Stoner

Stoner Resumen y Análisis Capítulos 1-2

Resumen

Capítulo 1

William Stoner es hijo de una pareja de granjeros de la zona central de Misuri, cerca del pequeño pueblo de Booneville y a unos 60 kilómetros de Columbia, donde asistirá a la universidad. Nace en 1891, y durante toda su escolarización trabaja también en la granja. William es un muchacho alto y encorvado, sin amigos, que apenas habla con sus padres, quienes son personas de campo, envejecidas por las tareas agrícolas y poco habituadas al diálogo.

La vida de Stoner es sacrificada. Desde los seis años se encarga de alimentar a los animales de la granja y lo sigue haciendo mientras va a la escuela, que queda a doce kilómetros de su casa. La casa en la que vive es austera, con pocos muebles de madera labrada y una cocina grande, que es la habitación más utilizada por la familia.

Una noche, su padre le comunica que durante el día pasó por la granja un agente de extensión agraria y le dijo que en la Universidad de Columbia acaba de inaugurarse la Facultad de Agronomía, que dicta carreras de cuatro años, y que William debería ir. El joven pregunta si la universidad cuesta dinero, a lo que el padre responde que para ello podrá hospedarse en la granja de los primos de la madre, los Foote, y trabajar para ellos en sus ratos libres, para pagar su alojamiento. Además, él podrá enviarle dos o tres dólares por mes. William, que nunca ha salido de Misuri, le pregunta a su padre si él podrá encargarse solo de la granja, y luego de confirmar si su madre está de acuerdo, acepta ir a la universidad.

Ese mismo otoño, William Stoner se inscribe en la universidad y, luego de recorrer el predio y de maravillarse con la imponencia del edificio, se instala en la granja de los Foote. Estos son otra pareja de granjeros de pocas palabras, de vida austera y de pocas demostraciones afectivas. Aceptan que Stoner viva con ellos, pero le exigen que alimente a los animales antes y después de sus clases, y que los fines de semana ayude a Jim Foote en lo que sea necesario.

Stoner se pasa los primeros nueve meses aplicado a su rutina, sin emitir una sola queja o cuestionarse siquiera su condición. En la universidad se aplica a sus cursos sin placer ni disgusto, pero a conciencia. Al final del primer año, sus calificaciones están apenas por debajo de la media, lo que lo llena de orgullo. El verano tras el primer año de cursos regresa a su casa y ayuda a su padre con la cosecha. Este le pregunta una vez si le gusta estudiar, y no vuelve a mencionar el asunto por todo el verano.

En el segundo año, Stoner ya es conocido en el campus de la universidad como un muchacho alto y desgarbado que usa siempre el mismo traje negro de paño, con camisa blanca y corbata de lazo, sin importar la estación del año. Mientras tanto, la indolencia de los Foote aumenta y tiene que trabajar cada vez más. El poco tiempo libre que le queda por las noches lo dedica al estudio, encerrado en su pequeña pieza en el altillo de la casa.

En el primer semestre del segundo año, además de las materias de agronomía, debe realizar el curso obligatorio de literatura inglesa, algo que le resulta perturbador. El profesor, Archer Sloane, se caracteriza por su desdén y su indiferencia hacia los estudiantes, y a Stoner le cuesta muchísimo comprender sus comentarios sobre las obras literarias. Sin embargo, un día, tras leer el soneto 73 de Shakespeare, Stoner comprende que algo cambia en su vida, aunque no es capaz de comprender de qué se trata. El mundo de pronto se le hace un lugar desconocido y alejado, como si él estuviera por fuera y lo contemplara con extrañamiento. Toda la realidad se despliega ante sus ojos como si fuera la primera vez que la contempla, y al inicio del segundo semestre, Stoner decide abandonar agronomía y anotarse en las materias correspondientes a la carrera de literatura.

