinceras, Stoner termina por confesarle su amor y su miedo a incomodarla con un romance, dada su condición de casado. Ante sus palabras, Driscoll le dice que se calle y lo abraza apasionadamente.

A partir de ese día, entre ellos se establece una relación amorosa que crece poco a poco. Stoner suele visitarla todos los días después de clases y descubre junto a ella una dimensión del amor que no había imaginado. Así, ambos se entregan, tímida y apasionadamente, al proceso de descubrirse el uno al otro.

Capítulo 13

Stoner descubre nuevas formas para el amor; a partir de su relación con Driscoll, Comienza a pensarlo como un proceso, un acto humano de transformación al que se vuelcan toda su voluntad, su inteligencia y su corazón; el amor como deseo y aprendizaje, como le dice a Katherine un de las tardes que comparten en la habitación de la joven.

En esa habitación aprenden a estar en silencio y compartir tanto la pasión como el estudio. Ambos se dedican a sus lecturas, y de pronto son asaltados por una sexualidad que los empuja a hacer el amor. Esta nueva forma de estar y compartir en pareja lo hace pensar a Stoner que el amor y el aprendizaje son un solo proceso.

Mientras tanto, su relación con Edith mejora. Su esposa le da una tregua en la casa, y Stoner llega a sentir por ella hasta cierto apego. A veces, Edith se va durante los fines de semana a visitar vecinas y Stoner puede estar a solas con su hija, quien ha crecido mucho y es una jovencita muy delgada.

Edith conoce el amorío de su marido con Katherine Driscoll, y lo menciona al pasar una mañana, mientras Stoner se demora en el desayuno. Como le dice a su marido, supone que es algo natural y le quita toda importancia. Stoner, en verdad, nunca se puso a pensar cómo vería el resto del mundo su amor con Katherine, y de pronto se ve a sí mismo como un sujeto lamentable a ojos del resto: un hombre de mediana edad, incomprendido por su esposa, que para sentirse menos viejo se busca una amante joven entre sus ex-alumnas. Sin embargo, tras estudiar a ese individuo, no logra verse a sí mismo en él, y no se preocupa mucho por el asunto.

Durante el otoño, con el regreso a la universidad de todos los estudiantes, la pareja de amantes siente la necesidad de ser más discreta. William comienza a ser cauto al llegar al departamento de Katherine, que vive en un conglomerado de habitaciones para estudiantes, y se establece entre ellos una serie de gestos simbólicos para comprenderse y cuidarse. De todas formas, todos saben lo que pasa entre ellos. Sin embargo, nadie se escandaliza con ello. El castigo que ambos esperan recibir del mundo, por el momento, no se presenta.

Para Navidad, Edith y Grace se van unas semanas a St. Louis, por lo que Stoner puede planificar unas vacaciones junto a Driscoll. Ambos se instalan diez días en una cabaña en Lake Ozark, una aldea turística en las colinas al pie del cordón montañoso de Ozark. Esos diez días son una muestra del idilio que podría ser una vida juntos y sin preocupaciones. La pareja da largas caminatas por el bosque nevado, cena en la cabaña, estudia y hace el amor, en una repetición cíclica que antes que cansadora es perfecta. Como le dice Katherine un día, “Aunque nunca tengamos nada más, habremos tenido esta semana” (p.224).

A fines de febrero, Finch cita a Stoner en su despacho. Como es de esperarse, tiene que hablarle de los rumores que ha escuchado sobre su romance con Driscoll. Stoner los confirma, y Finch le pregunta si piensa hacer algo al respecto; si bien su vida privada es cosa suya, Finch le advierte que hay una dimensión pública que, si algún malintencionado quisiera, podría usar en su contra. Stoner lo reconoce, pero dice que de momento no hará nada al respecto.

Cuando esa tarde llega tarde al encuentro con Katherine y le cuenta su charla con el decano, la joven le dice que así empieza todo, y que su amor era demasiado bueno para durar sin problemas. Sin embargo, durante las semanas siguientes, nada se modifica en sus vidas. Al principio de la primavera se establece entre ellos una serenidad nueva; su felicidad es tal que no necesitan mencionarla, ni siquiera pensarla.

Sin embargo, a fines de abril, Finch vuelve a llamar a Stoner. Esta vez es Lomax quien se ha quejado. Como dice Finch, “El hijo de puta se ha enterado de alguna forma, y no está dispuesto a dejarte en paz” (p.230). Lomax no piensa hostigar a Stoner, sino que puede valerse del reglamento de la universidad para expulsar a Katherine por tener una relación clandestina con un profesor. Stoner no sabe que hacer, y le pide una semana a Finch para pensar al respecto. Su amigo promete que al menos por una semana retendrá a Lomax de realizar cualquier denuncia. Esos días Stoner los vive como si fuera un cadáver animado solo por el hábito. Comprende que una parte de su vida está terminando, y lo afronta con calma.

