Los árboles mueren de pie

Los árboles mueren de pie Símbolos, Alegoría y Motivos

El jacarandá (Motivo)

El jacarandá del jardín de los Balboa es un motivo central en la obra, cuyo significado va evolucionando a medida que esta avanza. En un primer momento, aparece como un testigo del pasado feliz de la familia. La abuela menciona que era utilizado por su nieto para bajar de su habitación, que se encontraba en el piso superior y cuya ventana daba al patio. Por eso impide que su esposo lo pode. Los espectadores saben que las escapadas del nieto eran para juntarse con malas compañías y salir de juerga, por lo que ese árbol resume la doble faceta, feliz y dolorosa, del pasado familiar.

Más tarde, el jacarandá aparecerá como una figura relacionada al tema del arte como superación de la realidad. Mauricio lo utiliza para compararlo con la obra de un artista: “(…) ese jacarandá del jardín: hoy vale porque da flor y sombra, pero mañana, cuando se muera como mueren los árboles, en silencio y de pie, nadie volverá a acordarse de él" (pág. 103). En este fragmento, descubrimos que el título de la obra de Casona se conecta con este jacarandá.

Más adelante, este motivo reaparece como símbolo de la simulación de la abuela. Como en el título, la abuela es el árbol que, muerto por dentro, sigue de pie para los ojos exteriores. Conociendo la dolorosa verdad sobre su nieto, simula frente a Mauricio e Isabel que no descubrió nada y que sigue creyendo que ellos son su familia de sangre. Antes de que partan, les regala una rama, que funciona como una perpetuación simbólica de esta fantasía.

La mujer sufriente (Motivo)

La mujer que sufre es uno de los arquetipos de mujeres que se repiten en el teatro de Alejandro Casona. Se trata de un personaje femenino que escapa de una vida difícil y que tiene un carácter triste y solitario. Al comienzo de la obra, se siente desesperada e incapaz de hallar consuelo pero, al final, encuentra un propósito y comienza una nueva vida.

En Los árboles mueren de pie, este motivo está encarnado en Marta-Isabel. Al comienzo de la obra, se la presenta como una mujer de ojos tristes que lleva una vida miserable. No tiene nadie quien la ame ni nadie a quien amar. Tras perder su trabajo, trata de suicidarse y es salvada por Mauricio, que le tira un ramo de rosas por su ventana. A partir de ese momento, ella empieza a tener un sentido para vivir. Pronto de enamora de Mauricio, y hacia el final de la obra ese amor es correspondido. Por último, encuentra en los Balboa a una familia sustituta.

El ramo de rosas (Símbolo)

Las rosas suelen simbolizar el amor romántico y la pasión, siendo uno de los elementos que un enamorado le regala, tradicionalmente, a su pareja. En este caso, el ramo de rosas aparece como un regalo misterioso que es arrojado hacia adentro de la habitación de Marta-Isabel cuando ella está a punto de suicidarse. Como ella explica en su relato, su depresión parte de la base de que no tiene nadie que la ame ni nadie a quien amar, por lo que su vida no tiene sentido. Las rosas son una promesa de amor y, por ende, de sentido para su vida. Pronto se descubre que esas rosas fueron arrojadas por Mauricio para salvarla de su situación. De este modo, también son un elemento de anticipación en la obra: Mauricio e Isabel comenzarán un romance.

Podemos ver esto reflejado en la siguiente cita, cuando Isabel le confiesa a la abuela: “¡Qué importa que el ramo de rosas siga diciendo “mañana” si él [Mauricio] me dio fuerzas para esperarlo todo!” (Acto 3, Cuadro 1, pág. 114).

La sonrisa (Motivo)

En reiteradas ocasiones, durante el primer acto de la obra, la sonrisa aparece como una herramienta artística al servicio de la simulación. Por ejemplo, la secretaria Helena insiste al pastor que debe sonreír, aunque esté descontento con su misión, porque “una buena sonrisa es la mitad de nuestro trabajo” (pág .30). Más adelante, Mauricio le dice a Isabel que tiene una sonrisa encantadora, aclarándole que no es una galantería sino una definición técnica. Está evaluando su potencial como futuro miembro de la organización. A partir de eso, le encomienda una misión que consiste simplemente en sonreír a los prisioneros de una cárcel para alegrarles la existencia. De esta manera, se conecta con la idea de que la fantasía (en este caso, una sonrisa simulada) puede mejorar la realidad.

Por todo esto, Alejandro Casona indica en las detalladas acotaciones escénicas iniciales que el retrato del doctor Ariel, fundador de la organización, debe mostrarlo sonriente.

La lluvia (Símbolo)

La lluvia aparece en el relato que hace Marta-Isabel cuando cuenta su intento de suicidio. Luego de una vida de miseria y tras perder su último trabajo, camina hacia la farmacia a comprar un veronal para poder dormir y vuelve sin sentir la lluvia. Este elemento suele utilizarse para simbolizar los momentos tristes. Su semejanza con las lágrimas, el frío que provoca el agua mojada y lo apagado del cielo gris funcionan como opuesto a la felicidad que representa un día soleado. Isabel camina sin sentir la lluvia, señal de que ella y la lluvia están igualadas; son el mismo elemento. Solo cuando se pone a resguardo en el hotel, ella siente que está empapada y tirita de frío.

La Guerra Civil Española (Alegoría)

Si bien no está marcado explícitamente, puede realizarse una lectura en la que algunos elementos de la obra funcionan como elementos alegóricos de la situación vivida por el autor, Alejandro Casona, durante y luego de la Guerra Civil Española, la cual lo llevó al exilio gran parte de su vida.

Por un lado, la situación del Mauricio real (el Otro) podría leerse en clave alegórica. Es un personaje que ha sido amado y criado en el seno de la familia Balboa, pero que pronto se ha vuelto un enemigo interno, alguien lleno de maldad y cinismo incluso para los seres que lo aman. La ruptura de una familia que en el pasado fue feliz puede ser vista como una alegoría de la nación española, que se enfrentó en una guerra interna feroz. Pero también podría referir a la ruptura de amistades y familias que quedaron divididas por sus ideologías opuestas.

Por otro lado, el carácter clandestino de la organización que comanda el Director (el falso Mauricio) podría asociarse con las organizaciones de resistencia a la dictadura que se impuso en España luego de la guerra. Hay que recordar que Casona, fiel a su obra madura, no da indicios de posicionamientos políticos. Sin embargo, para la organización la causa es más importante que la legalidad; sus integrantes no se conocen entre sí, utilizan nombres en clave y tienen como objetivo un cambio concreto en la realidad social. Entre sus acciones, una es evitar la condena a muerte de un preso, lo que aparece como una clara condena a la pena de muerte, vigente en la España dictatorial.

Por último, puede mencionarse la nueva misión que debe realizar el “pastor”: alegrar a unos muchachos noruegos entonando canciones de su patria. La nostalgia por el lugar que uno tuvo que dejar se hace presente, y puede relacionarse con el exilio sufrido por el autor a causa de la guerra.