En los meses que siguen, Stoner cobra conciencia de sí mismo y de su vida como nunca antes. Sigue trabajando en la granja y no tiene ningún plan para su futuro, pero se aplica cada vez más al estudio. Tampoco tiene amigos, y por primera vez se percata de su propia soledad. Durante las largas noches en su pequeña y fría habitación, los personajes de los libros que lee se transforman en su única compañía.

Al final del segundo año, las autoridades de la universidad le piden que haga su cambio formal de carrera a Literatura, y Stoner así lo hace, aunque no le comunica nada a su familia. Cuando Sloane, su antiguo profesor y jefe del departamento de Literatura Inglesa, le pregunta cuáles son sus planes, Stoner no sabe qué responderle, excepto que no piensa volver a la granja. Sloane le sugiere entonces que, dadas sus excelentes calificaciones, una vez terminada la licenciatura considere hacer la maestría en artes y luego el doctorado.

Stoner continúa viviendo en un estado de rarefacción de lo cotidiano por mucho tiempo, hasta que termina sus estudios de grado. La mañana de su graduación, sus padres se presentan en la granja de los Foote para asistir a la ceremonia, y Stoner es incapaz de comunicarles las decisiones que ha tomado. Después de la graduación, que William experimenta la misma sensación de extrañamiento que ha sentido en los últimos años.

La familia se reúne en la granja de los Foote y llega la hora de comunicar las decisiones, puesto que sus padres se preparan ya para regresar con él a la granja. Stoner les dice que no volverá con ellos, que ha cambiado de carrera y piensa estudiar unos años más en la universidad. Sus padres reciben la noticia inexpresivos, y no comprenden cuál es la motivación de su hijo, pero aceptan su decisión y le dicen que se arreglarán con la granja. La madre llora con vergüenza y timidez, y Stoner la saluda y se recluye en su pieza.

Capítulo 2

Dos semanas después de que Stoner obtenga su licencia, el archiduque Francisco Fernando es asesinado en Sarajevo por un nacionalista serbio, y al poco tiempo comienza la Primera Guerra Mundial.

Mientras tanto, el futuro de Stoner se perfila brillante. Mantiene sus estudios con la tenacidad que lo caracteriza y avanza con su posgrado a buen ritmo. En esa época, mientras sus responsabilidades en la universidad crecen, comienza a molestarle todo el tiempo que debe dedicarle a la granja de los Foote y reconoce que le gustaría poder dedicarle esas horas a su estudio. Archer Sloane le consigue un cargo docente en dos cursos de inglés de primer año, por lo que a sus responsabilidades se le suman también la preparación y el dictado de clases.

Como profesor, Stoner intenta transmitir toda su pasión por la literatura, pero se reconoce incapaz de hacerlo. Los estudiantes no demuestran mucho entusiasmo. Durante esa época traba amistad con dos colegas que dictan clases en el Departamento: David Masters, un joven ingenioso y arrogante, y Gordon Finch, un estudiante muy poco entusiasta pero muy popular entre alumnos y profesores. Los tres suelen reunirse todos los viernes en un bar del centro de Columbia a tomar unas copas y charlar sobre la universidad.

Una tarde, David Masters comienza a hablar de las personalidades de sus amigos. Considera a Finch un hombre promedio, al borde del éxito pero sin la capacidad de trabajar laboriosamente para lograrlo, y de Stoner dice que es un Quijote, brillante pero con la idea de que hay algo que debe descubrir y que espera que el mundo sea algo que no es. Por eso, también Stoner está condenado al fracaso. Luego, Masters dice sobre sí mismo que es demasiado brillante para el mundo, y que eso es una enfermedad incurable que lo empujará al fracaso.

En 1917 Estados Unidos le declara la guerra a Alemania y todo el país comienza a movilizarse para organizar el ejército y la invasión de Europa. Miles de jóvenes se presentan en las oficinas de reclutamiento, deseando participar de la Guerra, y en la Universidad de Columbia la situación no es diferente. Tanto Finch como Masters se enlistan y se muestran ansiosos por participar del conflicto. Stoner, por su parte, no está convencido, y aunque Finch trata de persuadirlo para que se les una, Masters le dice que debe ser una elección personal.