En su siguiente encuentro con Katherine, mientras ambos conversan, comprenden que su relación ha llegado a su fin. Los dos plantean la posibilidad de fugarse juntos y comenzar una nueva vida en otra parte, pero saben muy bien que eso los empujaría a ser quienes no son y terminaría destruyendo su amor. Katherine estaba preparada para esta situación, y dice que, aunque fingiera, siempre supo que su idilio terminaría en algún momento. Luego de compartir una última tarde juntos, Stoner sale en silencio de la habitación, sin despertarla, sabiendo que no volverá a verla. Efectivamente, esa noche Katherine Driscoll arma sus valijas, envía por correo al Departamento todas las instrucciones para cerrar los cursos que estaba dictando y al mediodía siguiente toma el tren, abandonando Columbia.

Análisis

Los capítulos 9 a 13 desarrollan el conflicto que Stoner tiene en la universidad con su colega Lomax y su romance con Katherine Driscoll. Se ha visto en capítulos anteriores que la universidad tiene el potencial para brindarle a Stoner la seguridad y la calidez que nunca sintió durante su niñez. Lo mismo sucede en relación a su matrimonio: la facultad se convierte, en los años siguientes, el sitio en el que Stoner se refugia del mundo. Así lo había dicho David Masters en una de las reuniones entre amigos: la universidad es un “refugio para que nosotros podamos guarecernos de la tormenta” (p.40). La universidad, en sus palabras, existe para los desposeídos del mundo.

Sin embargo, ese refugio no está libre de rivalidades y disputas internas, como se comprueba en el capítulo 9, cuando comienza el conflicto entre Stoner y Walker, un estudiante de doctorado protegido por Lomax. Así como su hogar se convirtió en un espacio alienante, la universidad también sufre esta transformación: Stoner pierde la batalla contra Lomax y, cuando este se convierte en Jefe de Departamento, se encarga de quitarle sus cursos más interesantes y fragmentarle el horario para hacérselo extremadamente inconveniente.

Puede resultar llamativo y un tanto conflictivo, para los lectores del siglo XXI, notar que tanto Lomax como Walker, los dos antagonistas que hacen trampa en el ámbito académico, son personas tullidas físicamente. Lomax es una contradicción andante; como lo describe Stoner, su pequeña joroba y su cuerpo deforme contrastan con su rostro expresivo y de rasgos fuertes, que describe como “el rostro de un ídolo de matiné” (p.104). Walker, por su parte, presenta una parálisis en la parte izquierda de su cuerpo que le dificulta el movimiento. Sin embargo, el paralelo entre la inmoralidad de estos personajes y su aspecto físico -algo muy común en la literatura del siglo XIX y principios del XX- es una manera de metaforizar la alteridad que ambos representan para los valores académicos y sociales de Stoner.

Las imágenes físicas que el autor crea sin ningún tacto aparente reflejan el comportamiento disruptivo de ambos personajes. Walker es presentado como un estudiante arrogante, burlón, poco talentoso y holgazán que trata de compensar sus falencias mediante la compasión que inspira en los demás con su cuerpo tullido. Sus palabras, pronunciadas con petulancia, enfurecen a Stoner, porque pareciera que su elocuencia es suficiente para transformarlas en conocimiento. El comportamiento de Walker en clases también es desconcertante, y cuando hace preguntas, estas están tan fuera de foco que pareciera que se trata de un personaje que pertenece a otro grupo humano. Así, todo el comportamiento de Walker es interpretado como una enorme farsa que genera malestar tanto en Stoner como en los otros estudiantes del seminario.

Lomax, por su parte, presenta la imagen del pequeño jorobado, una figura propia de los cuentos de hadas alemanes que pasa a representar al embaucador o el embustero, aquel que utiliza sus habilidades retóricas para engañar al resto y obtener lo que desea. Durante el examen oral de Walker, Lomax despliega su habilidad y su conocimiento para orientar las preguntas de otro profesor y ayudar a su protegido dándole las respuestas en bandeja. Stoner comprende su estrategia y la desarticula mediante una rápida serie de preguntas concretas en las que no deja intervenir a Lomax. Este enfrentamiento, en el que Stoner pone en evidencia la falta de conocimiento de Walker, es para Lomax una afrenta personal, y por eso buscará venganza implacablemente.

La disputa entre Stoner y Lomax no puede solucionarse porque Stoner antepone sus principios morales a su propio beneficio: cuando es presionado para aprobar a Walker en sus exámenes orales de continuación de doctorado, Stoner se niega, ya que el estudiante no está nada preparado, como se ha puesto en evidencia. Lomax, que desea beneficiar a su estudiante protegido, acusa a Stoner de tener algo personal contra Walker y quiere denunciarlo por hostigamiento. Aunque al final no lo hace, cuando tiene poder como Jefe de Departamento, puede vengarse de su colega. Cuando Finch intenta hacer entrar en razón a su amigo para que apruebe a Walker y se salve de la furia de Lomax, Stoner recuerda lo que David Masters dijo sobre la universidad, y ahí reside su argumento para sostener su decisión, aun a pesar del desastre que puede implicar para su carrera: “-Los tres estábamos juntos, y él dijo… algo sobre la universidad, que era un asilo, un refugio contra el mundo, para los desposeídos, los inválidos. Pero no se refería a Walker. Dave habría considerado que Walker era… que era el mundo. Y no podemos dejarlo entrar. Porque si lo dejamos entrar, seremos como el mundo, igualmente irreales, igualmente… la única esperanza que tenemos es excluirlo” (p.184).

