Stoner

Stoner Imágenes

El aspecto físico de los personajes

Uno de los principales rasgos estéticos de la novela es la abundancia de imágenes que nutren las descripciones, y el aspecto físico de los personajes no escapa a ello.

A lo largo del libro, hay muchas imágenes del aspecto de Stoner, como por ejemplo: "A veces se miraba en un espejo, su cara alargada con su mata de pelo seco y castaño, y se tocaba los pómulos filosos; veía las muñecas delgadas que sobresalían de las mangas del saco varios centímetros, y se preguntaba si su apariencia sería tan ridícula para los demás como para él mismo" (p.22).

Edith también es presentada con una descripción detallada de su aspecto físico:

Ella era más alta de lo que él recordaba, y más frágil. Su rostro era alargado y esbelto, y mantenía los labios cerrados sobre una dentadura de apariencia fuerte. Su piel tenía esa especie de transparencia que revela un asomo de color y calidez a la menor provocación. Su cabello era castaño rojizo, y se lo había recogido en gruesas trenzas. Pero eran sus ojos lo que lo atraían y retenían, igual que el día anterior. Eran muy grandes, y del azul más pálido que cupiera imaginar (p.61).

Otro personaje cuya descripción es importante es Hollis Lomax:

Era un hombre de apenas un metro y medio de altura, de cuerpo grotescamente deforme. Una pequeña joroba le elevaba el hombro izquierdo hacia el cuello, y el brazo le colgaba al costado. Su torso corpulento y encorvado daba la impresión de dificultarle todo el tiempo el equilibrio; tenía piernas delgadas y rengueaba con la rígida pierna derecha. Permaneció unos instantes con la rubia cabeza gacha, como si se inspeccionara los lustrosos zapatos negros y la raya filosa de sus pantalones negros (p.104).

El paso del tiempo sobre los personajes

El paso del tiempo es uno de los temas fundamentales de la obra, y las descripciones de los personajes lo abordan desde lo concreto: la novela abunda en imágenes visuales de cómo el tiempo afecta la fisonomía de los personajes principales.

Por ejemplo, sobre Stoner se muestran los siguientes cambios:

A los cuarenta y tres años, el cuerpo de William Stoner era casi tan flaco como cuando era joven (...) Cada año la curvatura de sus hombros se había acentuado, y había aprendido a moverse con más lentitud para que sus desmañados gestos de granjero parecieran deliberados y no fruto de una torpeza innata. Su largo rostro se había ablandado con el tiempo; y aunque la piel aún era como cuero curtido, ya no se estiraba tanto sobre los pómulos filosos, y se aflojaba en las delgadas arrugas que tenía alrededor de los ojos y boca. Aún agudos y claros, los ojos grises estaban más hundidos hacia adentro del cráneo y ocultaban a medias su inteligencia alerta; su cabello, que había sido castaño claro, se había oscurecido, aunque algunas canas comenzaban a aparecerle sobre las sienes" (pp.198-199).

Después de su relación con Katherine, los cambios en Stoner se acentúan drásticamente:

A sus cuarenta y tantos años, parecía mucho más viejo. Su pelo, tupido y rebelde como en la juventud, estaba casi totalmente blanco, la cara surcada de arrugas profundas, y los ojos hundidos en las cuencas; la sordera que lo había afectado en el verano que siguió al final de su relación con Katherine Driscoll había empeorado año tras año, de modo que cuando escuchaba a alguien, ladeando la cabeza y entornando los ojos, parecía estar observando una especie exótica que no lograba identificar" (p.250).

Archer Sloane también es un personaje cuyos cambios son notados por Stoner y presentados ante el lector en los primeros capítulos:

"...pensó que Sloane había envejecido mucho durante ese año de guerra. Frisaba los sesenta, pero parecía diez años mayor; su cabello, que antes se rizaba en una mata rebelde y del color del hierro, ahora era blanco y lacio y caía sin vida sobre el cráneo huesudo. Los ojos negros se le habían apagado, como cubiertos por pátinas de humedad; la cara alargada y llena de arrugas, que alguna vez había sido resistente como el cuero, tenía ahora la fragilidad de un papel antiguo y reseco, y su voz monótona e irónica empezaba a flaquear" (p.50).

Este mismo procedimiento se aplica a todos los personajes importantes de la novela, como Edith, Grace y Gordon Finch.

Los cambios de estación

John Williams dedica largas y detalladas descripciones a los efectos ambientales y la percepción que los personajes tienen del paisaje en cada estación. A lo largo de la novela, el lector se encuentra con una nutrida cantidad de imágenes sensoriales dedicadas a cada momento del año.

El siguiente pasaje, por ejemplo, está dedicado al verano: "...a veces regresaba tarde a casa, atravesando el denso aroma a madreselva que impregnaba el aire cálido y las delicadas hojas de cornejo que crujían y se agitaban como fantasmas en la oscuridad" (p.92).

Otro ejemplo pone en relieve el cambio de estaciones entre el verano y el otoño: "El 10 de septiembre (...) cayó una nevisca. Durante la noche una helada intensa se apropió del suelo. A fines de la semana, para el momento de la fiesta, la temperatura había subido un poco y solo quedaba un frescor en el aire, pero los árboles estaban ya sin hojas, el pasto comenzaba a ponerse marrón, y la desolación general presagiaba un infierno crudo" (p.108).

Las imágenes de primavera también complementan los escenarios: "El aroma de los capullos en flor impregnaba el aire cálido y húmedo, los grillos cantaban en la sombra, a lo lejos un automóvil solitario levantaba polvo y rompía el silencio con su traqueteo sonoro y desafiante" (p.115).

La sensualidad entre Stoner y Katherine

Entre Stoner y Katherine se establece una relación amorosa cargada de sensualidad, como Stoner no había experimentado jamás junto a Edith. Por eso, los pasajes dedicados a los amantes están cargados de imágenes sensoriales que ilustran la sensualidad de su relación: "El cuerpo de ella era largo y delicado y suavemente salvaje, y al tocarlo, la mano torpe de Stoner parecía cobrar vida sobre la carne (...). [Él] dejaba jugar sus dedos romos sobre la piel húmeda y apenas rosada de los muslos y el vientre y se maravillaba ante la delicadeza exquisita y llana de sus senos pequeños y firmes" (p.214).

Más adelante, nuevas imágenes complementan la descripción del vínculo entre los amantes con nuevas formas de la sensualidad:

A veces alzaban los ojos de lo que fuera que estuvieran leyendo, se sonreían y reanudaban la lectura; a veces Stoner dejaba de mirar el libro para contemplar la grácil curva de la espalda de Katherine y el cuello esbelto sobre el que siempre caía un mechón de pelo. Entonces se adueñaba de él un deseo lento y natural, como una calma, y se levantaba para ponerse detrás de ella y dejar que sus manos reposaran livianas sobre los hombros de ella. Ella se enderazaba y le apoyaba la cabeza en el pecho, y él metía las manos en la bata semiabierta y le tocaba suavemente los senos. Luego hacían el amor, y se quedaban un rato en silencio, y volvían a sus estudios... (p.217).