Stoner lo consulta entonces con Sloane, quien le dice, en un principio, que necesitarán docentes que sigan haciéndose cargo de los cursos, pero que también es necesario participar de la guerra, por lo que la decisión debe tomarla él y nadie más. En cualquier caso, el puesto de profesor en la universidad se le guardará. William decide finalmente no participar en la guerra y quedarse en Columbia a dar clases; Finch desaprueba su decisión, pero Masters la comprende y no se opone.

En 1918, William completa los requisitos del doctorado y se gradúa en junio de ese año. Finch, que estuvo afectado por la guerra realizando tareas en un campamento en las afueras de Nueva York, también logra graduarse. David Masters, un año después de su reclutamiento, es enviado a Francia y lo matan en Chateau-Thierry.

Análisis

Los dos primeros párrafos que abren la novela presentan un resumen de lo que será su argumento y ayudan para establecer el tono narrativo. La voz en tercera persona introduce al personaje principal abarcando toda su vida en las tres primeras oraciones: “William Stoner ingresó a la Universidad de Misuri en 1910, a los diecinueve años. Ocho años después, en plena Primera Guerra Mundial, se doctoró y aceptó un puesto docente en la misma institución, donde dictó cátedra hasta su muerte en 1956. Nunca superó el cargo de profesor asistente, y pocos alumnos lo recordaban con claridad después de haber cursado su materia” (p.9).

En estos términos, ni la personalidad de Stoner ni su vida parecen destacables o memorables como para dedicarles una novela y, sin embargo, lo que el autor despliega a continuación es de una potencia y una sensibilidad que convierten a Stoner en un personaje entrañable, complejo e inolvidable. Como se comprende desde el inicio, Stoner es una novela que se centra en la historia de vida de un personaje, y despliega a través de ella una imagen extremadamente plástica, aguda y minuciosa de las relaciones humanas en la primera mitad del siglo XX. Del comportamiento rutinario, conformista y pasivo de Stoner -que se esboza en ese primer resumen que abre la novela- el narrador logra extraer con maestría una exposición cruda de su vida y una lucha interior a un tiempo abrumadora y conmovedora.

El efecto especial de la novela está determinado, en buena medida, por la focalización del narrador. Stoner está narrada en tercera persona e intercala una focalización externa y objetiva con una focalización interna que presenta la perspectiva y la subjetividad del protagonista. Dicha alternancia entre un focalizador interno y uno externo genera un efecto muy particular: al lector se le presentan los hechos principales de la vida de Stoner como si se tratara de una mera biografía, pero en ellos se intercala la mirada sensible del propio personaje, que revela un complejo entramado de sensaciones, percepciones y sentimientos sobre momentos paradigmáticos de su vida. Mientras que la focalización externa contribuye al avance de la acción y a la articulación de los acontecimientos más importantes durante los más de sesenta años de la vida de Stoner, la focalización interna permite a la narración detenerse estratégicamente y profundizar en la construcción de la cosmovisión del personaje principal. Así, el narrador se ahorra explicaciones sobre los motivos por los que el personaje actúa de una forma o de otra, y estos se comprenden mediante la representación de las formas en que Stoner siente y experimenta su entorno.