Stoner actúa según sus convicciones en un intento desesperado por preservar su refugio que termina siendo inútil, puesto que Walker, al año siguiente, vuelve a ser admitido y se le permite rendir el examen nuevamente. Como David Masters también lo había señalado, Stoner es un Quijote: un soñador que se choca contra la realidad del mundo.

La disputa con Lomax convierte a Stoner en una suerte de héroe trágico o héroe del fracaso: Stoner ha sostenido sus principios hasta las últimas consecuencias, y acepta su fracaso con estoicismo. La estrategia que emplea Stoner es, nuevamente, la del silencio: no se queja de los horarios recibidos y, durante años, se dedica con energía a sus cursos. Tampoco vuelve a hablar con Lomax, a menos que sea estrictamente necesario en alguna reunión de departamento. El silencio de Stoner contrasta con la estridencia de Lomax, quien siempre alza la voz para quejarse y amenazar, y de esa manera ha conseguido ganarle la batalla a su rival. Es interesante observar que Gordon Finch, el decano, no logra hacer nada para salvar a su amigo, de lo que puede colegirse que el poder escucha a quien puede gritar más fuerte, y no necesariamente a quien tiene la razón. Pero entre los estudiantes Stoner se convierte poco a poco en una leyenda, y hay quienes lo interpretan como un héroe que se ha rebelado contra un colega que privilegiaba a sus estudiantes predilectos.

Los capítulos 12 y 13 están dedicados al romance de Stoner con Katherine Driscoll, una ex-alumna que había participado en su seminario sobre la tradición clásica en la literatura medieval y renacentista, y contra quien Walker había arremetido en su informe oral. Stoner aprovecha la excusa de ayudarla con la investigación de su tesis para visitar a Katherine, y luego comienza entre ellos una apasionada relación amorosa que no solo se sostiene en la atracción sexual sino en el amor compartido por la literatura. A pesar de sus más de 40 años, Stoner aprende mucho de su romance con Katherine, y de él se desprenden las reflexiones más interesantes sobre el amor: “A los cuarenta y tres años, William Stoner aprendió lo que otros, mucho más jóvenes, habían aprendido antes que él: que la persona que uno ama al principio no es la persona que uno ama al final, y que el amor no es un fin sino un proceso mediante el cual una persona intenta conocer a otra” (p.211).

Este cambio de perspectiva, en primera instancia, ayuda a Stoner a comprender mejor su relación fallida con Edith y a sobrellevar el matrimonio. El amor, visto como proceso, es algo que debe construirse paulatinamente, con esfuerzo y comunicación, algo que William puede poner en práctica con Katherine por primera vez. Además, el amor ahora se le revela “como un acto humano de transformación, un estado que se inventaba y modificaba momento a momento y día a día, con la voluntad, la inteligencia y el corazón” (p.213). Este nuevo abordaje de sus sentimientos le permite a Stoner también comprender su relación con la literatura, porque eso es lo que ha estado experimentando todos esos años: un amor en constante cambio y transformación que le exige su compromiso y sus energías. Con Katherine Driscoll, Stoner también comprende que el amor y el aprendizaje son un mismo proceso, y que en su vida lo ha experimentado en diferentes momentos, cada vez que se entregó en cuerpo y alma a la investigación, a la preparación de sus clases y a la escritura.

Con Katherine, Stoner realiza un aprendizaje contracultural sobre el amor: es capaz de desandar todos los supuestos heredados sobre lo que significa amar a una mujer y las imposiciones del matrimonio y la familia, y puede comprender que la tradición lo crió para que su vida intelectual estuviera separada de sus necesidades corporales y su vida sexual y marital. Y Stoner había elegido su vida intelectual, aun a expensas de la corporal y sexual. Ahora, se le hace claro que tal división es artificial y dañina: la vida es íntegra y es posible vivir plenamente y de forma complementaria todos sus aspectos.

Edith, por otra parte, se entera de la aventura de su maestro con la estudiante y no se escandaliza, puesto que la sociedad también la ha preparado para dar por sentado que un marido y padre de familia en algún momento de su vida sentirá la necesidad de tener un romance por fuera del matrimonio. En este caso, son las convenciones sociales, y la hipocresía machista, las que otorgan a Edith un marco para estar en paz con el accionar de su marido.

El fin del romance llega, pero no por la intervención de Edith, sino la de Lomax. El Jefe de Departamento, al enterarse de la relación de Stoner con una ex-alumna, se presenta ante Finch y advierte que denunciará a la muchacha para que la expulsen. Para evitarlo, Katherine renuncia en la universidad y se muda de Columbia. Al separarse, la pareja comprende que lo que han vivido fue un idilio pasajero, que no podía sostenerse en el tiempo porque los hubiera consumido y los hubiera transformado en algo que no son, y eso también habría puesto fin a su amor.