Asociado a la focalización interna, John Williams se vale del extrañamiento, una técnica que consiste en crear, por medio del lenguaje literario, una nueva perspectiva sobre lo cotidiano. Así, el lector logra presentarle al lector hechos cotidianos o rutinarios del día a día como si fueran algo desconocido o que se observa por primera vez. El extrañamiento, como dispositivo literario, ofrece una nueva visión de lo que ya es conocido por el lector, y crea a partir de ello una experiencia estética innovadora que constituye en sí misma el objeto artístico. El término extrañamiento es acuñado por Victor Shklovski, un teórico literario asociado al Formalismo Ruso que lo utiliza por primera vez en 1917, en su texto El arte como artificio. Shklovski postula que, al contrario del mundo cotidiano, donde una sensación puede repetirse hasta que una persona deja de sentirla, como si quedara anestesiada, en el arte un objeto se presenta como si se lo viera por primera vez, o un acontecimiento como si estuviera ocurriendo por primera vez, aunque se trate de lo más banal y repetitivo de una rutina. Entonces, antes que nada, la obra de arte es un objeto que se impone a los sentidos del espectador (en el caso de la literatura, al lector) y que puede desplegar sus significados después de una primera instancia de pura percepción sensorial. A esto llama imagen poética.

La imagen poética es un medio de refuerzo de la impresión, es decir, una experiencia que produce una intensificación de la percepción, y es esta la sensación que domina la lectura de la novela: la impresión de que, a través de la presentación plástica de las imágenes que constituyen lo cotidiano de la vida de Stoner, el lector entra en un mundo intensificado de percepciones que, paulatinamente, producen una comprensión particular del mundo.

El extrañamiento es la técnica principal que permite a la focalización interna de la narración representar los modos de mirar y experimentar el mundo de William Stoner. Mediante dicha técnica, se le presentan al lector situaciones particulares que, aunque cotidianas, causan en Stoner un impacto profundo y duradero que altera de alguna manera su subjetividad. Esto sucede, por ejemplo, con la descripción pormenorizada de la situación áulica -cotidiana, repetitiva- que marca en la vida de Stoner un momento de quiebre, aunque él ni siquiera lo comprende en ese momento:

William Stoner se dio cuenta de que por unos instantes había contenido el alieno. Exhaló suavemente, muy consciente del movimiento de su ropa sobre el cuerpo a medida que vaciaba los pulmones. Desvió los ojos de Sloane y miró el aula. La luz oblicua que entraba por las ventanas resplandecía en el rostro de sus compañeros, de tal modo que la iluminación parecía surgirles desde adentro y perfilarse contra una penumbra; un alumno pestañeó, y una delgada sombra cayó sobre una mejilla cuyo vello había recibido la luz del sol. Stoner notó que sus dedos habían dejado de aferrar el pupitre. Contempló sus manos, maravillándose de su tono marrón, de la precisión con que las uñas encajaban en sus dedos romos; creyó sentir el invisible flujo de la sangre por diminutas venas y arterias, palpitando delicada y precariamente desde la yema de los dedos a través del resto de su cuerpo (p.20).

El mundo, la luz, los estudiantes y su propio cuerpo se revelan ante sus ojos como si fuera la primera vez que los contemplara. Este mecanismo de extrañamiento, en la novela, no solo presenta al lector con una nueva imagen, renovada e intensificada, de lo cotidiano, sino que el propio personaje es el que experimenta esta potencia: En Stoner, el dispositivo literario funciona tanto hacia afuera de la novela como hacia adentro, hacia su propio personaje principal.

Por medio del extrañamiento, John Williams marca un momento bisagra en la vida de Stoner: luego de que su profesor, Archer Sloane, lee el soneto 73 de Shakespeare, Stoner parece sufrir una manifestación repentina de una verdad superior: el mundo ha cambiado, porque la subjetividad de Stoner ha recibido una conmoción tan grande que ya nada es percibido como antes. Stoner parece despertar a un mundo. Cuando sale del aula y se cruza con sus compañeros en los pasillos, la sensación de moverse en otra realidad sigue siendo igual de potente: “Los miró con curiosidad, como si nunca los hubiera visto, y se sintió muy lejos de ellos, y muy cerca. Retuvo esa sensación mientras se dirigía a su siguiente curso, y la retuvo mientras el profesor daba su clase de química de suelos, al amparo de esa vos parecida a un zumbido” (p.21).

Tras esa experiencia, Stoner abandona la carrera de agronomía y comienza los cursos de literatura inglesa, lo que marca un cambio radical en su vida: el joven granjero se aleja de su destino cíclico cultivando la misma tierra ingrata que sus padres y se embarca en una nueva realidad que se escapa totalmente a cualquier cosa que hubiera podido imaginar para sí mismo. En los meses siguientes, conforme Stoner avanza sobre sus estudios de literatura y filosofía, gana también una consciencia nueva de su propia realidad: se percata de que es un sujeto solitario, limitado, que siempre ha dado por hecho la realidad tal cual se le presentaba, sin cargarla con ningún juicio de valor. Sin embargo, una vez sumergido en aquella nueva realidad, Stoner no concibe la posibilidad de volver a la vida de granjero, por lo que, cuando Archer Sloane, su profesor consejero, le pregunta qué hará luego, le asegura que no regresará.

Sin embargo, Stoner continúa, en muchos aspectos, siendo un sujeto pasivo que no se preocupa por planificar su futuro, y esto es algo que se observará todo a lo largo de la novela. Cuando Sloane le dice que será profesor en la universidad, Stoner se da cuenta de que nunca ha considerado esa posibilidad, sino que simplemente se ha concentrado en sus estudios, sin prestarle atención a otra cosa. Esta pasividad, un punto de conflicto en la vida del personaje, no es impasibilidad: Stoner no es indiferente al mundo que lo rodea, como se verá luego, pero muchas veces es incapaz de actuar en el mundo por iniciativa propia.

Cuando Stoner obtiene la licencia y se prepara para abordar sus estudios de posgrado, se desata la Primera Guerra Mundial. Este evento, que inicia en Europa tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando en julio de 1914, y que involucra a todas las grandes potencias de la época, convulsiona de tal manera a la humanidad, que marca un punto bisagra en la historia. Si bien los Estados Unidos no ingresan en la guerra hasta 1917, cuando el presidente Wilson declara la guerra a Alemania, la universidad se ve afectada por la situación, y el campus se ve convulsionado por un fervor explosivo que parece movilizar a los jóvenes, deseosos de tomar cartas en el asunto.

Cuando Estados Unidos finalmente declara la guerra, muchos de los colegas de Stoner -como Gordon Finch y David Masters- se enlistan en el ejército y parten a la guerra. Stoner, sin embargo, decide permanecer en la universidad y continuar con el doctorado y con sus clases como profesor asistente. Stoner “descubrió en su interior una vasta reserva de indiferencia. Le irritaba que la guerra hubiera trastocado la vida universitaria, pero era incapaz de encontrar dentro de sí la pasión del patriotismo, ni lograba obligarse a odiar a los alemanes” (p.42). Esta indiferencia dista mucho de ser cobardía, sino que se asocia más a la actitud pasiva que Stoner parece manifestar hacia el mundo en general por fuera de la literatura.

Si bien sus amigos no llegan a censurarlo por la decisión de no participar (aunque Finch llega a decir que lo ha decepcionado), Stoner es consciente de las miradas que recibe, tanto de ellos como de otros profesores que consideran que el deber natural de los jóvenes es ir a la guerra. Esto se comprende puesto que, al entrar en guerra, una ola de patriotismo sacude todo el país. Además, la propaganda para alentar a los jóvenes a ir a la guerra es constante y efectiva. Incluso se ha acuñado un término, Slackers, para referirse a los jóvenes que no se enrolan en el ejército. Aunque Stoner no sabe explicar por qué ha decidido no participar de la guerra, y se le presenta al lector su indiferencia con respecto al conflicto, también es posible percatarse de que, en verdad, su decisión tiene que ver con el hecho de poder permanecer en la universidad, abocado al aprendizaje, puesto que, como se verá luego, esto es lo más importante para su sistema ético.